martes, 30 de abril de 2024

Alfonso Quijada Urías (El Salvador, 1940)

 

"El escarabajo"

 


 
te debo esta batalla, no así a los que un día me enseñaron a pagar
con otra moneda este oscuro trabajo en que se pierde la memoria,
tú lo sabes por esta caja de pandora, por este tamborcito donde caen las gotas
de algún llover que hace mirar las cosas con un deleite de anfitrión, del que mira desde los ojos de sus bolsillos un mundo pobre, algo así como un niño matador de insectos,
a esa hora de los invernaderos, de las peluquerías, del solipsismo contra lo real
que vive dentro de estas casas,
de la mierda misma que dejaron los abuelos paternos y que nosotros llevamos con desesperación.
Te lo debo, porque un día lleno de amor feudal quisiste enseñarme tus dominios
y hablaste de la razón como de un espejo recién quebrado
y a la hora de comer abrías los ojos, te dabas el lujo de preguntar por mi salud, 
recomendarme luego un viaje al exterior pasando indiscutiblemente por el jardín botánico,
sin darte cuenta o por lo menos tratando de ignorar que el escarabajo se llena de su porquería,
se envuelve mejor dicho y retorna al hoyito como al origen de todos los orígenes.
Si no lo crees podríamos hacer la prueba yéndonos y regresando al mismo sitio,
a esa misma hora en que guardamos los instrumentos de siempre, regresaremos,
aún cuando esa frase gastada de quienes regresan ya no son los mismos, no de estupor, deseos
malsanos, ganas de escupir al suelo, reírnos como locos,
pataleando sobre estos papeles donde muchos vienen a escribir historias falsas, suicidios de muchachos increíbles, la pérdida del pelo, el falso juego del verano, 
esas muchachas en plena entrega, esas muchachas que gritan amor mío con los dientes apretados.
Te debo esta batalla, quizá la última de las primeras esta batalla sin caballos,
sin armas, sin escudos, a pie,
cambiando de sonido y de lugar, haciendo de la vida la mejor coartada para vencer estos dominios del orden,
de las creencias en el más allá, de los confetis arrojados desde el balcón más alto. Porque estás cada vez dentro de lo posible, circundada por todos los temores;
esta batalla te la debo a ti,
esta batalla de llegar al mismo sitio como el escarabajo.
 
 

Alfonso Quijada Urías, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)


 

constantino mpolás andreadis (Buenos Aires)

 

POEMAS III - 204


HISTORIA  DE  LA HISTORIA

 


ele de lumpen
ele de lesbiana
y a de feminista
y ele de ella
y doble ele de él

hubo una vez un jardín
había una vez un jardín
llamado el jardín del edén
con ele
de él y ella
con doble ele
de ella y él

y en el jardín había una serpiente
con a de día siguiente
colgada de una rima
hermosa y mentirosa como un verso
con v de baca
y jota de ella sin él
y b de él
sin ella ni él
de ella sin ella
y de él sin sin él

11-7-2020

(Fuente: Literaturaconstantino.blog)
 

Jorge Cáceres (Luis Sergio Cáceres Toro, Chile, 1923 - 1949)

 

Jorge Luis Cáceres (1923-1949) - Memoria Chilena, Biblioteca ... 

 

EL MENOR ESFUERZO

                                          a Henri Matisse
 
 
Lejos de los destellos que encantan los jardines
Un puente para que los colores yerren
El canto de los plumajes es más perpetuo
Que los nidos en el fondo de la fuente Donde todo se cruza
Para la hora de los desconocidos
Y para saber quien soy
Yo me olvido del espejo más puro que esconde la luz
Que me devuelve la sonrisa de la langosta de coral
Si yo camino a lo largo de la costa yo denuncio mis pasos
Y si deseo ser el único bajo el sol que gira
Envejeceré por la codicia del bosque
Y por un mundo perpetuo
Que graba mis sueños en la arena perpetua
Los sueños de un desconocido más fuerte que me niega
Pero menos sabio que mi debilidad.
 
Y ahora verme aquí rodeado de orgullosos que ríen
Ellos despueblan una ciudad que ya no fuma
En los peldaños yo leo el color de la hora
Y sin saber las manos toman los rasgos de la vista
Para no olvidar un jardín en relieve.
 
