jueves, 29 de noviembre de 2018

Sun Axelsson (Suecia, 1935-2011)


La blasfemia



Y el Señor dijo:
Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas y a Él solo adorarás.
Y luego se dividió en miles de millones
de pequeños dioses.
Desapareció riendo con todas esas piernas
y dejó al hombre erigir dioses pequeños
y derrocarlos
adorar a los malos y a los buenos
mientras el Señor vestía el oro de harapos
y los harapos de oro
mientras las víctimas y los verdugos
se intercambiaban las ropas
en los hediondos laberintos de los urinarios.
Y lo peor fue para las mujeres.
Todos esos dioses a los que adorar y servir.
Todos esos pequeños dioses a los que educar y forjar.
Con la ira de la impotencia y la venganza
escondiendo espadas y jabalinas
en leñeras y despensas y bajo los colchones de los niños
revólveres invisibles
en los depósitos de armas del corazón y de la mente.
 
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

William Carlos Williams (EEUU)


El descenso


El descenso nos llama
                como nos llamó el ascenso
                                La memoria es como
un logro,
             una especie de renovación
                          casi
una iniciación, nuevos espacios abiertos
                    habitados por hordas
                   y por tanto, no implica
nuevas especies –
              pues su movimiento
                          se dirige hacia destinos nuevos
(aunque hayan sido abandonados)

Ninguna derrota se compone sólo de derrota – pues
el mundo que abre siempre es un lugar
                   hasta entonces
                                        insospechado. Un
mundo perdido,
                       un mundo insospechado,
                                          nos llama a nuevos lugares
y ninguna blancura (perdida) es tan blanca como
el recuerdo de la blancura

Con la tarde, el amor despierta
                     aunque sus sombras
                       vivas por el brillo
del sol –
              somnolientas ahora se abandonen
                              al deseo
El amor sin sombras surge ahora
             comienza a despertar
                 conforme la noche
avanza.


El descenso
                  hecho de desesperanza
                              sin logros
cae en la cuenta
           del nuevo despertar:
                                       que es el revés
de la desesperanza.
             Así, lo que no logramos,
lo negado al amor,
                     lo que hemos perdido antes –
                              se hace descenso
sin fin, indestructible.


The descent



The descent beckons/ as the ascent beckoned./ Memory is a kind/ of accomplishment,/ a sort of renewal/ even/ an initiation, since the spaces it opens are new places/ inhabited by hordes/ heretofore unrealized,/ of new kinds—/ since their movements/ are toward new objectives/ (even though formerly they were abandoned)./ No defeat is made up entirely of defeat—since/ the world it opens is always a place/ formerly/ unsuspected. A/ world lost,/ a world unsuspected,/ beckons to new places/ and no whiteness (lost) is so white as the memory/ of whiteness./ With evening, love wakens/ though its shadows/ which are alive by reason/ of the sun shining—/ grow sleepy now and drop away/ from desire./ Love without shadows stirs now/ beginning to awaken/ as night/ advances./ The descent/ made up of despairs/ and without accomplishment/ realizes a new awakening:/ which is a reversal/ of despair./ For what we cannot accomplish, what/ is denied to love,/ what we have lost in the anticipation—/ a descent follows,/ endless and indestructible.


Versión de Pura López Colomé
 
 
 
 
(Fuente: Biblioteca Ignoria)

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Federico García Lorca (España, 1898-1936)


Paisaje de la multitud que vomita



La mujer gorda venía delante
arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores;
la mujer gorda
que vuelve del revés los pulpos agonizantes.
La mujer gorda, enemiga de la luna,
corría por las calles y los pisos deshabitados
y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma
y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos
y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido
y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas.
Son los cementerios, lo sé, son los cementerios
y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena,
son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora
los que nos empujan en la garganta.

Llegaban los rumores de la selva del vómito
con las mujeres vacías, con niños de cera caliente,
con árboles fermentados y camareros incansables
que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva.
Sin remedio, hijo mío, ¡vomita! No hay remedio.
No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta,
ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido.
Son los muertos que arañan con sus manos de tierra
las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres.

La mujer gorda venía delante
con las gentes de los barcos, de las tabernas y de los jardines.
El vómito agitaba delicadamente sus tambores
entre algunas niñas de sangre
que pedían protección a la luna.
¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!
Esta mirada mía fue mía, pero ya no es mía,
esta mirada que tiembla desnuda por el alcohol
y despide barcos increíbles
por las anémonas de los muelles.
Me defiendo con esta mirada
que mana de las ondas por donde el alba no se atreve,
yo, poeta sin brazos, perdido
entre la multitud que vomita,
sin caballo efusivo que corte
los espesos musgos de mis sienes.

Pero la mujer gorda seguía delante
y la gente buscaba las farmacias
donde el amargo trópico se fija.
Sólo cuando izaron la bandera y llegaron los primeros canes
la ciudad entera se agolpó en las barandillas del embarcadero.

                                                  New York, 29 de diciembre de 1929.

Ida Gramcko (Venezuela, 1924-1994)


OPULENCIA VITAL,


múltiple ramo cuyo nosotros fiel nos necesita


tal como somos, un pajar, un grano...


¡De cuántas cosas brota una sonrisa!


Alegre libertad dice: me llamo...


(aquí su nombre). Fructifica


antagonista plácido y cercano


como una carne mágica y melliza.


La luz es todo junto más el halo


con que cada fulgor se precipita.


Prójima sombra, fraternal arcano,


¡son, son! Y es el amor quien los precisa.


Pero la precisión es un regalo.


Nada más. Una dádiva inaudita.





(Fuente: Colectivo Somari)

martes, 27 de noviembre de 2018

Alberto Girri (Argentina)




El tigre

El bostezo, el paseo circular,
el prisionero, la majestad,
como la más implacable de las formas.

