domingo, 30 de junio de 2019

Almafuerte (Buenos Aires, 1854 – 1917)




Dios te salve

Cuando se haga en ti la sombra;
cuando apagues tus estrellas;
cuando abismes en el fango más hediondo, más infecto,
más maligno, más innoble, más macabro (más de muerte,
más de bestia, más de cárcel)
tu divina majestad;
no has caído todavía,
no has rodado a lo más hondo…
si en la cueva de tu pecho, más ignara, más remota,
más secreta, más arcana, más oscura, más vacía,
más ruin, más secundaria,
canta salmos las tristeza,
muerde angustias el despecho,
vibra un punto, gime un ángel, pía un nido de sonrojos,
se hace un nudo de ansiedad.

Los que nacen tenebrosos;
los que son y serán larvas;
los estorbos, los peligros, los contagios, los Satanes,
los malditos, los que nunca (nunca en seco, nunca siempre,
nunca mismo, nunca nunca)
se podrán regenerar,
no se auscultan en sus noches,
no se lloran a si propios…
se producen imperantes, satisfechos (como normas,
como moldes, como pernos, como pesas controlarias,
como básicos puntales)
y no sienten el deseo
de lo sano y de lo puro
ni siquiera un vil momento, ni siquiera un vil instante,
de su arcano cerebral.

Al que tasca sus tinieblas,
al que ambula taciturno;
al que aguanta en sus dos lomos, como el peso indeclinable,
como el peso punitorio de cien urbes, de cien siglos,
de cien razas delincuentes
su tenaz obcecación;
al que sufre noche y día
(y en la noche hasta durmiendo)
como el roce de un cilicio, como un hueso en la garganta,
como un clavo en el cerebro, como un ruido en los oídos,
como un callo apostemado
la noción de sus miserias,
la gran cruz de su pasión:
yo le agacho mi cabeza; yo le doblo mis rodillas;
yo le beso las dos plantas; yo le digo: Dios te salve…
¡Cristo negro, santo hediondo, Job por dentro,
vaso infame de dolor!




(Fuente: Caína bella)

Jaime Torres Bodet (México, 1902-1974)


Invierno  

 

Sobre la humedad de los muros resbala esta noche una galera dormida.
De una tormenta invisible se riza la alfombra a mis plantas.
La selva cruje en el roble de los armarios añosos
y, en el aceite de lámpara, el ramaje del olivar
recuerda la delicia del viento y con hojas imperceptibles me nombra.

¿Por qué?

Se oyen pisadas que no se acercan, testigos
que no declaran, tambores que no redoblan, cornetas
en que el ejército aguarda la orden de un emperador fusilado.

Escalas
que adhieren aún a la reja de una sonata desierta
los últimos peldaños de sus notas...
Liras
con cuyas cuerdas inútiles una mujer amarilla
amortajó de cien modos diversos el mismo paquete de cartas,
sin dejar que se viese morir en ninguna el renglón de la ausencia.

¿Por qué?

Se oye
lo que nadie esperó jamás comprender con los ojos.
El odio del puñal oxidándose en el hormiguero de la sangre rugosa.

La traición de los marcos
que interrumpen el retrato de una mujer en lo mejor de la frente
y el gemido de esa bisagra que se resiste a girar
entre la noche y el día de un presidario.

Sí, todo esto debe anunciar el invierno.

El capataz silencioso que me vigila las manos.
El jardín que se apaga de pronto en el grabado de un libro.
Y la espiral de esa hora vacía
por donde empiezan a envejecer los poemas y los relojes.

Sí, todo esto, sin duda, debe anunciar el invierno.

Pero no lo digáis
al remero dormido en el fondo de esta galera callada.
¡Que lo ignore la alfombra y que no lo repita la selva!
Porque, a través de la gota de aceite que llama en el corazón de las lámparas,
el ramaje del olivar
saluda a su primavera y con hojas imperceptibles me nombra...



(Fuente: Asamblea de palabras)

Julio Cortázar (Argentina)


(Para leer en forma interrogativa)



Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa…
Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás…
Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga…
Has sabido
con cada poro de la piel, sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.


sábado, 29 de junio de 2019

Carolina Massola, (Buenos Aires, 1975)

 

Perdí a mi rebaño...




perdí a mi rebaño en una noche escarlata
lo dejé allí pastando
al borde de mi llanura
yaincendiada

¿será que no he sido un buen pastor?
/
¿por qué me pierdes en las trampas de lo imposible?

perdí a mi rebaño


algunos rebaños no se extravían como el mío…



escribo para enterrar mi ojo*


¿dónde están las aspas del silencio?

una redada al silencio

no puedo separar la luz de las tinieblas
no puedo abastecer al día de la bruma
tampoco saber si concederé la noche cuando termine de nombrarla

hay una indefensión de lo sagrado
una palabra maldita en el borde de la lengua
¿cómo explicar cada paso que no puedo dar?
créense a sí mismos, ya no me necesitan mis criaturas /ni estas ni aquellas otras
ya no puedo discernir entre el bien y el mal
¿qué tipo de albedrío les enseñaré?

¿quién me acompañará al fondo del Océano, quién retorcerá mis ramas secas sin talarme?
¿quién es capaz todavía de alimentar esta indigencia?
todas las criaturas conocen el dolor, a ninguna la he privado del daño
Y ahora yo, ¿quién es el que recuerda?
¿por qué anida en mí este dolor antiguo?
¿qué clase de silencio envicia las venas hasta hacerlas reventar?
¿qué clase de recuerdo retuerce los rostros hasta volverlos indescifrables / en esa blanca bruma que no recuerdo haber creado? ¿y por qué traerla hasta aquí?
¿para confundirlos?

¿cómo es olvidar hasta el último aullido del mundo?
¿cómo es hundirse en el bosque y respirar en el bramido del ciervo?
¿por qué les hice esas astas? ¿por qué no puedo correr y esconderme con ellos
ser uno más en la manada, perderme en la nevisca del viento?

¿acaso aceptarían este cuerpo que no tengo?

es perverso el destino/el designio de un dios indefenso, perdido de sí, sin recordar siquiera una calle / el camino sinuoso del regreso donde nunca

¿qué claro sabrá hospedarse en mi bosque?
¿por qué no destrozar también esos aros de luz?

¡perdí a mi rebaño!
Perdí a mi rebaño en una noche escarlata
lo dejé allí pastando en mi llanura ya
incendiada

¿a qué Dios suplicaré yo por encontrarlos?

¿con qué ojo blasfemaré contra todos ustedes?

no quiero que me vean así

¿qué es esto que me rompe la garganta en añicos?  ¿por qué cada fragmento que cae es
una mañana
perdida?

¿qué tiempo es el mío? ¿podré hinchar con mis manos hendidas esta tierra arrasada por mi propia creación?
¿podré?
ya no encuentro lugar en el vacío…


¡perdí a mi rebaño!
Perdí a mi rebaño en una noche escarlata
lo dejé allí pastando en mi llanura ya
incendiada




*escribo para enterrar mi oro dice J. Dupin



(Fuente: Caína bella blog)

Mirta Rosenberg ( Argentina, 1951 - 2019 )



LA CONSECUENCIA


Esto es un árbol. La raíz dice raíz,
rama cada rama, y en la copa
está la sala de recibo
de un mirlo que habla.

La mesa donde escribo
—una fiesta de solteras—
está hecha de madera de ese árbol
convertida por el uso y por el tiempo
en la palabra mesa.
Es porque da frutos que caen
y por el gremio perenne de sus hojas
que se renueva el árbol
y que existe la palabra árbol:
aunque a veces el bosque
lo oculte a la vista, lo contiene
el árbol en la palabra árbol.
Y no es que éste sea un poema abstracto.
Es que las palabras se repiten entre sí
por el sentido: son solteras y sociables
y de sus raíces crece un árbol.

Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905 - 1974)



Canción para vagabundos

        

          Compuesta por Juancito Caminador

 



Salud a la cofradía 
trotacalle y trotamundo.
Todo nos falta en el mundo,
todo, menos la alegría.

Y viva la santa unión
de Sin ropas y Sin tierras.
Todo nos falta en la tierra.
Todo, menos la ilusión.

Corto sueño y larga andanza
en constante despedida.
Todo nos falta en la vida.
Todo, menos la esperanza.

Amigos de las botellas
pero poco del trabajo.
Todo nos falta aquí abajo.
Todo, menos las estrellas.

Inofensiva locura,
sin razón de vagabundo.
Todo nos falta en el mundo.
Todo, menos sepultura.

Prosigamos, si dios quiere,
nuestro camino sin dios,
pues siempre se dice adión
y una sola vez se muere.

Olzhas Suleimenov (Kazajistán, 1936)


Lobitos 

 

Un hombre caminaba.
Estuvo caminando por la estepa durante mucho tiempo.
¿A dónde? ¿Para qué?
No lo sabremos nunca.
En la oculta cañada miró un lobo,
O más bien, una loba, mejor dicho, una madre...
Acostada yacía en maleza de ajenjo,
echaba atrás sus patas y mostraba sus dientes.
Desde el cuello cortado le fluía la sangre,
la sangre espesa como el lodazal.
¿Quién? ¿Quién? ¿Quizás un lobo o los perros de caza?
Los tan ciegos lobitos nunca podrán saberlo.
Empujando y quejándose se lamían la piel.
Su madre estaba rígida.
Los lobitos hambrientos olvidaron
cuán imperiosa huele la maleza,
con avidez bebían pegados a su madre.
La tan espesa sangre se iba poniendo fría.
En la sangre fluyeron deseos de venganza.
¿De quién?
Da igual, nunca podrían perdonar.
Se vengarán sin duda, juntos o separados
y si una vez se encuentran, recordarán su duelo.
El hombre fue avanzando su camino.
¿A dónde? ¿Para qué?
No lo sabremos nunca.
Es cazador de lobos.
Mas no quiso tocar a los lobitos.
Su madre ya no puede protegerlos.
 
 
(Fuente:  Asamblea de palabras)

viernes, 28 de junio de 2019

Alvaro Cormenzana ( Jujuy, Argentina, 1954 – 2018 )




Desde las ventanas

Desde las ventanas de un colegio
un grupo de niñas goza
chistando a los hombres
que pasan por la vereda.

Las monjas del internado
olvidan el calor de la siesta
diciendo sus oraciones
y
con la biblia entre sus piernas,
toleran
la diversión de sus pupilas.

Más expertos que Ulises,
los hombres que pasan
no hacen caso del juego de las niñas.

Más necios que Ulises,
los hombres que pasan
nunca aprenderán a distinguir
el canto de las sirenas.


(Fuente: Caína bella blog)

Jaime Valdivieso (Chile, 1929 - 2019)


Los azares del destino de Lord Jim






Ahora me doy cuenta que el hombre
está hecho de huesos carne y
la sangre de la incertidumbre,
capitán Marlow.

No es el alma lo que existe
es el peso de lo
que no sabemos que somos.

Y el destino
¿qué es el destino?
sino la suerte o la fatalidad
que no dependen de nosotros.

¿Por qué estoy aquí, delante
de usted?
en esta noche en que las estrellas
y la inmensidad no son
nada, nada, nada
ante la incógnita de algo
que no logramos aclarar.

¿Qué me sucedió aquella noche
maldita cuando salté hacia el bote
sabiendo que el barco se hundía
se hundía irremediablemente
en un mar en calma
con toda su carga de peregrinos?

¿Qué hacía yo allí a salvo
con tres miserables
ávidos sólo de salvar
sus miserables vidas?

Dudé si volver al momento
en que la última luz desaparecía
y con ella la vida de todos
sus hombres, mujeres y niños.

Sin embargo, no fue así
el barco no se hundió,
Usted lo sabe mejor que yo,
y desde entonces ando a la deriva
náufrago de mí mismo y sin horizonte,
escarnio de los hombres del
mar donde quiera que vaya
sin atreverme a volver a casa
cargando una vergüenza
sin sentirme culpable
y sin poder justificarme.

Yo que deseaba hacer del mar
el mejor escenario del heroísmo
y de los más ardientes sueños.

No quiero morir sin
alcanzar una inasible redención
que busco sin saber dónde,
una muerte que me haga digno
de mi mismo y limpie
más allá de los hombres
mi vida y la febril esperanza
perdida en un mar en calma
para escarnio de sus héroes.



        en Rostros de la escritura, 2004
 
 
 
 
(Fuente: Descontexto)
 
 
 

Alekos Fotiadis (Grecia, 1870-1943)


Bajo el techo del labrador... 

 

Bajo el techo del labrador, sobre la madera humeante,
sopla con escalofrío el viento del norte en el nido solitario
y arrastra los mensajes del crudo invierno
mientras el tiempo nevoso vierte sus lágrimas por el campo.

Las espigas no se tuercen como varas, no dan vueltas las eras,
los carros de bueyes dejaron ya de chirriar a su paso
y, ahora, el pastor, solo en el campo abierto,
hace moverse al ganado de lento caminar.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

jueves, 27 de junio de 2019

Gary Snyder. (USA)


En cuanto a los poetas



En cuanto a los poetas
Los Poetas Tierra
Que escriben pequeños poemas,
No necesitan ayuda de nadie.

Los Poetas Aire
Dominan los vendavales más veloces
Y a veces se mecen en los torbellinos.
Poema tras poema,
Giran en el mismo impulso.
A cincuenta bajo cero
El gasóleo no fluye
Y el propano se queda en el tanque.
Los Poetas Fuego
Arden a cero absoluto
Amor fósil bombeado de nuevo.
El primer
Poeta Agua
Se quedó abajo seis años;
Estaba cubierto de algas.
La vida en su poema
Dejó millones de huellas
Pequeñas y distintas
Entrelazándose en el barro.
Con el Sol y la Luna
En el vientre,
El Poeta Espacio
Duerme.
No hay final para el cielo—
Pero sus poemas,
Como gansos salvajes
Vuelan desde el confín.
Un Poeta Mente
Se queda en casa.
La casa está vacía
Y no tiene paredes.
El poema
Se ve desde todos los lados,
En todas partes,
A la vez.

Luis Luchi (Buenos Aires, 1921 - Barcelona, 2000)



LA MUERTE DEL POETA



El poeta estaba muerto con su poesía
lo rodeaban
algunos parientes muy mayores de edad.
Para poder dar salida a su belleza
había retorcido su cronología,
hasta las últimas gotas.
Esa fue su misión y la cumplió
maestros no los buscó
discípulos no lo buscaron a él
los otros iguales
en cuanto les clavaba su dolor
se lo devolvían con sus propios
llameantes cuchillos.
Por lo tanto murió solo y no joven.
Unos pocos parientes,
infaltables con sus expresiones
de viejos resignados,
lo rodeaban.
Y poco después, un tiempo nomás
el ropavejero que visitaba la zona
cargaba en un carro
sus últimas botellas vacías
y un paquete de libros muy leídos
atados con hilo sisal.