 
 

LA PRUEBA DE FUEGO

                                                                     a Hans Fuchs
 
 
Me asombro de la colina que se cambia y repentinamente lee
Los bosques desarraigados y el pacto con la hora más absurda
Y a pesar que yo río nada cambia nada brilla
De mi pena nace un enjambre de moscas que se pega a la escalera
Yo os saludo moscas pegadas a la escalera
Después de tu partida de cada mañana de cada minuto que se retuerce como un latido
Quien soy yo sino un juglar que juega con cuadros imposibles
Yo no sabía que el errante que llega es el mismo que yo veo partir
Sería preciso el menor gesto de su cabeza o la mueca de un saludo
Para que yo comenzara a vivir sin ser oprimido
Sin el deber de pintar todos los días el paisaje de los imbéciles
Con un instrumento más duro que la roca
Pero todo está perdido ya y siento cómo avanza el gran viento
Esta mañana todo se cambia de improviso las calles se tuercen
Bajo la mañana de Londres tú te quemas para mí
Pero el que me ha dicho buen día lleva una americana bien cosida
Lo veo arder con el cielo de pacotilla todo se quema en esa llama
Me aprisiona sin saber el cauce de esa hoguera de dicha
El sol ha desaparecido por mucho tiempo
Y yo vivo en el deseo
De no medir el tiempo más cruel que transcurre para mi tan sólo.
 
 
 

VER PARA CREER

                                                                  a Titus Forray
 
 
La luz es sino una playa que tú desconoces una estrella
Pues niegas todo aquello que yo amo
Y lo que respeto es para ti la actividad solar
Yo he escrito sobre el desierto tus pasos
Y las huellas que dibuja tu sonrisa tu manera de andar de reír
 
Las manos todas semejantes
Los ojos que engañan a los pájaros
Y la rosa epitelial que envuelve tu garganta de dicha.
 
El cielo es para nosotros esta tarde
La perfección que ya no tiene seriedad
O bien este pájaro de energías en gris
Que represa al sol
Que bebe al sol
Este sol más puro que jamás
Sol de libélulas.
 
El viento ya tampoco se enreda en el cielo
Sus pasos cambian las estrellas sobre el musgo
Devuelven el ritmo inicial
La realidad
El aire puro
Conduce toda primavera desconocida
Y su mano encanta los frutos de sol.
 
 
(Fuente: Marcelo Sepúlveda Ríos)

Piotr Maur (Polonia, 1963)

 


Imagen de Kefan Weng


Trad. Ada Trzeciakowska


medio día estuvimos deambulando por el bosque, ellos –
buscando setas-, y yo, a la escucha de los crujidos
que provocaban mis pasos y observando aves.
más tarde, recostado contra el tronco de un haya, procuraba
hallar sentido al ajetreo de las hormigas.
al regresar, nos topamos con los despojos de un perro
atados a un árbol. durante los siguientes días
no pude quitarme esa visión de la cabeza. Me imaginaba
al perro muriendo despacio con la mirada fija en el camino,
desde donde seguramente vino con sus dueños.

somos como este pobre animal con esperanza de ser salvados,
miramos fijamente algo que nos está matando.
y después llegó el invierno.

***

 

pół dnia błąkaliśmy się po lesie, oni –
szukając grzybów, a ja nasłuchując szelestów,
jakie wywoływały moje kroki, i obserwując ptaki.
potem, siedząc oparty o pień buka, usiłowałem
wytropić jakiś sens w krzątaninie mrówek.
gdy wracaliśmy, natknęliśmy się na ścierwo psa,
uwiązane smyczą do drzewa. przez kilka następnych dni
nie mogłem zapomnieć tego widoku. wyobrażałem sobie,
jak pies powoli kona wpatrzony w pobliską drogę,
skąd zapewne przyszedł ze swymi właścicielami.

jesteśmy jak to biedne zwierzę z nadzieją na ocalenie,
wpatrujemy się w coś, co nas uśmierca.
a potem była zima.

 

(Fuente; Ada lírica.com)

 

Leopoldo María Panero (Madrid, España, 1948 - Las Palmas de Gran Canaria, 2014)

 

 
La poesía destruye al hombre
 
 

La poesía destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre
de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruido por la poesía
 
 
(Fuente: Enrique Mercado)
 

 

César Seco (Venezuela, 1959)

 

Puede ser arte pop

 

NEF DES FOUS

(La Nave de los Locos)

 

Por cada calle que voy
otra me llega buscando.
Por cada calle que sigo
otra regresa al contrario.
Por cada calle que ando
otra me sale al paso.
Por cada calle que cruzo
otra sigo de largo_
 
Por cada esquina un globo
pinchado a lo lejos. Por
cada esquina que duermo
en otra despierto_
 
Por cada palabra que callo
otra estoy escribiendo. Por
cada palabra que escribo
otra se está borrando. Por
cada palabra que digo
otra me estoy tragando.
 
Por cada ojo que abro
otro se va cerrando.
Por cada ojo que cierro
otro se vuelve lucero.
Por cada voz que escucho
otra me está llevando.
 