Diríase que combina en su derrota
la reflexión de la mente
con la mirada de sus antecesores,
pero contemplándolo
nuestra curiosidad es una derrota mayor
porque no somos lo que aquéllos vieron,
los excéntricos solitarios y duros
lanzados por visiones
a completar
entre las fieras un mensaje:

          Jeremías y el tigre,
          Elías y el tigre,
          Amos y el tigre,
          los comprometidos
          a dar con el seno de las cosas.

Es que hace siglos
firmamos una improbable paz,
la selva fue arrasada, hecha yermo,
y ya no precisamos del tigre;
y el hedor de su carne, el agua turbia,
el brillo mustio de la piel,
aceleran su decepción,
aceleran su decepción, su muerte,
en tanto se pregunta, nos pregunta,
qué será de nosotros que aceptamos
depender de una verdad
y no adivinamos en su jaula,
permanentemente,
al Hombre colgado de las rejas.

Nos duele, en el parque
la inquietud de los mirones es desigual,
hay quien se disculpa
por su pasiva ceguera,
quien se ofende con el tigre
por haber sido cruel,
quien se olvida yendo
tras el grito amistoso de los monos.



De: La penitencia y el mérito




Copyright © Derechos reservados del titular.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Viviana Ayilef, (Trelew, Argentina, 1981)




Reportes de Trelew
 

Aquí la libertad viajaba en taxi
y la morían
en las afueras, a sabiendas

aquí la noche nunca duerme
se mastica los chicos

puebla los paredones

“aborto legal para no morir”
“das neves presidente”
“¿qué pasó con Julián Antillanca, golpeadores?”

las mañanas dan cuenta
de un tajo en la memoria

una marcha se acerca en sus pancartas
un hombre
mira con la sospecha de costado

una mujer
apura al niño que lleva de la mano
…no preguntes

las viejas de las tiendas
balan desde allí dentro
sus repudios

y el único que entiende
de qué se trata esto
es el gordo Jesús
que mira y baja la mirada

porque la muerte no tiene clase.
Y todos los domingos
la alienación comprime la nostalgia
sacamos a pasear las soledades

“¿Dónde está Julio López?”
“Justicia por Pablito”

carteles en fotocopias,
pintadas en aerosoles
ilegales

Y más allá
afiches gigantescos en colores

“monólogos de la vagina”
“chayanne en Trelew”, tan bonito.
“pour la gallery”.

Y a su costado en la vereda
una mujer acuna un niño
“¡ayudás y ganás!”, se escucha en un parlante;
un viejo ciego pasa sin ser visto;
un taxi cruza en rojo
mientras saluda a los muchachos del silbato

y el día muere
como se mueren las historias
que terminan de noche

un hombre abraza a una mujer
un niño nace
un patrullero arranca velozmente

así es nuestra ciudad
se conmemora el once la Asamblea del Pueblo
oficialmente
en el teatro
donde una mina en bolas, y un boludo
también
se llevan los aplausos

y la memoria sangra y duele nuevamente
y el hijo de un amigo muere asesinado

y aquí estoy yo
sin nada bello que decir

y no hay más novedades,
dieciséis compañeros fusilados.



(Fuente: Caína bella blog)

Blanca Varela (Perú, 1926-2009)


Canto villano

 

y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato

observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla

hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío

rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas

tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato

este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo

es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne

mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea

no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos

Marguerite Yourcenar


Siete poemas para una muerta


Marguerite Yourcenar - Siete poemas para una muerta


I.

Cansados de esperar, los que nos esperaron,
Murieron sin saber que estábamos llegando,
Sus brazos abiertos despacio se cerraron
Y en vez del recuerdo, vino el pesar temblando.

La flor y la oración, la más tierna mirada,
Son ofrendas que Dios no podrá bendecir.
La muerte no escucha la vida desterrada;
Nos junta solamente y no nos puede unir.

Nunca conoceré esa apacible tumba;
Es demasiado tarde, mi grito retumba
Sin eco en la tierra de sorda eternidad;

La muerte desdeñosa o por la fuerza muda,
Nos deja en este umbral oscuro de la duda
Donde no fue el amor y está su soledad.




II.

Aquí están la miel profunda de las rosas,
La fragancia, el color, el respirar amado.
No sonreirás más a la luz de las cosas;
Tu gesto de abrazar en suspenso ha quedado.

Ya no sentirán más tus párpados dormidos
El largo deshojar de la melancolía.
Tu corazón se aleja en cielos desvaídos
y yo llego puntual para ver la agonía.

El ser no es más que un nombre; el tiempo es un día;
Por la ruta del sol tu sombra yo amaría
Pero contra la tumba mi amor se golpeó.

La muerte no vacila y supo alcanzarte;
Si me recuerdas hoy sabrás compadecerte
De esta oscuridad que tu antorcha encendió.





III.

No había que titubear; había que acudir;
Había que llamar; no había que callar.
No supe presentir que ibas a morir
Y continué mi aislado camino de pasar.

No supe presentir que vería agotarse
El claro manantial donde la sed termina;
No supe presentir que la muerte germina
Un fruto misterioso en la tierra de amarse.

Aquí están mis ojos, mis manos, mi paso
De ayer por el jardín que ahora yace raso;
Te busco titubeando como un extranjero,

Pero sin alcanzarte; me acuso; y envidio
Aquel que comprendió que todo es pasajero
Y descubrió su amor frente a tu espejo tibio.






IV.

Jamás de tu alma conocerás el viaje
Comenzado en mi alma al despuntar el día;
Ni el tiempo, ni el amor, ni la edad, ni el paisaje
Borrarán tu huella grabada con la mía.

No sabrás que tiene tu rostro la belleza,
Que el mundo por tu azul dulzura resplandece,
Que la transparencia del lago en la maleza
Refleja tu mirar donde el sol amanece.

Nunca jamás sabrás que eres en mi mano
El oro del farol sobre el andar del mar;
Que tu lejana voz se mueve en mi cantar,

Que tu antorcha, tu luz y resplandor arcano
Me indican el dulce sendero de vivir
Juntos, en una sola sombra de seguir


V.

