miércoles, 31 de julio de 2019

Rainer María Rilke (Praga, 1875 - Suiza, 1926)

Día de otoño



Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.

Haz que sazonen los últimos frutos;
concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.

No hará casa el que ahora no la tiene,
el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.



(Fuente: Biblioteca Ignoria)

Liliana Bodoc (Argentina)


LOS AUTÉNTICOS REYES DE LA HISTORIA


Me voy de carnaval
A murguear, a construir la fiesta.
¿Va a venir a escucharme? Yo soy de los que cantan.
«Vamos rojo al ritmo de la murga»
Me contaron que esto de la murga es viejo como usted.
¡No se me enoje!
Eso me hace feliz porque me da un pasado.
No un día sino muchos
Un pasado, ¿me entiende?
Un barrio como un mundo.
«Todos los domingos siempre voy a estar
Recordando siempre al que ya no está»
Me voy de carnaval, de redoblantes.
Burla para el infierno.
Me voy de mascarada a celebrar que somos los que fuimos.
Después pase un ratito y me saluda.
---------------
«Vamos rojo al ritmo de la murga»
Y de repente se rompió la risa.
Se deshizo la gracia.
¿Qué pasa?
¿Por qué duelen los cantos?
¿Quién golpea? ¿Quién corre?
Mi máscara chorrea por la frente.
¿Por qué, si estoy bailando?
-----------------
Mañana, cuando ya no tenga miedo
Voy a pensar despacio.
Mañana voy a entenderlo todo
Y que ¡Oh, dale oh!
No hay paliza más grande que una fiesta del pueblo.
¡Dale, oh! ¡Dale, oh!
Ellos van a pasar
Y la murga
Va a seguir calle arriba
Dale oh, dale oh
Hasta la vida.




(Fuente: Somari colectivo literario)

Eduardo Milán (Uruguay, 1952)


Va adolecer el cuerpo puro niño... 

 

va adolecer el cuerpo puro niño
va a dejar de comer roscas
va a romper la corteza de árbol niño
el niño prisionero
el cuerpo del niño prisionero
un cuerpo suelto, antiguo niño prisionero, va rumbo
          a su isolda
—ese no: "el cuerpo prisionero del niño”
el niño no aprisiona
aunque hay cierto tipo de hombre que Alce Negro haría
          lluvia negra de ellos
Alce Negro, Apachi o los Pueblo
harían del verbo hacer cenizas, cenizas con ellos
útiles como lluvia para un fin de mundo
          cuando esas cenizas-

retrato cuando el niño deja de ser cuerpo prisionero


  
 
en Salido (Madrid, 2018)
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

martes, 30 de julio de 2019

Michael McClure (Estados Unidos, 1932)


La almendra de cada ser...

 

LA ALMENDRA DE CADA
SER
está en el presente
con genomas
de arrebato y amor
FORMANDO
UN
MODELO
VIVO
abocado a devenir en
menos de lo que fue
cuando se agrupó
TAN
SUAVEMENTE
en presencias de proteína:
BRAZOS Y PIERNAS,
ONDAS
DEL
abdomen.
CUERPOS DE HAMBRE
se arremolinan
en morfos
que envuelven
el volumen
que ellos crean.
A
R
T
A
U
D
lo
sabía
cuando se alzó
a través de su suelo.
Con ello
dormimos
felizmente
nuestros pies tocándose
en sueños.
Olas cálidas del Caribe
se extienden desde el aroma
de noviembre.
YO
(SOLO)
ESTOY
CUERDO
en este día
de la noche del solsticio
en nazi América.
 



En  Neuronas del espíritu
 
(Trad. Andrés Fisher y Benito del Pliego)
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

lunes, 29 de julio de 2019

Édgar Valencia (México, 1975)


Métrica

 

A pesar del gris y roto laberinto
que es la calle de una ciudad antigua
a ratos peatonal y pendenciera
a pesar del murmullo hay un silencio
bajando la escalera y el bullicio
a pesar de la gente y de lo oscuro
las pisadas y el vértigo al silbato
he aguardado impaciente los vagones
conectando alguna estación, algún
destino que me espera como un tango
he cruzado los andenes y sus rimas
y el ritmo de un soneto al transitar
el verso de Legazpi hacia Moncloa
catorce veces sí catorce he dicho

y allí la descubrí y fui Teseo
y el inspector de Minos
no supo de mi salto a la barrera
de mi paso veloz de mi imprudencia
atropellada hasta el vacío del tren
y el viento que dejó tras su partida:
eras tú un diamante luminoso
en gambusina noche de viajeros

un perfil surge triste entre las luces
-qué soledad más negra en su vitrina
el maquinista tiene-
una voz anuncia ya
la próxima parada, unos descienden
uno se cubre el rostro con un libro
hay lugares vacíos
los que quedan realizan su tarea:
mirar hacia la nada
cuidar la aparición entre los muros
de las tablas, pasillos, direcciones
recovecos, galerías y el afán
de este día sin sol como es abajo
donde el invierno habita con su elipsis

yo venía recuerdo de otros metros
de Cuauhtémoc, La Raza, de Insurgentes
de una ciudad herida por la lumbre
del verano en la calle como espejo

tú surgías en todas las miradas,
duplicada tu imagen como un símbolo,
tenga cuidado de no introducir
su pie entre el coche y el andén y veo
la curva de tu espalda
que a tropezar obliga
subiendo los peldaños
yo esperaba, disminuía mi paso
en la escalera larga que bajaba
el terceto final de Pan Bendito

y agoto desde entonces estaciones
siguiendo cada rastro de tus ojos
me detengo en los codos e intercambios
aguardo la llegada de las astas
que salen de los túneles oscuros
y te expulse por fin el minotauro



(Fuente: Asamblea de palabras)

Fadwa Tuqan (Palestina, 1917 - 2003)


Es suficiente para mí





Es suficiente para mí
suficiente para mí morir en su tierra
ser enterrado en ella
derretirse y desaparecer en su suelo
luego brotar lejos como una flor
con la que juega un niño de mi patria.
Es suficiente para mí permanecer
en los brazos de mi tierra
estar en ella como un puñado de polvo
una hoja de césped
una flor.

