lunes, 30 de noviembre de 2020

Ángel Ortuño (México, 1969)

 

 

Yo sé que no merezco el dinero del Estado, pero lo quiero, lo quiero, lo quiero



Y mi esperanza está relacionada
con la memoria y los
instintos sexuales,
la atención y la agresividad. Es decir: hago
arte.

No quiero comprender la diferencia
entre lo que pienso y lo que siento:
el cerebro reptílico es sólo el principio
del placer.

Y aún no han visto nada, contribuyentes lindos.

Hoy me siento magnánimo:
les doy aquel semáforo o esa jardinera
que aunque nunca funciona y hiede
a orines,
resulta que también salió de sus bolsillos.

 

 

(Fuente: El hombre aproximativo)

 

Paulo Leminski (Curitiba, Brasil, 1944 - 1989)

 

 

Fragmento de "Catatau"

 

En la derrocada final derrumba la roca y se despeña junto. Darreboldan la amalgama tripambótica aterroriza el argumasiento cambalache. ¡Artipillerías contra Astralasgrado! Si parpadeara, no abro el ojo nunca más. Gracioso: si cayera en cuatro, no levanta, y sale pastando unos pastelitos de amargar. No, gracioso es hormiga sentada en la bacinica balanceando la patita. Gracioso también es macaco poniendo cara de embutido. Gracioso es incluso gallina poniendo defecto en el huevo. Calvo apañando lluvia. Batir en ciego por las espaldas. Brega de hoz en lo oscuro. Correo con zapato apretado. Robar y no poder cargar. Lechuza cercando pollo para no dejar el sol salir. Papagayo hablando polaco, gracioso es la única manera que yo hallo para no parar de reír cuando todo fue ya gozado. ¿Y al final para qué sirve eso? Para enfilar en la nariz de los curiosos presentes. ¿Para qué sirve eso? Martillar el dedo del carpintero. ¿Y eso? Pegarle al pie del tullido. ¿Eso? Dar bandera a los hombres. ¿Eso? Dar contra ¿Eso? Poner la cabeza en el lugar, entre los muslos. ¿Eso? ¡Largar áncora! ¿Eso? ¿Qué más? ¡Desgraciado, muchas gracias! Ora qué tristeza de escena para el aria de volumen tan alto… ¿Quién es el cínico que engullió el áncora y ahora nos estamos con una mano en la pulpa y la izquierda chupando la uña de la boca? Reyes croan en la caja, un puñado, un puñal bien pujado, un puñetazo acompañado de gestos de esparción, todo en mucha puridad que aquí casi todo es secreto de estado, secretóme un secretario haciendo shhh de dentro de la maleza. Entiendo que jandas son esas esfinjergadas: loción, poción, aguero, ojeado mal, todo sirve para mantener vivo el angodo esencial destos logradoros.

 

 

(Fuente: El Hombre aproximativo)

Cecilia Elsa Collazo (1962, La Plata, Buenos Aires, Argentina)

 

 

Flor



Quizá porque está sola.
Parada allí en el agua,
con su tallo
esculpida.

Cabellos rojos como pétalos,
acompañan su estatura.

Firme en el agua
la gerbera.



§ 


Cae el sol de la tarde
dejando su luz
como un resto.



§


La opacidad
nos hace obstáculo.

Trato de precisar tu voz en la tormenta,
pero no logro escucharla.
Sólo un murmullo, pequeño atronador.

Como el oído no alcanza,
busco la mirada como refugio.

Diviso una sombra.
No encuentro a su dueño.

Entrecierro los ojos para calibrar mi vista.

Con ímpetu miro a lo lejos.
Es como una fotografía que disipa la niebla.

Puedo vernos, 
en el fuera de foco
de esa imagen.



§


Lo etéreo de la mirada.
La luz que ilumina.
La sorpresa que lo anuncia.
De qué sustancia está hecho el amor

 





En "Lonja de real", Editorial Modesto Rimba, 2017 


(Fuente: El poeta ocasional)

 

Robert Hass (EEUU, 1941)

 

 




Boceto primaveral 2

 

Un hombre dice: lilas frente a las casas blancas, dos gorriones, uno rayado, en un abedul mermante, y no encuentra manera de expresarlo.

Para ser anhelada, dijo Thorstein Veblen* -desesperado en Palo Alto- una cosa debe ser inservible, es decir, surgir de “una adaptación selectiva de formas a propósito de un desperdicio ostensible “.

Así que intentamos no tirar nada, como Keith, quien preparándonos la cena, tal como lo hacía su abuela en Jamaica -sin dejar nada; la cocina estaba tan limpia al final como cuando empezaba- aprovechó hasta los caparazones de gambas y las hojas de zanahoria,

y cuando tratamos de expresar nuestra admiración dijo: “Escuchad, debería enviaros al corral a por un clavo oxidado para enriquecer la sopa en hierro”.

La primera tentación de Sakyamuni** fue el deseo, pero se dio cuenta de que conducía a la realización y luego, otra vez al deseo, así que la superó fácilmente.

Por haberla podado mal en años sucesivos, la rosa trepadora ha echado, entre los grandes capullos rosa pálido, unas blancas rosas silvestres.