FRAC



Qué gracioso debo quedar metido en el frac.
Supongamos que estoy invitado al banquete
y por una componenda ineludible
debo colgarme el elegante uniforme.
Entrar al salón
donde vestidos iguales
se ponen de acuerdo
en la catadura de la risa,
establecida en el concilio
de los más ricos y poderosos.
Una flor perfumada de blanco
ilumina el armisticio de mi hombro,
disfrazada en mi pavada de vida
con plata prestada,
curiosidad prestada que exigen devolución.
Consideran mi claudicar
en sus cambios de mirada,
me aferro al pasado,
solicito que lo llenen,
al principio con timidez,
y empiezo mi cantinela de ropa mameluco
terminando tan igual
que ayer y que mañana
con un vaso de vino volcado.



(Fuente: Meta poesía)

Muhsin Al-Ramli (Iraq, 1967)


Noticia

Di a tu madre enferma que estás enamorada
se curará porque su cultivo de amor ya da fruto
Di a la tumba de tu abuela que eres igual que ella
resucitará porque el día del juicio ya ha sido aplazado
Di a tu hermano desconcertado que has encontrado el camino
se levantará por saber que ya existe algún camino
Di a tu padre policía que eres una asesina
tirará su pistola y besará tus ojos
                    porque ellos me han asesinado.

  
 
en Dormida entre soldados (Sanabel, El Cairo, 2011). 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

miércoles, 26 de junio de 2019

Magdalena Caparovska (Macedonia, 1983)


Y qué si algún día...

 
 
Y qué si algún día
las transmisiones electrónicas
fueran reemplazadas por cuervos negros
y sus alas oscuras cubrieran los cielos.
Sus picos estridentes se tragarían la paz;
Sus rasgadas garras nos arrebatarían la luz misma.
Y qué si alguna noche
la información online se convirtiera en gotitas:
los rápidos de los ríos desbordados que junto a las olas salvajes
y a los mares y océanos frenéticos no nos permitiera esperar el mañana.
La fuerza del agua nos hundiría los sueños
justo antes de que nos hayamos despertado.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

martes, 25 de junio de 2019

Juan José Rodinás (Ecuador)


Nacieron feos pero el dinero les dio una oportunidad


Dile a tu poeta de cabecera
que te recete
una taza de uvas,
un hecho del lenguaje,
una guía telefónica donde se repita
el mismo nombre
y el mismo número
en cada página.
Ese número es tuyo: son los años que has vivido
(casi nunca a tu gusto).
El resto de páginas está en blanco.
Sí, ese nombre es tuyo (vigílalo):“Alguien Algo” lee su nombre.
Cuando se enciende la CÁMARA DE INTOXICACIÓN
y tu pones tu cabeza dentro de la tele
sé que necesitas
que algo horrible te sacuda.
El Dr. Muerte lo sabe.
Por eso trabaja para irte destruyendo poco a poco.
(Ácidos que sueñan, replicantes la dura biomasa del cuerpo).
Un día vas a morir- dice quien habla ciencia.
Por eso los poetas mienten.
Para ellos hay que inventar creativas formas de decapitación.
O una rosa de acero que pueda blandirse contra ciertos cráneos
y producir desangramiento.



(Fuente: El hombre aproximativo)

Anna Ajmátova


Canción del último encuentro




Mi pecho se enfriaba sin remedio,
pero seguía mi camino con paso ligero.
(Me puse en mi mano derecha
el guante de la mano izquierda).

Creí bajar muchos escalones
¡aunque sabía que sólo eran tres!
Bajo el susurro otoñal de los arces
me dijo: «¡Muere conmigo!

Me engañó mi melancólica
Veleidosa y perversa suerte».
Le dije: «Descuida, querido,
también yo moriré contigo…».

Esta es la canción del último encuentro.
Lancé una mirada hacia la casa a oscuras:
en el cuarto ardían
cansinas, amarillas, las velas.

   
Tsárskoye Seló, 29 de septiembre de 1911


(Fuente:  Biblioteca Ignoria)

Gabriel Chávez Casazola (Bolivia, 1972)


Albricias

                                                                           A Lucía

Como un don o como la retribución de un don
cual una fruta presentada en un ritual simplísimo
la niña ha entrado en la casa, lo ha
visto todo con su escuchar,
todo lo ha oído con su ver y así
tan atenta al universo
que acababa de crear
el primer día
                     (en el principio era la tiniebla y el espíritu de Dios flotaba
                     dulcemente, en posición fetal, bajo la faz de las aguas)
hágase la luz
ha dicho
sin apelación a ningún significante

y Nos hemos comenzado otra vez a existir
briznas de su costilla,

depuesta la flamígera,
la desnudez desnuda,
su greda fresca, el jardín
recién regado.


   
en El agua iluminada (2010), incluido en Los tres cielos. Antología de la poesía amazónica de bolivia (Editorial 3600, Bolivia, 2015,  
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Ida Vitale (Uruguay)


Invierno






Como las gotas en el vidrio,
como las gotas de la lluvia
en una tarde somnolienta,
exactamente iguales,
superficiales,
ávidas todas,
breves,
se hieren y se funden,
tan, tan breves
que no podrían dar cabida al miedo,
que el espanto no debiera hacer huella
en nosotros.

Después, ya muertos, rodaremos,
redondos y olvidados.









(Fuente: Descontexto)

lunes, 24 de junio de 2019

Roberto Mussapi, (Cuneo, Piamonte, Italia, 1952)






Palabras del zambullidor de Paestum

 

Yo soy el alma de tu padre, el zambullidor:
te he seguido cada día, estoy a tu lado,
conozco como entonces tus zonas de sombra,
el lenguaje de los movimientos trazado por tu cara,
nada ha cambiado desde entonces, en este sentido.
Esto es lo primero que he descubierto,
lo primero que quería decirte: no cambia la percepción
de tus momentos, como no cambiaba
de noche, en el sueño, o por la distancia.
Sé que este soplo mío (desde el fondo del agua,
entre las anémonas)
será para ti como mis palabras de antaño:
que te infundían memoria y valor,
más que el vino o que una mujer que te mira.
Mi primer descubrimiento, la primera verdad es que nada
se rompe en el secreto del alma.
El resto es confuso, es pronto
para intentar contarte,
corales, anémonas, vidas que se dibujan con un movimiento
de agua y se disipan al instante.
No todo es luz, transparencia, silencio,
galerías de oscuridad, respiraciones contenidas, luego voces
que inhalan en mí como si hablase.
Me deslizo hacia un fondo cada vez más distante
y siento que una luz sumergida me llama desde oriente:
no sé dónde acaba, por ahora,
no sé qué es, pero sé qué amor
la mueve y determina su respiración.
De este viaje hablaré más adelante,
cuando la experiencia sea conocimiento,
puedo hablarte de cuanto he dejado,
sobre la superficie azul de las aguas,
entre las arenas blanquísimas, las palmeras,
la sombra de los olivos, el vino
vertido de las ánforas:
ama la tierra rosa en el ocaso,
sumérgete en el mar para jugar, como un tritón,
saborea la fruta, el pan, bebe y come,
escucha las risas de las muchachas,
busca su boca, ríe y desespérate,
agradece cada día tu país resplandeciente.
Yo no soy tu padre sino su alma,
no soy aquello que vivo sino recuerdo,
la ribera, la piscina, los colores que forman
el extraño dibujo de la vida mortal.
Vive en esa cerámica deslumbrante y espera
cuanto sabré decirte más adelante, al final del viaje.
Pero ahora que duermes como cuando en una cuna
parecías buscar los secretos del mundo,
ahora que tienes las espaldas más anchas y los cabellos más ralos,
escucha las palabras de mi alma
no sé mucho de ella, de mí misma,
(es pronto, hijo, no conozco bastante,
apenas he comenzado, estoy nadando),
no pienses en mi cuerpo (es tarde,
perlas, los que fueron mis ojos,
y mis labios reducidos a corales),
pero conozco su matrimonio,
cuando vivían al unísono en el mundo
y yo, el alma de tu padre, el zambullidor,
te entrego sólo esta experimentada certeza
(desde el fondo del abismo, en el escalofrío de la zambullida):
que también el hombre puede amar eternamente.