                           

Versión de Juan Carlos Villavicencio

 

(Fuente: Descontexto)

Denise Levertov


Poema de amor
 
……………………………….
Quizás soy una “parte enferma de
algo enfermo”
……………………………….quizá
……………………..algo me dio alcance
sin duda hay una niebla
entre los dos
……………………………….Apenas puedo
verte
………………………pero tus manos
son dos animales que
abren la niebla y me tocan.


*


Intercambio
 
……………………………….
Gaviotas tierra adentro.
Vienen para variar su dieta,
por un poco
de aire terrestre.
……………………………….
Huelo en sus gritos
la verde, húmeda, blanda,
parte de abajo de un embarcadero.


*


Cómo sería mi casa si fuera una persona
 
……………………………….
Sería un animal, esta persona.
Este animal sería grande, al menos del tamaño
de un caballo de tiro. Como las vacas, rumiaría,
y tendría, como ellas, múltiples estómagos.
Nadie podría seguirlo a través de la espesura
para observar sus hábitos reproductivos.
Al encontrarse oculto debajo del pelaje,
sería muy difícil determinar su sexo.
Definitivamente, desalentaría
toda investigación. Pero, si no lo provocásemos,
sería un animal amable y amistoso,
y tan confiado como un carbonero.
Sería altamente inteligente, de una inteligencia
ni humana ni animal, más bien como de duende.
Ronronearía, pero puesto que es una casa,
uno se sentaría en la falda de ella,
y no al revés.


*


El secreto
 
……………………………….
Dos chicas, en un verso
súbito, descubren
el secreto de la
vida.
……………………………….
Yo que no sé el
secreto escribí
el verso. Ellas
me contaron
……………………………….
(a través de un tercero)
que lo habían encontrado
pero no en qué consistía
ni siquiera
……………………………….
cuál era el verso. Ahora no tengo
dudas, pasada más de
una semana, de que olvidaron
el secreto,
……………………………….
el verso, el nombre,
el poema. Las amo
porque vieron lo que
no puedo ver,
……………………………….
y por amarme por
el verso que escribí,
y por olvidárselo
de modo que
……………………………….
mil veces más, hasta que las alcance
la muerte, puedan descubrirlo
de nuevo en otros
versos
……………………………….
en otros
acontecimientos. Y por
querer saberlo,
por
……………………………….
suponer que existe
tal secreto, sí,
por eso más que nada.


*


Poema de amor
……………………………….
«Somos buenos el uno para el otro».
X
……………………………….
Lo que me das
……………………………….
es el extraordinario
sol que vuelca su luz
sobre los árboles atónitos.
……………………………….
Una rama
que con bayas se agita
……………………………….
bajo las patas de algún pajarito.
……………………………….
Conozco
otros deleites –tienen un gusto amargo,
parecen destilados de raíces,
y sin embargo tengo sed de ellos.
……………………………….
Pero tú–
tú me das
ese rayo dorado de la luz
del día en la medianoche
del cuerpo,
la tibieza del mediodía de otoño
entre las sábanas, en la penumbra.




(Fuente: Jampster)

domingo, 28 de julio de 2019

Sinny (República Dominicana, 1990)


NYC o la otra isla 

 

Tenías un vestido amarillo
que vibraba contra tu piel negrísima.

Estabas hastiada de escuchar a los tigueres gritándote obscenidades
mientras esperabas la ruta B
y deseando estar en una parada en New York
y no una en L.A,
Los Alcarrizos.
O esperando la señal de Walk
y no verle la cara a un pusher
que se fuma la yerba que te vende
y te dice que eres la única negra
a la que le ofrece una ñapa,
¡mmg!

En tus ojos se refleja la violencia de las calles
y el calor de la ciudad,
te viste bajando en bicicleta como en esos días,
pero en la otra isla donde creciste,
no en esta.

Te criaste en Yonkers,
y a los 9 años te trajeron a Boca Chica a conocer
a las hermanas de tu papá
Te volviste loca con los mangos
y odiaste los mosquitos.

Volviste a la isla por esa nostalgia inútil
de los millennials Dominicanyor
de querer re-encontrar sus raíces
y lo único que encontraste fue mucho calor,
muchos mosquitos
y muchos tigueres queriendo mangarte y chapiarte
porque todo lo que veían
fue que llegaste de los Niuyores.
No muy diferente de allá,
que los blanquitos se ponían a tu merced
y te alababan las nalgas
wow babe you’re so exotic, can I have your number?

Cuando volviste a la otra isla
tu mamá se puso mala
porque te rapaste a caco
disque «descolonizándote»
trataste de explicarle el rechazo a lo eurocéntrico
y ella no entendía de esa vaina
porque todo lo que vio
fue que tú ya no querías volver al salón por andar despeinada
y que no te iba a dejar volver pa’ RD
porque «allá» te volviste loca.

Te la pasas ahora en un limbo nostálgico,
porque perteneces y no
a dos lugares a la vez,
demasiado negra y demasiado gringa.