Cada árbol, cada trazo,
cada esquina/ un verde
espumoso ahogado en
hielo_
 
 
en Bosquejo. C.S. 2000 y 2023.
Arte: Leonel Vera: Locos de La Vela

 

Anne Sexton (EEUU, 1928 - 1974)

 

La noche estrellada

Anne Sexton – La noche estrellada

Versión: Isaías Garde


Eso no me libra de sentir una terrible necesidad de -tengo que usar esa palabra- religión. Entonces salgo de noche a pintar las estrellas

Vincent Van Gogh en una carta a su hermano.




El pueblo no existe
salvo allí donde un árbol de cabellos negros
se desliza como una mujer ahogada por el cielo caliente.
El pueblo está en silencio. La noche hierve en once estrellas.
¡Oh noche, noche estrellada! Es así
como quiero morir.

Se mueve. Todos están vivos,
incluso la luna se abulta en sus hierros naranja,
para atraer a los niños, como un dios, desde su ojo.
La antigua serpiente invisible se traga las estrellas.
¡Oh noche, noche estrellada! es así
como quiero morir:

en esa imparable bestia de la noche.
Absorbida por el gran dragón,
para desprenderme de mi vida, sin bandera,
sin vientre,
sin llanto.

 


Anne Sexton – The Starry Night

 

That does not keep me from having a terrible need of—shall I say the word—religion. Then I go out at night to paint the stars.

Vincent Van Gogh in a letter to his brother


The town does not exist
except where one black-haired tree slips
up like a drowned woman into the hot sky.
The town is silent. The night boils with eleven stars.
Oh starry starry night! This is how
I want to die.

It moves. They are all alive.
Even the moon bulges in its orange irons
to push children, like a god, from its eye.
The old unseen serpent swallows up the stars.
Oh starry starry night! This is how
I want to die:

into that rushing beast of the night,
sucked up by that great dragon, to split
from my life with no flag,
no belly,
no cry.

 

(Fuente: Zoon Phonanta)

 

Farah Chamma (Dubai, 1994)

 

«Gaza»

Versión de Juan Carlos Villavicencio




Arrástrense buscando sangre, arrástrense, bastardos
  Hambrientos por cuerpos de niños inocentes y huyan
  Entre telarañas de caos ustedes destrozan el mundo
«¡Sionistas somos, todos tan poderosos, todos tan libres!».
   Pero otra vez la injusticia de la guerra me obliga

        A hablar con ira y ser completamente…
        Lo siento, queridos poetas, si la dureza viene con las palabras
        Pero las noticias no me dan ninguna alegría, ni regocijo
        Porque el pueblo de Palestina ahora está siendo torturado
        Y todo lo que puedo hacer es ver a Gaza convertirse en escombros




(Fuente: Descontexto)

 

Miguel Ángel Bustos (Buenos Aires, 1932 - Desaparecodo por la dictadura, 1976)

 

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ME AFIRMO EN LA TIERRA
 
 

Un día seré la ausencia visible de Miguel Ángel
luego mi olvido.
La marca de un pie desnudo sobre el agua.
Un gesto
una espalda.
Pero hoy tengo una médula de fuego.
Una piel extensa multiplicada en mi garganta.
Un puño joven
en el centro de mis huesos
apretándose muy hondo.
En luz
mi frente y mis dedos
como arterias hincadas
en el calor de la tierra dura.
 
 
 

SUEÑO QUEBRADO
 

Sueño quebrado
levántate y anda
Marcha de mi frente
abre mi tierra.
Levanta
ruda muralla de niños
al dólar de fuego y zarpa de balas.
Vuelve
joven enamorado del agua
al mordido corazón rebelde,
abraza y besa prieto hasta la llama
pedernal de lágrimas,
mi corazón
clavado a pico de sangre
en las vigilias desnudas de mi cuerpo.
 
*****
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

Francisco de Quevedo (España, 1580 - 1645)

 

PRONUNCIA CON SUS NOMBRES LOS TRASTOS Y MISERIAS DE LA VIDA
 
 

La vida empieza en lágrimas y caca,
Luego viene la mu, con mama y coco,
Síguense las viruelas, baba y moco,
Y luego llega el trompo y la matraca.
 
En creciendo, la amiga y la sonsaca,
Con ella embiste el apetito loco,
En subiendo a mancebo, todo es poco,
Y después la intención peca en bellaca.
 
Llega a ser hombre, y todo lo trabuca,
Soltero sigue toda Perendeca,
Casado se convierte en mala cuca.
 
Viejo encanece, arrúgase y se seca,
Llega la muerte, todo lo bazuca,
Y lo que deja paga, y lo que peca.
 