Supongamos que, antes de decir plateado, luz de luna o hierba mojada, cada poeta tuvo que aceptar la responsabilidad por la inocencia de todo el sufrimiento en la tierra,

porque aprendió en aritmética, durante las largas jornadas escolares, que si quedaba algo,

tenías que llevarlo. La rosa silvestre parece ingrávida, mientras a los capullos grandes les pesan la riqueza y la tristeza de Europa

porque imitan la agonía, pétalo a pétalo, de las personas que los cultivaron.

Puedes oír cómo canta el dolor en los nervios de las cosas -no es un cántico-.

La cabeza de la gacela se tornó -tres chacales están devorando sus entrañas y ella está mirando-.

 

Trad. Ada Trzeciakowska

 

 

 

*Sociólogo y economista estadounidense. En “Teoría de la clase ociosa” explica que el producto no necesita tener un valor por sí mismo. Le basta con un valor atribuido por su novedad, escasez, rareza o cualquier otra circunstancia. De esta forma cumple la premisa de que cuanto más elevado es su precio, más demandado es.

** Uno de los nombre de Buda 



Spring Drawing 2

 

A man says lilacs against white houses, two sparrows, one streaked, in a thinning birch, and can’t find his way to a sentence.

In order to be respectable, Thorstein Veblen said, desperate in Palo Alto, a thing must be wasteful, i.e., “a selective adaptation of forms to the end of conspicuous waste.”

So we try to throw nothing away, as Keith, making dinner for us as his grandmother had done in Jamaica, left nothing; the kitchen was as clean at the end as when he started; even the shrimp shells and carrot fronds were part of the process,

and he said, when we tried to admire him, “Listen, I should send you into the chickenyard to look for a rusty nail to add to the soup for iron.”

The first temptation of Sakyamuni was desire, but he saw that it led to fulfillment and then to desire, so that one was easy.

Because I have pruned it badly in successive years, the climbing rose has sent out, among the pale pink floribunda, a few wild white roses from the rootstalk.

Suppose, before they said silver or moonlight or wet grass, each poet had to agree to be responsible for the innocence of all the suffering on earth,

because they learned in arithmetic, during the long school days, that if there was anything left over,

you had to carry it. The wild rose looks weightless, the floribunda are heavy with the richness and sadness of Europe

as they imitate the dying, petal by petal, of the people who bred them.

You hear pain singing in the nerves of things; it is not a song.

The gazelle’s head turned; three jackals are eating his entrails and he is watching.

 

 

(Fuente: Ada lírica)

 

Mirta Rosenberg (Rosario, 1951 - Buenos Aires, 1919)

 

 

La consecuencia


Esto es un árbol. La raíz dice raíz,
rama cada rama, y en la copa
está la sala de recibo
de un mirlo que habla.

La mesa donde escribo
-una fiesta de solteras-
está hecha de madera de ese árbol
convertida por el tiempo y por el uso
en la palabra mesa.

Es porque da frutos que caen
y por el gremio perenne de sus hojas
que se renueva el árbol
y que existe la palabra árbol:

aunque a veces el bosque
lo oculte a la vista, lo contiene
el árbol en la palabra árbol.

Y no es que este sea un poema abstracto.
Es que las palabras se repiten entre sí
por el sentido: son solteras y sociales
y de sus raíces crece un árbol.

 

 

 

(Fuente: Life vest under your seat)


Ingeborg Bachmann (Austria, 1926 - Roma, 1973)

 

Una especie de pérdida

 

Usados en común: estaciones del año, libros y una música.
Las llaves, los boles de té, la panera, sábanas y una cama.
Un ajuar de palabras, de gestos, traídos, empleados, gastados.
Un reglamento de casa observado. Dicho. Hecho. Y siempre alargada la mano.

De inviernos, de un septeto vienés y de veranos me he enamorado.
De mapas, de un pueblito de montaña, de una playa y de una cama.
Con fechas he hecho un culto, promesas he declarado irrevocables,
he adorado un algo y he sido devota delante de una nada,

(—de un periódico doblado, de las cenizas frías, del papel con un apunte)
impávida ante la religión, porque la iglesia era esta cama.

De la vista de un lago surgió mi pintura inagotable.
Desde el balcón había que saludar a los pueblos, mis vecinos.

Junto al fuego de la chimenea, en la seguridad, mi cabello tenía su color más intenso.
La llamada a la puerta era la alarma para mi alegría.

No te he perdido a ti,
sino al mundo

 

 

En Últimos poemas

 

(Fuente: Basta de texto)

 

Jorge Teillier (Chile, 1935 - 1996)

 

 

LEWIS CARROLL

 

Un profesor de matemáticas de Oxford
El reverendo Dogson
Ligeramente tartamudo y zurdo
Nos deja en la primera casilla de otro mundo
Allí para el unicornio somos monstruos fabulosos
Y se oye el ruido de armaduras
De caballeros que piensan mejor cuando están cabeza abajo
 
El señor Dogson pasea con tres niñitas
Tal vez sueña fotografiarlas desnudas
Pero estamos en el siglo XIX
En plena Era Victoriana
Y se contenta con escribirles cartas festivas
Con narrarles historias
Sobre el otro lado del espejo
Y ver fluir sus tiernos rostros en el atardecer de una barca
 
El nombre Alicia significa ahora Aventura
Y cuando lleguemos a la octava casilla
Empezaremos a ser reyes
En un juego que ya no vamos a olvidar.
 