La estrella centelleante es del ciprés la fruta
Balanceando la noche lenta del verano;
La vida en sus velos desnuda por su ruta
Despliega tu esplendor cada vez más cercano.

Tu amor y mi amor, nuestros cuerpos y el latido,
Serán nuevamente diversa infinidad;
La araña constante extiende su tejido
Y el universo atroz teje la eternidad.

El mar sin mañana nos trae a la ribera,
Nos lleva debajo de una puerta soñera;
En todo morirnos, en todo renacemos,

Pero en el corazón de sed desconocida
Amor y esperanza imaginan que vemos
De aquella muerte el astro engendrar esta vida.


VI.

La miel de las cosas al fondo inalterable
Es deseo, dolor y es remordimiento;
Alambique sin fin donde el tiempo incansable
Destila del día o la noche el movimiento.

Comienza a madurar otra vez el rumor ,
La misma nota vibra en distintos sonidos;
No se puede cortar del perfume la flor
Ni el alma del cuerpo eternamente unidos.

El cielo nos retira la escala fugaz,
No verás derramarse el amor por mi faz;
Cada día cerrará la luz que te veía,

Cada noche en la noche vendrá progresando,
Como en tus brazos lentamente yo venía,
Para cerrar también lo que se está apagando.




VII.

Aquí viene en silencio el espacio del canto
Que puede sin herirte pasar a tu lado;
Dejemos las flores cubrirte con su llanto,
La sonrisa trazar en el rostro el pasado.

Cuando la máscara desciende fatigada
Y se deslizan en el lecho los durmientes,
Todos los dedos de la hierba derribada
Quisiera acariciar con mis manos ardientes.

Es hacia tu dulzura que va mi sendero.
De este suelo acompasado el jardinero
Del olvido barre el otoño de quererte.

El amor inmortal corre en la lejanía
De la sangre, y no turbaré con mi elegía,
La cita infinita de la tierra y la muerte.





Versión de Silvia Barón-Supervielle




(Fuente: Biblioteca Ignoria)

sábado, 24 de noviembre de 2018

Ingeborg Bachmann (Alemania)


Miriam

Ingeborg Bachmann - Miriam


¿De dónde has sacado tu cabello oscuro,
el dulce nombre con sonido de almendra?
No porque seas joven brillas tanto—
amanecer es tu país, hace mil años ya.

¡Despierta los salterios y prométenos Jericó,
que fluyan de tu mano las fuentes del Jordán
y haz que los asesinos se petrifiquen sorprendidos
y también por un instante tu segunda patria!

Toca los pechos de piedra, haz el milagro,
que la piedra sea empapada por la lágrima.
Deja bautizarte con su agua caliente.
Extráñanos, hasta que nos seamos más extraños.

A menudo caerá una nieve en tu cuna.
Bajo los patines habrá un sonido de hielo.
Mas cuando duermas, será vencido el mundo.
¡El Mar Rojo retirará sus aguas de nuevo!



En Últimos poemas



(Fuente: Biblioteca Ignoria)

viernes, 23 de noviembre de 2018

Clarice Lispector (Brasil)


  Dame tu mano 

 

 


Clarice Lispector - Dame tu mano


Dame tu mano:
Voy a contarte ahora
cómo he entrado en lo inexpresivo
que siempre ha sido mi búsqueda ciega y secreta.
De cómo he entrado
en aquello que existe entre el número uno y el número dos,
de cómo he visto la línea de misterio y fuego,
y que es línea subrepticia.

Entre dos notas de música existe una nota,
entre dos hechos existe un hecho,
entre dos granos de arena por más juntos que estén
existe un intervalo de espacio,
existe un sentir que es entre el sentir
—en los intersticios de la materia primordial
está la línea de misterio y fuego
que es la respiración del mundo,
y la respiración continua del mundo
es aquello que oímos
y llamamos silencio.


DÁ-ME A TUA MÃO

Vou agora te contar
como entrei no inexpressivo
que sempre foi a minha busca cega e secreta.
De como entrei
naquilo que existe entre o número um e o número dois,
de como vi a linha de mistério e fogo,
e que é linha sub-reptícia.

Entre duas notas de música existe uma nota,
entre dois fatos existe um fato,
entre dois grãos de areia por mais juntos que estejam
existe um intervalo de espaço,
existe um sentir que é entre o sentir
—nos interstícios da matéria primordial
está a linha de mistério e fogo
que é a respiração do mundo,
e a respiração contínua do mundo
é aquilo que ouvimos
e chamamos de silêncio.




(Fuente:  Biblioteca Ignoria)

Juan Octavio Prenz (La Plata, Argentina, 1932)

 

Primeras letras




El niño lee y observa con curiosidad
el cuadro que muestra a Tupac Amarú
    descendiente de los antiguos Incas
    y guía de una rebelión frustrada
a punto de ser descuartizado por los caballos
(Sucedió en Cuzco el 18 de mayo de 1781)

Lo apasionan los libros
   dice la mamá

Es un niño bello
   de ojos cristalinos y cabellos vistosos

Las señoras le dicen:
               Si me das un beso te doy un bombón
Se hace rogar pero al final concede
medio beso

Esta mañana ha cazado una langosta
(Súmese a nuestra lucha contra los acridios
    repiten por la radio
No permita que destruyan nuestros sembrados)

El chico toma sus coches de juguete
los ata a cada pata de la langosta
se esmera para darles cuerda
y los pone en marcha


Es un angelito
    dice la mamá

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Marina Tsvietáieva


Qué puedo hacer, ciega e hijastra

Marina Tsvietáieva - Qué puedo hacer, ciega e hijastra

¡Qué puedo hacer, ciega e hijastra
en un mundo donde cada uno es padre y vidente,
donde sobre anatemas pasa el espanto
como sobre terraplenes! Donde la gente
 resfriado llama - ¡al llanto!

¡Qué puedo hacer - por decisión y providencia
cantora! - ¡Tal cable! ¡Bronceado! ¡Siberia!
¡Como por un puente - por mi alucinamiento!
Con su ligereza
en un mundo de pesos.

