LA LAUCHA CATALINA
La pobreza miserable
de amar a un ratón (laucha),
en esos tiempos de soledad
única alma cercana,
es un eterno reproche
a mi orgullo, vanidad y ambición.
Crece mi dolor ahora,
caído en el fangal
donde estoy pagando mis culpas,
algunas ajenas,
que no reconocería al pasar.
La historia de nuestro amor Catalina
comenzó de noche,
como los grandes amores,
plena la calle de gritos, risas y algunos tiros,
desparramados por el piso
sin encontrar el lugar
para nuestro cuerpo temblando.
Y corrías
rengueando de la patita izquierda
de atrás.
Después nuestras comidas compartidas
las llegadas imprevistas.
Se notaba en el aire,
era el amor,
el imposible,
el añorado amor, platónico.
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en "Contestarse a sí mismo en el canto", Ediciones Bajo el Poncho, Barcelona, 1997.
(Fuente: Jonio González)
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