lunes, 30 de noviembre de 2015

Poemas de Fernando Pessoa


Desconocida y sucia criatura que juegas delante de mi puerta
no te pregunto si me traes un mensaje de los símbolos.
Encuentro gracia en ti por no haberte visto antes,
y, naturalmente, si pudieras estar limpia serías otra criatura
que no vendría por aquí.
¡Juega en la polvareda, juega!
Considero tu presencia tan sólo con los ojos.
Más vale ver una cosa siempre por primera vez que conocerla,
pues conocer es como si nunca viéramos por primera vez,
y nunca haber visto por primera vez es sólo oír como lo cuentan.
El modo de estar sucia esta criatura es diferente del
modo que otras tienen de estar sucias.
¡Juega! Al coger una piedra que te cabe en la mano
sabes que te cabe en la mano.
¿Cuál es la filosofía que llega a alcanzar mayor certeza?
Ninguna, y ninguna podrá venir jamás a jugar ante mi puerta.



 

Pasó la diligencia...


Pasó la diligencia por el camino y fuése;
y el camino no se volvió más bello, ni siquiera más feo.
Así por esos mundos es la acción humana.
Nada quitamos y nada ponemos; pasamos y olvidamos;
y el sol siempre es puntual, todos los días.

















domingo, 29 de noviembre de 2015

Leopoldo María Panero


EL NOI DEL SUCRE


Tengo un idiota dentro de mí, que llora,
que llora y que no sabe, y mira
sólo la luz, la luz que no sabe.
Tengo al niño, al niño bobo, como parado
en Dios, en un dios que no sabe
sino amar y llorar, llorar por las noches
por los niños, por los niños de falo
dulce, y suave de tocar, como la noche.
Tengo a un idiota de pie sobre una plaza
mirando y dejándose mirar, dejándose
violar por el alud de las miradas de otros, y
llorando, llorando frágilmente por la luz.
Tengo a un niño solo entre muchos, as
a beaten dog beneath the hail, bajo la lluvia, bajo
el terror de la lluvia que llora, y llora,
hoy por todos, mientras
el sol se oculta para dejar matar, y viene
a la noche de todos el niño asesino
a llorar de no se sabe por qué, de no saber hacerlo
de no saber sino tan sólo ahora
por qué y cómo matar, bajo la lluvia entera,
con el rostro perdido y el cabello demente
hambrientos, llenos de sed, de ganas
de aire, de soplar globos como antes era, fue
la vida un día antes
de que allí en la alcoba de
los padres perdiéramos la luz.




Leopoldo María Panero
"Last night together" 1980

Leopoldo María Panero

Contra Vida


...He aprendido a fingir con las palabras
Y la verdad no es santa
La verdad es triste y cruel
La verdad es sórdida y oscura
Como la palabra vida
Como el sueño de haber existido
  


Poemas de Martín Rodriguez


Ibitimí

Paraguayo bajo el árbol:
¿qué fue de tu arpa tumbada contra la arena
cuando sonaron las campanas?

Paraguayo que huye no sirve para otra guerra.

¿Toda la leche que tomaste
se hizo un gran cuerno de calcio?
¿Un trueno que te arrojó a las mareas?

Paraguayo que huye sirve para la paz.

Tu país no tiene mar, pero la marea es interior.
Tuviste que hacer un curso incesante de aguas.
Cálidas, gelatinosas o rosadas.
Tuviste que hacer de tu cuerpo una selva
donde esconderte: ya no estabas en tu cuerpo,
por el río bajaba tu cuna, y
despedía un vapor igual al de esos barcos del
Chaco, pero había una tristeza ahí,
una cuerda del arpa abría el surco
para que fueras a hundirte arrojando
una bandera blanca a la tierra.

Paraguayo que huye sirve para otro país.



Monzón machado
(Plan Nacional de Alfabetización)

Después de leer Machado,
palabras que no usará jamás:
clepsidra,
adamantino,
rueca,
tahúr,
pitagórica, prensiles,
cangilones, etc.
Las separa como el que separa
aceite usado
de aceite virgen.



Pro y Contras
La feminización del mundo, o, mejor, el fin de la guerra como organización del tiempo,
ah, el flujo de energía erótica que ello provocará...
 

No hay ninguna institución que en su inercia lleve la Clase al paraíso. 
La Trabajadora Social escribe:
Que se levante el torno de su
tumba de carne y hueso y cante la marcha fúnebre
a caballo en Chacarita. Grrrr. 
Que vuelva el colimba con la leña
fresca silbando como el niño que silba en las viñas
con el mismo silbo que acompañó a unas cabritas a tomar agua del río
y el mismo silbo que sigue como una mariposa sigue
a un tractor.
No estás sola Estalingrado ni Alicia ni la Maravilla de la pobreza
mientras haya Grandes Silbadores Argentinos.

GRASA.





martes, 24 de noviembre de 2015

Alberto Giriri


DEBAJO DEL CIELO

está el fuego,
lo circunscribe, casi lo lame,
está muy cerca y sin embargo
el cielo nunca sufre el fuego.

