domingo, 30 de septiembre de 2018

Zbigniew Herbert (Polonia, 1924-1998)


El abismo del Señor Cogito 

 

 
 
 
En casa no hay peligro
pero detrás del umbral
cada vez que el Señor Cogito
sale por la mañana a pasear
se abre delante de él
un abismo
no el abismo de Pascal
tampoco el despeñadero de Dostoyevski
es un abismo
justo a la medida
del Señor Cogito
su calidad particular:
nada insondable
ni aterrorizador

lo sigue como si fuera una sombra
lo espera frente a la panadería
en el parque junto con el Señor Cogito
por encima de su hombro
lee el periódico

molesto como un tumor
apegado como un perro
y ni siquiera tan profundo
para absorberlo con la cabeza
las piernas y las manos

un día
el abismo tal vez se haga más grande
más maduro
se ponga serio
¡ay si se supiera
qué agua darle
con qué semilla
alimentarlo!

ahora
basta con que el Señor Cogito
recoja un puñado de arena
para taparlo

sin embargo no lo hace
al regresar a casa
deja al abismo tranquilo
detrás del umbral
ocultándolo cuidadosamente
con un viejo trapo
 
 
 
 


Zbigniew Herbert, incluido en Poesía polaca contemporánea (UNAM, México, 2008, selec. y trad. de Krystyna Rodowska).
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras blog)

Paul Éluard (Francia, 1895-1952)


 Libertad

 
 
En mi cuaderno escolar
En mi pupitre y los árboles
En la arena y en la nieve
Escribo tu nombre

En las páginas leídas
En las páginas en blanco
Sangre papel o ceniza
Escribo tu nombre

En las estampas doradas
En las armas del guerrero
En la corona del rey
Escribo tu nombre

En la selva en el desierto
En el nido en las retamas
En el eco de mi infancia
Escribo tu nombre

En el fulgor de las noches
En el buen pan cotidiano
En la estación de las novias
Escribo tu nombre

En mis jirones de cielo
En el estanque sol verde
En el lago luna viva
Escribo tu nombre

En el lejano horizonte
En las alas de los pájaros
Y en el molino de sombras
Escribo tu nombre

En cada soplo del alba
En el mar en los navios
En la montaña demente
Escribo tu nombre

En la espuma de las nubes
En el sudor del mal tiempo
En la lluvia espesa y tonta
Escribo tu nombre

En las formas centelleantes
En la esquila del color
En la certidumbre física
Escribo tu nombre

En los senderos abiertos
En las rutas desplegadas
En las plazas que desbordan
Escribo tu nombre

En el candil que se enciende
En el candil que se apaga
En mis moradas reunidas
Escribo tu nombre

En el fruto dividido
Del espejo y de mi cuarto
En mi caracol vacío
Escribo tu nombre

En mi can glotón y tierno
En sus orejas erguidas
En su pata contrahecha
Escribo tu nombre

En el umbral de mi puerta
En las cosas familiares
En el calor consagrado
Escribo tu nombre

En los cuerpos que concuerdan
En la faz de mis amigos
En las manos que se tienden
Escribo tu nombre

En el vidrio del asombro
En los labios especiantes
Por encima del silencio
Escribo tu nombre

En mis refugios destruidos
En mis faros derrumbados
En los muros de mi tedio
Escribo tu nombre

En la ausencia sin deseos
En la soledad desnuda
En las gradas de la muerte
Escribo tu nombre

En la salud recobrada
En el riesgo disipado
En la espera sin recuerdos
Escribo tu nombre

Y en virtud de una palabra
Vuelve a comenzar mi vida
Nací para conocerte
Y nombrarte

Libertad.

Mario Montalbetti (Perú, 1953)