 
 
 

LA PUERTA DEL JARDÍN SIGUE ABIERTA

 

La puerta del jardín sigue abierta.
El viento la hace golpear
y volver a golpear el cerco.
La sombra de los girasoles
me hace recordar con odio tu sonrisa de extranjera
que se burló de mí en la fiesta de mis enemigos.
 
 
 
 
____________________
en "Material de Lectura. Poesía Moderna", n.º 148, Hernán Lavín Cerda, ed., Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2012. 
 
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Teresa Ramos (Oviedo, España, 1961)

 

 

LA BESTIA

 





“Qué nombre darle al que aquí acude, al que es igual 

   y no es igual a quién.”                    

José Ángel Valente

                       

Sucede, una ventana sucede,

un espejo en la estancia sucede,

un rostro que elude una mirada:

se enfrenta a la bestia, no quiere ver.

 

La luz inefable de unos ojos.

Una estancia permanece,

un error hiere la memoria.

Un hombre llora quedo

incapaz de encajar la imagen,

la suya, la de ella.

 

Un hombre equivocado arrastra un secreto.

Le persigue un aroma irrepetible -llave eterna

y perfume de la puerta del éxtasis-

ahuyentado por el miedo a morir de amor.

 

Un bálsamo imposible, un tiempo pasado,

conjunción estelar. Un saber

que no volverá aquella ventana,

aquel espejo, aquel amor, aquel espejo.

 

Un hombre huye ante el reflejo,

encuentra una imagen, una herida

que no puede, que no quiere ver,

un hombre se ve solo ante el espejo,

Un hombre decrecido. Una enorme sed.

 

 

  En  Cierta belleza. 2020

 

 (Fuente: Voces del extremo)

 

Guillermo Rebollo-Gil (Puerto Rico, 1979)

 

 

Tears

 

 

Estoy llorando todo el tiempo ahora.

[Traducción de Ginsberg]

El poema se titula “Lágrimas”,

de 1956. Termina con la palabra Paterson.

[Traducción: Padre e hijo].

 

La felicidad existe, lo siento.

Debe leer “la siento.”

Ginsberg no pide perdón.

 

Yo lloré escuchando bachata.

[Versión original: “I cried listening

to Bach.”] Apenas lo sé pronunciar.

 

Ahora lloro todo el tiempo: Flores

felices en mi patrio, la tristeza de los árboles

de la mediana edad. Traduzco,

no más.

 

Estos versos sí que son míos:

El mundo tiene armas hermosas.

Nadie confía lo suficiente

para acordar dispararlas a la vez.

 

 

—————————————————

 

 

proclamación de una dependencia independiente

 

Puerto Rico

 

no queremos más sobras

de pensamientos recalentados

en el clima templado

de tu conciencia amorfa.

estamos hartos de esta cosecha

de botellas del año,

de estos anuncios mostrando

niñas semidesnudas mamando

el dulce de la nicotina.

ya es suficiente

no condenen la naturalidad

de nuestra inconformidad

con el eñangotamiento de la gente.

tú eres sólo un frente,

un cajón de ropa usada

de turtlenecks y de sweaters

porque siempre estás preparada

para las estaciones que nunca vienen,

para los comerciantes

y las convenciones

de cerveza extranjera

con billboards flasheando riquezas.

por eso llevamos patría

en el tag de Mahón

celebrando a Levis, Wrangler,

Agüeybaná y Betances,

a Calvin Klein y a Colón.

porque nuestra cultura está a la venta

en Plaza las Américas

y JC Penney tiene un 15 por ciento

de descuento en sábanas

para los clientes que perdieron su casa

con el paso del Georges,

toda esta semana.

 

 

 


Informe de logros

 

               (Poemas 2000 – 2019)

 

               (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

Ana Enriqueta Terán (Venezuela, 1918 - 2017)

 

 

MÚSICA CON PIE DE SALMO

 
Distante bella lobezna desprendida de los bosques;
inmensa y sombría como el descenso de las águilas
en la soledad de los salmos;
guardadora de verdades y máscaras opuestas
al rostro común señalado de infinito;
sensorial y eterna como el paso de las razas
sobre la brillantez oscura de las piedras;
miserable y a veces púdica
cuando la adolescencia razona el otoño
frente a las naciones fugitivas;
indestructible y casi perfecta
donde el hombre eleva sus ramos fúnebres
sus tazas ojerosas definitivamente castas,
donde los que se amaron ilustran la avenida de cada recuerdo,
de cada estación construyendo su casa fresca,
oscura en las riberas del poniente.
Inacabada espléndida mía que ordena y fija sus aves
en las sagradas visiones, que azuza enormes ligeras flores
contra la locura, su implacable vigilia,
que anda en sueños como la primavera en las alturas de la patria,
que hace oscura la fragancia del mar
de la noche sobre el reposo de los hartos.
Esta es tu casa, tu fogón de hierba húmeda
sobre las brasas de mi carne,
tu casa aún no mancillada por la gloria.
Roe pues tu creencia, tu madero interno,
tu sobriedad y antiguo paño sobre el relampagueo de mis huesos
y deja que interrumpa una vez más tu girasol
para regresar a mi rostro
para develar y bruñir aún más la puerta sombría de mis actos,
la sagacidad de los mármoles espaciados en el futuro.
Inacabada espléndida mía que anda en sueños
como la primavera en las alturas de la patria.
 
