sábado, 30 de noviembre de 2013

Textos de Ulises Carrión (México)



El Arte Nuevo de Hacer Libros
(Escrito hace 40 años)


El lenguaje escrito es una secuencia de signos
desplegados en el espacio, cuya lectura transcurre
en el tiempo.
El libro es una secuencia espacio-temporlal.

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El libro existió originalmente como recipiente de
un texto (literario).
Pero el libro, considerado como una realidad
autónoma, puede contener cualquier lenguaje (escrito),
no sólo el literario, e incluso cualquier otro sistema de
signos.

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De entre los lenguajes, el literario (prosa y poesía)
no es el que mejor se acopla a la naturaleza del libro.

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En el lenguaje hablad y escrito los pronombres sustituyen
a los nombres, evitando repeticiones cansadas y superfluas.
En el libro, compuesto de elementos, de signos, como el
lenguaje, ¿qué cosa hace el papel de los pronombres, evitando
repeticiones cansadas y superfluas?
Este es un problema del arte nuevo, que el viejo no sospechaba
siquiera.
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Una novela, de un escritor genial ó de un autor infame, es un
 libro donde no pasa nada.
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A diferencia de las novelas, donde no pasa nada, en los libros
de poesía pasa a veces algo, aunque poquísimo.

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La poesía es canto, repiten los poetas. Pero no la cantan. La
escriben.
La poesía es para decir en voz alta. Pero no la dicen en voz
alta. La escriben.
El hecho es que la poesía, tal y como se da "naturalmente" en
nuestra realidad, es poesía escrita e impresa, no cantada y dicha.
Y con esto la poesía no ha perdido nada.
Ha ganado, eso sí, una realidad especial de la que carecían las
tan añoradas poesías cantada y dicha.

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lunes, 25 de noviembre de 2013

Augusto Monterroso (México, 1921 - 2003)


Decálogo del escritor
 

Augusto Monterroso
Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.


sábado, 23 de noviembre de 2013

Poemas escogidos por Vicente Narioh


La mosca              (Hugo Padeletti)



“La vida, Monseñor, es lo que a uno
se le escapa
mientras piensa en algo superior.”

                                              A la mosca
no se le escapa.


En cada instante de su resuelta atención
hay la misma entereza
de decisión:
                   El mundo ha sido hecho
para las moscas.


La araña tiene que tejer,
la hormiga que acarrear y almacenar.

                                                       La mosca,
que confiar en sí misma.

Presente encarnación de su capricho,
vuela,
          vaga,
                   mira,
                            halla.


Cuando algún palmetazo no la aplasta,
vuelve y nos vuelve la espalda.
No se deja persuadir ni asustar
ni por lo tanto gobernar.
                                                  Es libre,
pero no de ser mosca.