Para la tempestad
 

A comienzos de año escribí un poema que comenzaba
el sol cae, las estaciones se suceden, las nubes flotan sin dirección.
Luego de unos cuantos versos más empleando ese tono más bien oriental
quebré el progreso del poema y dije
cambio todo eso por una sopa dan dan mian
llena de vida mamífera flotando arruinada en su superficie.
El poema era sobre el chifa Hou Wha en Miraflores,
un restaruant elegante en Carlos Tenaud con Paseo de la República.
La elección del local no es gratuita: es el chifa
predilecto del Presidente García. Ahí va con sus amigos,
ahí celebra, ahí se reúne, festivo, consigo mismo.
El proceso retórico que quería emplear era el de comparar
la descuartización de cangrejos, la ingesta de ostiones,
las manchas de sillau en los manteles blancos,
las fuentes de chancho asado devueltas a medio comer,
y las risas humanas que emergen de los apartados,
con ciertos excesos que ocurren en el país.
Entiendo que hablar de comida es feo
pero a veces la verdad se dice en listas:
nabos fríos, tamarindos, huesos de pato, té lapsang.
Es un poema largo en el que también hablo de un cuadro
que cuelga sobre una mesa laqueada
en el que con un mismo trazo el artista dibuja
los acantilados y la luna.
En un pasaje del poema, a través de una de las ventanas del chifa,
aparece un taxi transitando por Paseo de la República
con una calcomanía del Che en la luna posterior y escribo que eso
(una calcomanía del Che en la luna posterior de un taxi)
es lo más cercano que hemos llegado al socialismo en este país.
El poema acaba poco después con los versos
es inútil, la naturaleza ha muerto.
Lo titulé “El Chifa de García” y no está mal
pero no expresa verdaderamente lo que quiero decir.
Se parece demasiado a otros poemas que he escrito antes,
y habla justamente de comida que es uno de esos excesos
en contra de los cuales apuntan sus versos.
Luego de ese poema escribí otro que lleva por título “Dinastía Wong”.
“Dinastía Wong” habla sobre el monumento al Becerro de Oro
que se ha construido en San Isidro y que es un lugar de peregrinación
de agentes de bolsa, administradores, MBAs, economistas, inversores,
expertos en liderazgo, cambistas de dólares y emprendedores.
El poema está situado en un futuro no muy distante.
Hay un par de versos en los que escribo
el emperador y los mineros tienen sus aposentos
en el valle de Pachacama. La capital ya no existe.
El ambiente es más bien desagradable. Escribo
toda la comida es carne humana y rábanos
que han resultado ser singularmente resistentes.
El poema tampoco está mal pero otra vez se parece demasiado
a cosas que ya he escrito antes y por eso no me agrada del todo.
Luego de ese par de poemas, dejé de escribir y pasó el invierno.
Fue entonces que Nicolás Cabral llamó a invitarme a escribir
en La Tempestad y no sabía bien qué decirle.
Por un lado quería aceptar pero por otro
no tenía nada nuevo que pudiera enviarle y repetir lo mismo
me parece auto-complaciente y finalmente, aburrido.
Los poemas no dicen gran cosa estos días.
Mis poemas no dicen gran cosa estos días.
Resolví entonces hacer lo siguiente: primero, explicar la razón
de mi silencio (que ahora ya la saben: todo lo que escribo ahora
se parece demasiado a lo que he escrito antes) y segundo excusarme
o tal vez repetir los versos finales de “El Chifa de García”:
es inútil, la naturaleza ha muerto.




(Fuente:  Caína bella blog)

sábado, 29 de septiembre de 2018

Rolando Revagliatti (Buenos Aires, 1945)


Al F. P. I.
 
¿Cómo la descompondremos?
¿Cómo la descompondremos más y mejor?
¿Sabremos descomponerla sin música funcional
cruda
sin farolitos?
¿Olernos la retaguardia le vendría bien
a la vanguardia?
¿Se quejarán los administradores regionales
plañideramente
al Fondo Poetario Internacional?
 
 
 
EL DECESO
 
 
El deceso de Augusto enluta
al Banco Riggs de Washington
El deceso de Augusto José enluta
a la Agencia Central de Inteligencia en Chile
El deceso de Augusto José Ramón enluta
a Margaret Thatcher y a la institución liderada por Juan Pablo segundo
El deceso del General Augusto José Ramón enluta
a su consejo militar de 1973
El deceso del General Augusto José Ramón Pinochet Ugarte
enluta el 10 de diciembre de 2006
Día Universal de los Derechos Humanos
a los Chicago Boys y al caballo sin jinete
escoltando al féretro.




(Fuente:  Poesía y Política. blog)

Gontzal Diez (España, 1961-2013)


EN OTRO LUGAR TE PENSARÁN



Quizá de repente,
quizá con piedras azules en los bolsillos,
quizá con diminutos planetas en las manos.
Quizá te piensen con dolor
y con dulzura en otras ocasiones.
Quizá te piensen con acento de pájaro.
Quizá digan tu nombre
y pidan que seas bendecido
con un azar generoso
y que camines
sin miedo a las tormentas.
En otro lugar, a ras de cielo, te pensarán.
Quizá como una brisa
o como un pequeño huracán.
Quizá como un águila risueña.
Muchos viven en nosotros,
pero también vivimos en otros
que aún no conocemos.
La vida consiste
en ir un paso por delante
de los fantasmas,
sin perderlos de vista,
y no dejar nunca que te adelanten
para solicitar habitación
en un motel de carretera.
Quizá alguien te piense
en el zaguán de la noche.
¡Es tan difícil saber si nos piensan!
¡Son tan frágiles los huesos del recuerdo!
En otro lugar te pensarán.
Inaugurarán tu rostro
sin advertir tu estatura creciente.
Te pensarán sin mapa,
como una constelación de tendones.
Te pensarán en los cerros, en noches de frío.
En los zapatos
y en los charcos recién amanecidos
te pensarán.
Quizá, un día, tú también
pienses en quienes te pensarán.
O pienses en quien te pensará, a tu gusto.




"Poemas de la galerna" Ed. El sastre de Apollinaire

viernes, 28 de septiembre de 2018

Charles Wright (EEUU)


MAÑANA


Las metafísicas de lo cotidiano era lo que él buscaba:
Un poco de rocío en el pasto matutino,
Una gota de sangre en los árboles del atardecer,
………………………………………………………….una gota de fuego.
Si no brillas eres oscuridad.
El futuro es despiadado,
……………………………..ha escrito el nombre de todos
En la página de guarda del Libro de Nieve.




TOMORROW
The metaphysics of the quotidian was what he was after: / A little dew on the sunshine grass, / A drop of blood in the evening trees, / a drop of fire. // If you don’t shine you are darkness. / The future is merciless, / everyone’s name inscribed / On the flyleaf of the Book of Snow.