 
___________________
en "Casa de hablas", Monte Ávila, Caracas, 1991.
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

F. S. Flint (Londres, 1885 – Berkshire, R. U., 1960)

 

 

ÁRBOLES

 
Olmos,
y la hoja que el niño que mora en mí aborrecía
mucho tiempo atrás,
áspera y rojiza.
Chopos
y sus hojas,
tiernas y suaves al tacto,
y un secreto en su olor
que he olvidado.
Robles
y claros del bosque,
corazón transido de asombro, de miedo:
sus amargas bellotas.
Sauces
y el perfumado escarabajo
que envolvimos con nuestros pañuelos;
y las raíces de uno que
se extendieron hasta meterse en el río:
desnudez, agua y alegría.
Espino
blanco y oloroso cubierto de capullos,
enmarcando los campos tranquilos,
y meciendo flores y hierba,
y el zumbido de las abejas.
Oh, estas son las cosas que están conmigo ahora,
en el pueblo;
agradezco
este minuto de mi madurez.
 
 
_______________________________________________
“Some Imagist Poets: An Anthology”, Houghton Mifflin, Nueva York, 1915, archivo digital de la Universidad de Tulsa.
Versión de Jonio González



TREES

 
Elm trees
and the leaf the boy in me hated
long ago --
rough and sandy.
Poplars
and their leaves,
tender, smooth to the fingers,
and a secret in their smell
I have forgotten.
Oaks
and forest glades,
heart aching with wonder, fear:
their bitter mast.
Willows
and the scented beetle
we put in our handkerchiefs;
and the roots of one
that spread into a river:
nakedness, water and joy.
Hawthorn,
white and odorous with blossom,
framing the quiet fields,
and swaying flowers and grasses,
and the hum of bees.
Oh, these are the things that are with me now,
in the town;
and I am grateful
for this minute of my manhood.
 
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

José Kozer (La Habana, Cuba, 1940)

 

 

Anagnórisis

 

Llevaba caftán negro, lamparones, tenía cerquillo,
    me hacía bucles gruesos
    con el buclero de madera
    que traía escondido entre
    las faldas, me hacía sentir
    amorfo: en los tirabuzones
    colocaba unas esmeraldas,
    gotas de piedra relucientes,
    pretendía que yo reluciera,
    me encerraba en mi cuarto,
    el primero a la izquierda por
    el pasillo, me llegaba el olor
    de la cocina, la grasa
    perfumada de los sefarditas:
    la gruesa grasa (schmaltz)
    de los ashkenazis, frituras
    de papa y calabaza: leía
    libros prohibidos, sicalípticos,
    vestía el piyama gris listado
    con rayas negras, olía a
    crematorio, a la derrota
    interminable de los pueblos.
    Quien gana pierde. Llevaba
    ropa chuchera en los
    entresueños, pantalón
    dril cien empercudido,
    llavero, la leontina de
    la clase media, en el
    bolsillo izquierdo del
    chaleco, guardaba un
    monedero repujado
    de cuero repleto de
    monedas de baja
    fracción: del oro
    cobres, el cobre lo
    concreto de los pocos
    medios que había,
    raídos, en casa. Toda
    una historia de judíos
    y la diáspora enclenque
    de los hijos de Dios.
    Tocaban a la tarde el
    shofar, y del cuerno
    surgían negras hormigas
    cabezonas, despuntaban,
    caían al suelo y de
    inmediato se lanzaban,
    vaya arrojo el de las
    hormigas recién nacidas,
    arrastraban élitros, migajas,
    aserrín de harina endurecido,
    febril mortaja las guiaba a
    sus hormigueros.

¿Y a todas estas, yo? Echado con catorce años
    cumplidos me iba a caminar
    entre guardarrayas,
    plantaciones de tabaco,
    flor de cañabrava, lirios
    vestales, el aroma del
    fondo de las albercas,
    a la vista nelumbos,
    Dios es loto: Schweig
    still
. No decirlo todo ni
    ponerlo de manifiesto,
    somos un pueblo
    reducido a conseguir
    a duras penas un
    respiro de veinte años
    para mercar. Y transferir
    unas prietas monedas a
    bancos de países
    protectores, se sabe
    que en cualquier
    momento habrá que
    irse a Canadá. A Suecia
    o Dinamarca. Acabar
    a orillas del Mar de
    Noruega, la mira
    puesta cada vez más
    lejos del Jordán.
    Desmantelar la
    piedra del Muro de
    los Lamentos, recrear
    Jerusalén, cúpulas y
    morir para encontrarnos
    en la Jerusalén Celeste.
    ¿Y Praga? ¿París o La
    Habana? ¿De nuevo?
    Qué pocas ganas tuve
    de una infancia.