 
(Fuente: Víctor Coral)

Cecilia Fresco (Buenos Aires, 1969)

 

Capitalización de mercado


Los ejecutivos de Tesla
que esta mañana colocaron en la bolsa
el 5% de su paquete accionario
alcanzando así una ganancia
de unos cuarenta y siete mil millones
salieron a festejar al mediodía
con unas pizzas para todos
a cargo de la empresa.
La ganancia en cuestión equivale
aproximadamente a quince mil ochocientos treinta millones
de porciones de mozzarella simple
o a doce mil ochocientos setenta y cinco millones
de esas de pepperoni, pero
el castigado estómago de los ejecutivos
alcanza, como mucho, a digerir
dos o tres porciones y una soda.
Las posibles pizzas restantes
no fueron compradas
repartidas
ni llevadas
a ninguna parte.
 
 
En Poesía de Necesidad y Urgencia
 
(Fuente: Nicolás Aused) 



Tamara Padrón (Lima, Perú / Vive en San Martín de los Andes)

 

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PECES BOQUEANDO



Recuerdo
placer de haber encontrado el borde de mi cuerpo
en esas apresuradas siestas de la adolescencia.
Todavía tengo un poema apretado acá,
esperando que termine de tocarme para poder salir,
pienso romperme mano
con tal que algo salga o explote.
¿Por qué una mujer llora?
Nunca pude hacerlo del todo bien,
un par de lágrimas no quitan la nada de este mundo.
Mi madre continúa pudriéndose en el fondo de mi cabeza
y solo veo peces tragados por el aire
viscosos, jadeando en el piso
contra las cosas
sobre mi madre.
Solo peces a punto de morir
respirando la última bocanada interminable,
recurrentes y deformes como todo sueño.
Vuelven a posarse moscas en la cara podrida de esa madre
No voy a dejar que me quiten el agua de la piel.
Los peces son como niñas
redondas y abiertas
echadas mientras el mundo pasa a su alrededor,
dando giritos de trompo, rozadas por manos extrañas
arrojadas a la calle como un pedazo más de carne blanca.
Solo cuando cierran los ojos
imaginan que por la noche, las ponen en vasos de agua fría
aunque ellas prefieran un poco de whisky con hielo.
El destino de los peces es semejante al de ciertos hombres
o ciertas mujeres
saborear la propia orina y la ajena
sin tener jamás conciencia de ello
sin que pueda ser de otro modo.
Nuestro destino era arrojar piedras
contra vidrios, contra palabras,
contra otras piedras,
contra este aire que nos revienta.
 
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

 

Víctor Velázquez (Cuba)

 

El armario:

 

En la esterlina penumbra del armario
cruje (entre collares de dientes amarillos,
bufandas, japonerías
y el ovni mustio de una boina)
el guante del abuelo;
 
y en él, como una sortija,
como traída de un tiempo lejano,
la queja dulce de un perfume.
 
Encorvado en el envés de muselina,
el poema
encaramillado de promesas
arrugadas y póstumas
hace reír al armario centenario,
ese milord mendigo
que sueña regresar a árbol,
a semilla, a polen,
y otra vez libre
fundirse con el bosque
entre el oleaje
de las noches y los días.
 
Puede ser una ilustración

 

Denise Levertov (Ilford, Essex, Reino Unido, 1923-Seattle, Estados Unidos, 1997)

 

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MUERTES

 

I. OSIP MANDELSTAM

 

Con un vaso de
agua hervida
aún tibia
junto a una estufa pequeña
que no despedía
mucho calor
estaba sentado
repitiendo
aquellas verdes palabras
Laura y laurel
escritas en Aviñón
 
cuando del día
sombrío e invernal entró
la Muerte vestida de verde
tras haber viajado
a tal fin
diez mil kilómetros
en tren y a pie,
y apartándose para hacerle
un lugar junto al fuego, el poeta
le dio la bienvenida y le pidió
noticias de casa.
 
***
 
 

II. CÉSAR VALLEJO

 

La Querida Muerte
le gritó al oído,
su oído, hecho para registrar
el mínimo, el más sutil
grito del gusano y
el júbilo de la libélula.
y con esa cortesía que concedía
a todas las torpes cosas vivientes
que van dando traspiés con las botas rotas
él hizo una reverencia y
sin arredrarse ante su funesto aliento
le tendió un brazo y
echaron a andar por el camino
por el que ella había llegado y
doblaron la esquina
 
 
____________________
en "The Jacob’s Ladder", New Directions, Nueva York, 1961. Versión de Jonio González. En la imagen, Denise Levertov (Ilford, Essex, Reino Unido, 1923-Seattle, Estados Unidos, 1997) por David Gaier.
 
 

DEATHS

 

 

I. OSIP MANDELSTAM

 

With a glass of
boiled water
not yet cold
by a small stove
not giving out
much heat
he was sitting
and saying over
those green words
Laura and laurel
written in Avignon
when out of the somber
winter day entered
Death in green clothing
having traveled
by train and on foot
ten thousand kilometers to
this end,
and moving aside to give him
a place at the fire, the poet
made him welcome, asking
for news of home.
 