TIEMPO FUTURO


Todas las cosas al final son agridulces:
Una mirada vacía, una pequeña estación de paso apenas más allá del silencio.
Si no puedes disfrutar el día a día,
…………………………………………no tienes futuro aquí.
Y si puedes, tampoco.
Y el tiempo, perro negro, te olfateará,
…………………………………………….y lamerá las magras mejillas,
Y se acostará a tu lado –cálido, realmente cerca– y no se moverá.




FUTURE TENSE
All things in the end are bittersweet– / An empty gaze, a little way station just beyond silence. // If you can’t delight in the everyday, / you have no future here. / And if you can, no future either. // And time, black dog, will sniff you out, / and lick your lean cheeks, / And lie down beside you –warm, real close– and will not move.





SIN ENTRADA


No es posible imaginar y sentir el dolor de los otros.
Decimos que sí, pero no lo hacemos.
Es un país para el que no tenemos pasaporte,
……………………………………………………….ni derecho de entrada.
La empatía es enfática,
……………………………y envía largas líneas a través del suelo.
Pero no es el daño o la herida.
No es el secreto del cuervo negro,
………………………………………..recortado por el agua en el olvido.




NO ENTRY
It is not possible to imagine and feel the pain of others. / We say we do but we don’t. / It is a country we have no passport for, / and no right of entry. // Empathy is emphatic, / and sends long lines across the floor. / But it’s not the hurt or wound. / It´s not the secret of the black raven, / cut out by water into oblivion.





AGUAS CELESTIALES


30 de mayo, hacia el atardecer,
……………………………………..un pato en el estrecho estanque de agua
Colmado de nubes,
El mundo reflejado y sin viento, lleno de gracia, diminuto, diminuto.
Osiris nos ha mostrado el camino para cruzar la venida del cielo nocturno,
La ruta, las corrientes, las necesarias palabras mágicas.
Sigan ocupados en lo suyo, muchachos,
………………………………………………..y olvídense del inframundo.




CELESTIAL WATERS
May 30th, early evening, / one duck on the narrow water, pond / Stocked with clouds, / The world reflected and windless, full of grace, tiny, tiny. // Osiris has shown us the way to cross the coming night sky, / The route, the currents, the necessary magic words. / Stick to your business, boys, / and forget the down-below.





FUERA DE ALCANCE


No hay manera de describir cómo la luz se propaga
………………………………………………………………después de la tormenta, bajo las nubes
Todavía amontonada como Armagedón
Vuelta hacia el oeste, al noroeste,
………………………………………..con la intención de advenir.
No hay manera de representarla,
……………………………………….aunque otros lo han intentado a menudo.
Aquí en las montañas es como el rebote de una marejada,
Espigas del prado moviéndose como lirios de mar
……………………………………………………………..en las profundidades de su fulgor.




OUTSCAPE
There’s no way to describe how the light splays / after the storm, under the clouds / Still piled like Armageddon / Back to the west, the northwest, / intent on incursion. // There’s no way to picture it, / though others have often tried to. / Here in the mountains it’s like a ricochet from a sea surge, / Meadow grass moving like sea stalks / in the depths of its brilliance.





CONSOLACIÓN Y EL ORDEN DEL MUNDO


Hay una cierta soberbia,
……………………………..o sentido de invulnerabilidad,
Que nos envía a hacer las maletas
Cada vez que perdemos nuestro foco, o el flash falla.
Estas instantáneas son el balance de nuestras vidas,
Momentos definitivos, signos permanentes,
Sombras de abeto punzante fuera del bosque,
………………………………………………………..la noche con su jeringa llena.




CONSOLATION AND THE ORDER OF THE WORLD
There is a certain hubris, / or sense of invulnerability, / That sends us packing / Whenever our focus drops a stop, or the flash fails. // These snaps are the balance of our lives, / Defining moments, permanent signs, / Fir shadows needling out of the woods, / night with its full syringe.





EL FANTASMA DE WALTER BENJAMIN CAMINA A MEDIANOCHE


El mundo es un lenguaje intraducible
……………………………………………..sin palabras o partes del discurso.
Es un lenguaje de objetos
Nuestras lenguas no lo pueden dominar,
…………………………………………………pese a que somos sus ardientes sujetos.
Si árbol es árbol en español,
…………………………………y albero en italiano,
Eso es lo más más cerca que podemos llegar
A la divinidad, el lenguaje que circunda la tierra
…………………………………………………………..y que nunca hablaremos.




THE GHOST OF WALTER BENJAMIN WALKS AT MIDNIGHT
The world’s an untranslatable language / without words or parts of speech. / It’s a language of objects / Our tongues can’t master, / but which we are the ardent subjects of. // If tree is tree in English, / and albero in Italian, / That’s as close as we can come / To divinity, the language that circles the earth / and which we’ll never speak.





NINGÚN ÁNGEL


En el Reino del Hueco-en-el-Corazón, el insecto es el rey.
En el Reino del Más Allá,
…………………………….todo se encuentra donde el suelo es liso.
Todo es lo que parece ser, y un poco menos.
En la tierra de lo indecible,
………………………………..las palabras flotan como reflejos sobre el agua.
Nadie nos visita aquí.
Como sombras, nos extendemos hasta que nuestras manos se tocan,
…………………………………………………………………………………….luego desaparecemos en la oscuridad.