Vine a morir a un Estado pantanoso, ciudadanos
    de derecha más brutos
    que un arado, eran de
    la nación, a pies juntillas
    dedicados a servir a
    mandamases cenagosos
    por unos pesos que a
    nadie sacan de apuros,
    de mañana el monedero
    lleno de piastras, rublos,
    cobres, de regreso
    volvían vacíos. Traían
    un pan viejo a casa,
    salchichón corroído,
    fruta pasada, de la
    carne qué asomaba,
    de la carne qué gruñía.
    No salía del cuarto
    estuviera donde
    estuviera, Filadelfia
    cuna de la libertad,
    o mi mano (no me
    sueltes la mano)
    guiando mis pasos,
    bastón colgado del
    hombro derecho,
    por campos de
    abedul (ella) uvas
    caletas a la orilla
    de ultramar (yo): y
    tres ausencias, no
    las nombro. No
    nombro a mi madre
    por su apellido de
    nacimiento, nombre
    de pila, madre de la
    madre del otro Dios.
    Tanto Dios. Tanto
    monta, monta tanto,
    cuánto Dios. Y cuántas
    despedidas. Al norte
    coníferas, en zonas
    templadas plantas
    barbadas (guajacas)
    zonas al sur terraza
    y sillón de madera,
    me sentaba a la
    sombra a leer una
    vez más y última
    Jueces. A mi
    izquierda cantaban
    en hebreo, yo lo
    repetía imitando
    sus ritmos y
    movimientos
    perpetuos en
    castellano.

 


 (Fuente: Diario de Cuba)

Jaya Choudhury (Calcuta, India, 1971)

 

La ráfaga

 

Cada día

El mismo pan en el mismo plato

La misma pared donde salpica el color

Masturbarse de obediencia a solas

La misma almohada y el mismo colchón sudado

El mismo periódico, el cartón de leche y las galletas

El balde del agua, el pescado de todos los días

Las mismas gafas, la misma conversación,

El mismo tipo de humor y el mismo chiste

Sólo a veces, si sopla fuerte el viento

Se rompe el botón de la blusa

 

 


 

 

El destello

 

Vida cotidiana ajetreada 

El tedio llega de repente

No se sabe cuándo

Hoy en día recibir una carta es como aquel cuento de la abuela

Donde la abeja atrapaba

Los recuerdos de nuestros momentos más íntimos

Que aún me besan en sueños

Los atascos en las calles se presienten

Todavía cantan las aguzanieves

Y en aquel entonces yo tejo el jersey en el corazón.

 

 


 

El espectáculo de la comedia

 

¿Sabes que reír es bueno para la salud?

Verás que hay muchos clubs de la risa como el del sapo-taburete

Te cepillas con pasta de dientes mentolada por la mañana

Te das un baño aromatizado y vuelas al trabajo

Todo el día respiras aire acondicionado regresas a casa

Te pones algo ligero

Tomas whisky con hielo y duermes en el fresco falso del cuarto

Al despertarte ríe sentada en el banco de la piscina

Ríe con el viento ríe a carcajadas

El llanto no es cosa seria

Se puede cubrir el ojo morado con el maquillaje

Sigue sonriendo con voz o en silencio

¿Sabes? yo no muestro mi llanto a nadie

La razón es simple. Nadie tiene tiempo de verlo

Es mejor reír, reír y seguir riendo

¿No sabes que la tasa de audiencia de la comedia es la más alta?

 

 

(Fuente: La libélula vaga)

 

 

 

Reinaldo Arenas (Cuba, 1943 - EEUU, 1990)

 

 

Voluntad de vivir manifestándose

 

Ahora me comen.
Ahora siento cómo suben y me tiran de las uñas.
Oigo su roer llegarme hasta los testículos.
Tierra, me echan tierra.
Bailan, bailan sobre este montón de tierra
y piedra
que me cubre.
Me aplastan y vituperan
repitiendo no sé qué aberrante resolución que me atañe.
Me han sepultado.
Han danzado sobre mí.
Han apisonado bien el suelo.
Se han ido, se han ido dejándome bien muerto y enterrado.
Este es mi momento.
 
 
 Prisión del Morro. La Habana, 1975
 
 
(Fuente: Aleisa Ribalta Guzmán)

 

Robert Desnos (París, 1900 - Chequia, 1945)

 

 

La idea fija

 

 
Te traigo una pequeña alga que se revolvía
en la espuma del mar, y este peine.
Pero tus cabellos están mejor trenzados
que las nubes con el viento con los rubores celestes
y están de tal manera estremecidos de vida y de sollozos
que al retorcerse a veces entre mis manos
mueren junto a las olas y los arrecifes de la orilla
con tanta abundancia que hará falta mucho tiempo
para ya no esperar los perfumes y su huida
con la noche durante la que este peine marca sin moverse
las estrellas sepultadas en su rápido y sedoso curso
atravesado por mis dedos que solicitan aún a su raíz
la caricia húmeda de un mar más peligroso
que aquél donde esta alga fue recogida
entre la espuma dispersa de una tempestad.
 