Yo quería aliviar tu dolor, mi negra,
o amansarte el calor
y lo único que me dijiste fue
«no, thanks, ya me voy»
y te montaste en una FENATRANO
con destino a no sé dónde,
dejándome con la fría en la mano.
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Eric Huarca (Perú)


EN MI CUERPO


Las sombras de mis huesos son muy profundas y podrás guardar tus joyas y mis ojos en mis costillas como estantes
Mis brazos podrán sacarte la carne entre tus dientes
Y mi saliva para destapar tu baño
Mi cabeza raspar tus ollas quemadas de agua
Mi piel cubrirte de los huaycos
En mis manos tengo generaciones perdidas
Y mis labios solo conocen 4 labios sin contar los de mi madre
Mi hedor hace nacer a las espinas de las rosas que hueles
Cuando sudo le quito el óxido a los clavos
Mis besos; la marca de los mulatos
Y mi canción: el coro de perros de mi cuadra
Mi mejor baile es el  t a m b a l e o de un borracho
Mi sed insaciable es tu cuerpo listo para tomar
El color chuño es mi favorito
Y la mejor prenda que tengo es mi calzoncillo NIKE
Y lo lavo cada vez que llueve
Y lo seco cada vez que hay un eclipse
En mis sueños soy un apéndice
Que se llena y revienta
Y en mis pesadillas
Un periodista ayacuchano en los ochenta
Nací con siameses en los ojos y solo vez las cicatrices
Juego solito a las escondidas y no me encuentro
Cuando me despierto soy un capullito de lagañas
Y los veranos que voy a la playa a pensar en ti
Piensan que soy un resto arqueológico en la arena
Y fumo al revés
Y cuando intente tomar aparecí calato en
Mariano melgar bajo su estatua
Ya tengo mi tumba lista en el patio de un
 Chifa
Y cuando mires mi cara dirás que es Arequipa
Y el Misti de mi nariz en la cima
Y tú vives por mi frente y yo en lunar de mi quijada
Te siento como el colibrí acosador de los árboles en las mañanas
Dame tus besos
Quiero cultivar tu papa
Ser la lluvia de tu sendero
¡Y AMOR MIO!
¡DEJAME!
Llenar el vacío de tus huecos


(Fuente: Lenguaje Perú)

sábado, 27 de julio de 2019

Friedrich Hölderlin (Alemania, 1770-1843)




El río encadenado

 

¿Duermes y sueñas, mancebo, recogido en ti mismo,
y te demoras, pasivo, en esta fría orilla?
¿Acaso olvidas tu origen, hijo del océano
que de los Titanes fue amigo?
¿Ya no reconoces a esas brisas vivificadoras,
mensajeras del amor, enviadas por tu Padre?
¿No oyes la clarísima palabra que desde lo alto
te dice el dios siempre vigilante?
Ya rumorea, ya rumorea y borbota
como en el tiempo en que holgaba entre las rocas,
y va recordando su fuerza y poder
y ahora, vedlo, se apresura
el indolente; se burla de sus cadenas
y las aferra y rompe, arrojando sus restos
como por juego sobre la sonora orilla. Y al grito
del hijo de los dioses despiertan las montañas,
se agitan los bosques, el abismo oye lejos
la llamada del heraldo. Y estremeciéndose
vuelve a brotar el júbilo en la tierra.
¡Llega la primavera, y el verdor despunta!
Pero él se vuelve hacia los Inmortales,
porque en ninguna pueda ya descansar
sino en los brazos abiertos de su Padre.

Silvina Ocampo (Argentina)


La estatua de arena


Medí la frente,
alargué el contorno de los ojos,
con un compás apócrifo
cambié cinco veces la postura impúdica de las piernas
para dedicarme a la colocación asidua del antebrazo:
me arrodillé, me eché al suelo;
le até el pelo,
le hice ondas, las deshice,
volví a hacerlas.
Con el agua de un balde prestado por un niño
humedecí la forma de la boca.
Sólo el tiempo puede abrir la boca de una estatua.
¿Qué secretos revelaría?
Le cerré la boca.
Llegó a tener cuatro bocas.
Le suprimí la boca.
Llegó a tener una boca perfecta.
¿Cómo son las bocas perfectas?
Ese es el misterio que ni las sirenas conocen
cuando se miran en el fondo del agua.
El misterio de la belleza
cambia tanto que el patrón se pierde.
¿La Venus de Milo tiene una boca perfecta?
Nadie le mira la boca por mirar la ausencia de sus brazos
o la distracción de su mirada.
¿La sibila Eritrea tiene una boca perfecta?
Tal vez cuando revelaba sus oráculos
conteniendo su respiración de esfinge.
¿El David de Miguel Angel?
¿Quién le miró la boca?
Que las palmas de las manos
tuvieran que estar abiertas o cerradas
fue una controversia solitaria.
¿No sería mejor que fuera un varón? pensé.
Renunciar a esos pechos prominentes
¿sería lícito?
Para la estética, sí,
pero no para expresar la realidad.
Despojada de esos atributos
¿no se confundiría con un tronco de árbol
o con una columna?
El cuello, la largura del cuello me preocupó un momento,
la rodilla también.
Cuando llegué al ombligo
algo de la cadera se deshizo.
Se volvió bruscamente hermafrodita,
sirena, erinnia.
Entonces quedó boca abajo
durante un cuarto de hora
hasta que recuperó su ombligo y sus pechos.
Caía la tarde, no la vi sonrojarse.
Las sombras benévolas
dibujaron espectáculos
insistentes sobre las nubes.
No miraba esa luz deslumbrante
que abría sus espejos
al abismo de la noche.
Me ocupé de su oreja, de una sola, porque la otra se
[apoyaba sobre el pelo que la escamoteaba
y le dije:
De tanto haber querido que no me oigan,
de querer tanto ser olvido
llegué a la realización de mi deseo.
Gato que acuné en mis brazos escondido,
que recogí en los pastizales de mi infancia,
varón que llenó de asombro secreto
mis ojos asustados,
ocultos en la luz de una calle;
silencio que nadie escuchó con mil orejas
debajo de un mosquitero blanquísimo;
fuente que una sirena aún hoy abreva
en el poniente
cuando los ojos interrogan.
¿Me han oído?
Como los líquenes soy muda;
incendio que rapta la atención
con sus lenguas naranjadas y azules
que en vez de hablar silba;
madre que no me atreví a contrariar ni en el interior
de mi pensamiento,
para que no hiciera ruido
mi cerebro o mi corazón
de tanto sentir o disentir;
muñeca enterrada en el hielo
vestida de colorado y de azul,
muñeca rusa, infinita;
les pido a ustedes y a esta estatua de arena
y a todos los que no me oyeron
durante tanto tiempo,
desde que existe el movimiento y la voz,
que me oigan.
Se agitaban las lonas de la carpa.
Le dije:
Te espero en casa. Seré tu esclava.
El mar llegaría pronto
¿Cuánto tardó en incorporarse?
No sé. Nunca lo sabré.
Pensé: Si se la lleva el mar, moriré.
Cuando se incorporó advertí que era más alta que yo.
No sabía ella tampoco que el mar
tuviera gusto a lágrimas
ni las lágrimas gusto a mar.
Se echó de nuevo en su cama,
La arena es áspera pero su forma suave.
El objetivo de una cámara fotográfica
podría salvarla,
salvarme al fin.
Apelé al arte fotográfico
arrodillándome a sus pies.
Disparé: la cámara fotográfica capta y mata.
¡Creador, cómo habrás sufrido!
Sal, algas, espuma.
Me acosté a su lado.
La arena gris se humedeció
y borró sus formas.
No existe materia que dure,
ni el mármol ni la piedra,
ni el después,
ni el antes,ni el ahora,
ni el nunca.