Traducción Carlos Vitale

(Fuente: Caína bella) 

domingo, 23 de junio de 2019

Anacreonte (Teos -Hoy Turquía- 572 - 485 a de C.)


LA LIRA

Quiero ensalzar cantando a los Atridas,
quiero cantar a Cadmo,
mas de mi lira los sonoros nervios
tan sólo amores dicen.

Otra lira pulsar en otro tono
quise, con nuevas cuerdas
y al pretender cantar al fuerte Heracles,
tan sólo amores respondió mi lira.

Héroes, dejad de enardecer mi mente,
porque mi lira, sólo amores canta.

DE LAS MUJERES

Naturaleza, a los feroces toros
dio temible defensa con sus astas,
cascos a los caballos,
rápidos pies a las veloces liebres,
a los leones dientes poderosos,
el volar a las aves,
el nadar a los peces
y a los hombres la fuerza de sus miembros.
¿Tal vez a la mujer dejó olvidada?
¿Cuál arma le ha entregado? La belleza:
el escudo más fuerte;
la espada más aguda;
pues la mujer con ella
domina los aceros y las llamas.

EL AMOR

Cuando la media noche se acercaba
y el signo de la Osa se volvía
a la mano de Bootes;
cuando los hombres en el blando lecho
yacían, del trabajo fatigados,
el Amor a mi puerta cauteloso
llegóse, golpeando las aldabas.

-¿Quién a estas horas – dije- hasta mi puerta viene, a turbarme el sueño?

-Abreme – contéstome el caminante-;
soy un niño; no temas por tu vid:
azótame la lluvia,
y en la cerrada noche me he perdido.

Al escuchar sus quejas,
de compasión se estremeció mi pecho
y encendiendo mi lámpara,
abrí la puerta y penetró el muchacho.
Traía el arco al hombro
colgado, y el carcaj lleno de flechas.
Sentados junto al fuego,
calentaba sus manos con mis manos
y le enjugaba el húmedo cabello.

Mas él, quitado el frío
quiso probar el arco, y si la cuerda
rota del agua estaba.
Tendiólo, y con el dardo,
me hirió en el corazón, con venenosa
herida, como un tábano rabioso.

-¡Alégrate, amigo,
huésped –dijo riendo-;
el arco estaba sano,
mas tú quedas herido para siempre!

DE SÍ MISMO

Sobre los verdes mirtos recostado
quiero brindar, y sobre tiernos lotos,
y que al Amor, al cuello
con una cinta el palio recogido,
escancie el vino en mi profunda copa.

La breve vida pasa dando vueltas
cual la rueda de un carro,
y cuando se deshagan nuestros huesos
yaceremos en polvo convertidos.

¡Para qué entonces derramar ungüentos
sobre la tierra helada? ¿De qué sirve
libar sobre la tierra que nos cubra?
Mejor úngeme ahora,
coróname de rosas perfumadas
y haz que se acerque la mujer que adoro...

Mientras llega el momento
de acudir a las danzas infernales,
quiero vivir ajeno de cuidados.






(Fuente: Poéticamente correcto)

Vicente Huidobro (Chile)


Manifiesto tal vez...


Nada de caminos verdaderos y una poesía escéptica de sí misma.
  ¿Entonces? Hay que buscar siempre.
  Mis nervios, dispersos en estremecimientos, sin guitarra y sin inquietud, la cosa concebida así lejos del poema, robar la nieve al polo y la pipa al marino.
  Algunos días después me di cuenta: el polo era una perla para mi corbata.
  ¿Y los Exploradores?
  Se habían transformado en poetas y cantaban de pie sobre las olas derramadas.
  ¿Y los Poetas?
  Se habían transformado en exploradores y buscaban cristales en las gargantas de los ruiseñores.
  He aquí por qué Poeta equivale a Vagabundo sin oficio activo, y Vagabundo equivale a Poeta sin oficio pasivo.
  Sobre todo, es preciso cantar o simplemente hablar sin equívoco obligatorio, sino con algunas olas disciplinadas.
  Ninguna elevación falsa: sólo la verdad, que es orgánica. Dejemos el cielo a los astrónomos, las células a los químicos. El poeta no es siempre un telescopio que se puede cambiar en su contrario, y si la estrella se desliza hasta el ojo por el interior del tubo, ello no se debe a un ascensor sino más bien a una lente imaginativa.
  Nada de máquinas ni de moderno en sí. Nada de gulf-stream ni de cocktail, pues el gulf-stream y el cocktail ya son más máquinas que una locomotora o una escafandra, y más modernos que Nueva York y los catálogos.
  Milán… Ciudad ingenua, fatigada virgen de los Alpes, pero virgen no obstante.
  Y EL GRAN PELIGRO DEL POEMA ES LO POÉTICO
  Yo os digo, entonces: busquemos en otros sitios, lejos de la máquina y de la aurora, y tan lejos de Nueva York como de Bizancio.
  No agreguéis poesía a lo que ya la tiene sin necesidad de vosotros. La miel sobre la miel da asco.
  Dejar secarse al sol el humo de las fábricas y los pañuelos de los adioses.
  Poned los zapatos al claro de luna y después hablaremos de ello, y, sobre todo, no olvidéis que el Vesubio, a pesar del futurismo, está lleno de Gounod.
  ¿Y el imprevisto?
Sin duda, podría ser algo que se presentara con la imparcialidad de un gesto nacido al azar y no deseado, pero está demasiado cerca del instinto y es, por tanto, más animal que humano.
  El azar conviene cuando los dados dan cinco ases o al menos cuatro reinas. Pero salvo estos casos debemos excluirlo.
  Nada de poemas tirados a la suerte; sobre la mesa del poeta no hay un tapete verde.
  Y si el mejor poema puede hacerse en la garganta, es porque la garganta es el justo medio entre el corazón y el cerebro.
  Haced poesía, pero no alrededor de las cosas. Inventadla.
  El poeta no debe ser más instrumento de la naturaleza, sino que ha de hacer de la naturaleza su instrumento. Es toda la diferencia que hay con las viejas escuelas.
  Y he aquí, ahora, que el poeta os aporta un hecho nuevo, muy simple en su esencia, independiente de cualquier otro fenómeno externo, una creación humana, muy pura y trabajada por el cerebro con paciencia de ostra.
  ¿Es un poema, o tal vez otra cosa?
  Poco importa.
  Poco importa que la criatura sea niña o niño, abogado, ingeniero o biólogo, con tal que sea.
  Es algo que vive y perturba, aunque en el fondo permanezca muy calmo.
  Tal vez no es el poema habitual; pero es, al menos.
  Así, primer efecto del poema, transfiguración de nuestro Cristo cotidiano, trastorno ingenuo, los ojos se agrandan al borde de las palabras que se deslizan, el cerebro desciende al pecho y el corazón sube a la cabeza, sin dejar de ser corazón y cerebro con sus facultades esenciales; en fin: revolución total. La tierra gira al revés, el sol sale por occidente.
  ¿Dónde estáis?
  ¿Dónde estoy?
  Los puntos cardinales se han perdido en el tumulto, como los cuatro ases de un naipe.
  Luego amamos o repudiamos, pero la ilusión ha tenido sillas cómodas, el hastío ha encontrado un buen tren y el corazón ha vertido su frasco de olores inconscientes.
  (El amor y el repudio carecen de importancia para el verdadero poeta, pues sabe que el mundo avanza de derecha a izquierda y los hombres de izquierda a derecha. Es la ley del equilibrio).
  Después, es mi mano la que os ha guiado, la que os ha mostrado los paisajes queridos y hecho nacer un arroyo de un almendro sin necesidad de darle un lanzazo en el costado.
  Y cuando los dromedarios de vuestra imaginación quisieron dispersarse, yo los detuve en seco, mejor que un ladrón en el desierto.
  ¡Nada de paseos indecisos!
  La bolsa o la vida.
Esto es neto, claro. Nada de interpretaciones personales.
  La bolsa no quiere decir el corazón, ni la vida los ojos.
  La bolsa es la bolsa y la vida es la vida.
  Cada verso es el vértice de un ángulo que se cierra, no la punta de un ángulo que se abre a todos los vientos.
  El poema, tal como aquí se muestra, no es realista sino humano.
  No es realista, pero se hace realidad.
  Realidad cósmica con atmósfera propia y, seguramente, con tierra y agua, como agua y tierra tienen todos los mundos que se respetan.
  No hay que buscar en esos poemas el recuerdo de cosas vistas, ni la posibilidad de ver otras parecidas.
  Un poema es un poema, tal como una naranja es una naranja y no una manzana.
  En él no hallaréis cosas que existen de antemano ni contacto directo con los objetos del mundo externo.
  El poeta no imitará más a la naturaleza, pues no se da el derecho de plagiar a Dios.
  Allí encontraréis lo que nunca habéis visto en otra parte: el poema. Una creación del hombre.
  Y de todas las potencias humanas, la que más nos interesa es la potencia creadora.

