viernes, 31 de diciembre de 2021

Mirka Szychowiak (Polonia, 1956 )

 



lapidarium

 

Los condujo fuera de las arenas ardientes en medio del infierno
-ahora esperan pacientes a que el viento haga retroceder los ríos-.
En ninguna provincia queda lugar para los elefantes sagrados,
sus hembras preñadas y sus parientes de alta cuna.

Con la edad, la impotencia va en aumento, se pierden lugares
seguros. Y aunque la ciudad es siempre la capital de su pena,
para ellos iba a ser un lugar donde fuera posible multiplicar
la felicidad, perdonar a los pájaros malditos, bendecir la tierra.

Ciudad muda como un camposanto con los enlutados inclinados.
Todo estancado, los elefantes sagrados se van petrificando despacio
y no habrá nadie que dé testimonio del milagro del nacimiento,
del dolor breve y bello. La gracia se aleja, como el último aliento.

Trad. Ada Trzeciakowska

 

lapidarium

Wyprowadził je z rozżarzonego piachu w sam środek
piekła – teraz czekają cierpliwie, aż wiatr zawróci rzeki.
W żadnej z prowincji nie ma miejsca dla świętych słoni,
ich brzemiennych samic i wysoko urodzonych krewnych.

Z wiekiem przybywa bezradności, ubywa bezpiecznych
miejsc. I chociaż miasto jest zawsze stolicą jego smutku,
dla nich miało być miejscem, w którym uda się rozmnożyć
szczęście, ułaskawić wyklęte ptaki, poświęcić ziemię.

Miasto ciche jak cmentarz, żałobnicy pochyleni, milczący.
Wszystko stoi w miejscu, święte słonie zastygają powoli
i nie będzie komu zaświadczyć o cudzie narodzin, o bólu
krótkim i pięknym. Łaska oddala się, jak ostatni oddech.


(Fuente: Ada Lírica)

Andreu Cañadas (Elx, Andorra, 1990)

 

3 poemas de BEATA PROVINCIA 

 




 


BUENAVENTURA

 

 

Hay un mundo en el que los leones

ayudan a los camellos,

lo bueno campa con sus amigos,

y hay otra orilla.

 

La risa es la sal del alimento,

reposa el trabajo;

queda espacio para el descuido.

 

Un mundo en el que no hacen falta dosis ni temores,

vaga en la gracia del encuentro,

su rostro es el del asombro,

conocer es su billete de ida;

no lo hay de vuelta.

 

Ese mundo está aquí.




ISLAS

 

 

En Papúa Nueva Guinea

quizá no sepan de nosotros.

 

Sus provincias

no se conectan por autovía con las nuestras,

sus peleas entre iguales

son diferentes.

 

Nosotros no sabemos

cómo vive allí el que se despierta,

cuándo arrecia la noche,

por qué siempre es al alba.

 

Sus aguas de mineral tararean

la huelga de nuestros rincones.

 

Nunca abrazaré su bajamar,

pero sé que desde su orilla

la tarde es igualmente oblicua.



AZUL

Alfonsina

 

Sabes que las caracolas

intentan bordear la orilla:

poner el contador a cero.

 

Consigues nadar con la distancia

y así zarpan flores, sonrisas, tierra,

dando pruebas al corazón.

 

Mientras las gaviotas sigan velando

y la espuma del borde proteja el viento,

ella cantará azul su sombra.

El ronquido del bajo anotará

el pulso seco del camino.

 

Solo queda el amor

—recuerdas—,

y brama al fondo la marea.



En:  Beata Provincia. Ed. Devenir, 2021

 

(Fuente: Voces del extremo)

 

Andrzej Bursa (Polonia, 1932 - 1957)

 

LENGUAS EXTRANJERAS

 

¿Tu padre fuma en pipa?
Sí, mi padre fuma en pipa
Yes, my father smokes the pipe
repite esta frase
te abrirá
una ventana
al mundo
Cuando estés en Broadway sentado
en un bar más bello que los ojos del diablo
seguramente te preguntarán
si tu padre fuma en pipa
entonces responderás sonriendo
Yes, my father smokes the pipe
Verás
hasta qué punto será maravilloso
 
 
 
____________
en "O tym...", Sponsor, Cracovia, 1993. Trad. Jonio González de la versión en francés de Louis Wauquier, Institut Polonais Paris. 
 