***
 
 

II. CÉSAR VALLEJO

 

Darling Death
shouted in his ear,
his ear made to record
the least, the most finespun
of worm-cries and
dragonfly-jubilations,
and with that courtesy he accorded
all clumsy living things
that stumble in broken boots
he bowed and
not flinching from her black breath
gave her his arm and
walked back with her the
way she had come and
turned the corner.
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Roxana Crisólogo Correa (Lima, Perú, 1966)

 

de "donde dejar tanto ruido"










La arpillera




10 mil policías
podrían ser producto de una composición errática de la arpillera
que no sigue los detalles que registró la cámara
10 mil trazos sobre una tela cortes incisiones
nudos que con la remalladora cubre de árboles y punto cruz
y dice son sauces pero podrían ser eucaliptos
cubrirán sus caras
alisos molles muros
donde humanos y perros se juntan a orinar

10 mil órdenes que se cumplirán y se harán retazos
cubrirán huecos en las paredes y en el corazón

las miradas de 10 mil policías que la arpillera arranca
del pasto para echarse a correr
no   no estoy aquí solo para fotografiarlos
no es el día del juicio pero como si lo fuera                                     

las órdenes vienen de arriba
los 10 mil policías de abajo

10 mil policías que buscan en su libretita el guión que ponga orden
mientras yo busco entre los retazos el labial que dejó escapar
una sonrisa

dicen que también hay mujeres entre los 10 mil policías
que también las mujeres pueden cargar la gran metralleta de la historia
harán historia con sus trajes de policía

a eso le llaman historia a eso llaman mujeres
y sus 10 mil formas de hacerse con un trabajo honesto que el Estado
agradece con una condecoración
en el Día de la Madre y un ramo de flores

las órdenes son de arriba

ay        el último recurso: sobrevivir
ser y no ser el enemigo pero ser el enemigo encubierto entre las flores
que la arpillera cose para imaginar que no se le escapa ningún detalle
el caparazón pesado el nudo de ser policía e ir sobre un caballo mecánico
dentro de unas botas ajustadas sobre una moto
a aplacar la ira de los manifestantes
y sus 10 mil letras que la arpillera no sabe cómo bordar

~

Si el Perú es un país rico
 
 
con tanto potencial para inspirar retruécanos
por qué la mayoría de peruanos dicen que son pobres
y su volumen de voz es más bien bajo

hacer poesía de la riqueza y riqueza de la poesía
me obliga a adjetivar lo que con dificultad escucho
buscando el petróleo de lo que se acaba
el mercurio que con falsedad brilla y perfora las manos

hacer poesía de los ricos campos de espárragos
que se llevan toda el agua
de los campesinos sin agua
para que quienes recorremos con ansiedad el supermercado
en busca de espárragos del Perú
tengamos en nuestras mesas espárragos del Perú

escribo de un campo que debo llenar de campesinos felices
que viven del fruto de su trabajo

para hacer poesía del Jardín Escolar Nº 744
sin agua
     ellos no se comen los espárragos
para hacer poesía que sea homenaje verbigracia onomatopeya
para hacer ciencia y lenguaje de la poesía
y venerar más trozos de yeso que se hacen ¡zas!
para hacer historia que no termine con sed
y hablar de las derrotas que son negociaciones a medias
para contar la historia del reverso de la página
para hablar de los héroes mirándolos de perfil
para hacernos los locos
y no hablar de los niños como angelitos ajenos del mundo
y decir que te cuidarán desde el cielo
y que la muerte no es el final del túnel
y las que murieron se sacrificaron
para que nosotras estemos aquí
y que la tierra arrulla y alimenta a todos sus hijos por igual

para escribir agroexportadora sin golpearme la cabeza contra el timón
del tractor y respirar
levantar el plástico
evitando las matemáticas de la repartición
necesito expulsar de algunas palabras su función adulona
subir el volumen         la voz
aplacar la ira de la forma

~

Los abrigos rojos de mis dos amigas
 
 
cuelgan uno frente al otro como el yin como el yang
como lo que compite cada día por un lugar bajo la luz
no puedo pronunciar sus nombres
las hago hablar para que suenen distintas
las empujo a las ráfagas de puentes que nadie cruza
al bucle de anuncios comerciales que nadie lee
que nadie quiere   que nadie ve
el rigor de cortar verduras
triturar   macerar   picar
nada de lo que les digo les suena familiar ni les produce inquietud
mi incapacidad de llamarlas por su nombre
me obliga a llamarlas por lo que me evoca lo que entra por las ventanas y llaman luz
ellas en reciprocidad
bromean con palabras que se parecen y creen que en castellano
significan lo mismo

aséptica y escéptica

yo respondo China y Vietnam da lo mismo
ellas ríen de que aquí parecen y dan lo mismo
comparten una habitación pequeña del mercado negro al oeste de Helsinki
reparten lo que con dificultad guardaron en sus abrigos y se tragará la luz
en la ventana del bus que las llevará de vuelta a su trabajo escriben
Hasta Pronto