El fuego son imágenes,
pequeños demonios negros
vistos en Jerusalén, en Babel,
en el respaldo de los tronos,
en la extesión de los cetros,
en la nuca de los arrodillados,
en las epístolas áureas del docto,
en el que tiende a lo perfecto,
en el que se ofrece como mucho,
en los que crían para nada,
en el que adquiere y pone precio,
en los que se sientan a la mesa,
en los que se niegan a servir,
en los que escriben de este fuego
escribiendo de consuelos y castigos.
Debajo del cielo está el fuego;
somos la madera, la sequedad,
el soplo que mantiene el fuego.


de LA PENITENCIA Y EL MÉRITO de Alberto GIRRI, 1957.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Roberto Juarroz


Decimocuarta Poesía Vertical-110


El hombre vive reuniendo sus pedazos,
revocando su apariencia de algo entero y terminado.
Las supersticiones se agazapan en las manos
cuando un grito acorrala la tarde.

El hombre es siempre un vaso roto.
Recoge un brazo o una pierna,
un olvido o sus palabras,
que son siempre fragmentos que han rodado.
Recoge sus miedos y los trozos de los muertos,
suyos también aunque parezcan ajenos.
¿Por qué no los deja
esparcidos por la tierra?
Tal vez si renunciara
a conservar sus miserables restos,
ganaría su propia liviandad, su transparencia.
La ilusión del hombre entero
abre un nuevo camino:
la comunión con todo,
porque no hay más que fragmentos.
Y también la visión más desnuda,
que escarba como un pordiosero iluminado
las imágenes vivas que lo aguardan
como expectantes criaturas entre las ruinas.
Tal vez un hombre roto y una imagen
al unirse reconstruyan lo entero,
en algún margen menos cruel del universo.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Leónidas Lamborghini



-Me drogo porque sí, porque me gusta,
porque ¡¿qué hay?! soy joven y lo hago;
si quiero destruirme me destruyo.

Me droga el mundo, me droga un medio mundo.
el ambiente me droga, un medio ambiente;
me droga un San Bernardo, drógame un Drondo.


El rock me droga (el tango ni me droga),
y el ruido y las luces de las disco,
el calor de la ciudad y sus fríos.

Me droga el fúlbo, la TV y almuerzos
y micos y ginellis y una pérgola;
me droga un vano grillo, un can ciruja.

Me drogan los aviesos noticieros,
los juegos de video, comerciales,
y los consejos de papá y de mami.

Me droga el cine poético, cinefilos,
óperas y ballets, el sida, el sexo;
una papa me droga, una papada.

Me droga una mina intelectual,
poetas de la lírica y cuentistas;
me drogan los milicos y políticos.

Y me drogan los curas sanadores
y los obispos y la gente "progre"
y los hipócritas de doble faz.

Me droga un culo grande pa'chambones,
me drogan las culonas y culones;
me drogan policías y buchones.

Me drogan tantas cosas que me drogo;
me droga este que escribe y que me escribe,
que me hace hablar al pedo; yo me drogo,
forro lector, porque me da la gana.


jueves, 19 de noviembre de 2015

Raúl González Tuñón


"El puchero misterioso"

(Curioso fondín que funcionaba en el despacho de bebidas
del almacén de Cangallo y Talcahuano, hoy desaparecido)


Los amigos estaban allí; la noche, el humo
―su pequeño país de ansias y sueños vagos―.
Los poemas ya escritos y los que se agitaban
detrás de la vigilia; los últimos cocheros;
Pelito Verde, el Sábalo, canillitas; bohemios
sin melena; el buraco
en la pared ―un desvaído mapa―
desde donde salía el plato fuerte
y el vino del invierno.
(Y después un tranvía cayó al Riachuelo...
En el saco de pana, el obrerito,
llevaba un sandwich de carne fiambre
y una figura de calcomanía).
Y después entubaron el Arroyo,
voltearon edificios, y al Gobierno.
Desde entonces fue triste el Carnaval
y empezaron a caer las insignias
de las vetustas tiendas,
la milonga, la luna, Frank Brown, los buhoneros.
Todo se ha ido ya, los verdes años,
el almacén, la ochava, la fregona,
el Ainenti, la guerrilla literaria,
el caricaturista de café, la yiranta,
las "Camas desde un peso", la kermese,
el varieté, el vendedor de globos,
Yrigoyen, Alvear, los presidentes
que antes andaban solos por la calle...
Todo aquello que cabe en el recuerdo.
La nostalgia es un cuarto donde habita el insomnio.
Todo se ha ido, todo, menos lo que vendrá.
Y la lluvia, los circos, la esperanza,
el cartero.