 
 

LANGUES ÉTRANGÈRES

 

Ton père fume-t-il la pipe?
Oui, mon père fume la pipe
Yes, my father smokes the pipe
répète cette phrase
cela t'ouvira
une fenêtre
sur le monde
Quand tu seras assis à Broadway
dans un bar plus beau que les yeux du diable
ils te demanderont sûrement
si ton pêre fume la pipe
tu réspondras alors en souriant
Yes, my father smokes the pipe
Tu vois
A quel point ce sera merveilleux
***
JEZYKI OBCE
Czy twój ojciec pali fajkę?
Tak mój ojciec pali fajkę
Yes, my father smokes the pipe
powtórz to zdanie
otworzy ci ono
oknonaświat
Gdy będziesz siedział na Broadwayu
w barze piękniejszym niż oczy szatana
spytają cię niezawodnie
czy twój ojciec pali fajkę
wtedy odpowiesz z uśmiechem
Yes, my father smokes the pipe
Widzisz jak to będzie cudowne

 

 

(Fuente: Jonio González)

Rainer Maria Rilke (Praga, 1875-Montreux, 1926)

 

 torso de apolo arcaico 

 













 
 
No conocemos la legendaria cabeza
donde sus ojos maduraron como manzanas.
Pero su torso arde todavía igual que un candelabro
en el que la vista, aun deficiente,

persiste y brilla. De otro modo el torso curvo
no te deslumbraría ni por el sereno arco de las caderas
una sonrisa se deslizaría hasta el oscuro centro
donde la procreación llameaba.

De otro modo esta piedra parecería desfigurada
bajo la traslúcida cascada de los hombros
y no reluciría como la piel de una bestia salvaje

ni, de cada uno de sus bordes,
estallaría como una estrella: porque aquí no hay
un solo lugar que no te mire. Debes cambiar tu vida.

***

Versión de Eduardo Conde
Otra iglesia es imposible

/

Arcaïscher Torso Apollos


Wir kannten nicht sein unerhörtes Haupt,
darin die Augeäpfel reiften. Aber
sein Torso glüht noch wie ein Kandelaber,
in dem sein Schauen, nur zurückgeschraubt,

sich hält und glänzt. Sonst könnte nicht der Bug
der Brust dich blenden, und im leisen Drehen
der Lenden könnte nicht ein Lächeln gehen
zu jener Mitte, die die Zeugung trug.

Sonst stünde dieser Stein entstellt und kurz
unter der Schultern durchsichtigem Sturz
und flimmerte nicht so wie Raubtierfelle;

und bräche nicht aus allen seinem Rändern
aus wie ein Stern: denn da ist keine Stelle,
die dich nicht sieht. Du musst dein Leben ändern.
 
 
 
(Fuente:  La comparecencia infinita)

 

Lili Nutsubidze (Georgia, 1927-2002)

 

A veces

 



 
 
 
A veces la tristeza inunda los ojos,
y es imposible retener el llanto,
que no te asusten las noches en blanco,
mientras tengas madre no tengas miedo.

Si la avalancha borra el color
y el frío invernal nieva sobre tus hombros,
no te aflijas, qué se le va a hacer,
el corazón de la madre volverá a calentarte.

Que no te asuste el resplandor del rayo,
el rayo solo vence a los árboles sin raíces,
mientras tengas madre eres fuerte,
mientras tengas madre, nada podrá vencerte.

Soporta penas y consuela,
la madre es el don de la vida,
mientras tengas madre, tú serás feliz,
mientras tengas madre, no tengas miedo.
 
 
 

incluido en Liberoamérica (marzo de 2021).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

Leopoldo María Panero (España, 1948-2014)

 


LA CUÁDRUPLE FORMA DE LA NADA

 

Yo he sabido ver el misterio del verso
que es el misterio de lo que a sí mismo nombra
el anzuelo hecho de la nada
prometido al pez del tiempo
cuya boca sin dientes muestra el origen del poema
en la nada que flota antes de la palabra
y que es distinta a la nada que el poema canta
y también a esa nada en que expira el poema:
tres son pues las formas de la nada
parecidas a cerdos bailando en torno del poema
junto a la casa que el viento ha derrumbado
y ay del que dijo una es la nada
frente a la casa que el viento ha derrumbado:
porque los lobos persiguen el amanecer de las formas
ese amanecer que recuerda a la nada;
triple es la nada y triple es el poema
imaginación escrita y lectura
y páginas que caen alabando a la nada
la nada que no es vacío sino amplitud de palabras
peces shakespearianos que boquean en la playa
esperando allí entre las ruinas del mundo
al señor con yelmo y con espada
al señor sin fruto de la nada.
Testigo es su cadáver aquí donde boquea el poema
de que nada se ha escrito ni se escribió nunca
y ésta es la cuádruple forma de la nada.

 

 

(Fuente: Ada Lírica)

 

jueves, 30 de diciembre de 2021

Jorge Frisancho (Barcelona, 1967)

 