***
En  Donde dejar tanto ruido. Lima: AUB, 2023.
Proyecto Patrimonio
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

A.E. Stallings (Decatur, Georgia, EEUU, 1968),

 

Quemado



 
No puedes hacer que lo quemado deje de estarlo.
Aunque rasques la arruinada tostada,
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres.
La manteca no puede no haber sido batida,
No puedes no haber enviado el correo enviado por la mañana,
No puedes hacer que lo quemado deje de estarlo.
Los amantes que en tu juventud rechazaste,
Los puentes carbonizados que más necesitaste,
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres.
El humo tiene una bien merecida reputación,
No sólo como acre, vana jactancia:
No puedes hacer que lo quemado deje de estarlo.
Echabas de menos tu hogar, pero mientras añorabas,
Los negros barcos ardían en la costa;
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres.
Aun cuando hubieras regresado,
Sólo serías una especie de fantasma,
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres
De que lo quemado está quemado está quemado.
 

 Poetas norteamericanos en dos siglos, ebooks Ediciones en Danza, 2020 Op. Cit., 15 de diciembre de 2022
Versión de Jonio González

Poemas de A.E. Stallings en Otra Iglesia Es Imposible


Burned

You cannot unburn what is burned.
Although you scrape the ruined toast,
You can’t go back. It’s time you learned
The butter cannot be unchurned,
You can’t unmail the morning post,
You cannot unburn what is burned–
The lovers in your youth you spurned,
The bridges charred you needed most.
You can’t go back. It’s time you learned
Smoke’s reputation is well earned,
Not just as an acrid, empty boast–
You cannot unburn what is burned.
You longed for home, but while you yearned,
The black ships smoldered on the coast;
You can’t go back. It’s time you learned
That even if you had returned,
You’d only be a kind of ghost,
You can’t go back. It’s time you learned
That what is burned is burned is burned.
 
---
Foto: A.E. Stallings por Barbara Zanon  The New Statesman/Getty Images
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

Cláudia Lucas Chéu (Lisboa, Portugal, 1978)

 

2 poemas de ODA AL COÑO




La muerte del amor nace en la wi-fi. 

En la taberna, la tenue deslealtad 

surge en algún lugar entre el mensaje escrito y la taza de café. 

La batería del aparato — un cuarto. 

Cómplice colchón de motel aplastando sueños. 


Aquí afuera, en el Cais das Colunas, los amantes perdieron su lugar 

y el río Tajo es, hoy, un no-paisaje, no-vista. 

Sólo un lugar para deambular turistas. 

Ni siquiera al agua sucia se puede lanzar en secreto el corazón. 


En casa, la sopa y el café enfriándose en la mesa de la cocina. 

Imagino que buscas redes en otra parroquia. 

Te sigo esperando con la ventana abierta, 

el tumulto distrae, un poquito, los malos fantasmas. 


Soy tu oportunidad de errar — 

cobaya experimentada en escenas ordinarias. 

Puedes buscar por toda la ciudad, 

seré siempre tu error más-que-perfecto-de-indicativo.



***


No hay superhéroes sin una super debilidad.


Oda triunfal al coño. Ed. Garum, 204

(Fuente: Voces del extremo)

 

Anne Sexton (EEUU, 1928 - 1974)

 

Puede ser una imagen en blanco y negro

 
Calle de la Misericordia 45
 
 

En mi sueño,
perforando en la médula
de mi hueso intacto
mi verdadero sueño,
caminando arriba y abajo en Beacon Hill
en busca del nombre de una calle-
llamada Mercy Street.
No está.
 
Lo intento en el Back Bay.
No está.
No está.
Y sin embargo, sé el número.
El 45 de la calle Misericordia.
Conozco la vidriera de la ventana
del vestíbulo,
los tres pisos de la casa
con su suelo de parqué.
Conozco los muebles y
a la madre, a la abuela, a la bisabuela,
a los criados.
Conozco el armario de Spode,
la barca de hielo, de plata maciza,
donde la mantequilla se presenta en pulcros cuadrados
como extraños dientes de gigante
en la gran mesa de caoba.
Lo conozco todo muy bien.
No está.
 
A dónde fuiste?
calle de la Misericordia 45,
con una bisabuela
arrodillada con su corsé de ballenas
y rezando con suavidad, pero con fiereza,
al lavabo,
a las 5 A.M.
al mediodía
dormitando en su pomposa mecedora,
el abuelo durmiendo una siesta en la antecocina,
la abuela tocando la campana para la criada de abajo,
y Nana acunando a Madre con una flor enorme
en su frente para cubrir el rizo
de cuando era buena y cuando estaba...
Y donde ella fue engendrada
y en una generación,
la tercera que engendrará,
a mí,
con la semilla del extraño floreciendo
en la flor llamada Horrible.
 