¡Primera y cantora, qué puedo
en un mundo donde lo más negro es - grisura!
¡Donde la inspiración en termos va metida!
¡¿Con esta desmesura
en un mundo de medidas?!







(Fuente: Biblioteca Ignoria)


martes, 20 de noviembre de 2018

Circe Maia, (Montevideo, 1932)




El ruido del mar

Hay un tejido, una red luminosa
que tiembla en la arena, por abajo del agua.
Se ve a través del verde transparente
como una temblorosa trama.

Cuando la ola rompe su espuma
quedan burbujas sueltas, chiquitas
sobre la piel del agua:
brillan intensa, nítidamente
en seguida se apagan.

Por la suave curva de las olas
sobre su lento avance
sobre su amplio movimiento seguro
la luz resbala.
Se deslizan los resplandores
por los movedizos toboganes del agua.

Ruido del mar, qué golpe derramado
qué entreverada voz y qué sonido
tan confuso y oscuro
cuando todo en derredor está tan claro.

Todos los límites
firmes y recortados
todo con su color tan decidido
los colores tocándose
uno al lado del otro, sin mezclarse.

Y parece que cada uno: limpio
y liso azul, rojo tejado
verdor brillante
diera un sonido puro e inaudible
y todos un acorde fuerte y claro.
Pero el ruido del mar no se comprende,
se desploma continuamente, insiste
una y otra vez, con un cansancio
con una voz borrosa y desgranada...

Y no se sabe
qué es qué quiere o qué pide
el turbio ruido oscuro
cuando todo en derredor está tan claro.




(Fuente:  Caína bella blog)

Fernando Pessoa (Portugal, 1888-1935)


Inocencia


Mi mirada es nítida como un girasol.
Tengo la costumbre de andar por los caminos
Mirando a la derecha y a la izquierda,
Y de vez en cuando mirando hacia atrás...
Y lo que veo a cada momento
Es aquello que nunca había visto antes,
Y por eso sé dar con generosidad...
Sé tener el pasmo esencial
Que tiene un niño si, al nacer,
Repara que de veras ha nacido…
Me siento nacido a cada momento
Para la eterna novedad del Mundo...

Creo en el Mundo como en una margarita,
Porque lo veo. Pero no pienso en él
Porque pensar es no comprender…
El mundo no fue hecho para que lo pensáramos
(Pensar es estar enfermo de los ojos)
Sino para mirarnos en él y estar de acuerdo...

Yo no tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la Naturaleza no es por saber lo que ella es,
Sino porque la amo, y la amo por eso,
Porque quien ama nunca sabe lo que ama
Ni sabe por qué ama, ni lo que es amar...

Amar es la inocencia eterna,
Y la única inocencia es no pensar…

viernes, 16 de noviembre de 2018

Wisława Szymborska (Polonia, 1923-2012)



POSIBILIDADES


Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del río.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente a amar a la humanidad.
Prefiero tener en la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas a lo ridículo de no escribirlos.
En el amor, prefiero los aniversarios no exactos que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas que no me prometen nada.
Prefiero la bondad astuta a la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado a muchas otras que tampoco he dicho.
Prefiero el cero solo al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo de los insectos al tiempo de las estrellas.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad de que todo tiene una razón de ser.



De “Gente en el puente”, 1986

Hermann Broch (Austria, 1886 - EEUU, 1951)


Mi padre descubrió que su destino consistía
en vivir a plenitud tantas vidas
como le fuera posible. Pensó en construirse
un iglú para ver a través de la noche islandesa
y después pactar con esa noche recitando estrofas
de canciones en medio de un coro de cowboys.
Pero como un apache. Antes de que le tapien
la boca con greda. Era mejor que resignarse a pedir
otra cerveza con el acervo de quien sabe que, finalmente,
lo real sería volver como "un huésped de su propia vida"*.

La idea que concierne a mi padre debió
estar al principio del libro. Tiene misterio.
Y nos sugiere la presencia de un legado
infatuando la oscuridad del hilo narrativo.
La gente prefiere esas historias: se puede espiar por
sus fisuras y vislumbrar la confusión del gentío
al rodear al héroe que olvidó cumplir la misión
después de doblegar al enemigo.
Los best sellers terminan así.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Miguel Angel Petrecca (Argentina, 1979)

Estudios


El fruto desmenuzado de estos árboles
va dejando en la vereda una capa gruesa,
graffitis ilegibles, superpuestos, escudos
de clubes de fútbol y leyendas de cumpleaños
en la pared se han ido sumando de a poco,
sobre la mano de pintura que cada enero,
en unas horas, formatea la entera superficie.
La cruz de la farmacia titiló un instante
antes de prenderse y el custodio una vez más
como la figura dentro de un reloj cucú
salió y volvió a entrar. De punta a punta
del dial pasó agarrando pedazos de canciones.
Aunque una especie de empate hegemónico
mantiene así por el momento en equilibrio
las trincheras opuestas de la enfermedad
y la salud, la bisagra nunca está en realidad
tan lejos como uno piensa, parece decir
la chica que atraviesa ahora el espejo retrovisor
con unas radiografías o algo así en un sobre,
como los mensajeros que llevaban entre sus cartas,
sin saberlo, una con su propia sentencia.