Una estrella que muere se parece a tus labios
que azulean como el vino derramado sobre el mantel
Transcurre un instante con hondura de mina
La antracita se queja sordamente
y cae en copos sobre la ciudad
Hace frío en el callejón sin salida donde te conocí
Un número olvidado en una casa en ruinas
creo que el número 4
Te reencontraré dentro de pocos días
cerca de esa maceta de flores estrelladas
Las minas roncan sordamente
Los techos están cubiertos de antracita
 
Este peine en tus cabellos parece el fin del mundo
El humo el ave ancestral y al arrendajo
allá se acabaron las rosas y las esmeraldas
las piedras preciosas y las flores
La tierra se desmorona y se estrella
con el ruido de una plancha sobre el nácar
pero tus cabellos tan bien trenzados
tienen la forma de una mano
 
 
 
(Fuente: Hugo Toscadaray)

 

Juan Larrea (España, 1895-1980)

 

 

Espinas cuando nieva


                                                               En el huerto de Fray Luis

Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra
cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra
alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas

Poder poder al fin hallar bajo mi sonrisa la estatua
de una tarde de sol los gestos a flor de agua
los ojos a flor de invierno

Tú que en la alcoba del viento estás velando
la inocencia de depender de la hermosura volandera
que se traiciona en el ardor con que las hojas se vuelven hacia el pecho más débil

Tú que asumes luz y abismo al borde de esta carne
que cae hasta mis pies como una viveza herida

Tú que en selvas de error andas perdida

Supón que en mi silencio vive una oscura rosa sin salida y sin lucha
 
 
 

incluido en Poesía surrealista en español (Éditions de la Sirène, Parías, 2002, ed, de Ángel Pariente).
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

domingo, 29 de noviembre de 2020

Serge Gainsbourg (Francia, 1928 - 1991)

 

 

La canción de Prévert

 

Me gustaría tanto que recordaras
Esta canción era la tuya
Era tu preferida
Creo que es de Prévert y Kosma

Y cada vez que las hojas muertas
Te traen a mi recuerdo
Día tras día los amores muertos
No terminan de morir

A otras me entrego, por supuesto,
Pero su melodía es monótona
Y poco a poco me resulta indiferente
Contra esto no hay nada que hacer

Nunca podremos saber dónde comienza
Y cuando termina la indiferencia
Pasa el otoño y llega el invierno
Y la canción de Prévert

Esta canción, las hojas muertas
Desaparecen de mi recuerdo
Y ese día mis amores muertos
Habrán terminado de morir

Y ese día, mis amores muertos
Habrán terminado de morir…

 

 

La chanson de Prévert

 

Oh je voudrais tant que tu te souviennes
Cette chanson était la tienne
C’était ta préférée, je crois
Qu’elle est de Prévert et Kosma

Et chaque fois les feuilles mortes
Te rappellent à mon souvenir
Jour après jour les amours mortes
N’en finissent pas de mourir

Avec d’autres bien sur, je m’abandonne
Mais leur chanson est monotone
Et peu à peu je m’indiffère
À cela il n’est rien à faire

Car chaque fois, les feuilles mortes
Te rappellent à mon souvenir
Jour après jour les amours mortes
N’en finissent pas de mourir

Peut on jamais savoir par où commence
Et quand finit l’indifférence
Passe l’automne vienne l’hiver
Et que la chanson de Prévert

Cette chanson, les feuilles mortes
S’efface de mon souvenir
Et ce jour là, mes amours mortes
En auront fini de mourir

Et ce jour là, mes amours mortes
En auront fini de mourir…

Extraído de L’Étonnant Serge Gainsbourg (1961), Serge Gainsbourg | Traducción de Juan Arabia, Buenos Aires Poetry, 2020.

 

Benjamín Chávez (Bolivia, 1971)

 

 

Historia de las invasiones perdidas

 

Remontando el río
las sigilosas piraguas del séquito real
se escabullen por entre la selva momentáneamente acallada.
Pocos vigías velan los sueños despedazados
y las lanzas semejan arpones derrotados.
Vacío fondo de las embarcaciones
los ansiados tesoros quedaron, por ahora,
en manos del odiado enemigo.
Borrado el canto, las bocas muerden la amarga derrota
y sacian su hambre con raíces secas.
Las promesas se han diluido en la vergüenza
palabras huecas, ademanes truncos
estalla la orfandad en toda la selva
y el chillido de los monos impunes hiere más
que las envenenadas puntas de las flechas.

 

 

 

[A pesar de todo]

 

a pesar de todo
el corazón pide placer primero
y esos prados de revelación
que tus inocentes zapatos pisaban
no eran la muerte
Emily Dickinson
al menos no la tuya

hubo una sí
una muerte en la casa de enfrente
y los dos
―poema y muchacha―
preguntan todavía
si la visión fue real

[y en ese sueño Sylvia]

y en ese sueño Sylvia
el eterno,
mientras cabalgabas
―Plath, Plath―
por un mar embravecido e incoherente
buscando el punto de partida
el más próximo
aquella noche que escribías:
quizás nunca llegue a ser feliz

medusa
la ayudante del mago, la que no titubea, la rehabilitada
¿qué conseguiste?
¿por qué ahora tienes frío?
la gran paradoja del sueño
en la reunión de todas las criaturas
la zarpa
la magnolia,
ebria de sus perfumes
y tú
que no pides nada de la vida

 

 

 

 

(Fuente: Buenos Aires poetry)

 

Antonio Orihuela (España, 1965)

 

 

ALL INCLUSIVE




Fue bonito mientras duró,

fue cojonudo vivir como ricos,

pisar a fondo el acelerador,

comer carne tres veces al día,

llenar la piscina, gastar a todo trapo

y echarle la mierda al vecino

por encima del muro,

 

pero sabíamos que esto no podía durar,

así que ahora que se está acabando

la fiesta en la que nos habíamos colado,

es mejor disimular

y ver con qué se puede aún arramblar

mientras suene la música,

no protestar

porque sabemos que no teníamos ningún derecho

a dejar a nuestros hijos y nietos sin futuro,

y porque a las puertas de la discoteca,

aunque todo está a punto de chapar,

hay mucha gente que aún pretende entrar,

porque el paraíso de neón, aire acondicionado,

vueltos baratos, cruceros todo incluido

y palmeras de cartón

siempre tuvieron su reverso tenebroso

un poco más allá de los resorts,

donde la fiesta siempre fue tragedia

y de nada valen nuestras pulseras amarillas.