Tania Favela (México, 1970)



Se quiebra lo duro     lo blando se pliega sobre sí mismo
plegaria   (piensa sin saber por qué)     la palabra es blanda
(piensas)     resiste el duro viento    palabra-bambú
─así de flexible─   (piensa o recuerda)   (no sabe bien)
bambúes  desplegándose   replegándose al viento
─gráciles─   (alguien dice)   la plegaria grácil
…………………..………de ahí su fuerza de ave (dice)  sin amargura
…………….sin amargura alguna (piensa)   se quiebra sobre sí misma
…………….recuerda lo amargo   lo duro   lo quebradizo ahí ( adentro)
rama suelta  (piensa)  sobre sí misma    plegándose hasta el fondo
ovillándose más  (¿para quién?)
…………al fondo la plegaria sigue sonando     esa palabra-bambú  (piensa)
…………ese campo todo bambú    ─grácil─  moviéndose al decir del viento.




naturalmente   nadie está a la altura de nada
……………….…..nadie dice     nadie hace    ni se puede (quizás)
…………quizá nadie dice todavía porque aún es muy lejos
allá    algo suena (dicen los que oyen)     algo suena, resuena, pero nada de oír
…..…..no llega aquí el sonido   ─sondeando tiempos─
………………………………..………..de aquí a aquí hay sólo un milímetro de nudos
………………………………..………..de aquí a allá      más nudos
…..naturalmente todo funciona así sin funcionar
…………………………..….(adentro) todo resuena a nada    a nadas
…………………………………………………………………………………………así en plural





Me gusta ese sonido  ─la sombra de las hojas tras la luz del cristal─  el viento que no se ve
el arrastrar de hojas que no se ve ─se oye el aullido del perro, el canto del gallo ─y no se ve
afuera retumban sonidos sordos claros
……………………………..(adentro) la voz opaca   (la voz que se expande hacia adentro
como voz que se expande)
me gusta el sonido      las sombras de las hojas       la voz que en círculos pequeños cae
la sombra de esa voz  ─ hoja que cae al interior─  y no se ve.



(Fuente: Vallejo & Co.)



sábado, 22 de junio de 2019

Angel Faretta (Bs As, Argentina, 1953)




A quien se sienta a mi lado
 

Por qué Dios mío, frente a la belleza
posible, como Narciso a contracorriente,
evitás todo posible contacto cuando
huido ya de la tentación del espejo
lo otro me atrae fuera de mi yo.
¿Por qué? Te pregunto otra vez,
se repite esta no especular razón
que hace huya de mi ser parcial
buscando completarlo en otro.
¿Has tenido a bien –o a mal-
buscar mi perdición, cuando
no hago más que buscar
eso que pusiste en tu mundo
para así valorar lo tan bello
de tu obra? Siempre tarde
con torpezas y errores;
nombres apenas borroneados,
falta de señas, adioses apurados;
sueños que buscan compensar
vanamente lo no logrado; así
me apartás desde siempre
-o muchas veces, entonces-
de la piel vista y deseada
el paisaje carnal, el borde
de la prenda o dobladillo.
Penosa peripecia y pena.
¿Me vas a dejar tan sólo
la belleza de la imagen
vuelta pintura o film?
Todas son naves que se van
en este tiempo, y que solo
dejan una estela en el mar
inquieto de mi deseo
tenaz. Aún en lo bajo
lo alto permanece.
Chet Baker ya sin dientes
al pico de su trompeta…
en Tokio en busca
de un zen ya vuelto
clisé y comentario.
Me tiro al piso,
me desgarro, si llamás
desde ese otro lado.



(Fuente: Caína bella blog)

viernes, 21 de junio de 2019

Warsan Shire: (poeta y refugiada somalí )



Nadie deja su hogar a no ser
que su hogar sea la boca de un tiburón.
Solo corres hacia la frontera
cuando ves toda la ciudad
corriendo también
tus vecinos corren más rápido
que tú, el chico con el que fuiste al colegio
que te besó hasta el vértigo
detrás de la vieja fábrica
sostiene una pistola más grande que su cuerpo,
solo dejas tu hogar
cuando el hogar no deja que te quedes
nadie deja su hogar a no ser que el hogar
te persiga, con fuego bajo los pies,
sangre caliente en tu vientre.
Es algo que nunca pensaste en
hacer, y cuando lo hiciste,
llevaste el himno bajo tu aliento,
esperando a llegar al lavabo del aeropuerto
para romper tu pasaporte y tragártelo,
con cada bocado de papel dejando claro
que no volverías.
Tienes que entender
que nadie pone a sus hijos en un barco
a no ser que el agua sea más segura que la tierra.
Quién escogería pasar días
y noches en el estómago de un camión
a no ser que las millas de viaje
signifiquen algo más que el viaje.
Nadie escogería reptar bajo alambradas
ni ser golpeado hasta que la sombra te deje,
violado, ahogado, obligado a estar en el fondo
del barco porque eres más oscuro, ser vendido,
pasar hambre, disparado en la frontera como un animal enfermo,
ser compadecido, perder tu nombre, perder tu familia,
pasar uno o dos o diez años en un campo de refugiados,
donde te desnudan y registran, encuentras una cárcel allá donde vas
y si sobrevives y te saludan en el otro lado
con volved a casa negros, refugiados,
sucios inmigrantes, buscadores de asilo
vienen a llevarse lo que es nuestro,
negros con sus manos extendidas,
huelen raro, salvajes,
mira lo que hicieron con su país,
¿qué harán con el nuestro?
Las miradas sucias en la calle
son más suaves que un miembro arrancado,
la indignidad de la vida diaria
es más tierna que catorce hombres que
se parecen a tu padre, entre
tus piernas, los insultos son más fáciles de tragar
que las ruinas, que el cuerpo de tu hijo en pedazos...
Por ahora olvida el orgullo
tu supervivencia es más importante.
Quiero ir a casa, pero el hogar es la boca de un tiburón
el hogar es el cañón de una pistola
y nadie dejaría su hogar
a no ser que el hogar te persiguiera hasta la costa
a no ser que el hogar te dijera
que dejaras lo que no puedas dejar atrás,
aunque sea humano.
Nadie deja el hogar hasta que el hogar
es una voz húmeda en tu oído
que te dice
vete, aléjate corriendo de mí, no sé en qué
me he convertido.