NO ANGEL
In the Kingdom of the Hollow-at-Heart, the insect is king. / In the Kingdom of the Beyond, / all lie where the ground is smooth. / Everything’s what it seems to be, and a little less. // In the land of the unutterable, / words float like reflections across the water. / Nobody visits us here. / Like shadows, we spread ourselves until our hands touch, / then disappear in the dark.





SIN DIRECCIÓN A CASA


Después de cierta edad, no hay nadie a quien recurrir.
Tienes que encontrar a Eurídice por tu cuenta,
………………………………………………………..tienes que
Encontrar la pequeña grieta
………………………………….entre aquí y cualquier otra parte por ti mismo.
¿Cómo podría ser de otra manera?
Todos se han ido, las casas están todas vacías,
Y las nubes comienzan a llenar el firmamento como un aislante sucio.




NO DIRECTION HOME
After a certain age, there’s no one left to turn to. / You’ve got to find Eurydice on your own, / you’ve got / To find the small crack / between here and everywhere else all by yourself. // How could it be otherwise? / Everyone’s gone away, the houses are all empty, / And overcast starts to fill the sky like soiled insulation.




Nota
El poema “Aguas celestiales” está basado íntegramente en el análisis que Roberto Calasso hace del relato “El cazador Gracchus” de Franz Kafka (dicho análisis se encuentra en su libro K, específicamente en el capítulo sexto que lleva por nombre “Sobre las aguas de los muertos”). De hecho, los versos “Osiris nos ha mostrado el camino para cruzar la venida del cielo nocturno, / La ruta, las corrientes, las necesarias palabras mágicas” son una transcripción casi literal de uno de sus pasajes.
 
 
Versiones de Manuel Naranjo Igartiburu
 
 
(Fuente:  Jampster)

jueves, 27 de septiembre de 2018

Daniel Freidemberg (Argentina)


JUNIO
Ahora que fuimos arrojados,
gracias a Dios, del Paraíso
vemos pasar dos autos (uno
celeste, uno negro), una camioneta roja, una
enorme hoja de diario arrastrada
por un viento real
y, a nuestros pies, un bicho color tabaco
en el instante mismo de entrar en la muerte.
“Señor por qué me abandonaste” alguien dijo.
“Porque Yo no existo”. Anoche, entre el
caer de una lluvia monótona, oí
bajos eléctricos y percusión y gritos.
“Como una despedida”, pensé, “de qué”. Eso que era un diario,
como llevado por las fuerzas del mundo,
cruzó la calle. Quieto, ahora, contra una pared,
no significa nada. Vemos también
plumas de ave gris, papelitos, cualquier cantidad de papeles.

JULIO
Rojo el cartel, con letras (“uruguay”) blancas
y rojo también el asiento y el
cesto, por así decirlo, para papeles.
Felicidad del rojo intenso sobre el gris,
un rojo como de sangre, y sobre el rojo el blanco.
Igual que pétalos a punto de marchitarse, rostros
que el tiempo arrastra, como me arrastró
hacia este borde o filo de lo real
donde las cosas pasan
una tras otra, a horarios regulares.

JULIO
Igual que pétalos en
una rama húmeda,
esos rostros
que la corriente arrastra
rumbo a la mar que es el morir.

OCTUBRE
Lluvia lenta y charcosa, hoy.
Dos autos rojos sobre el gris
y, por supuesto, taxis.
Hace un año, mi padre, su
gran cuerpo inocente en una clínica de extramuros,
me daba algo a saber. Soy
ese que pasa ante vidrio iluminado, ante
plástico blando, hierro pintado y mármol
como quien siente algo que llueve atrás: palabras
(“Oro”, una palabra: tres letras en papel fluorescente).
Ahora, arribado al fin a esta planicie del cosmos, puedo ver
algunas cosas: charcos,
hojas de paraíso en la luneta de un dodge,
dos “o” y una “r” fluorescentes, mármol, plástico y
cielo entre el agua, etcétera,
como quien dice “esto era todo”.
¿Esto era todo? Uno: ni azar ni error,
ni el cumplimiento del mandado de nadie. Dos:
saliva agolpada en la boca, tensión muscular.
Tres: manchas, rostros (¿igual que pétalos
en una rama húmeda?). Cuatro: esta ciudad
vulgar en la que vivo
es la misma en que amé y no creí ser amado. Cinco:
de la violenta madrugada, estas paredes
tienen fosforescencias como de mar, una
palabra me inquietaba, o dos. Seis:
lo que llamaba “el corazón”. Siete: la carne,
eso que está, no el alma, eso que al final
se retira y se aplana, terreno de nadie.

NOVIEMBRE
Una mujer una clochard se
bañaba una mujer clochard
se bañaba en
una fuente pública
clochard
se bañaba a la luz
plena de la mañana
Santiago de Chile en
malla de baño a la
mañana clochard
de Santiago en la fuente
bañaba ella se bañaba en
malla de baño clochard roja y verde pública.


Poesía Argentina / Buenos Aires Poetry

Alberto Girri (Argentina)

Elegía en vida


Intenta dibujar un león
y logra un perro,
cuando siente hambre cree
calmarla dibujando pasteles,
si dibuja una serpiente
le agrega patas,
al concentrarse
en un grano de mostaza, cabeza
de alfiler que crece en arbusto,
dibuja una higuera, lo estéril,
leño seco destinado al fuego.
De preguntársele por qué,
hallaría que son confesiones, desajustes
documentando sus fallas,
un orden visual
para simbolizarlas,
primero la imagen
de su débil fuerza en las ambiciones,
luego la de su vocación por lo ilusorio,
luego la de su placer de deformar,
y en conjunto la imagen
de su extravío, incapacidad
de ofrecer frutos legítimos,
tal un árbol que no los da
así haya estado siempre junto al agua.