 

Se acaba la fiesta, apenas quedan canapés,

el cazo de la sangría toca fondo, se fundió el hielo,

los músicos se retiran, la temperatura sube,

el diesel escasea, la mina cierra, los despidos aumentan,

el asfalto de las autopistas se llena de maleza,

la discoteca se encoge, los que quieren entrar

se encuentran, perplejos, con los que van siendo expulsados,

mal asunto, broncas, peleas, tiros, sangre,

 

no hay sitio para todos,

y lo que es peor,

no hay nadie dispuesto a soñar con un bosque

donde quepamos todos.

 

 


 En  Todos atrapados en la misma trampa. Ed.Garum, 2020

 

(Fuente: Voces del extremo)

 

Adrienne Rich (EEUU, 1929 - 2012)

 

 




Instantáneas de una nuera (1-3)

1.
Tú, antaño una beldad en Shreveport,
con cabellos teñidos de henna, 
la piel como un capullo de melocotón,
aún te haces vestidos copiados de aquella época,
y tocas un preludio de Chopin
del que Cortot dijo: «Deliciosos recuerdos
fluyen como perfume a través de la memoria
».

Tu mente ahora, 
desmoronándose como una tarta nupcial,
cargada de experiencias inútiles, rica
en sospechas, rumores, fantasías,
rompiéndose bajo el filo del cuchillo
de la realidad. En la plenitud de tu vida.

Excitada, colérica, tu hija
seca las cucharas, crece de otra forma.



2.
Golpeando la cafetera en el fregadero
oye a los ángeles recriminándola, y mira hacia fuera
más allá de los jardines rastrillados, al sucio cielo.
Hace sólo una semana le dijeron: No seas paciente.

La vez siguiente fue: Sé insaciable.
Luego: Sálvate a ti misma; no puedes salvar a otros.
A veces deja que el agua del grifo le escalde el brazo
que una cerilla arda hasta quemarle la uña del pulgar,

o mantiene la mano sobre el escape de la tetera
justo sobre el denso vapor. Son ángeles probablemente,
ya que a ella ya nada le duele, excepto
la arenilla que cada mañana se le mete en los ojos.



3.
Una mujer que piensa duerme con monstruos.
Se convierte en el pico que la agarra. Y la Naturaleza,
ese arcón de tempora y mores,
con tapas alabeadas, todavía útil,
se atiborra con todo ello: las mohosas flores de naranjo,
las píldoras femeninas, los tremendos senos
de Boadicea bajo lisas cabezas de zorro y orquídeas.

A través del cristal tallado y la mayólica
oigo gritar a dos atractivas mujeres, enzarzadas en una discusión,
las dos orgullosas, agudas, sutiles,
como Furias arrinconadas lejos de su presa:
el discurso ad feminam, te clavo
todos los viejos cuchillos que se han oxidado en mi espalda,
ma semblable, ma soeur!

 

   Trad. María Soledad Sánchez Gómez

 

 

Snapshots Of A Daughter-In-Law (1-3)

1.
You, once a belle in Shreveport,
with henna-colored hair, skin like a peachbud,
still have your dresses copied from that time,
and play a Chopin prelude
called by Cortot: “Delicious recollections
float like perfume through the memory
.”

Your mind now, moldering like wedding-cake,
heavy with useless experience, rich
with suspicion, rumor, fantasy,
crumbling to pieces under the knife-edge
of mere fact. In the prime of your life.

Nervy, glowering, your daughter
wipes the teaspoons, grows another way.

2.
Banging the coffee-pot into the sink
she hears the angels chiding, and looks out
past the raked gardens to the sloppy sky.
Only a week since They said: Have no patience.

The next time it was: Be insatiable.
Then: Save yourself; others you cannot save.
Sometimes she’s let the tap stream scald her arm,
a match burn to her thumbnail,

or held her hand above the kettle’s snout
right in the woolly steam. They are probably angels,
since nothing hurts her anymore, except
each morning’s grit blowing into her eyes.

3.
A thinking woman sleeps with monsters.
The beak that grips her, she becomes. And Nature,
that sprung-lidded, still commodious
steamer-trunk of tempora and mores
gets stuffed with it all: the mildewed orange-flowers,
the female pills, the terrible breasts
of Boadicea beneath flat foxes’ heads and orchids.

Two handsome women, gripped in argument,
each proud, acute, subtle, I hear scream
across the cut glass and majolica
like Furies cornered from their prey:
The argument ad feminam, all the old knives
that have rusted in my back, I drive in yours,
ma semblable, ma soeur!