Georges Bataille (Francia, 1897 - 1962)

Poemas



Eres el horror de la noche
te amo como se agoniza
eres frágil como la muerte

te amo como se delira
sabes que mi cabeza muere
eres la inmensidad del temor

eres bella como matar
el corazón desmesurado me asfixio
tu vientre desnudo como la noche





mi locura y mi miedo
tienen grandes ojos muertos
la fijeza de la fiebre

lo que mira en esos ojos
es la nada del universo
mis ojos son ciegos cielos

en mi impenetrable noche
está gritando lo imposible
todo se desploma





véndame los ojos
amo la noche
mi corazón es negro

empújame hacia la noche
todo es falso
sufro

el mundo siente la muerte
los pájaros vuelan los ojos desorbitados
eres sombría como un cielo negro



(Fuente: Poéticamente correcto)

Clemente Riedemann (Chile)


Chamaco Valdés





Porque chuteaste mi infancia hasta las estrellas
del banderín que iluminó mi pieza oscura allá
en los callejones polvorientos
es que quiero escribirte este poema.
Fuerte y a un costado –dijiste,
seguro como la bala que ya inició su viaje
y que un día incendiará mi carne
tirándome de bruces en una cuneta.
O como el sol de la mañana
que alumbra la panera
mientras leo en el periódico
una entrevista en que con esas
cómo deben patearse los penales:
Fuerte y a un costado –dices–. Es lo más
seguro. Así te llevé en el corazón
durante los años en que la vida
se agarraba con estoperoles a la tierra
en la cancha del club Tricolor.
Ahora los dos estamos viejos.
Yo recuerdo casi todos tus goles.
Tú no sabes que escribo poemas.
en Una casa junto al río (Antología), 2016

Descontexto Editores
Originalmente en Gente en la carretera, 2001

jueves, 20 de junio de 2019

Nilton Santiago (Perú)


OCHO SOLSTICIOS

CONTRA LA POESÍA DEL LENGUAJE:

EL ESTUDIO DE LA MATERIA DEL AGUA VS.
EL ESTUDIO DE LA MATERIA DEL LENGUAJE


Para designar la palabra mar

primero
hay que saber qué es la lluvia para un caballo.

Segundo
hay que ponerle una escafandra al caballo

no, mejor hay que sacar el caballo del agua.

Para ello sólo tienes que ir a buscarlo al diccionario

en la palabra mar

allí lo encontrarás solitario y lleno de escamas

y verás que ha crecido

hasta alcanzar el tamaño de un pez

y que el significado de caballo

esta irremediablemente contenido en la palabra mar.




ANÁLISIS SOBRE EL FRACASO DE UN POEMA (Y DEL LENGUAJE)
PARA DESCRIBIR LA LUNA LLENA


Un hecho poético abandona una farmacia
donde una pobre vieja ha concertado una cita con este poema.
No soy yo el que ve a la vieja sujetarse de la lluvia para sentarse
sino un pelícano.
El pelícano es un ser del aire.
Eso lo sabemos porque el aire cruza los campos de girasoles.
Porque 15.000 litros de aire entran en los pulmones de un gorila al día.
Entonces tomamos conciencia de que existe el aire
porque sabemos que los gorilas existen.
En la farmacia, a la vieja le recomiendan cuidarse la glucosa.
El hecho poético se pone las gafas de leer
y deja al pelícano y a la vieja hablando de sus males.
Todo se puede solucionar con paracetamol.
El hecho poético baja a la estación del metro.
Entra sin pagar, como es lógico.
Un vagabundo le pide dinero.
“Pero el dinero solo sirve para hacernos más pobres”
—le dice el hecho poético.
Igualmente deja caer una moneda como una yema caliente.
El vagabundo la guarda en una de las grietas de su corazón.

Dos muchachas

hablan con una libélula que creo que soy yo.
¿Soy yo o mi representación? ¿qué coño es ser yo?
Las dos chicas ríen porque les he dibujado un mapa en la mano.
Buscan un sitio donde “comprar”.
Debo tener cara de “camello” latinoamericano.
Mientras espero el tren no puedo dejar de ver el puto móvil.
Como todos los hijos de puta
que vamos a trabajar vestidos como soldaditos de plomo.
No sabemos ni usar un matamoscas y creemos que hacemos
lo suficiente para ganarnos los frejoles.
El metro está lleno de negros vendiendo bolsos falsificados.
Los miro. También un policía que escupe sobre las vías.
Este día no ha existido.
Ni la farmacia, ni el vagabundo, ni las dos chicas libélula.

El hecho poético vuelve a casa, resignado,
vestido como yo:
un puto soldadito de plomo.

Otra noche se irá a la cama sin escribir un poema.

Matías José Morales (Talca, Chile, 1988)


MÉTODOS ANTICUADOS NOS DAN LA ESPERANZA DE RENOVACIÓN


El tajo abre la carne
demostrando su forma inusual de apego.
De la apertura emergen teorías conspirativas
sobre el olor de tu cabello
al introducir la cabeza
en una letrina de campo.
La sensación —tanto del amputado
como del maestro en el uso
del serrucho— es de frío al comienzo, para luego
convertirse
en impulso eléctrico; que perfectamente
podría iluminar
el sistema carcelario nombrado alameda.
Al tocar suelo el miembro, un sonido hueco
aromatiza de madera el ambiente
dejando una atmósfera rica en situaciones
para contar ebrio, y así llamar la atención
del verdugo en la barra mirándome feo
como un poema tomando sus maletas
y largándose al otro lado del mundo
para no volver más.




PARQUES Y ROPA ARTIFICIAL


La sombra del árbol
es para retener su propia humedad.

Confundido el ego
teoriza
sobre la humildad en lo verde
y me siento rey
alternativo
caminando sobre ideas
pre
fabricadas:
si tuviera más articulaciones, mi movimiento sería fluir y no caminar.
Los noventa son ropa americana
dentro del cuerpo.
Mi piel
sus cicatrices:
declarando la intención
de vivir
en un mundo holográfico
donde la constitución
dice
pág. 14
segundo párrafo:
No podemos descifrar el maly diferenciar la ropa mojadade la helada, en consecuenciatodo humano tiene derechoa demostrar su éxitoen el reflejo de sangre derramada”.




SÁBADOS

Uno es un número
y yo, dos letras.

Mentira que anillos
en el roble
representan

el pasar del tiempo
sobre Saturno, dios negro
en tus ojos
al mirar lo imposible
sobre la mesa.

Verdad, hablamos en plural
cuando estamos solos.

Philippe Tancelin ( París, Francia, 1948 )


El gran oscuro...


1

El gran oscuro
posee esas profundidades de las que no regresa
ningún abismo
penetramos en él
por la feliz promesa
de una noche reparadora
de sueños engañosos
solo escapamos de él por las cimas
de infancia
que desbordan lo imposible
la belleza de un solo instante
sobre la arena
entre los infinitos

2

¿Qué signos surgidos de las profundidades rechazamos en lo impenetrable?
¿Cómo de la evidencia tan solo retenemos una palidez amarga?
Es cierto que a veces solo vemos de lo que se alza lo incompartible que nos concierne
Es cierto que es a menudo en su manera de apartarse de nosotros donde medimos el extremo ardor de la verdad
Solo comprendemos del mundo su deflagración en nosotros…
un pájaro que hace estallar nuestro sueño de emprender el vuelo

3

¿Por qué hemos agotado la sed
herido lo insurgido del cielo
entre claridad exangüe
y palidez patética de los excluidos?
¿Qué hemos hecho
de las palabras excavadas
plegadas en el quicio de la negación
entre el miedo al paso de más
y la gran bahía del aislamiento
entre la ante-cara del compromiso
y el cuerpo inexplorado de un combate?