(Fuente: Biblioteca iIgnoria)

Joanne Kyger (Estados Unidos, 1934-2017)


Palacio nocturno 

 

 

"Lo mejor del pasado
                                        es que se acaba”
                           al morir,
                 te despiertas
del sueño

                                                           que es tu vida.

Entonces creces
                      y te vuelves post-humano
                  en un pasado        que sigue sucediendo
             por delante de ti

                                                                     
 
 
Octubre de 2003
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

viernes, 26 de julio de 2019

Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925)


SALMO 1
 
 
Bienaventurado el hombre que no sigue las
consignas del Partido
ni asiste a sus mítines
ni se sienta en la mesa con los gánsteres
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios
comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans
Será como un árbol plantado junto a una fuente.

Renan Nuernberger (Brasil, 1986)


Las cosas claras

                   para Vinicius Marques Pastorelli

1.
suponga un vaso de agua
en una sala repleta de luz.
sobre el plano de una mesa
el vaso translúcido actúa
sudando tranquilo
suya mancha en la madera
de teca opaca, los bichos
cavando allá afuera, ventanas
enormes que ocupan casi
toda la extensión de las
paredes de la sala, el Sol
emanando sus rayos
al pulmón de vidrio
en que estoy adentro
- escribo a prueba de balas.

2.
la mar egeo no se yergue
(nunca después navegado)
en el abismo de esta mañana,
escribo. mastico algunos
trozos de fruta (suponga
ser pera o maqui).
poema: los bichos cavando.
la ingeniería es el mal
necesario a quien
piensa el poema y
(se) acaba por crearlo,
máquina de emocionar,
el vaso de agua, las frutas,
la madera de teca, el iMac, el .doc
- todas las cosas bien claras.
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Francisco Pino (España, 1910-2002)


Metáfora imposible 

 

          Viene del paraíso
                              un pájaro sin cuerpo
                              llora
                      vaho        vive
                                             cilicio
          qué caer ay sin peso
                              da en la tierra
                           inconcebible
                                      víspera
          esa luz que tú ves tan siempre sola
                                      vestida
                                            (desnudísima)
presente terrenal paradisíaca
                                        ave
                          real gigante
          en qué nido pupila
                          cabe
                                  duérmese
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

jueves, 25 de julio de 2019

Eugenio Montejo (Venezuela)


Algunas palabras



Algunas de nuestras palabras
son fuertes, francas, amarillas,
otras redondas, lisas, de madera…
Detrás de todas queda el Atlántico.

Algunas de nuestras palabras
son barcos cargados de especias;
vienen o van según el viento
y el eco de las paredes.
Otras tienen sombras de plátanos,
vuelos de raudos azulejos.
El año madura en los campos
sus resinas espesas.
Palmeras de lentos jadeos
giran al fondo de lo que hablamos,
sollozos en casas de barro
de nuestras pobres conversas.
Algunas de nuestras palabras
las inventan los ríos, las nubes.
De su tedio se sirve la lluvia
al caer en las tejas.
Así pasa la vida y conversamos
dejando que la lengua vaya y vuelva.
Unas son fuertes, francas, amarillas,
otras redondas, lisas, de madera….
Detrás de todas queda el Atlántico.



De: Antología histórica de la
poesía venezolana del siglo XX (2001)

Néstor Perlongher (Buenos Aires, Argentina, 1949 - Sao Paulo, 1992)


Hay cadáveres

(Fragmento)


Bajo las matas
En los pajonales
Sobre los puentes
En los canales
Hay Cadáveres

En la trilla de un tren que nunca se detiene
En la estela de un barco que naufraga
En una olilla, que se desvanece
En los muelles los apeaderos los trampolines los malecones
Hay Cadáveres

En las redes de los pescadores
En el tropiezo de los cangrejales
En la del pelo que se toma
Con un prendedorcito descolgado
Hay Cadáveres

En lo preciso de esta ausencia
En lo que raya esa palabra
En su divina presencia
Comandante, en su raya
Hay Cadáveres

En las mangas acaloradas de la mujer del pasaporte que se arroja por la
ventana del barquillo con bebito a cuestas
En el barquillero que se obliga a hacer garrapiñada
En el garrapiñero que se empana
En la pana, en la paja, ahí
Hay Cadáveres

Precisamente ahí, y en esa richa
de la que deshilacha, y
en ese soslayo de la que no conviene que se diga, y
en el desdén de la que no se diga que no piensa, acaso
en la que no se dice que se sepa...
Hay Cadáveres

Empero, en la lingüita de ese zapato que se lía, disimuladamente, al
espejuelo, en la
correíta de esa hebilla que se corre, sin querer, en el techo, patas arriba
de ese monedero que se deshincha, como un buhón, y, sin embargo, en
esa c... que, cómo se escribía? c... de qué?, más,
Con Todo
Sobretodo
Hay Cadáveres