 

 

 

 

 

 

(Fuente: Ada lírica)


 

Ou-Yang Hsiu (China, 1007 - 1072)

 

 

Tieh lien hua


    Qué profundo, profundo, profundo el jardín

Sauces acumulados sobre sauces a través de la niebla

     Cortinas y persianas incontables

Brida de jade, montura labrada se demoran junto a la casa

                                                                                                               del placer 

   Desde su alta torre, ese camino no llega a verse


         Lluvia furiosa, salvajes vientos de abril

          Las puertas se cierran sobre el atardecer amarillo

         Nada hará que la primavera permanezca

  Las lágrimas le ruegan a las flores, las flores, sin una palabra

     Remolinan en un caos rojo más allá de la hamaca del

                                               jardín

 



            Juan-lang kuei


En el jardín-del-sur media primavera, verde fresco sobre el

                                                         que caminar

    Una briza suave, el sonido del relinchar de los caballos

Ciruelas verdes del tamaño de arvejas, candelillas como cejas

                 Un largo día, mariposas


              Rocío pesado sobre las flores

                Niebla baja sobre el pasto

            En casa, las persianas bajas

   Cansada de hamacarse, ella deshace las ropas de seda

        En el pasillo pintado, vuela un par de golondrinas

 




                           Tieh lien hua


  Nubes que se movieron varios días -¿adónde fuisteis

                  Olvidando regresar?

          No me digas que la primavera está por terminar

Cien pastos, mil flores esparcen el camino al Festival del Fogón

                                                                          Frío

          ¿Junto a la casa de quién espera tu carruaje?


   A menudo, solo en la torre, los ojos se llenan de lágrimas, 

                                                     hablo conmigo

           Cuando las golondrinas vienen de a pares

        Me pregunto si nos encontraremos a lo largo del sendero

          Una pena incontrolable deriva como candelillas

       Yo vivo entre sueños, pero no logro encontrarte

 




                                    Tieh lien hua


                   ¿Quién dice que puedes sacudírtelo?

                         Cada vez, viene primavera

                           Los mismos lamentos

                   El día pasa ebrio entre las flores

        No hay escape - mira la cara gastada en el cristal


 Verde fresco a lo largo del río, sauces junto a la acequia

               Le pido a cada uno nuevas penas

           Pero es así, año tras año

 Cuando me paro solo en el pequeño puente, las mangas 

                                                                       soplando

    En un callado bosquecillo, bajo una luna nueva, y tú

                                                                      te has ido







                               Ch'ing yü an


    ¡De todas las cosas que florecen en una sola primavera

                         Dos tercios terminan

      Verde oscuro y rojo hermoso, todo en confusión!

              Con sauces verdes en el jardín

            Brisas suaves a través de la persiana

                    Un hombre puede consumirse


 Comprando una flor -así como vino- en el mercado de 

                                                                     Ch'ang-an!

     ¿Puede eso igualar los duraznos y ciruelos en flor?

  Con razón el viento del este revuelve las lágrimas de un

                                                      exiliado

            Esta nostalgia desafía a las palabras

      El tú de los sueños -no alcanza-

            ¡Si tan solo estuviese en casa!

 

 

                              ..............

 

 

 

 

 

La poesía tz'u es tanto frívola como salvaje y exótica, dice

Landau en el prólogo del libro. Inicialmente fue escrita por

prostitutas, luego se convirtió en la favorita de emperadores

y altos ministros. En la Dinastía Sung (960-1279) llegó a ser

la forma lírica más importante en chino. Sobrevivieron cientos

de miles de poemas tz'u de cerca de cuatro mil autores de ese

período.

Ou-yang Hsiu (1007-1072) provino de un hogar humilde, y

fue autodidacta. Aún así, logró alcanzar los puestos guberna-

mentales más altos. Su éxito político no duró mucho, pero sus

contribuciones literarias e intelectuales fueron enormes y dura.

deras. Fue historiador y rescató y organizó antiguas inscripcio-

nes en bronce y en piedra, así como preservó las obras artís-

ticas -fue el compilador y anotador de la bibliografía de los

3445 t´tulos de la biblioteca imperial referidos a la dinastía

T'ang, tal vez la más importante de la historia artística china.

Es uno de los ocho maestros de prosa de las dos dinastías

juntas, la T'ang y la Sung. Dio origen a un nuevo género crí-

tico, llamado "charlas poéticas", cuya influencia llega hasta 

nuestros días. Escribió 156 tz'u. Estos fueron utilizados por sus

rivales políticos para desacreditarlo, y a pesar de haber sido 

exonerado en dos ocasiones, esta puja logró en su momento

manchar su obra. De tal modo que, para defenderlo de las

fuertes presiones de sus adversarios, algunos moralistas de

la parte Sur del Sung, declararon que muchos de los poemas

no eran de su autoría. Una verdadera paradoja, ya que fue

uno de los pilares de la obra de Ou-yang Hsiu la preservación

de las obras de los otros, contra cualquier tendencia política

adversa. Un capítulo en la historia del arte confrontado con 

las necesidades políticas y las ideas fijas establecidas. 

    

       

 FUENTE


Julie Landau. Beyond Spring. T'zu Poems of the Sung Di-

nasty. Columbia University Press, 1994.



 

 

 

 

 

(Fuente: Idiomas olvidados)