4

A menudo la pena…
espejo de la noche
saciándose de desaparición
esposa errante
en la usura del gesto
de fundirse
A menudo esta marea
de ausencias ascendiendo
del país de arrecifes
escondidos tras
la barca de las palabras tiernas
A menudo un rumor de horizonte
infiltrándose en las líneas
del dejar vivir
donde el sueño cae en notas
falsas
a menudo…a menudo
Siempre
alguna figura insoslayada
de lo inmutable

5

Camino-Plegaria
La colonización del silencio produce un ruido ensordecedor
para superar la incapacidad de silencio del hombre
Dadnos un árbol para erigir las palabras en la cima de la tierra
dadnos en esta tierra un hombre que hablaría sin ley
dadnos un camino de hombre en una arquitectura nómada
donde los amantes se lanzan unidos
sin temor al regreso
Oh líneas de horizonte
venid a nosotros en marea
tended nuestras manos sorprendidas
zahoríes solitarias de las cumbres de sí mismo
en el camino último
Dadnos la fuerza del camino de sombra
que restituye profundidad a su huella
extendiéndola a su constelación
Caminante
que pasas bajo la lluvia batiente

por esa sonrisa que dice
que me has esperado hasta este punto supremo
de nuestra estrella
por encima de nosotros

6

Cuando el alba ha concluido
y a nuestros ojos
aparece
la amplitud de otras orillas
hay un camino que se ofrece
para reunirnos todos
al borde de la inmensa serenidad
Vamos por él
en todo lo que la luz herida
de un solo amor
aguarda de eternidad
Oímos con él
por ese doble lenguaje
del cielo y de los fondos
que lo preceden
Creemos en él
por todos los sentidos
del tiempo que se desliza
entre las piedras
La muerte particular
no pertenece a cualquiera
es nuestra
juntos
como este cuerpo interior de pasados desconocidos
este presente oscuro
en el relámpago de silencio
ese futuro
signo disyunto de su luz
La sentimos en cada partida
en la pureza de cada desaparición
en esa manera que tiene
de abandonar nuestro enigma
de enrolar nuestra noche
como se retira el mar
que sabría de dónde vienes






Traducción Amadeo Aranda


(Fuente: Caína bella blog)

Miron Białoszewski (Polonia, 1922-1983)


A través del vidrio 

 

Abajo resplandece la plaza
la calle ofrece su visión
llega, continúa, prende luces:
                               primera, segunda, tercera,
se desvía
los tranvías se desvían,
no se ven traviesas
cruzan
un parque
alguien camina
con su cabeza
por atrás de blanco
este niño en los brazos
de blanco
al lado
construyen
                   detallitos
                   detallitos
resumiendo: yo —de pie—
en la ventana —a tientas—
faltan para las seis ¿sobre qué fondo?
          ―espero—
          ―como si me hubieran pintado—

 
 
 
                    Trad. Krystyna Rodowska 


(Fuente: Asamblea de palabras)

Luis Thonis (Buenos Aires, Argentina, 1949 - 2016)

Tu Santidad



La poesía
era una empedernida visitante
impuntual
A veces llamaba así
A ciertas cadencias de voz
Que no engañaban a falta de verdad
topacios cuyo fondo trémulo
no podré dilucidar
el badinaje tejía una fábula
de señas muy propias
las que me dicen
no son ideas
las que nos separan
son distintas formas de cultivo
planta proporcional a la inteligencia
que ahuyenta un torbellino de gaviotas
no esos nítidos perfiles
siempre resolutos
tus reverdecidos héroes
en plena ideología alemana
en filas de soldados
y entremeses idénticos
los míos resultaban endebles
tenían el recato insoportable
de ser por lo menos literarios
Que todo haya ido en hipérboles
hablo de los actos sexuales
cualquier espejo los reflejaba dócil
ahí supe que mi sexo era inocente
venía el susurro luego de la cópula
comenzaba algo déjà vu
algo cruzaba el azogue y se rompían lanzas
ah uno de mis débiles
entonaba una pastoral imprevista
otro saltaba invariablemente corpóreo
susurraba tras espectro
un capítulo cazurro, deslenguado
el del Hombre
te esperaba labrando jarcias
y la poesía
ya era el nombre auspicioso
del combate
entre mi alma y tu santidad

Imágenes que serán el repujado antepecho
De una ventana que se inclina
En un vítreo reflejo
suspendido en su diagrama
el otro adiós no lo darán
escribas de letra acanalada
cacarean más de mil sexos
apenas si escriben alguno
muy otra era mi troika:
temía volverme místico
en el adiós a tu santidad.

Oh el amigo del amigo
Tan occiso de sus pares
que tuvo que compartir su mujer
en el momento que lo visitó el demonio
y terminó al fin por pensar
que no había estado
del todo en la salsa
como para contarle al diablo muerto
que estos rostros semiaparenciales
giran en aspas reales
en fallidas filas kármicas
donde hay algo peor que el homicidio
en la infantilización del criminal

Piernas cruzadas, colofón, sillón vecino
no fue todo ajedrez de una noche
más lunática que luna vergonzante
esa claridad mezquina
que no hizo sino aturdir más
esa exigencia de objetividad
un cambiar vertiginoso
de los caballos en medio de la corriente
adiós a la fábula de perdido vuelo:
volvería a amarte si no te conociera
resulta que te recuerdo demasiado bien
con todo tu arte sensual
que a los bobos de zaguán
les hacía sospechar
“aquí hay un clima de lascivia”
nunca citar por latido
susurrar: virgen prudentísima
entonces cambiábamos alusiones
acerca de la criatura
a la cual sólo le falta una pipa
para fumarse en cubilete
el alarido bien epónimo
a la pasión que visita
el temor de no ser
cuando de súbito descubre
el poder del sexo
invertido en calor moral, letal
ayer pulsando las riendas del miedo
podía estrellarse contra cualquier cosa
mientras otro chupaba tabaco de lujo
hoy se disipa en el escorzo-muralla
en el sumiso reino del láudano
donde no queda rincón de abrazos
un resquicio
para mi alma y tu santidad

No era siquiera el contraste
Entre la ductilidad mía en las ideas
y tu admirable imaginación sexual
en plena ideología alemana
ahí donde se vacila
entre San Sancho y San Max
hallé tu santidad
apartándola de la androginia superpuesta
hoja podía llevarla en caída
ahí donde todo circula
sortea como manteca humana
y como amargo entusiasmo se dobla
el blando cuerpo del otro
con la imagen prestada del siguiente
y así hasta dar en la diferida
suficiente selva donde te habrás ido
subrayando esa visión de muladar

Queda la otra despedida
la que siempre habrá de faltar
la que hará rechinar los dientes
“Love that never ends”
Duns Escoto en la vulgata
como por decreto del cielo
la cola del buey sagrado
termina en la boca del sátrapa
la naturaleza no es natural
es el confesionario
de las mudas apariencias
y el libro de Josué
no comienza el octavo día
más que un agujero es un hueco
un soldado de plomo

No cabe imitar los ingenios
del fumador de opio inglés
esperar un Champolión
para que descifre un ideograma
un Poe para hallar el Maelstrom
está en un mero cambio de toallas
en la posterior diferenciación del pecado
creías sólo en los peores
los únicos- decías- que serán perdonados
y tenías razón: el tuyo, es una hipótesis
era tu santidad reflejada contra mi alma
en una calle plateada y con tranvías
donde alguien desciende
y me da un adiós bisoño
y de unas altas almenas
caen más de siete hachas
a una le doy luengas gracias
por haberme descubierto otro cuerpo
y descabezado
de la filantrópica opresión del Bien
dejándome algún rubor
¿a quién buscabas?



miércoles, 19 de junio de 2019

Tadeusz Nowak (Polonia, 1930-1991)


Salmo de las piernas enfermas 

 

Me duelen las piernas Ellas en el sueño
van tras un sueño a recoger cerezas
Más adelante caminan tras otros sueños
Lo sé porque hay barro por toda la sábana

Dormid junto a mí os daré opio
os daré un escrito secreto en un pájaro
os daré media talega de manzanas
os daré medio dios y medio hombre
os daré aromas y por la mañana os daré
a esa muchacha presentida.

