martes, 25 de mayo de 2021

Marta Agudo (España, 1971)

 

 


La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía
más cara. A todos, al nacer, nos otorgan una doble ciudadanía,
la del reino de los sanos y la del reino de los enfermos.
Y aunque preferimos usar el pasaporte bueno, tarde o temprano
cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al
menos por un tiempo, como ciudadano de aquel otro lugar.

Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas



… Mientras, el tiempo busca en los directorios a quién llama
esta vez.



El hospital que recluta con una herida en la faringe.

.     .«Polígono de experiencias», homenaje al tempus fugit,
.      . patera hacia la hipótesis de un después mejor.

El hospital: monumento a la segunda oportunidad.

«Sólo a los terminales —me repito— se les llenan de arena
.    .  los pulmones. Sólo a los terminales».

Reseca y última desnudez.







.                .               . CUATRO TIEMPOS


.                     .              I

Se derramaba la vida por los lados y enjambre de delfines
.    .  sorprendidos.


Pensaron que era el mar y su aridez los tomó por sorpresa.
.   .   Los pentágonos (nadie los había avisado) no son
.   .   habitaciones confortables, excepto para tres abejas que
.   .   recorren con su lengua el ansia de lo dulce. Altivez
.   .   geométrica.


Pensaron que era el mar, tanta ola incendiada. Los
.   .   pentágonos no hacían el entorno más habitable y
.   .   nadaron por superficies blancas de aquella espuma
 .   .  anfitriona.

Pensaron que era el mar, pero dónde la marea y su sintaxis.
.   .   Avance o matadero. El celibato del crimen se impuso a
.   .   la evidencia y la paradoja a la luz de las luciérnagas.
.   .   Con todo, uno de ellos se adelantó. Pensó que era el mar o
.   .   el engaño infantil de quien nunca cae enfermo. Creía
.   .   haber visto crustáceos en los márgenes. Epicentro de
.   .   volcanes sin cráter, ardor de moléculas reticuladas.
.   .   Surcó los saladeros, pero oxígeno expatriado. Adelantó
.   .   algunas leguas y ni el más perspicaz de los observadores
.   .   lo habría visto pararse.


Creyó que era el mar y su bandera sin barras ni yugos. Lo
.   .   confundieron con un hombre y fue poca la sangre
.   .   vertida. La sal absorbe las huellas y al cabo de unos
.   .   minutos todo quedaba igual. Arrecife de la devastación
.   .   o peñasco con hueso reciente.

Se derramaba la vida por los lados…


.                .                     .  II

En qué se distingue un pájaro del nido, el gris de otro gris
.   .   que al ser más vertical carece de trastornos.

Aprobó entonces el cielo que, sin cláusulas ni condiciones,
.   .   pudiera emerger hacia abajo su autonomía. 

Se derramaba la vida por los lados y en medio de la
.   .   hecatombe nació un río de arena. Arenario hecho
.   .   carne, vidrio perplejo. Todo se mezcla cuando se
.   .   intuye la catástrofe. El planeta descifra sus códigos
.   .   y el ADN del viento se jacta de ser sin ser; llanto
.   .   invisible.

Acércate y escucha cómo se mueve la tierra.

Se derramaba la vida por los lados y fue allí y entonces donde
.   .   creció, sin más motivo que la sucesión de otra cruzada,
.   .   un árbol, el canon de lo vegetal, la organización
.   .   anónima de lo idéntico.

¿Lo idéntico? No hay biografía igual a otra. Abre bien los
.   .   ojos y verás qué derroche de púas contrarias, qué
.   .   sarampión de grises el invierno.

Se derramaba la vida por los lados y cinco meteoritos
.   .   festejaron al llegar la mañana el ímpetu irreverente de
.   .   la espina, el recelo hecho estrategia.






.                       .              . III

La manera de fabricar espacios íntimos narra el curso de la
.   .   historia. No fue el verde o la densidad del pleistoceno.
.   .   Antes de que el presente concluyera ya existía este
.   .   paisaje de franjas.

Ni el sol se atrevía a consagrarlo y sólo la luna aceptó, con
.   .   el ímpetu de sus articulaciones, el reto de alentar
.   .   crecientes mareas de sal.

Se derramaba la vida por los lados y sólo montañas, aunque
.   .   alguno dijo que al fondo podía escucharse la memoria
.   .   de dos mares gemelos. Las olas que no rompen se
.   .   enquistan en la orilla o el subconsciente azul de todos
.   .   los ahogados.

Dólmenes, monolitos, círculos donde hablar con la tierra de
.   .   tú a tú.

No hay emisarios suficientes para tanta angustia erigida. Las
.   .   piedras enardecen a los hombres, que hacen con ellas
.   .   cabañas o escudos a partes iguales. La intersección del
.   .   «contra» y el «con», las vicisitudes del miedo. El círculo
.   .   serena horizontes pues en la curva se pierde cuanto la
.   .   recta tiene de lanza.

Se derramaba la vida por los lados, pero dios nunca llegó.
.   .   Ellos siguieron construyendo, con la fe de una noche
.   .   sin puertas, círculos o entradas a ninguna parte,
.   .   accesos pétreos a lo subconsciente, letanías minerales,
.   .   superficies acaso de un cerebro incendiado.

Tanto himno ¿para qué? ¿Para quién tanto ofrecimiento? No
.   .   importaba el destino sino obrar. La nieve imaginada
.   .   por tantas manos frías. Las arañas dejaron de tejer sus
.   .   fastuosas telas porque nadie se ahorcaría allí. Pero era
.   .   importante estar, permanecer en guardia ante un cielo
.   .   sorprendido por no tener mensaje alguno.

¿Quizá era una broma, el sarcasmo de lo trascendente vestido
.   .   de niñería? Da igual. La elipsis o la clave perenne de
.   .   todas las cerraduras.


.                     .                   .IV

La incomunicación, el sigilo del tiempo o la sordina de la
.   .   experiencia. El nadie o la clave de todas las cerraduras.
.   .   Pero la vida se derramaba por los lados y no se
.   .   supo nunca por cuántas leyes de Newton o círculos
.   .   de Galileo se dirimió que el hombre observaría su
.   .   alrededor, por cuántos pronósticos de Kepler admitió
.   .   que habría de morir, por cuántos barrotes salados el
.   .   renacer anónimo de tanta vitalidad…

 

 En Historial (Ediciones Calambur, 2017)

 

(Fuente: LauraGiordani.blog)

 
 
 

 




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