Un huerto al pie de la colina
¿Por qué no intentas callar?
Un poco de silencio y quizá
lo oyes. Cómo funciona
es interesante. En verdad no
puedo explicarlo, pero sabrás
cuando se da. Te darás cuenta que
maravillado estás con las flores
del manzano y cómo se apiñan en
el árbol y verás las minuciosas
abejas que atienden a cada flor
y pensarás que el árbol suspira.
Una belleza tan cauta en confección.
Y luego pensarás, qué callado está,
mas no estoy solo en este mundo.
Así sabrás que se está dando,
hay algo solemne y maravilloso
en el silencio, una quietud sin prisa,
sin pausa. Si el árbol en verdad suspira
da lo mismo. Vale más preguntarse,
no hay que ser preciso con ello,
simplemente es una cosa más.
No es una ciencia, sino un arte,
como amar, o como un buen perro
durmiendo al pie de un árbol.
An Orchard at the Bottom of a Hill
Why don’t you try just being quiet?
If you can find some silence, maybe
you can listen to it. How it works
is interesting. I really can’t
explain it, but you know it when
it’s happening. You realize
you’re marveling at apple blossoms
and how they’re clustered on the tree
and you see the bees meticulously
attending every blossom there,
and you think the tree is kind of sighing.
Such careful beauty in the making.
And then you think, it’s really quiet,
but I am not alone in this world.
That’s how you know it’s happening,
there’s something solemn and wonderful
in the quiet, a slow and steady ease.
Whether the tree is actually sighing
is beside the point. It’s better to wonder,
you needn’t be precise with quiet,
it just becomes another thing.
It isn’t a science, it’s an art,
like love, or a dog who’s pretty good,
asleep in the grass beneath the tree.
Del silencio
La poesía es el arte del silencio,
el arte de saber cuándo permitir
que una palabra o frase cuelgue
como una sábana tendida al viento.
Y el silencio súbito o inesperado
que va de mano con lo dicho,
con frases floridas, campechanas.
Comenzando por modismos
y marchando a la metáfora,
siguiendo el ritmo crudo
de lo pensado, lo que sigue y persigue,
es una elegancia, un gesto de la mano
que invita a los danzantes al baile
para darle a la escena un flujo grácil.
Lo veo todo como una gran entrada,
lo cual quiere decir hechiza,
arroba y engatusa todo lo que hay.
Pero ¿qué, en efecto o figura refinada,
es la escena? Gente en oscura y clara
vestimenta juntándose muy de cerca
para un baile, ¿un jubiloso chotis girador?
Me obligué estar presente para tales
eventos, mas también me quité,
di un paso atrás, para pausar y pensar.
Y al alejarme adquirí mi llaneza,
aprendí a pasar mi tiempo en una frase,
en una frase de verso medido
y es allí dónde he intentado vivir.
On Silence
Poetry is the art of silence,
the art of knowing when to stop
a word or phrase and let it hang
like a sheet billowing on the line.
And the sudden or unexpected silence
goes hand in hand with what is said
in words or the flowery, natural phrase.
Beginning with the idiom
and moving to the metaphor,
while following the stark rhythms
of thought as they proceed and follow,
is elegance, a wave of the hand
for dancers to come forth and dance
and give the scene a fluid movement.
I see it all in a grand entrance,
meaning I see it as entrancing,
rapt and enthralling all there is.
But what, in fact or dainty figure,
is the scene? People in dark and bright
attire coming closely together
for a dance, for a spinning exultant reel?
I made myself present for such
events, yet also removed myself,
to step away to pause and reflect.
And stepping away I learned my candor,
I learned how to pass my time in a phrase,
in a measured phrase of poetry,
and that is where I’ve tried to live.
Una blasfemia
No me lo creerías cómo
el hombre, algo tocado quizá,
juntó las manos y rezó
por felicidad, mas no la suya
sino la de su gente,
esto es, árboles y vacas,
los caballos sucios, los perros, la zorra
que amadrigaba con sus críos al fondo de su terreno
y la mismísima noche que se acomodaba
para mecer hasta dormir
las tierras que él laboraba por mantener y encontró
que remendaba cercas en sus sueños.
Él le dijo al de arriba, quien, ya sabemos
tiene poco que decir,
necesito que tú allá arriba le des
a mi gente felicidad, déjalos
sonreír y saber la razón; oye
mi oración viejo camote. Tu tú
quizá se ría de eso y yo igual,
está chistoso rezar así,
las meras expresiones aldeanas y el mero más allá
de lo que dijo. Y el llamarle a Dios
el camote mayor, caray,
es bien chistoso y un poco triste.
A Blasphemy
You wouldn’t have believed it, how
the man, a little touched perhaps,
set his hands together and prayed
for happiness, yet not his own;
he meant his people, by which he meant
not people really, but trees and cows,
the dirty horses, dogs, the fox
who lived at the back of his place with her kits,
and the very night who settled down
to rock his place to sleep, the place
he tried so hard to tend he found
he mended fences in his sleep.
He said to the you above, who, let’s
be honest, doesn’t say too much,
I need you now up there to give
my people happiness, you let
them smile and know the reason; hear
my prayer, Old Yam. The you who’s you
might laugh at that, and I agree,
it’s funny to make a prayer like that,
the down home words and yonder reach
of what he said. And calling God
the Elder Sweet Potato, shucks,
that’s pretty funny, and kind of sad.
Un bestiario
La mujer le tenía cariño a las gallinas,
según oí otra decir mientras
sopesaba sobre la báscula
con una onza de semillas de nabo
tendida en el buche—y de cuya opinión
no cabe duda—la razón por qué?
Pues, ella se crió con un gallo.
Y así fue, el viejo debate resuelto
a favor de la crianza, pero no dejemos
la herencia afuera. Es obvio,
la mujer vino de gente que sabía
que su crío debería estar al tanto
con las grandes ideas, una de ellas,
así es, la felicidad, y los gallos
aunque dados a altibajos y pleitos
por lo general son alegres. Conocí a
una mujer que se crió con una cabra.
No sabía leer, pero no creo que
sea culpa de la cabra.
Si bien las cabras pueden influir
a la persona, es cierto, y prefieren
comerse un libro a leerlo,
una cabra no te va a cohibir. ¿Fuiste
tú criado con una bestia al lado? Digo,
una bestia en serio. Bueno, si lo fuiste,
sabrás que nunca fuiste su dueño.
¿Alguna vez le ofreciste el pulgar a un becerro
y sentiste la fuerza de su jaleo, y sentiste
el jaleo jalarte? No me importa
si lleva espuelas o cuernos, una bestia
te criará y si tú no crees necesitar su crianza
temo que da igual lo que leas.
No serás feliz, no como lo son
los gallos. Lamento decirte
pero hasta una niña sin dónde
caer muerta le abriría su corazón
a un gallo, al pollo más ordinario,
y puedes cantar de esto hasta que
las vacas regresan al anochecer.
(Fuente: Círculo de poesía)
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