Julio Huasi


derrotas


procedo de una antigua dinastía de vencidos,
qué no hemos perdido me pregunto,
perdimos el paraíso y el favor de dios,
la virginidad, el prepucio, la inocencia ,
perdimos las guerras y por ende la paz,
la fe, la razón, los dientes, la salud,
hará cien años que un abuelo perdió
su único ojo en un vaso de aguardiente,
lo castigó, según dijo, pues lloraba,
cuando creímos que los cielos se apiadaban
perdimos la camisa, las ollas, la última moneda,
el rancho, la tierra y el país entero,
la voz, la libertad, el pellejo,
el amor, el trabajo, las ganas de vivir,
el séptimo mandamiento, y el buen nombre,
la ilusión, el caballo, los testículos,
últimamente hemos perdido la paciencia
y ya no queda nada por perder, excepto
la memoria, el tesoro de nuestro destino,
recen ahora, dueños del mundo.



Julio Huasi.(Sangral América, 1971)

Ricardo Rojas Ayrala (Buenos Aires, 1963)


¨VIVAS LAS QUEREMOS”


                  “Quien no se mueve, no siente las cadenas”.
                                                  Rosa Luxemburgo



¡Vivas las queremos!
Bajo el amparo del ajenjo,
los habanos y la música,
nace el crepúsculo.

¡Vivas las queremos!
Jocosas, las tres viejas,
van triturando con sus dedos,
los ajos jóvenes.

¡Vivas las queremos!
Tal horrorosa mariposa
devela, en ese tronco seco,
un delicado ensueño de seda.

¡Vivas las queremos!
Ni el sol, ni nosotros,
pretendíamos ser
un terror mudo.

¡Vivas las queremos!
Tormentoso día definitivo,
las ramas en lo ancho mecen las primicias
de un sueño azul que agoniza.

¡Vivas las queremos!
Ignorándose como hermanas
esas pájaras trinan, más alto,
cuando suenan la fanfarrias.

¡Vivas las queremos!
La gran vigía de lo humano
es, con alguna suerte,
un consuelo tonto.

¡Vivas las queremos!
Sin anhelar demasiado, a algún geko
que logre mensurar estos insectarios,
aguardamos los acontecimientos.

¡Vivas las queremos!
Nueva, nueva, nueva tecnología,
tan resueltos los cuerpos cotidianos
en las angustias antiquísimas.

¡Vivas las queremos!
Oh, ¿tan poco importa el mundo, ahora?
Desharemos la cama, patearemos los libros
y nos reiremos de sus revelaciones.

¡Vivas las queremos!
Todas las naranjas, en las ceremonias del día,
olvidan a los puritanos más imponentes
de las iglesias apartadas.

¡Vivas las queremos!
Sube la luna de las revueltas
al aletear de los murciélagos.
Todo lo que vuela, sospecha.


Gabriela Vargas Aguirre (Ecuador)

 

Se ha hecho costumbre beber de todo vaso disponible




Se ha hecho costumbre beber de todo vaso disponible,
pararse al espejo y tomar el primero del día,
Aferrarse a un muñeco fabricado con polvo,
con el que te sientes seguro, como si al tenerlo
obtuvieras las llaves para cerrar todas las puertas y no tener que salir.

Preparar otro, les digo, se ha vuelto costumbre
y hoy no usaré agua fría por si me quemo la garganta
cuando el vaso se llene de fuego.
Entonces dejaré el alcohol arder, me dejaré llevar
y el muñeco de polvo dibujará en mi brazo una línea irregular
me dejaré llevar, también querré un cigarro relleno de retazos,
las sobras de un velo azul, que se ha quedado en un descuido de mi madre.

Al quemar los hilos, se liberan, la liberan,
Entonces es ella llegando, la invito a pasar,
la miro llegando: camina muy lento hasta los perros.
Entonces por primera vez la invito conmigo a beber,
a cantar canciones viejas, a beber arrimadas al espejo.

Mi madre nos dejó como herencia cerca de mil vasos disponibles,
y con cada uno he matado a alguien distinto,
porque una herida es ninguna y para mí han de ser todas las balas.

Mi madre tendrá el único vaso que no se ha encendido,
el único vaso en el que no ha muerto alguno de mis peces
ahogándose en mis sueños etílicos.
Mi madre tendrá ese único vaso,
se sentará conmigo y no hablaremos nunca más del pasado.

Se ha hecho costumbre beber de todo vaso disponible.
Entonces , decir su nombre, dolerá mucho menos.
Entonces, tomaremos algo para herirnos,
y abrazarnos mientras nos hierve la lengua.