Camino con un vestido amarillo
y con un bolsito blanco relleno de cigarrillos,
las píldoras suficientes, mi cartera, mis llaves,
y con veintiocho años, o son cuarenta y cinco?
Camino. Camino.
Sostengo cerillas en los nombres de las calles
porque es tarde,
está tan oscuro como la muerte curtida
y he perdido mi Ford verde,
mi casa en las afueras,
dos niños pequeños
succionados como el polen por la abeja que hay en mí
y un marido
que borró sus ojos
para no acompañar a mi interior
y estoy caminando y observando
y esto no es un sueño
sólo mi vida empalagosa
donde los demás sin coartadas
y la calle es imposible de encontrar durante
una vida entera.
 
Cierra las persianas-
Ya no me importa!
Echa el cerrojo, misericordia,
borra el número,
echa abajo el nombre de mi calle,
que puede importar,
qué puede importar a ese mezquino
que quiere poseer el pasado
que se fue en un barco de muertos
y me dejó sólo con papel?
 
No está.
 
Abro mi bolso,
como lo hacen las mujeres,
y los peces nadan de aquí para allá
entre los dolares y la barra de labios.
Los saco,
uno por uno
y los lanzo contra los nombres de las calles,
y lanzo mi bolso
al río Charles.
Después me deshago del sueño
y me precipito contra la pared de cemento
del tosco calendario
en el que vivo,
mi vida,
y sus cuadernos
rindiendo cuentas.
 
 
del libro "Poesía completa" de Anne Sexton, publicado por la editorial Linteo y la traducción es de José Luis Reina Palazón.
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http://petitpalaisduvocabulaire.blogspot.com/.../anne...
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Photographer W.H. Apgar
After a Rain-Year 1909
 
(Fuente: Pilar García Puerta)
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Anna Golubkova (Анна Голубкова, Tver, Rusia, 1973)

 

Puede ser una imagen en blanco y negro de 1 persona

 

DE LA VERDADERA FILANTROPÍA

 

Diga, monsieur Guillotin,
de qué le sirve al hombre la cabeza
esa cosa extraña e inútil
que duele por las mañanas
tiene fiebre
inventa pensamientos vacíos
compone largas cadenas
que llevan siempre a lo mismo
moriremos en cualquier caso
moriremos en cualquier caso
a pesar de estas nubes y
el mal tiempo
a pesar del dolor de cabeza
las náuseas matutinas
la garganta seca
el perpetuo resfriado
esa extraña inútil
cosa
causa a todos
una molestia superflua
usted lo sabía, monsieur Guillotin,
al hacer su
filantrópica
propuesta
 
 
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trad. del ruso de Milagrosa Romero Samper, en “Ibis Oculus”, nº 7, junio de 2014. En la imagen, Anna Golubkova (Анна Голубкова, Tver, Rusia, 1973 / Лиterraтура ).

 

(Fuente: Jonio González)

T. S. Eliot (St. Louis, Estados Unidos, 1888-Londres, 1965)

 

Retrato de una dama













Tú has cometido fornicación: 
y  lo has hecho en otro país,
y, además, la chica está muerta.

                          El judío de Malta [Marlowe]


I

En medio del humo y la niebla de una tarde de diciembre,
usted logra que la escena se ordene por sí misma –como parece hacerlo-
con: “He reservado esta tarde para usted”,
y cuatro velas de cera en el sombrío cuarto,
cuatro anillos de luz allá arriba, en el techo;
una atmósfera de tumba de Julieta
para las cosas que se digan o no se digan nunca.
Hemos escuchado, déjenme decirlo, al crepuscular polaco
trasmitir los preludios a través de su pelo y la yema de sus dedos,
“tan íntimo este Chopin, yo creo que su alma
solo debería resucitar entre amigos,
dos o tres, que no toquen la flor
que se aja y cuestiona en la sala de conciertos.”
Y así la charla se desliza
entre veleidades y pesares cautelosamente contenidos,
a través de sones de atenuados violines
mezclados con remotos cuernos
y comienzos.
“No sabe usted lo mucho que significan para mí mis amigos,
y qué raro, qué raro y extraño eso, descubrir así, 
en una vida hecha de demasiadas, demasiadas diversidades y metas
(porque en verdad no la amo... ¿lo sabe? ¡No es usted ciego!
¡Qué agudo es usted!)
hallar un amigo con estas cualidades, 
que las tenga y las ofrezca,
todas esas cualidades sobre las que vive la amistad.
Qué importante es que le diga esto:
sin esas amistades... la vida ¡qué cache!”
Entre las volutas de los violines
y las arietas
de quebradas cornetas,
dentro de mi cerebro un aburrido tam-tam comienza
el absurdo martilleo de un preludio propio,
caprichosa monotonía
que por lo menos es una definida
 “nota falsa”.