En el tepado de la que se despelmaza, febrilmente, en la menea de la que
se lagarta en esa yedra, inerme en el despanzurrar de la que no se abriga,
apenas, sino con un saquito, y en potiche de saquitos, y figurines
anteriores, modas pasadas como mejas muertas de las que
Hay Cadáveres

Se ven, se los despanza divisantes flotando en el pantano: en la colilla
de los pantalones que se enchastran, símilmente; en el ribete de la cola
del tapado de seda de la novia, que no
se casa
porque su novio ha....................!
Hay Cadáveres

En ese golpe bajo, en la bajez
de esa mofleta, en el disfraz
ambiguo de ese buitre, la zeta de
esas azaleas, encendidas, en esa obscuridad
Hay Cadáveres

Está lleno: en los frasquitos de leche de chancho con que las
campesinas
agasajan sus fiolos, en los
fiordos de las portuarias y marítimas que se dejan amanecer, como
a escondidas, con la bombacha llena; en la humedad de esas bolsitas,
bolas, que se apisonan al movimiento de
de los de
Hay Cadáveres

Parece remanido: en la manea
de esos gauchos, en el pelaje de
esa tropa alzada, en los cañaverales (paja brava), en el botijo
de ese gaucho, el olor a matorra de ese juiz
Hay Cadáveres

Ay, en el quejido de esa corista que vendía 'estrellas federales'
Uy, en el pateo de esa arpista que cogía pequeños perros invertidos,
Uau, en el peer de esa carrera cuando rumbea la cascada, con una botella
de whisky 'Russo' llena de vidrio en los breteles, en
ésos, tan delgados,
Hay Cadáveres

En la finura de la modistilla que atara cintas de un buraco hubiere
En la delicadeza de las manos que la manicura que electriza
las uñas salitrosas, en las mismas
cutículas que ella abre, como en una toilette;
en el tocador, tan ...indeciso..., que
clava preciosamente los alfiles, en las caderas de la Reina y en los
cuadernillos de la princesa, que en el sonido de una realeza que se
derrumba, oui
Hay Cadáveres

Yes, en el estuche de alcanfor del pecho de esa
¡bonita profesora!
Ecco, en los tizones con que esa ¡bonita pro /> Verrufas, alforranas (de teflón). macanos muermos: cuando sin... acribi-
lla, acrisola, ángeles minados de peces espadas, millas acneicas, o sólo
adolescentes, doloridas del dedo de un puntapié en las várices, torreja
de ubre, percal crispado, romo clít...
Hay Cadáveres

En el país donde se juega el molinero
En el estado donde el carnicero vende sus lomos, al contado, y donde
todas las Ocupaciones tienen nombre...
En las regiones donde una piruja voltea su zorrito de banlon, la hueles
desde lejos, desde antaño
Hay Cadáveres

En la provincia donde no se dice la verdad
En los locales donde no se cuenta una mentira
—Esto no sale de acá—
En los meaderos de borrachos donde aparece una pústula roja en la
bragueta del que orina —esto no va a parar aquí—, contra los
azulejos, en el vano, de la 14 o de la 15, Corrientes y Esmeraldas,
Hay Cadáveres

Y se convierte inmediatamente en La Cautiva,
los caciques le hacen un enema,
le abren el c... para sacarle el chico,
el marido se queda con la nena,
pero ella consigue conservar un escapulario con una foto borroneada,
de un camarín donde...
Hay Cadáveres

Donde él la traicionó, donde la quiso convencer que ella era una oveja
hecha rabona, donde la perra
la cagó, donde la puerca
dejó caer por la puntilla de boquilla almibarada unos pelillos almizclados,
lo sedujo,
Hay Cadáveres

Donde ella eyaculó, la bombachita toda blanda, como sobre
un bombachón de muñequera, como en
cáliz borboteante —los retazos
de argolla flotaban en la 'Solución Humectante' (método agua
por agua),
ella se lo tenía que contar:
Hay Cadáveres

El feto, criándose en un arroyuelo ratonil,
La abuela, afeitándose en un bols de lavandina,
La suegra, jalándose unas pepitas de sarmiento,
La tía, volviéndose loca por unos peines encurvados:
Hay Cadáveres

La familia, hurgándolo en los repliegues de las sábanas
La amiga, cosiendo sin parar el desgarrón de una 'calada'
El gil, chupándose una yuta por unos papelitos desleídos
Un chongo, cuando intentaba introducirla por el caño de escape
de una Kombi,
Hay Cadáveres

La despeinada, cuyo rodete se ha raído
por culpa de tanto 'rayito de sol', tanto 'clarito';
La martinera, cuyo corazón prefirió no saberlo;
La desposeída, que se enganchó los dientes al intentar huir de
un taxi;
La que deseó, detrás de una mantilla untuosa, desdentarse para no ver lo que veía:
Hay Cadáveres

La matrona casada, que le hizo el favor a la muchacha pasándole un
buen punto;
la tejedora que no cánsase, que se cansó buscando el punto bien
discreto que no mostrara nada
—y al mismo tiempo diera a entender lo que pasase—; la dueña de la fábrica, que vio las venas de sus obreras urdirse táctilmente en los telares —y daba esa textura acompasada... lila...
La lianera, que procuró enroscarse en los hilambres, las púas
Hay Cadáveres

La que hace años que no ve una pija
La que se la imagina, como aterciopelada, en un cuna (o cuña)
Beba, que se escapó con su marido, ya impotente, a una quinta
donde los
vigilaban, con un naso, o con un martillito, en las rodillas, le tomaron
los pezones, con una tenacilla (Beba era tan bonita como una profeso-
ra...)
Hay Cadáveres

Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestar contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres

Era: 'No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan
cuenta'
O- 'No le vayas a contar que los vimos porque a ver si se lo toma
a pecho'
Acaso: 'No te conviene que lo sepa porque te amputan una teta'
Aún: 'Hoy asaltaron a una vaca'
'Cuando lo veas hace de cuenta que no te diste cuenta de nada
...y listo'
Hay Cadáveres

Como una muletilla se le enchufaba en el pezcuello
Como una frase hecha le atornillaba los corsets, las fajas
Como un titilar olvidadizo, eran como resplandores de mangrullo,
como una corbata se avizora, pinche de plata, así
Hay Cadáveres

En el campo
En el campo
En la casa
En la Caza
Ahí
Hay Cadáveres

En el decaer de esta escritura
En el borroneo de esas inscripciones
En el difuminar de estas leyendas
En las conversaciones de lesbianas que se muestran la marca de
la liga,
En ese puño elástico,
Hay Cadáveres

Decir 'en' no es una maravilla?
Una pretensión de centramiento′?
Un centramiento de lo céntrico, cuyo forward
muere al amanecer, y descompuesto de
El Túnel
Hay Cadáveres

miércoles, 24 de julio de 2019

Lawrence Ferlinghetti (EEUU)


Esta noche el mar está en calma


Esta noche
el mar está en calma
en las playas de Dover
En el crepúsculo creciente
los pájaros
gritan
en su llanto
las sílabas
de alguna palabra
deconstruida
que nosotros
aún no logramos descifrar
que explique
nuestra existencia
Y ellos los pájaros
elevándose
cargan en sus alas
la luz última
y vuelan con ella
sobre el horizonte
guardando
el secreto

Roque Dalton (El Salvador)


Por qué escribimos


Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan , hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.
Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.
Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quienes maldecir con el recuerdo.
Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

Friedrich Hölderlin (Alemania, 1770-1843)


Grecia

                                                    A Gotthold Stäudlin.

Bajo la sombra de los plátanos,
donde el Iliso corría entre las flores,
los jóvenes soñaban con la gloria;
donde Sócrates conquistaba los corazones
y Aspasia pasaba entre los mirtos,
mientras los clamores de un gozo fraterno
resonaba en el Ágora ruidoso,
y mi Platón forjaba paraísos;
en tiempos en que solemnes himnos magnificaban a la primavera
y torrentes de entusiasmos fluían
de lo alto de la montaña de Minerva,
en homenaje a la diosa protectora;
y cuando en la dulzura de innumerables horas llenas de poesía,
la vejez fluía como un sueño divino,
entonces, amigo mío, hubiera querido conocerte
tal como mi corazón te halla, pero años atrás.
¡Ah! qué abrazo hubiera sido el nuestro.
Tú me habrías cantado las hazañas de Maratón,
y el fervor más hermoso
habría brillado en tus embriagados ojos.
Tu corazón templaríase al sentir la victoria
y tu cabeza, que el laurel rodearía,
libre pues del peso triste de la vida
que apenas nos alivia con un soplo de dicha.
¿Ha desaparecido la estrella del amor
y el dulce fulgor rosa de la juventud?
Ah, tú, no sentiste la fuga de los años
en la danza de las doradas horas de la Hélade.
Eternos como la llama de las Vestales,
el coraje y el amor ardían entonces
en todos los corazones,
y como el fruto de las Hespérides
se abría incesante el dulce gozo juvenil.
¿De todo ese siglo de oro, por qué
el destino no te ha reservado una parte?
¡Aquellos deliciosos atenienses
eran tan dignos de tus inflamados cantos!
Apoyado contra tu lira jubilosa,
bebiendo la sangre de la dulce uva de Quío,
habría descansado, ardiente aún,
del agitado tumulto del Ágora.
¡Sí, y en aquella edad mejor,
tu corazón amante, tu gran corazón fraterno
no se habría batido en vano por un pueblo
al que con gusto ofrecemos lágrimas de gratitud!
Mas ten paciencia, no dudes que vendrá la hora
que a tu alma divina librará del polvo.
¡Muere! En vano buscarás por esta tierra
tu elemento, oh espíritu preclaro.
¡Ática, la gigante, ha caído!
El eterno silencio de la muerte se incuba
en las tumbas de quienes fueron hijos de los dioses,
en las ruinas de los palacios de mármol.
La sonriente y dulce primavera, que llega,
ya no encuentra a sus hermanos:
en el valle santo del Iliso
un lúgubre desierto los recubre.
Mi deseo se vuela hacia aquel país mejor,
hacia Alceo y Anacreonte,
y yo, querría dormir en mi estrecha tumba,
junto a los santos de Maratón.
¡Que esta lágrima sea, pues, la última
vertida por la sagrada Grecia!
Oh Parcas, haced sonar vuestras tijeras,
ya que mi corazón pertenece a los muertos.



(Fuente:  Asamblea de palabras)

Audre Lorde (EEUU)




PODER


La diferencia entre poesía y retórica
es estar lista para matar-
se una
en vez de matar a los hijos.
Estoy presa en un desierto de heridas de bala abiertas
y un nene muerto arrastra su cara negra
en pedazos hasta el borde de mi sueño
la sangre de sus mejillas agujereadas y de sus hombros
es el único líquido en kilómetros
y el estómago
se me revuelve de imaginar el sabor mientras
la boca se me parte en dos detrás de los labios secos
sin lealtad ni motivo
sedienta de la humedad de esa sangre
que se hunde en la blancura
del desierto en el que estoy perdida
sin imaginario ni magia
tratando de sacar poder del odio y la destrucción
tratando de curar con besos a mi hijo moribundo
solo que el sol le va a blanquear antes los huesos.
Un policía que en Queens abatió a un chico de diez años
se quedó parado al lado con las botas cubiertas de sangre infantil
y una voz decía “morite pendejo hijo de puta”
hay grabaciones que lo prueban. En el juicio
ese policía declaró en defensa propia
“No me di cuenta del tamaño ni de nada
más que el color”. Y
hay grabaciones que prueban eso también.
Hoy ese hombre blanco de 37 años
con 13 en la fuerza policial
quedó libre
gracias a once blancos que dijeron que ya estaban satisfechos
que se había hecho justicia
y a una Mujer Negra que dijo
“Me convencieron” queriendo decir
que arrastraron sus 4' 10'' de fotograma de mujer negra
por las brasas
de cuatro siglos de aprobación de macho blanco
antes de que soltara
el primer poder verdadero que había tenido
y se llenara de cemento el útero
para hacerle un cementerio a nuestros hijos.
No pude tocar la destrucción
que llevo adentro.
Pero a menos que aprenda a usar
la diferencia entre poesía y retórica
mi poder también se va a volver corrupto y venenoso como un moho
o a quedar laxo e inútil como un cable desconectado
y un día voy a agarrar mi enchufe adolescente
para conectarlo a la toma más cercana
y violar a una mujer blanca de 85 años
que es la madre de alguien
y mientras le pegue hasta dejarla inconsciente y le prenda fuego la cama
un coro griego va a cantar en ritmo de 3 por 4
“Pobrecita. Nunca le hizo mal a nadie. Qué bestias son”.