(Fuente: El Hombre aproximativo blog)

miércoles, 26 de septiembre de 2018

José Kozer (Cuba)


IMAGO MUNDI


Una barra de cereal, unos tamales criollos, café de
máquina, sucedáneo del
azúcar (Estevia) rebanada
de pan de semillas, harina
integral, Perú, ahora, los
ojos chisporroteando, el
aliento cálido, el cuerpo
limpio ese fragor, el
vientre regulado gracias
al consumo de sopa de
remolacha, edad provecta
(han de ser los genes
del abuelo paterno
naziasesinado en
Varsovia) la Muerte
al doblar de la esquina,
compromisos pocos y
más bien literarios, un
dinero suficiente en el
bolsillo izquierdo, tarjeta
de crédito saldada (soy
poco moderno) bien
casado, desayunamos
conversando sobre la
situación mundial, dos
minutos más tarde en
las noticias otro bombazo,
apagamos: no son modos
de comenzar el día
manoseando la mañana
con los tiempos que
corren, mundo
adulterado, todo
revuelto y de
cabeza, hora de
encender el brasero,
acercarse a la ventana
doble, ancha, nieva.
No tengo país, se secó la enredadera, el galán de
noche no despide su
dulzón aroma, el
florero de la sala
resquebrajó los
suelos de baldosa,
las paredes de la
sala, maderas del
techo y muebles,
el propio cristal de
Murano con las cuatro
variedades de flores,
helechos que dejaran
a la hora de salir a
perpetuidad para no
regresar a albas
conocidas, sosiego
de atardeceres con
el veguero en la mano
izquierda en alto, todo
se daba por sentado
hasta que vino aquello,
nos pasaron factura,
salimos (agolpados) al
balcón, vitoreamos, nos
volvimos de espalda,
aterrizamos (cuestión
de media hora sube y
baja). Nos esfumamos
rumbo norte resarciéndonos
en unos años. Y de lejos
cada vez más lejos
desistimos de todo
salvo el idioma.

Y ahí va con sus secuencias a cuestas mi biografía.

La actualizo. Setenta y ocho años. Lima. Acabo de
desayunar exquisiteces
peruanas (un ceviche de
ampanga) las mejores
cocinas de América la
mexicana y la peruana
las peores la cubana y
la argentina. Todo es
concreto: la habitación
(1020 for the record) del
hotel (Los Delfines) la
barra de cereal, la
máquina de hacer café,
la camarera risueña, al
natural: nos explica
asuntos de comida
peruana, un orden,
una vida que termina
sin mayores contratiempos
(dedos cruzo) de poco me
quejo: no me ha ido mal,
burgués sin embonpoint,
al rato calistenia, declinará
como siempre el día a su
hora, mañana a casa: la
actual. En unos meses
no recordaré que estuve
en Lima, comí tamales,
me duché dos veces al
día de puro aburrido.

martes, 25 de septiembre de 2018

León de Greiff (Colombia, 1895-1976)


  Libro de signos. Uno. A

                                               "Balades, chanfons et complain
                                               sont pour moy mises en oubly,
                                               car ennuy et pensées maintes
                                               m'ont tenu long temps endormy
                                               Non pour tant, pour passer soussy
                                               essaier vueil................................."
                                                                       Charles D' Orléans

                    A

Oiga entonces, oye, oíd
palabras sin sentido
conocido:

las otras son tan huecas si sonoras
(dice Mi Risa)
como tambor de feria (añejo símil
de Perogrullo: eso es lo verosímil.)
Las palabras "profundas", "salomónicas"
(torna a decir Mi Risa o Mi Sonrisa)
—tan profundas que no se toca fondo—
(símil vetusto asaz, no nada gris,
mas sí del buen Monsieur de la Palice)
esas son tan absurdas y tan cónicas
como el mundo es redondo
—afirmación de la que no respondo—:

cónicas, oiga; cónicas oye, cónicas
y cómicas y burdas; zurdas, oíd; y absurdas
como el escolio que a mis trovas urdas,
zoilo pazguato inepto.

Dice, hasta aquí, Mi Risa o Mi Sonrisa.

Oiga, entonces, oye, oíd,
la que entre brumas voz se esquiva y se recata:
el iris en el ópalo,
la embriaguez en la vid,
el diamante en la entraña del concepto
(y allí el agudo tópalo),
la estatua en el cincel; y en las crines del arco
o en el vientre del clave, la sonata.
Oiga, entonces, oye, oíd
cómo improvisa el viento en las jarcias y lonas de ese barco
polífona cantata!

Oiga entonces, oye, oíd
palabras sin sentido
(conocido):

lujuriosos vocablos purpúreos,
flámulas, gallardetes, grímpolas, banderolas
que cabrillean por los campos azáreos;
signos que se retuercen, (danzarinas de sensaciones);
fantasías de vuelo de alciones;
fantasías al ritmo ecuóreo
de las greñudas olas;
fantasías de nubes al viento
(peregrino estentóreo):
palabras sin sentido: grávidas de pensamiento.
Palabras sin sentido
(por muy simple parece sibilina
la palabra:
por clara y cristalina).
Oiga, y a nadie diga nada;
oiga entonces; oye, oíd, sólo, sólo la voz sorda,
la vaga voz amorfa
—fúnebres hopalandas, pesadas colgaduras—;
la oscura voz insólita
que taladra el silencio de la noche con graznido alelado;
sólo, sólo, la voz vertical y nuda
(donde no se relievan vulgares aristas
ni se redondean períodos vacuos).



