lunes, 1 de julio de 2019

Alberto Girri (Buenos Aires, 1919 - 1991)


Gato gris muerto



Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas.

Figura empapada del asfalto o vuelto hacia las nubes,
eres el muerto más perfecto que yo he visto.
Pero cómo descubrir que la vigilia que te llega,
ya indiferente a cualquier invocación,
tu realidad verdadera de hijo del demonio,
de locatario esbelto de almas,
que estableció para tu antepasado africano
la voluntad miedosa de los clanes familiares
y confirmó la impar justicia de la magia.

Pronto vendrán hasta tu cuerpo abandonado
ladrones de velas,
y robarán las tibias, su recatada médula.
Porque es sabido que cuando tales huesos despierten
despertarán las almas en ellas internadas,
y en un pueblo lejano y caníbal,
hombres que trabajan y tienen amores, instantáneamente se convierten en estatuas.

Brujos enseñaron que los gatos
pueden alojar almas humanas,
y arañar, si quieren, el corazón del huésped.


(de "Coronación de la espera", 1947)




Lector hipócrita 



Por sorpresa
Te asomará ese estado de atención
Propicio para empezar a darte cuenta
De que nada de lo que te toca pudo
Enseñársete fuera de las páginas,
O haberte sido dejado en herencia.
Fraterno legado.

Ten paciencia, por sorpresa,
Aquí y allá, cuando tu cara
Enrojezca de vergüenza, de sentirse
Contempladora de dramas, ajena éxodos,
Crucifixiones, hégiras,
Y cuando vaciles, desconcertado,
Deslizándote por el conflicto de Pascal
Entre corazón y mente
(Finesse y géométrie),
o sufras
De algo similar al vértico
Que ante el vacío despidieron
Las postreras tentativas de Mallarmé,
El último Mallarmé, su conciencia
De apostar, inspirarse, atreverse,
Con objetos inaccesibles.



(De: Epigramática)



(Fuente: Poéticamente correcto blog)

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