DÍA DE AÑO NUEVO


El día parece armado a las apuradas
como un regalo para mendigos agradecidos
aunque mejor eso que nada de atención
pero suenan las campanas
en ciudades que nunca visité
y mi nombre está grabado sobre puertas
que nunca vi
mientras extraía un carozo
o cualquier cosa tierna o fructífera
del centro de los días indistintos
me olvidé
de la caricia del sol
al abrirse paso en las mañanas sin compromisos
La noche está llena de mensajes
que no puedo leer
estoy demasiado ocupada olvidando
el aire como un pelaje sobre mi lengua
y estas lágrimas
que no provoca la tristeza
sino la arenilla de un viento ocasional
La lluvia me cae como brea en la piel
mi hijo agarra de la cena un corazón de pollo
y pregunta
¿esto ama?
los dedos diestros y sin maldad de los fantasmas
entresacan mi sueño y esconden
lo que sea de la tristeza
que algo me hubiera redituado
actúo con premeditación
y no le tengo miedo
a nada.



-------------------------------------------------------

(Traducción: Sandra Toro Smith en su blog "El Placard")


(Fuente:  Meta poesía blog)

Sylvia Plath (EEUU)


Los globos


Viven con nosotros desde la Navidad,
ingenuos y claros,
tótems ovalados que nos
quitan la mitad del espacio.
Se mueven y se rozan

en la seda de invisibles corrientes de aire,
dan un grito y estallan
cuando son atacados, y  corren a acomodarse con un temblor apenas.
Un ancla amarilla, un pez azul--
Con esas lunas raras convivimos.

Nada de muebles aburridos:
esteras de paja, muros blancos,
y esos orbes viajeros de aire leve, rojos, verdes,
deleitan

el corazón como deseos
o pavos reales sueltos que bendicen
el suelo antiguo con su pluma,
forjada en el metal de las estrellas.

Tu hermanito
hace chillar su globo como un gato.
Parece ver en él
un asombroso mundo rosado que podría comerse,
y lo muerde

y entonces
se sienta -una bola de grasa-
y  lo que ve es un mundo claro como el agua.
Un jirón rojo
en su pequeño puño.


Versión: Isaías Garde




Sylvia Plath - Balloons


Since Christmas they have lived with us,
Guileless and clear,
Oval soul-animals,
Taking up half the space,
Moving and rubbing on the silk

Invisible air drifts,
Giving a shriek and pop
When attacked, then scooting to rest, barely trembling.
Yellow cathead, blue fish---
Such queer moons we live with

Instead of dead furniture!
Straw mats, white walls
And these traveling
Globes of thin air, red, green,
Delighting

The heart like wishes or free
Peacocks blessing
Old ground with a feather
Beaten in starry metals.
Your small

Brother is making
His balloon squeak like a cat.
Seeming to see
A funny pink world he might eat on the other side of it,
He bites,

Then sits
Back, fat jug
Contemplating a world clear as water.
A red
Shred in his little fist.



(Fuente: Biblioteca Ignoria)

martes, 23 de julio de 2019

María del Rosario Sola ( Mendoza, Argentina, 1954)


Femeninario
 
                                                    a mis hermanas
   
 
Los hombres se han ido ya.
Sólo los gatos que bailan
una lúgubre danza
aman sobre el delirio con sus ojos
de muertos prematuros.
Y nosotras,
aliadas,
que fumamos de espaldas a los cuartos vacíos,
unidas por el viejo testamento de la luna,
nosotras,
hembras delicadas como magnolias,
nuevas hasta no amanecer,
nuevas y atroces hembras,
que ornábamos a las plazas
con aquellos perfiles entre el aire,

apenas ya si oímos a los enamorados que nos nombran,
sus lentas voces,
sus lentas y hondas voces
cavadas en el roble sonoro de la muerte.
(dulce abrigo,
sandalia de azúcar,
jaula de azúcar,
labradora de estrellas,
espejo del espejo,
agua)
Hermanas nosotras.
Amigas queridas de elegidas sonrisas.
Enterrar a los muertos
y a los corderos blancos de ojos inocentes como los de los hijos,
matar un corazón para comer,
nosotras, jazmines de la orilla,
en las islas.
Ladran lejos los perros, rasgando
el aire con sus dientes fríos.
Ellos me llaman y besan mis heridas
con sus largas lenguas húmedas.
Suena
el río del tiempo
(agua sumisa, agua negra)
entre las sombras y las bellísimas paredes donde se apoyan
                                                                                    [las mujeres
del night que sonríen después de haber llorado.
Mis amigas me llaman para ver las cenizas.
Hay una larga ventana
allí nos hemos sentado para que nuestros vestidos brillen
                                                                                        [a la luna.
Mi cabellera enciende el polvo rojo de los retratos
mientras tragamos las terribles perlas que nos harán inmortales.
¡Eh melancolía!
Déjala a ella
veinte años tiene
y veinte años son
sin ver el mar que alza sus guiños a la muerte.
El cielo insomne
espera
y las estrellas perfuman
como el metal con que los hombres hieren.
Porque la noche está hecha
con todo aquello
que nuestras manos redondas no conocen.
Nada amaremos más que estas horas vacías
con las que nadie ha soñado
y que siempre supimos
que no debieron ser.
Es que la noche se cierra con el hierro del tiempo
como una aldaba
sobre un hijo de artistas con los ojos pintados.