(Fuente: Asamblea de Palabras)

Octavio Paz (México)


Aquí


Mis pasos en esta calle
resuenan
                en otra calle
donde
           oigo mis pasos
pasar en esta calle
donde

Sólo es real la niebla.







en Salamandra, 1962

















martes, 13 de noviembre de 2018

Timothy Donnelly (EEUU, 1969)


LA NUEVA INTELIGENCIA

Después de que el conocimiento extinguiera el último de los bellos
incendios nuestra devoción por perdurar había fracasado, volvemos
a casa al amanecer por la zona peatonal, hacia un domicilio
más humilde que el que queda atrás. Una puerta sin misterio,
un salón sin decorar. Durante la hora que pasamos
a gusto en la ventana con vistas al jardín,
observamos un adorno floral de color herrumbre y verde gris,
una distracción en el centro cuyos lentos y persistentes
movimientos que seguro otra oración lo explicaría mejor si hubiera tiempo
o si las oraciones tuvieran fuerza. Y así admitir que lo que cae,
cae en solitario, perdido en el permanente crepúsculo de lo particular.
Que la mente que el miedo y la desilusión se ceban
llega a dominar el mundo que lo rodea, perverso como los húmedos
dedos del huésped que cambia el orden de los quesos apenas el anfitrión
se da la vuelta para servirle un cóctel. Una enfermedad de la voluntad, la forma
en el que el abedul artificial ramifica el arco y lo entrelaza de donde
cuelgan las manos los últimos pergaminos de la hoja y una inmensa colección
de primitivas formas de pájaro. Sacuden las plumas plegadas
como resultado de la nada con la que alguna vez nos conformaremos
con dejar el camino que encontremos. Me encanta eso de ti.
Me encanta que cuando te llamo en los días largos y monótonos, la funcionalidad
nos mantenga a uno de nosotros lejos del otro al que estoy llamando,
una persona tan hermosa para mí que ha visto mi torpeza
en la acera, pero aun así responde.
Digo que cuando caigo, caes a mi lado y el cemento
es reacio a disculparse. Que un gorrión que hoy se sienta en el alféizar
en busca de alivio para comunicar la nueva inteligencia.
Que el reto de la objetividad depende de la fe de uno mismo
en la exactitud de las percepciones de uno, que es como decir
que se confíe en la pureza del instrumento que se percibe.
Después de todo no moriré, no por ahora, pero seguiré viviendo desconcertado,
a partir de ahora en realidad, medio sordo a la realidad, en una habitación
perfumada con el fuego que nuestra inextinguible voluntad comienza.

THE NEW INTELLIGENCE

After knowledge extinguished the last of the beautiful
fires our worship had failed to prolong, we walked
back home through pedestrian daylight, to a residence
humbler than the one left behind. A door without mystery,
a room without theme. For the hour that we spend
complacent at the window overlooking the garden,
we observe an arrangement in rust and gray-green,
a vagueness at the center whose slow, persistent
movements some sentence might explain if we had time
or strength for sentences. To admit that what falls
falls solitarily, lost in the permanent dusk of the particular.
That the mind that fear and disenchantment fatten
comes to boss the world around it, morbid as the damp-
fingered guest who rearranges the cheeses the minute the host
turns to fix her a cocktail. A disease of the will, the way
false birch branches arch and interlace from which
hands dangle last leaf-parchments and a very large array
of primitive bird-shapes. Their pasted feathers shake
in the aftermath of the nothing we will ever be content
to leave the way we found it. I love that about you.
I love that when I call you on the long drab days practicality
keeps one of us away from the other that I am calling
a person so beautiful to me that she has seen my awkwardness
on the actual sidewalk but she still answers anyway.
I say that when I fell you fell beside me and the concrete
refused to apologize. That a sparrow sat for a spell
on the windowsill today to communicate the new intelligence.
That the goal of objectivity depends upon one’s faith
in the accuracy of one’s perceptions, which is to say
a confidence in the purity of the perceiving instrument.
I won’t be dying after all, not now, but will go on living dizzily
hereafter in reality, half-deaf to reality, in the room
perfumed by the fire that our inextinguishable will begins.


Trad. Alejandra Huamán

lunes, 12 de noviembre de 2018

Mirtha Defilpo (Argentina, 1944-2011)


PARÁBOLA

Falto de providencias
por declinar sofisterías
visto lo que parece
y su aparente;
De simulacros harto se desmembra.

Sin dolor. Pasión declamatoria
que releva, neutral, por el desprecio
-habida cuenta de que el conocimiento diluye lo visible-
salvo volverse al pasado con nostalgia:

En un juego trivial hacia el peligro
acumuló verano en la penumbra
sin advertir el tedio
negra vegetación
cultivo en juego inverso.

Hoy
oscurece lo que centellea.

De una mentira fósil duradero
sufre de carraca leprosaria
y extermina risueño.

Certeza fulminada.

La vida
semejante del poema
como si fuese adicta de otros ecos
es huésped desertor. Capitulante.

**

FULIA

El sollozo viértase de sangre
y con la sangre
homologue los fervores.

En el desprecio
manida y aposento
tórnense protegidos alacranes.

Lo agrio vire a amargo
a vapor de azúcar lo melifluo.
Se disuelva el oro
acíbar y aguamiel de los ambiguos.

Aunque en día festivo
la prohibición de castigos no se cumpla
la trama irreprochable
abra mis ojos al golpe unificado
o a la intuición directa del sentido.

En sufragio del amor.

Del que así teme.

(de Virtual y No Virtud, “Después de Darwin”)

**


BABEL

Cuando la lengua tome por la voz otro sentido
repita por escrito lo que hablabas
la agonía neutra en torno a la palabra
que incapaz de sufrir
afirma un resto:

El viejo entendimiento.

Ese yo extraño
alquimista de trazo escamoteado
y hechizo de la gnosis como cuento.

Su condición
es una ley que apenas cambia:
la frase del rodeo
a la luz de la promesa de un desierto.

Testigo incontestable
verdad monóloga de historias absolutas
a su propio designio servidora

en esa ceremonia de fragmentos
en esta miniatura de lo informe
perecedera y presente de lo eterno

dirá apenas
con trabajos de idénticas movidas
y relapsa de la misma escena
que la palabra es célebre en bullicio
y en vaguedad peligro.

(de POR GRACIA (SOIS SALVADOS) NO POR OBRAS, “Malezas”)

**


RAMA NEGRA, RÍO DE SOMBRAS

Es nada el huerto y el barquero nadie.
Para dejar de ver: el pensamiento.

Me voy tras de una carta que no escribo
o alguien que pasa y sigo con los ojos
por el camino mal iluminado.

Bálsamo de triste distraerme
porque me relevo sin lograrlo:

Diosa del tinglado en la alameda
junco que mora en el río inciertamente
metáfora del opio en equilibrio.