Ernesto Lumbreras (México, 1966)


D E S P E J A D O
Para Myriam Moscona
Robert Frost se levanta recordando un poema
de Píndaro o de Ovidio. Después del desayuno
lo veo cortar la hierba con un panamá blanco
en su cabeza blanca. Me ha propuesto, cercado
de un centenar de ardillas: "Venga a comer a casa.
Un camino con sombra tendremos en la mesa."
Tras su mudez se esconden las pícaras de nueces
rojas y de cola ancha como un corazón bueno.
No dirá más, se aleja con estribos de fraile
a remover el sol entre las briznas de hierba.
¡Cielo de San Francisco eres en Robert Frost
una colina verde, una colina verde!


(labores de riego)

Como quien duerme bajo un sauce, veo el cielo. Un goterón de Prusia me come los ojos. Su avidez termina en glebas de espuma. Fluir es su rabia: música de huesos. En su vastedad el colibrí toma la primavera de una isla. A la noche, el sauce de mis preguntas hunde santuarios de pólvora, legiones de plumas.

Poemas del libro El cielo (1998)

UNA MUJER ENCINTA SUEÑA UN PAVO REAL EN UN JARDÍN GRANIZADO

Soñado, soñado, lo dejé irse bajo las frondas del esplendor. En mi vientre redondo llevaba una música de cascos de caballo y una mina encantada. Tres o cuatro muchachas querían atraparlo: resbalaban en lo efímero y conjetural de la luz blanca, reían con risa de gasa. No sé en qué momento vino esta tromba con su pedrería de hielo; tampoco sé mucho de este pavo real esquivo que, ahora mismo, está trepando una escalera. Va subiendo con saltos de no llegar nunca, de volverse otro mientras en su incendio muere un rey a mansalva. Desde el último peldaño, mirándome, despliega su follaje con muchos loros, su plumaje con pólvora de aparecernos muy alegres. Entonces, en mi vientre siento una tortuga desovando, una charca con ojos de niños durmiendo, una timidez de que no querer respirar el aire del mundo. Mi hijo nacerá pronto, mi segundo hijo, que dentro de mí canta una ronda de comenzar la noche con tres o cuatro muchachas persiguiendo un pavo real en un jardín tapizado de granizo.



(oremus)

Bufan las aguas espumosas. Tu tránsito elude amonestaciones. Tu auto sacramental fluye en nuestras voces. Allá vas, viejo botijón procurando un guiño de alcohol para nuestro duelo. Quisimos decirte tantas cosas. Quisimos mostrarte la desembocadura del río: la malaria, el limo, los lagartos. Nos apetecía beber agua salada y resucitar un poco. Qué fácil hubiera sido, hacer brecha donde el fulgor nos llamara.
            Pero no. Dormir sin oírnos sedujo tu linfa. Allá vas con tu memoria en busca de un páramo. A nuestro dolor lo llamaste acoso de pólvora, música de cascos. Rogaremos en la divinidad de tus secreciones, la aparición de un tordo escarlata.


(polvo copular)

Poseo una muchacha
con modales de escorpión.
Ufano de penetrar
la hoguera donde caza
un león viejo,
saturo a la joven
con la luz de una piedra
rodeada de agua.
Poemas de Numerosas Bandas (2009)

LA MAÑANA ENTRE EL BARRO

En el centro del patio romperé mi alcancía:
un faro bienhechor con el martillo en mano
dirige el movimiento del asombro en mis ojos.
Golpeado por el ansia estoy alegre y triste
como una flor nocturna oliendo su perfume
en un sótano rancio. Sospecho que el marrano
sonríe por la música que lleva en sus costillas.
De pronto y sin aviso dejo caer el hierro
sobre el lomo del cerdo. Cegado por el brillo
de los peces saltando en su red de guijarros
me dijo complacidos: “No más filosofía
sobre cómo encontrar la mañana en el barro”.
De tuertos generales cada moneda tiene
la tarde de un domingo en casa de mi abuela.


UNA MAÑANA EN EL JARDÍN

Para Eduardo Langagne
Hay un gato en la barda del jardín de la casa.
El resplandor en la hierba igual que un cubo de agua
lo tensa y acobarda. Un círculo de pájaros
entre migas de pan despierta en su nariz
una alegría de alas. Si no estuviera un perro
absorto al movimiento de ir y no ir por su almuerzo
otro gallo cantara. Como una gota de agua
en un terrón de azúcar el gato se consume
en preparar su salto. Nunca lo hará, lo sabe
de cierto y con mayúsculas. Tal vez la historia cambie,
añora el bigotón, cuando un muchacho tome
su cuaderno y su lápiz y dibuje esta fábula.
Poemas de Espuelas para demorar el viaje



Ernesto Lumbreras (Jalisco, 1966). Poeta.  Autor de Numerosas bandas (Mantis Editores) y en el 2012, Lo que dijeron las estrellas en el ojo de un sapo (Bonobos), entre otros.
(Fuente:  Revista El humo)


Ingeborg Bachmann (Alemania)


CANTOS DURANTE LA HUIDA
                                                       Dura legge d'Amor! ma, ben che obliqua,
                                                       Servar convensi; però ch'ella aggiunge
                                                       Di cielo in terra, universale, antiqua«
                                                                                                 Petrarca, "I Ttriunfi"
I

La hoja de palma se parte con la nieve,
las escaleras se derrumban,
la ciudad yace tiesa y brilla
en el extraño resplandor de invierno.
Los niños gritan y suben
a la colina del hambre,
comen de la blanca harina
y rezan al cielo.
La rica quincalla invernal,
el oro de las mandarinas,
vuela en las ráfagas salvajes.
Rueda la naranja sanguina. 
 