Me duelen las piernas Una cámara vacía
Leviatán chapotea en el horno
Se acerca una colina al otro lado de la ventana
y no hay quien descuelgue el cuerpo de la cruz

Id piernas os daré zapatos
os daré un bastón forjado para el viaje
os daré un violín os daré miel
os daré una alfombra de constantinopla
os daré un caballo y en la noche
me enfrentaré a vosotras con una espada.



Trad. Fernando Presa González

(Fuente: Asamblea de palabras)

Mahfud Massís ( Iquique, Chile, 1916 - Caracas, 1990 )




Nocturno del piano
 

El piano, con su quijada negra, con sus dientes blancos cruzados de gusanos,
canta como un papa melancólico. Sus notas
caen como los huevos del esturión muerto
sobre mi corazón en esta noche.
Mata al demonio del piano, amiga mía, ahoga en su vientre la furia escarlata.
Rompe su levita de caballero velado;
pero déjame solo, ahorcado en la cama.
El virrey baila el tango mientras lloramos,
agita sus orejas como toneles,
evocando a Francisca, a Leonor, a otras luces devoradoras,
(doblando un pliego de su carne, realizando hechizos sobre el fuego),
pero el piano, mi niña, resuena imperial, desierto, triunfando siempre de la fatiga,
en tanto el virrey ríe, quimérico y hostil, mostrando su halcón de oro.
Mata al demonio del piano, amiga mía;
escucha cómo resbala sobre los gladiolos, rompiendo
los sacos de la memoria, antiguas sombras, y vacila
como hembra preñada
encendiendo un candil, una muerte nueva en el ciervo blanco del pecho,
una segunda vida que desconozco, y que rechazo
como la horma negra a la nube.






(Fuente: Caína bella blog)

martes, 18 de junio de 2019

Julián Axat (La Plata, Argentina, 1976)


CUANDO LAS GASOLINERAS SEAN RUINAS ROMÁNTICAS

En el futuro volverán los escuálidos a sobarte las piernas
perros demócritos astronautas del Apolo XXI de Rugama sin sueños
cantineras espiritas acosadas por poetas malísimos provenientes
de nuevas galaxias que te traerán mi cabeza cortada para ser exhibida
sobre los hímenes de mármol intactos de una selva negra estremecida
en el planetario de seres del universo también exhibidos como yo
seré una puta que ama demasiado a una inteligencia artificial
En el futuro volverán a llamarte y en un aullido pronunciarás mi nombre
el que será captado por las antenas de generaciones posteriores
del otro lado del mundo de este lado de mi amor



LAPSUS POR EL ÚNICO MINISTERIO POSIBLE

Cuando todo estalle no habrá déficit ni riesgo
ni polen ni musgo en las alcantarillas de los alacranes grises
ellos con sus carpetas comenzarán de nuevo a inflar
el crédito del porvenir
para que vuelva a estallar tarde o temprano y así un campo de batalla
la pesada herencia de los cautos & ramplones
que mis nietos no sean la marea que se corrompa
reconociéndose en el espejo imagen de tentáculos que lleva la Historia
Parece normal que cuando todo estalle
el único Ministerio que quede sea
el de la Poesía


En Cuando las gasolineras sean ruinas románticas, Prueba de Galera, La Plata, 2019



(Fuente: Poesía y Política Blog)

Juan José Rodinás (Ecuador)


Infinito de junio

 


Un bosque que crece en los límites del bosque
y anula el primer bosque. Así, llorarás,
con piedras en los ojos, con manos en las nubes
que recorren la noche. Así, lloraré,
cuando volvamos a vernos, en ese nunca
recubierto de flores. ¿Te imaginas,
lo que hubiese sido nuestra vida
si nuestra vida hubiese sido nuestra?
Algo ligeramente hermoso. Una casa vacía
donde un cerdo celeste recorre mis dibujos,
donde el paisaje siembra su paisaje
y la muerte no existe.




(Fuente: El Hombre aproximativo)

José Kózer (La Habana, Cuba, 1940)


Imago Mundi


En casa el reloj de pared era impenetrable, el agua
se fuga en las cazuelas,
las horas encuadradas
se desmadejan, flora
imperceptible en el
reloj pulsera (digital)
toda la mañana,
perdido en una
gaveta.
Pan para gandíos, mendrugos de pan, pan restituido.
Me sirvo escorzonera, trago roya y cornezuelo del
cereal: amasar, ficción
del pan, hogazas
redondas de labriegos,
el fuego se agita en las
redomas: sentarse de
a cuatro a una mesa
apolillada de cedro a
masticar.
Cárcel de amor no es ésta ni prisión del hambre que
la tierra sacia: la malva
contra la pared intacta,
flor del tiempo: su
destiempo es carne
amedrentada de
los muertos por
representación.
Salgo, afuera me embebo en osas y Pléyades
intemporales: mis
rediles. Me veo en
un aprieto, es el día
en que Vega cruza
el puente de
estrellas, soy su
boyero (Altair):
amado y amador,
la atraigo por la
cintura, se hinchan
sus pechos, peces
globos, la toqueteo
(responde) jamoneo
(me encaramo) se me
entrega. Esparrancados
al pie de los abismos
(ya no procreamos)
pasamos unas horas
en las afueras del
tiempo (día siete
del mes séptimo)
abajo la oscuridad:
absoluta. Toque de
rebato a toque de
queda en las ciudades
a todas las mesas del
Lejano Oriente (entre
luciérnagas) amasan
pan, celeste pan, pan
intemporal, cruje tizón.




IMAGO MUNDI I



A una vida agrícola ahora mismo me apunto, a
una vida pastoril jamás.
Dadme cualquier día
de la semana o mes
del año olor a boñiga,
sabor excrementicio,
la ecuación tierra
deyección, por exigua
que sea la refiero al
olor a chotuno de
una cabra.

Carretas bieldos azadones, vestir ropa de lona,
dormir en los establos,
fornicar en los graneros,
de sol a sol y a veces
sol a luna cosechar:
recordad, no se le
ponen puertas al
campo, allá ellos y
sus apriscos, rediles,
a mí fatigar el cuerpo
con una bronca
serrana ocultos en
la breña: dormir a la
intemperie, despertar,
fumar cachimba, dos
tetas tiran más que
una carreta. Un río
donde asearme, lavar
la entrepierna, no
quede rastro en mis
escuchimizados muslos
de la eyaculación del
día, ni huella de
arañazos: la serrana
a su choza cojeando
y yo a mis estevas
curvado por el peso
de las preocupaciones,
camellones, acequias,
de mañana un carajillo,
un bajativo a la noche.
Casa pagada, hijos universitarios, la chica especialista
en enfermedades nerviosas,
el chico patán y venéreas,
cinco nietos gamberros,
una compañera chancletera
y rezongona, saber del
mundo nada, sentarnos
a la tarde a fumar en
cachimba, silencio
(sepulcral). No bebo
leche, no como queso,
el requesón me produce
arcadas, en general
vegetariano, un
vegetariano teórico
(como huevos y
pescado): cosecho
mi propio jengibre,
legumbres, el mal
ahuyento con mis
sahumerios, todo
me lo condimento
yo: amé la tierra,
los cagaleches a
la tarde, el sol y las
estrellas que mueven
los relojes.





(Fuente: Page about the poet José Kózer)