Empero la verdad, siempre entreabierta,
todo lo recrea sin delirio.

“No hay un mañana” susurra la mañana
y acontece, relámpago yacente
sobre el porvenir y la evidencia.

Aguardo conmovida en esta casa
trepar de lo falso al infinito
por el mismo peldaño de ir al cuarto

frente a los árboles de la coronación
que mansamente el sol posa en las ramas.

**


MUTATIS MUTANDI
 
A Adriana Valetti

Escasa hueste
se instruye en armisticios
miliciana.

Declina la deshonra.

Conciliar las ofensas no es alianza.

Puede la soledad
como la noche
ser el hueco sigilo del relente.

A lo más
un halo vengativo
cesado en el favor del ornamento.

Lo que uno quiere
carcome y se desmiente
pero suave.

**


EL DOBLE
 
La sombra del hombre, pensé yo, es su vanidad.
Nietzsche

Gemela de tu ausencia
poseída
la que da lumbre a lo que no quería
en la ociosidad de nuestra puerta.

Y tú
la que partes con ventaja
el suceso audible de leyenda
la unanimidad de la certeza.

Yo
la que pasa en retirada
el tácito felino en el deshielo
receloso de su estío de palabras.

Apetencia de vínculos
reunimos
dispensas del amor con el instinto
pero el lienzo ha triunfado sobre el cuerpo
y amortaja el par de mi deseo.

Minucioso esmero de una ausencia
que sospecho de él
cuando tú faltas.

(de RAMA NEGRA, RÍO DE SOMBRAS, “Malezas”)

**

HOY NO ES EL MAÑANA EN SAMARKANDA

Quítate postrera
de esa cita
que hoy mido todo con la misma vara.
Con igual borrón volantinero
con la visión del aire de las aguas
dibujo lunas llenas y el Sahara:
Caftán resplandeciente de la morgue
que por no dar abajo
arriba queda.
No traigo invitación
sí un abanico
al banquete del óvalo reflejo
donde cumplo mis años
y savia de acertijo es la mañana.

**

DESNUDO DE MUJER

La raja especular
media luna debajo.
Por arriba
al sexo lo silencia
el valor decapitado del que arriesga
jugar al sexo opuesto
en el dibujo.

**


METANOIA

Porque la cierta
ilustra con el cráneo
a tientas de sí mismo
gesto o signo
letra de mi encéfalo es la muerte
libro talismán la testa errante.
Porque la vida capulosa
lo que resta en mi cargo sigue grave:
en adelante de nacer
no fue posible
olvidar el anónimo
y quedeme
por siempre intrauterina
desemejante para los ejemplos
y el ergo sum de los existenciales.
Luego estoy
mordida en el veneno:
Me atañen
las muertes recurrentes
y el destino diverso
me concierne


**

ABREQ AD HÂBRA

Preguntar al cuadro
si la luz
tiene el preciso dibujo de su horario.
Es profundo el verde
El centro
tinta de oro de un tejado
Brilla el sol:
Si remonta la curva
o la desliza mediante meridiano
no lo puedo saber
Y pierdo el tiempo
abreviando el proverbio del espacio:
A teja vana
sin rosa de los vientos
oculta dos destinos sin albergue.

**


NATURALEZA MUERTA

Texto original para un segundo
el presente
sobresalta poco a poco.
Rehabilita signarse por el antes?
Entrever que los ayeres son ubicuos?
Tan escaso de estar
no veo el día:
saludo al insepulto continente
a toda su ambición
guijarro, polvo.
Transcribiendo a lo largo del disturbio
la erosión común de aducir algo.
Desde el comienzo lo he pensado todo.

(de “Matices”)

Anne Sexton


Angeles caídos

“¿Quiénes son?”
“Ángeles caídos que no eran bastante
buenos para ser salvados, ni bastante malos
para ser perdidos”, dice la gente del pueblo.


Llegan a mi limpia hoja
de papel y dejan una mancha Rorschach.
No lo hacen por crueles,
lo hacen para darme un signo—
quieren forzarme, como dijo una vez Aubrey
Beardsley,
a moverlo hasta que algo salga.
Aunque soy torpe,
cumplo.
Pues soy como ellos—
salvada y perdida a la vez,
cayendo como Humpty Dumpty
abajo del alfabeto.

Cada mañana los corro de mi cama
y cuando se meten en la ensalada,
revolcándose en ella como un perro,
los entresaco uno por uno
así como mi hija
entresaca las anchoas.
En mayo bailan sobre los junquillos,
gastando los dedos de sus pies
riendo como peces.
En noviembre,
mes del pavor,
chupan su niñez de las moras
y las vuelven agrias e incomibles.

Sin embargo son compañeros.
Distribuyen su magia
de Salvavidas Surtidas
y hacen menearse la vida.
Me acompañan al dentista
y protegen del taladro.
Al mismo tiempo,
van conmigo a clases
y mienten a mis alumnos.

Oh ángel caído, compañero dentro de mí,
susurra algo sagrado
antes de que me pellizques
hasta el sepulcro.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Anne Carson (Canadá, 1950)



 Cuestión de sexo X

¿Es una cuestión?