II

Yo, sin embargo, yazgo solo
encerrado en hielo, lleno de heridas.
Todavía la nieve
no me vendó los ojos.
Los muertos, abrazados a mí,
callan en todas las lenguas.
¡Nadie me ama ni ha agitado
una lámpara para mí!
 
X
¡Oh amor, que rompiste y tiraste
nuestras cortezas, nuestro escudo,
el cobijo y la herrumbre marrón de años!
¡Oh penas, que pisándolo apagaron nuestro amor,
su fuego húmedo  en las partes sensibles!
Llena de humo, sucumbiendo en el humo, la llama se repliega.
 
XII
Boca que durmió en mi boca,
ojo que vigiló mi ojo,
mano-
y los que me arrasaron, los ojos!
¡Boca que pronunció la sentencia,
mano que me ejecutó!
 
XV
El amor tiene un triunfo y la muerte tiene otro,
el tiempo y el tiempo de después.
Nosotros no tenemos ninguno.
A nuestro alrededor sólo hundirse de astros. Destellos y silencio.
Mas la canción por encima del polvo después
va a superarnos.
De "Invocación a la Osa Mayor" Ediciones Hiperión 2001
Versión de Cacilia Dreymüller y Concha García
 
 
 
CURRÍCULUM VITAE 
 
Larga es la noche,
larga para el hombre
que no puede morir, largamente
se tambalea bajo farolas
su ojo desnudo y su ojo
cegado por el aliento de aguardiente, y el olor
a carne mojada bajo sus uñas
no siempre le aturde, oh dios,
larga es la noche.
Mi cabello no se encanece
porque salí del vientre de las máquinas,
Rosarroja* me untó de alquitrán la frente
y los mechones, habían estrangulado
a su hermana, blanca como la nieve. Pero yo,
el jefe de la tribu, pasé por la ciudad
de diez veces cien mil almas, y mi pie
pisaba las cucarachas del alma bajo el cielo de cuero, del cual
pendían diez veces cien mil pipas de la paz,
frías. Una calma de ángeles
deseé a menudo para mí
y cotos de caza llenos
de los gritos impotentes
de mis amigos.
 Con las piernas y las alas abiertas
subía la sabihonda juventud
sobre mí, sobre el estiércol, sobre el jazmín,
hacia las inmensas noches del secreto
de la raíz cuadrada, la leyenda de la muerte
empaña mi ventana cada hora,
dadme euforbia y verted
la risa en mi garganta
de los viejos que nos antecedieron, cuando
caiga yo sobre los infolios
en el sueño vergonzoso,
para que no pueda pensar,
para que juegue con flecos
de los que cuelgan serpientes.
También nuestras madres
soñaron con el futuro de sus maridos,
los vieron poderosos,
revolucionarios y solitarios,
pero después del retiro los han visto encorvados en el huerto
sobre las llameantes malas hierbas,
mano a mano con el fruto charlatán
de su amor. Triste padre mío,
¿por qué callasteis entonces
y no habéis seguido pensando?
Perdido en las cascadas de fuego,
En una noche junto a un cañón
que no dispara, condenadamente larga
es la noche, bajo el esputo
de una luna enfermiza, su luz
biliosa, pasa volando sobre mí
el trineo con la historia
embellecida,
en la vía del sueño de poder (lo cual no impido).
No era que yo durmiese: estaba despierto,
entre esqueletos de hielo buscaba el camino,
volvía a casa, me ceñía el brazo
y la pierna con hiedra y con restos
de sol blanqueaba las ruinas.
Respeté los días festivos,
y sólo si mi pan estaba bendecido
lo comía.
En una época arrogante
hay que pasar de prisa
de una luz a otra, de un país
a otro, bajo el arco iris,
con la punta del compás en el corazón,
tomando la noche por radio.
Abierto de par en par. Desde las montañas
se ven lagos, en los lagos
montañas, y en el armazón de las nubes
se balancean las campanas
de un mundo. Saber de quién
es ese mundo, me está prohibido.
Ocurrió un viernes:
-yo estaba ayunando por mi vida,
el aire chorreaba del zumo de los limones
y la espina estaba clavada en mi paladar­
entonces saqué del pez abierto
un anillo que lanzado
al nacer yo, cayó en el río
de la noche y se hundió.
Yo volví a lanzarlo a la noche.
Oh ¡si no tuviera miedo a la muerte!
Si tuviera la palabra
(y no la errase)
si no tuviera cardos en el corazón
(y rechazara el sol),
si no tuviera avidez en la boca
(y no bebiera el agua salvaje),
si no abriera el párpado
(y no hubiera visto la cuerda).
¿Están tirando del cielo?
Si no me sostuviera la tierra
hace tiempo que yacería quieta,
hace tiempo que yacería
donde me quiere la noche,
antes de que hinche las narices
y levante su casco
para nuevos golpes,
siempre para golpear.
Siempre la noche.
Y nunca el día.
*Rosarroja y Blancanieves son hermanas en el cuento.
De "Invocación a la Osa Mayor" Ediciones Hiperión 2001
Versión de Cacilia Dreymüller y Concha García


(Fuente: Revista El humo)