domingo, 2 de junio de 2019

Gerardo Diego (España, 1896-1987)


Poeta sin palabras

 

Voy a romper la pluma. Ya no la necesito.
Lo que mi alma siente yo no lo sé decir.
Persigo la palabra y solo encuentro un grito
roto, inarticulado, que nadie quiere oír.

¡Dios mío, tu el Poeta! ¿Por qué no me concedes
la gracia de acertar a decir cosas bellas?
Dame que yo consiga -merced de las mercedes-
interpretar las flores, traducir las estrellas.

Yo escucho sus secretos. Yo entiendo su lenguaje.
No el ser sordo, el ser mudo es mi condenación.
Para mi es como un alma dolorida el paisaje
y el mundo es un sonoro y enfermo corazón.

Llevo dentro, muy dentro, palabras inefables
y el ritmo en mis oídos baila sus armonías,
mientras vagan perdidas, ciegas e inexpresables
yo no sé que interiores, soñadas melodías.

Como un niño que tiende sus bracitos desnudos
a las cosas y quiere hablar y no sabe y llora...
así también ante ellas se abren mis labios mudos
de poeta sin palabras que el gran milagro implora.

Tu, Señor, que a los mudos ordenabas hablar,
y ellos te obedecían. Pues mi alma concibe
bellas frases sin forma, házmelas tu expresar.
Ordénale ya "Habla" al poeta que en mi vive.

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