                                                         --------------
Creo que debería volver a casa.
Vale.
Siguieron sentados. Estaban aparcados a un lado de la autopista.
El olor frío de la noche
en las ventanillas. Luna nueva flotando blanca como una costilla en el borde del cielo.
Supongo que siempre seré un insatisfecho,
dijo Heracles. Gerión sintió cómo todos sus nervios subían a la superficie de su cuerpo.
¿Qué quieres decir con insatisfecho?
Sólo insatisfecho… no sé. Desde muy lejos por la carretera llegó un sonido
de anzuelos de pescar raspando el fondo del mundo.
Ya sabes. Insatisfecho. Gerión se esforzaba en pensar. Llamas retorcidas le atravesaban.
Avanzó con mucho tiento
hacia la cuestión del sexo. ¿Por qué es una cuestión? Comprendía
que la gente necesita
actos de atención mutua, ¿tanto importa saber cuáles?
Tenía catorce años.
El sexo es una forma de conocer a alguien,
había dicho Heracles. Tenía dieciséis años. Partes calientes y no resueltas de la cuestión lamían el aire desde cada grieta de Gerión,
mientras trataba de sofocarlas se le escapó una risilla nerviosa. Heracles le miró.
Silencio de repente.
Está bien, dijo Heracles. Su voz bañó
a Gerión hasta cubrirlo.
Dime, dijo Gerión y su intención era preguntarle, ¿la cuestión sexual también afecta a la gente que disfruta con el sexo?
pero hubo un error en las palabras: ¿Es verdad que piensas en el sexo todos los días?
El cuerpo de Heracles se tensó.
Eso no es una pregunta es una acusación. Algo negro y pesado cayó
entre ellos como un olor a terciopelo.
Heracles encendió el motor del coche y echaron a andar sobre el dorso de la noche.
Sin tocarse
pero unidos en el asombro como dos cortes yacen paralelos en la misma carne.








(Fuente: Asamblea de palabras)

jueves, 8 de noviembre de 2018

Tania Favela Bustillo (México, 1970)


La marcha hacia ninguna parte

Tres poemas





*
Está desentendido de sí ─dice─ el viejo está desentendido
es otro viaje el suyo, otro entendimiento   (no como el chino en su ermita)
No: hay algo de animal en todo esto     algo de brutality  (perdón por la palabra
anota Akutagawa)   lo bestial nos da la medida
                 el entendimiento es otro     quien miente, quien sabe: vive
quien sobrevive está desentendido     no entiende  
                     “qué va a entender nada” dicen los entendidos  ¿brutality?
                                                                       esa lengua extranjera no dice nada.
*
Sonaba quieto  (ahí adentro)   endurecido   flotando afuera
(ahí) dijo la voz:  ahí hubo y ya no    estuvo y ya no
otra vez (dicen que dijo la voz): que no cese   ─que no se rompa─
                                             ese hilo del hombre   (dijo)
el miedo sonaba quieto    sonaba río    sonaba piedras cayendo desde lo alto
sonaba flores     flores para el oído (dicen que dijo la voz)
                                                                       taladrando hacia adentro
que no se rompan  (dijo)  esas flores esas bocas que flotan ahí adentro 
                                                                                                     endurecidas
                           demora sí demora (dijo) el mundo   ─todo─   ojos y oídos
aspereza también   lo que falta es eso (dijo) 
                                                 la mare és tot  ─figúrate─ sin desvío ni nada.



*
Sólo para lanzar mi cabeza al vacío    sólo para eso    
                              para lanzarla    para eso me ha servido  
para lanzarla sin más      búmeran mi cabeza    (dices) 
                                                        eso que ves    eso que te gusta
                                 eso no va   no viene
no hay pensamiento exterior
                       ni blanco al que apuntar
    el salto ha sido ciego
                                       “realidad”, “realidad”     ¿qué dices?
tengo la cabeza llena entre mis manos
                                     para llegar
                                            para llegar…
                                                                   la marcha hacia ninguna parte
dices “espíritu”    dices “reflexión”    “historia”      
                                         huesos y más huesos y todos los enciendes 
            ¿ves?
                        tengo la cabeza llena:    papeles   papeles blancos
papelitos de colores entre las manos
                                  confeti y burbujas de jabón
                                                                    “retazos de sueño”
                                                                                tanta ternura para nada
                                                                                tanta belleza para nadie
                                                         ¿qué hacer?
       tocar apenas con la punta de los dedos
                                                                  “realidad”, estamos solos

                                                                                      ¿quién anda por ahí?....









en Komorebi Ediciones, Chile, 2018
(Fuente: Descontexto)

Gastón Soublette (Chile)


Solitario




Me hacen cosquillas en las puntas más sensibles
del cuerpo
Me dejan morir en una esquina vaciada de alimentos
y esperanzas
Me niegan el alumbrado cuando necesito buscar
mi dinero perdido
Me vacían todas mis reservas en latas y plásticos
Me agotan las baterías y la bencina
Me hacen saltar la tapa de los sesos
Los inveterados molestadores
Enemigos eternos de mi humilde contentamiento
Perdónalos Dios mío porque no saben lo que hacen
El error es algo que puede reducirse a milímetros
más o menos sobre la esfera del reloj o el papel reticulado
Cosa del tiempo
Sea radio o de televisión
La cadena nacional es
Un modo de poner eslabones donde aún no los había
Pendientes para las orejas
Argollas para la nariz
Grillos para las manos y mandíbulas
Anclas para el pensamiento
Ruidos metálicos a la medianoche
Al término de todo el eslabón perdido permanecerá
siempre perdido
Al fondo nuestras miradas o en la base cálida de
una tierra vegetal
El peludo fantasma de una teoría del hombre para el mono
De una teoría del mono para el hombre
Hijitos míos sabed que desde hoy el partido ordena
en Poetas de la universidad (Antología), 1972

Ediciones Nueva Universidad
 
 
 







Jorge Luis Borges (Argentina)


Arte Poética

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,

ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Walt Whitman

Yo canto al cuerpo eléctrico


1

Yo canto al cuerpo eléctrico,
Me abrazan los ejércitos de quienes amo y yo los abrazo,
No han de soltarme hasta que yo vaya con ellos, hasta que les responda,
Hasta que yo los purifique y los colme con la carga de mi alma.

¿No es sabido que quienes corrompen su cuerpo están ocultándose?
¿Y quienes profanan a los vivos son tan viles como quienes profanan a los muertos?
¿Y que el cuerpo no vale menos que el alma?
¿Y si el cuerpo no fuese alma, qué es el alma?


2

El alma del cuerpo de un hombre o del cuerpo de una mujer no admite explicación,
El cuerpo del hombre es perfecto, y es perfecto el cuerpo de la mujer.