Déjennos tomar aire en un trance de tabaco,
admiremos los monumentos
discutamos los últimos eventos,
sincronicemos los relojes con la hora pública.
Y sentémonos un rato a beber nuestras cervezas.


II

Ahora que las lilas han florecido
ella tiene un jarrón con lilas en su cuarto
y mueve una entre los dedos mientras habla.
“Ah, amigo mío, usted no sabe, no sabe
lo que es la vida, usted que la tiene entre sus manos”
(lentamente mueve los tallos de las lilas).
“Deja que se deslice desde usted, la deja ir,
y la juventud es cruel y no tiene remordimientos
y sonríe ante situaciones que no entiende”.
Sonrío, por supuesto.
Y sigo tomando el té.
“Y en esos ocasos de abril que en cierto modo recuerdan
mi vida quemada y a París en primavera,
siento una inconmensurable paz y encuentro al mundo
maravilloso y joven, después de todo”.
En la voz insiste la desafinada nota
de un violín quebrado en un atardecer de agosto:
“Yo siempre estoy segura de que usted comprende
mis sentimientos, siempre segura de que usted siente,
segura de que a través del mar extiende su mano.
“Es usted invulnerable, no tiene talón de Aquiles,
seguirá adelante y cuando haya vencido
podrá decir: en este punto muchos fallaron.
Pero ¿qué tengo yo, qué tengo, amigo mío,
para darle; qué puede recibir de mí? 
Solo la amistad y la simpatía
de alguien que llega al final de su viaje.
Me quedaré sentada aquí, sirviendo el té a los amigos.”
Tomo mi sombrero: ¿cómo podré hacer una cobarde contraprestación
por lo que ella me ha dicho?
Me verán cualquier mañana en el parque
leyendo los chistes y la página deportiva.
Reparo especialmente
en una condesa inglesa que se dedicó a las tablas.
Un griego fue asesinado en un baile de polacos.
Otro estafador bancario ha confesado.
Mantengo mi presencia de ánimo.
Sigo en posesión de mí mismo.
Excepto cuando un organito mecánico y cansado
reitera alguna gastada canción popular
con olor a jacintos desde el otro lado del jardín,
evocando cosas que otros han deseado.
¿Son estas ideas correctas o falsas?


III

La noche de octubre cae, retornando como antes,
excepto por una remota sensación de malestar.
Subo la escalera y hago girar el picaporte.
Y siento como si hubiese subido de rodillas.
“De modo que se va al exterior; ¿y cuándo regresará? 
Pero es una pregunta vana:
usted apenas sabe cuándo volverá.
Y usted encontrará tanto que aprender.”
Mi sonrisa cae pesadamente entre las bagatelas.
“Tal vez usted me escriba.”
Mi aplomo arde en un segundo:
esto es como lo calculaba.
“Me pregunto con frecuencia desde hace un tiempo
(¡pero al principio no sabemos cómo terminarán las cosas!)
por qué no hemos llegado a ser amigos.”
Me siento como alguien que sonríe y al darse vuelta
súbitamente sorprende su expresión en un vidrio.
Mi aplomo se extingue; estamos de veras en penumbras.
“¡Porque todo el mundo decía eso, todos nuestros amigos,
estaban seguros que nuestros sentimientos se conectarían
tan estrechamente! Yo misma apenas puedo entenderlo.
Ahora debemos dejárselo a la suerte.
Usted podrá escribirme, en todo caso.
Tal vez no sea muy tarde.
Me quedaré sentada aquí, sirviendo el té a los amigos.”
Debo tomar prestada cualquier forma cambiante
para encontrar expresión... bailo, bailo
igual que un oso bailarín,
grito como un papagayo, parloteo como un simio.
Déjennos tomar aire en un trance de tabaco.
¡Bien! ¿Y si ella debiera morir una tarde de estas?
Tarde gris, humosa; anochecer amarillo y rosado.
¡Si debiera morir y me dejara pluma en mano!
con el humo que baja desde los altos tejados;
dudando un rato,
sin saber qué sentir o si comprendo,
si soy sabio o estúpido, lento o muy rápido...
¿No sería de ella la ventaja, después de todo?
Esta música triunfa con una “moribunda caída”,
ahora que hablamos de morir. 
¿Y tendría derecho a sonreír?

 
En Prufrock and Other Observations, 1917; Project Gutenberg, 1998; Bartleby.com s/f
Versión de J. Aulicino, 2003

Imagen: Retrato de T.S. Eliot en la portada de Selected Essays, Faber & Faber, Londres, 1999
 
(Fuente: Campo de maniobras)