SUEÑA, SUEÑA, SUEÑA.
El río del tiempo con su negro ganado
y su cascabel de dentaduras.
¡Oro para los conquistadores!
¡Oro para los altares!
¡Oro! Para mis medias de oro
que voy a saltar la muerte y a comprar un candelabro
                                                               [en la mañana.
El dulce estío, no volverá esta madrugada,
recuerda, empieza el mes de abril,
y hace frío,
mis hermanas disponen las frazadas.
Cambiaría esta noche
por una noche verde,
mi ventana
por un balcón de transparente hielo
prendido de la roca
en la montaña.
Cambiaría esta noche por una madrugada
cambiaría mi sombra
por un caballo que venga de la vida
contra un caballo que venga de la muerte
bebiendo de mi mano.
Caen las rosas que el verano no ha usado,
caen de noche, lejos de los pájaros,
como caen
dos a la luna y otras a la sombra
nuestras sonrisas recién estranguladas,
hilos
de mujeres que fuman de espaldas,
hebras que tejen
el recién descubierto medrar
de la filosofía.
Ya los hombres se han ido
y nadie cuidará
mi corazón despedazado en esta noche de mal cielo.
Ya los pechos discretos de las puertas
no guardan,
ya llegan las noticias,
ya vienen de matar,
ya entran con sus pesados pies rojos
con el polvo de tierras incendiadas
a interrogarme con los ojos neutrales.
Ya llegan. Ya vuelven y debiera estar sola.
Ellas contemplan las barcas de los tiempos
y señalan
algún brillo del aire en el azar del humo.
Veo a mi padre
volver herido en la batalla de los sueños
y a mis hermanos haciendo hermosos hijos
y me pregunto
si el día estuvo siempre a mis pies
quién abre esas pesadas puertas.
Toda la noche ladrarán los perros
toda la noche lastimarán mis huesos
                                      
                                                     
 de Música de invierno.
 
 
 
(Fuente: Bolg del amasijo)

Gustavo Barrera Calderón (Chile, 1975)



Orificio de simios

 

Esto que intento decir ahora es algo que quiero decir desde hace mucho tiempo

Presiento que nacerá una imitación del mundo
Un árbol al que cada día le nacerán nuevos frutos
Los que se pudran darán semillas para que nazcan otros árboles
cargados de frutas
las muertes        los rastros inseminarán mundos nuevos

Pero no puedo decir nada
ahora un simio golpea las paredes
tejidas al interior de mi cuerpo
como una trompa en una habitación acolchada
da golpes secos que se aplacan al tacto
yo descubro que hay un patrón que se repite
no debería        pero siento que
debo anotar las señas
necesito saber lo que me pasa

Siento en el pecho y en los dientes
ganas de morder los cuerpos y de pasarles la lengua
quiero que me pellizquen y me tiren los pelos
que se metan adentro mío y me vean así
desde dentro        cómo soy        cómo palpito
cómo suena el interior de mi voz
que sepan todos cómo se oyen las cosas exteriores desde dentro mío
cómo se entienden mis manos y mi sexo desde acá

Perdónenme

Viviendo sola me he vuelto tan grosera

Me alimento con presas de pollo
(es que necesito sustancia)
chupo los huesos hasta quedar grasosa
con la cara desarmada en un mar de sebo

Afortunadamente soy hábil
con un lápiz color carne
me dibujo nuevamente
los ojos (luego la boca)

He cambiado

Ahora te imito dando vueltas por la habitación
los imito a todos juntos y pongo cara de loca
creo que soy todos y cada uno de ellos

Así, en un momento
se dice que nada de lo que vieron
los ojos de los simios era            “la realidad”
se dice así tan fácil
como si alguien dijera
      “todos nos parecemos tanto”
Esto que intento decir ahora es algo que quiero decir desde hace mucho tiempo

Presiento que nacerá una imitación del mundo
Un árbol al que cada día le nacerán nuevos frutos
Los que se pudran darán semillas para que nazcan otros árboles
cargados de frutas
las muertes        los rastros inseminarán mundos nuevos

Pero no puedo decir nada
ahora un simio golpea las paredes
tejidas al interior de mi cuerpo
como una trompa en una habitación acolchada
da golpes secos que se aplacan al tacto
yo descubro que hay un patrón que se repite
no debería        pero siento que
debo anotar las señas
necesito saber lo que me pasa

Siento en el pecho y en los dientes
ganas de morder los cuerpos y de pasarles la lengua
quiero que me pellizquen y me tiren los pelos
que se metan adentro mío y me vean así
desde dentro        cómo soy        cómo palpito
cómo suena el interior de mi voz
que sepan todos cómo se oyen las cosas exteriores desde dentro mío
cómo se entienden mis manos y mi sexo desde acá

Perdónenme

Viviendo sola me he vuelto tan grosera

Me alimento con presas de pollo
(es que necesito sustancia)
chupo los huesos hasta quedar grasosa
con la cara desarmada en un mar de sebo

Afortunadamente soy hábil
con un lápiz color carne
me dibujo nuevamente
los ojos (luego la boca)

He cambiado

Ahora te imito dando vueltas por la habitación
los imito a todos juntos y pongo cara de loca
creo que soy todos y cada uno de ellos

Así, en un momento
se dice que nada de lo que vieron
los ojos de los simios era            “la realidad”
se dice así tan fácil
como si alguien dijera
      “todos nos parecemos tanto”
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)