La expresión de la cara no admite explicación,
Pero la expresión de un hombre cabal no sólo está en la cara,
Está en los miembros y en las coyunturas también, está, curiosamente, en las coyunturas de las caderas y de las muñecas,
Está en su andar, en el porte de su cuello, en la flexión del talle y de las rodillas; la ropa no la oculta;
Su fuerte y dulce identidad se abre paso a través del algodón y la lustrina,
Verlo pasar expresa tanto como el mejor poema, y acaso más,
Os detenéis para mirar su espalda y su nuca y sus hombros.

La negligencia y la redondez de los niños, los senos y las cabezas de las mujeres, los pliegues de sus vestidos, su andar al cruzarse en la calle con nosotros, el contorno de sus caderas,
El nadador desnudo en la pileta atravesando el transparente resplandor verde y tendido de espaldas y silenciosamente flotando sobre las agitadas aguas,
El rítmico balanceo de los remeros en los botes de remo, el jinete en su silla
Muchachas, madres, amas de llaves en todas sus tareas,
El grupo de trabajadores sentados al mediodía ante la comida y sus mujeres que les sirven,
La mujer que sosiega al niño, la hija del granjero en el huerto o en el establo,
el peón que está carpiendo el maizal, el conductor del trineo que guía entre la turba a sus seis caballos,
El forcejear de los que luchan, dos aprendices ya crecidos, animosos, afables, americanos, en el baldío al atardecer después del trabajo,
Los sacos y las gorras tiradas, el abrazo del amor y de la resistencia,
El abrazo de arriba y el de abajo, el pelo revuelto que les encegué los ojos;
La marcha de los bomberos uniformados, el juego de los músculos varoniles a través de los pantalones ceñidos y de los cintos,
El cansado regreso desde el incendio, la pausa cuando la campana vuelve a sonar y su llamado los detiene,
Las diversas actitudes, espontáneas, perfectas, la cabeza inclinada, los cuellos encorvados y el contar;
A ellos los quiero, me suelto, paso sin traba y estoy en el regazo de la madre con el pequeño,
Nado con los que nadan, lucho con los que luchan, marcho con los bomberos y me detengo, escucho, cuento.





(Trad. Jorge L. Borges)




(Fuente: Biblioteca Ignoria)

martes, 6 de noviembre de 2018

Marco Antonio Montes de Oca, (México, 1932 - 2009)



Balance

Maté la nube de mis pensamientos,
cedí terreno
a los pensamientos de la nube.

Predije con Apollinaire las nuevas artes,
advertí en un claro del bosque
otras manchas verdeclaras,
ardientes zonas en que pude establecer
una pausa encastillada,
labios que sonríen
en el espejo de la primavera.

Muchas cosas conspiré
con el domingo echado a mis pies,
con el tiempo sirviéndome de suelo
y el espacio, mi leal pareja,
aferrado a mis hombros para no caer.

Muchas veces mil veces
me hundí en sueños más sueños que los sueños,
al imaginarme cómo la golondrina corta,
con la tijera azul de la cola,
ciertas cosas ciertas:
pinos, sauces, tilos
contemplados al trasluz.

Confesé a medio mundo
que ésta es mi hora y no es mi hora,
que todo depende y no depende,
que mis pies han bailado
desde antes de saber andar.

No pude permanecer
ni seguir adelante
ni volverme atrás:
la sola solución fue despertar.




(Fuente: Caína bella blog)



lunes, 5 de noviembre de 2018

Alejandro Rubio (Argentina, 1967)


Iron Mountain
1.
Mi montaña de cobre,
mi montaña de zinc,
mi montaña de hierro,
sobre tu nube más alta descansa la cabeza mi señor
masticando.

1.
Crepúsculos salvajes de mi montaña,
sobre tus rosas y naranjas se ve flotar un globo
amarillo dependiente que no es un globo
sino una señal:
UNA GRAN TORMENTA ESTÁ POR LLEGAR.

0.
Mi montaña de oro,
en tus laderas trabajé y trabajé
en desmonte y caza menor
hasta que llegaron ellos.
Sos el corazón recóndito de mi terruño
y por eso me enfrenté, sacando fuerzas febles me enfrenté
a sus dragones y demonios del infierno
que cavaban y tragaban y expelían
tu propio tesoro.
Entre esos horrores yo corría
y me alborotaba, la melena hecha un fuego,
corriendo peligro mortal, estorbándolos,
hasta que en medio de puteadas y brazos en alto y silbatos
comprendí que eran máquinas, máquinas manejadas por hombres,
y por lo tanto frágiles:
pasibles de derrota.
Ha venido ayer el comisario a casa.
Es el progreso, dijo.
¿Progreso? ¿Progresa
el corazón recóndito de mi terruño?

1.
Montaña de litio,
el indiecito que te camina desde abajo
no te comprende.
Te comprende la Ciencia de la Geología,
te comprenden los que hacen cálculos.
El indiecito solo sabe
que a tu pie nació
lo mismo que sus padres y abuelos.
Ese es un conocimiento sobre él,
no sobre vos.
Si estuvieras de alguna forma animada,
¿a quién le darías la razón?

0.
Mi montaña de polietileno,
ya no crecerás más:
así lo ha dictaminado
un decreto municipal.
Eras ya muy alta,
hay que admitirlo.
Dicen que el suelo se desprecia con tu peso.
Nosotros no lo sabemos,
solo que eras fuente de pitanza y diversión
a nuestra manera.

0.
Mi montaña cuya cima solo toca
el cóndor proverbial, qué aplanada te veo.
Siglos de siglos han pasado desde la primera vez
y la erosión ha hecho su justa labor.
Ahora parecés un castillito de arena
amarronada, el próximo viento te llevará
lejos, hacia el mar.

1.
Mi montaña de escombros y ceniza,
ayer visité tu santuario
y puse una rosa junto a la foto
de una valiente bombera.
Te incendiaste como la biblioteca de Babel
y hoy vecinos y parientes rinden homenaje
a los uniformados muertos,
salvación de algunas viviendas.
Dicen que sos un misterio.
A mí que no me vengan con misterios.
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