Raúl González Tuñón, Buenos Aires, 1905-1974.
de A la sombra de los barrios amados, 1957.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Arthur Rimbaud


MAÑANA DE EMBRIAGUEZ

¡Oh mi Bien! ¡Oh mi Bello! ¡Fanfarria atroz en la que ya no tropiezo! ¡Mágico potro de tormento! ¡Hurra por la obra inaudita y por el cuerpo maravilloso, por la primera vez!
Empezó bajo las risas de los niños, acabará por ellas. Este veneno ha de permanecer en todas nuestras venas aun cuando, agriada la fanfarria, seamos devueltos a la antigua armonía. ¡Oh, ahora nosotros, tan digno de estas torturas!, recojamos fervientemente esta sobrehumana promesa hecha a nuestro cuerpo y a nuestra alma creados: ¡esa promesa, esa demencia! ¡La elegancia, la ciencia, la violencia! Se nos ha prometido enterrar en la sombra el árbol del bien y del mal, deportar las honestidades tiránicas, con el fin de que trajésemos nuestro purísimo amor. Empezó con ciertas repugnancias y acabó, -al no poder agarrar en el acto esa eternidad, - acabó por una desbandada de perfumes.
Risa de niños, discreción de esclavos, austeridad de vírgenes, horror por las figuras y los objetos de aquí, ¡sacrosantos seáis por el recuerdo de esta vigilia! Empezaba con la mayor zafiedad, y concluye por ángeles de llama y de hielo.
Breve vigilia de embriaguez, ¡santa!, aunque sólo fuera por la máscara con que nos has gratificado. ¡Nosotros te afirmamos, método! No olvidamos que ayer has glorificado cada una de nuestras edades. Tenemos fe en el veneno. Sabemos dar nuestra vida entera todos los días.
He aquí el tiempo de los Asesinos.






martes, 10 de noviembre de 2015

María Ruiz Ocaña (Sevilla, España, 1963)


EL SALVAVIDAS


Me ataba de una cinta al salvavidas.
A mi madre le daba miedo el mar;
demasiada extensión, tan breve cuerpo.
A la vida me unía como ahora,
delgada y fina cuerda umbilical,
sujeta a esos recuerdos de niñez.
Mi madre y sus miedos y la cinta
más corta que la angustia de perderme,
y este futuro de aguas abisales
en el que tantas veces nado sola.






 

domingo, 8 de noviembre de 2015

Roque Dalton (El Salvador 1935-75)


 


Desnuda

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre,
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.








 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Heberto Padilla


Cuando la magia estaba en bancarrota,
en esos días que se parecen tanto a la dimisión
de los cuervos
(ya sin augurios la piedra filosofal)
ellos cogieron una idea,
una formulación rabiosa de la vida,
y la hicieron girar
como a la bola del astrólogo;
miles de manos desolladas
haciéndola girar
como una puta vuelta a violar entre los hombres,
pero ya de la idea sólo quedaba su enemigo.

 

Juan Carlos Mestre


ARS PATÉTICA
Me persigue un oficio solitario, vigilar toda la noche una gacela, hablar sin seducir, no poseerla y verla irse oscura al diccionario. En esta voluntad cifra el deseo su dulce llama de inocencia donde arde oculta la paciencia del esforzado hijo de Teseo. Al alba quedarán algunos versos de dudoso gusto y sin belleza para el lírico ángel de los muertos. Todo lo demás será olvidado, el ayer y la mística pereza de empezar otra vez lo acabado.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Henri Michaux (Bélgica, 1889 - Francia, 1984)

La  carta


"¿Quién en nuestra tierra recibe todavía el beso de la alegría hasta el fondo del corazón?
La unión del yo y el vino es un poema. La unión del yo y la mujer es un poema. la unión del cielo y la tierra es un poema pero el poema que nosotros hemos oído ha paralizado nuestro entendimiento.
Ya no amamos al día. Aúlla. Ya no amamos la noche, atormentada por los cuidados. Mil voces para hundirnos. Ninguna voz para sostenernos. Nuestra piel se fatiga de nuestra cara descolorida."
 

martes, 3 de noviembre de 2015

Blaga Dimitrova (Bulgaria, 1922 - 2003)


Blaga Dimitrova
(1922 – 2003)
Aún así
Traducción de Zhivka Baltadzhieva


M
e hago una pregunta
de elevada dificultad:

 – qué pudiera cambiar
en este inconstante mundo,
cuando sin parar me cambio a mí
sin cambiar en nada?
Y mire, dicen sobre las constantes transformaciones:
Se vistió Elías con lo de todos los días...

Pero aquel día repentino,
cuando en mi ventana
cayó el álamo cercenado,
amputada columna del cielo,
y la bóveda del firmamento consigo arrastró,
sin que yo lograra, ni por un instante,
anular este crimen,
emplazar, pregonar,
estar al lado y gritar: -¡Si talas, tálame a mí!-
el árbol me sopló
una idea:

-¡Mientras todavía respiramos,
cambiemos este aire!

Solos, sin ayuda
y sin órdenes, sin parcartas ni cartel.
Por lo menos por aquí, al lado, a un paso,
a ramita, ala, brote,
en la sombra propia de uno,
en el espacio de la sonrisa,
a quemarropa contra el viento,
a voces, a susurro, a silencio,
a arrebato, a impulso,
a fresco y a verde, a altura,
a un tan sólo aliento...

Parece improbable:
respirar hedores y veneno
y exhalar oxígeno.
Aún así el árbol
lo practica.


(Fuente. Poesía de El Toro de Barro)