dos poemas













Lo que el cuerpo no dice todavía



 
Habrá que ver quizá en el espectáculo de nuestros daguerrotipos
la simiente de un saber inexpresable, conseguido con tenacidad
en el trámite de estar, una presencia
que persista aún en el vacío de sus significandos
y declare, con palabras que no pueden ser nuestras, haber sido
ella misma lo que se recuerda: humo
donde hay cenizas, y cenizas
donde hay metáforas, y detrás de ellas nada
salvo el rastro del incendio tan frío en que se acaba
la experiencia de decirlas sabiéndolas desiertas, como una letanía
de ecos sin origen y sin probabilidad
                                                                           y sin embargo
hubo huesos, hubo glándulas, hubo irises y globos oculares
y las yemas de los dedos todavía se desangran, y los órganos palpitan
y hubo una irresuelta secuencia de disoluciones
de tantísima materia en el fluir de sus compuestos seminales,
el ácido pluvial de la memoria en que se desdibujan
los objetos y los cuerpos, y se hacen
una música fugaz en el oído, un brillo momentáneo
ante los ojos ciegos
                                            hubo húmeros
y ocasos, cuencas, bocanadas calcinantes
de la suave sensación de un tacto sobre las papilas, y deseos
que se alzaban de la ruina de la piel al conjugarse
en el verbo impreciso que los disimula, sin negarlos
                                                                                                    y hubo sombras
agolpándose en abismo, isómeros sin reconciliación, coloraturas
y voces inhumanas que no llegan jamás (y nos ahogamos):
hubo inciertos silencios especulativos, lágrimas y líquidos biliares
en las heridas de un idioma irrenunciable, en las renuncias
de un idioma herido por su potencial, en las extremidades
del objeto que el idioma desdice al recordarlo
                                                                                        y lo que se recuerda
es esa instancia de su tránsito y su símil, el poema
que desprende sus feroces argumentos
de la desinencia de lo natural, y se radicaliza
en el paso sin causa de sus nominativos
hacia la desposesión, y se deshace
                                                             pero hubo espejos
y en ellos hubo rastros indiferenciados
de una emoción irreparable en su desasimiento,
y nos supimos vivos en el pulso en que declinan
los inhábiles tropos de una geometría
estrictamente interior, multiplicados
en inestables infinitos adverbiales, cercos de su ser al pronunciarse
en el terreno tangible de la repetición, como si se sintieran
respirar en la palabra con que tientan sus ausencias
                                            y lo que se presiente
en esa misma memoria son fragmentos
de un silencio puramente posposicional, el nudo en que se determinan
las flexiones del cuerpo en su latencia, las raíces
de lo que el cuerpo sabe y no dice jamás, o todavía.

~
 

Elegía a su madre, muchos años después

 




i.m. Rosa Hidalgo Guarné, Barcelona 1932 – Lima 1984

Esta memoria adviene, de su estasis, mediodía
con estridencias desacomedidas, y deshace su estar en una cantaleta
de mesurables perspectivas oceánicas, herederas de la proliferación
en el espejo hijo de su tacto, ahora recordado
como el tacto pertinaz de sus palabras en mis huesecillos, los fragores de su voz
que crepitaba en el palpar de la distancia, inmune a los caudales
del tiempo que la corrompía
para hablarme con la intensa semántica de sus orígenes recuperados
en un álbum inmóvil, como si aún viajara
al encuentro de lo que abandonó, aquello que la abandonaba en el viaje
de todos estos símiles ajenos, de todas esas sílabas ausentes en su pronunciación.
Pero era mi madre en el mejor momento: su pánico me pertenece
en recuerdos que no reconocería, y lo propongo ahora
como una versión de su vocabulario, ceceante en el envés
de la experiencia de hallarse en el exceso de la lejanía
atravesada de inecuánimes ternuras en el laberinto que la bifurcaba
con esa certidumbre de estar en el error, y no haber vuelto nunca.
Pero era mi madre en sus mejores momentos: en el eco de su polivalencia
lo que las venas vacías poseían
era la percepción de una catástrofe, una lenta caída en la necesidad
de estar volviendo siempre a los puntos cardinales de su nacimiento
como si en el alto sucedáneo de las horas hirientes, indiferenciadas,
estos ácidos paisajes fueran propios por su repetición, y este suelo en el que se desangraba
hubiera sido suyo en sus incalculables consecuencias.
Hacia el final, hecha retazos
lo que legaba en la maraña de sus negativas
era una suma de cegueras en el hábito de no hallarse,
traicionada por el ardor, en ese ceremonial
de presencias y latidos.
La música incesante de su límite
me hieren todavía en cada una de las pieles que la sobrevivirán
y quiero recordar sus transiciones, las ráfagas de su mirada antes de la apoplejía,
pero lo que poseo es el lenguaje, una tibia derrota del intento de nombrarla,
suma inerte de vocablos desprendidos de la materia de sus exhalaciones
para decir de sí lo que dijimos nunca, y la imagino en cambio deshaciendo a su paso
la secuencia impracticable de un deseo sin resolución,
inconclusa todavía de vahídos y fugas, aún si es que se supo terminal
en el infértil aire del postoperatorio, lamentando sus cadencias en el tacto
cuando ácimas iras contenían la probabilidad de su respiración
y en vano le asestaban llamaradas a su contrarretrato: esos ácidos impunes
corroen los designios de una permanencia sin materialidad
bajo la clara órbita de sus manos posesivas
en la memoria que convoca y que lleva de sí sólo el asentamiento
de todas las traiciones circunscritas al terreno de la equivocación, o de la fuga
de haber posado todo en los momentos más puros
de un destino estrictamente formal, ajeno en sus principios y sus disolvencias, fiel espejo
de aquella larga sombra ya sin asideros, el ámbito de tanto irreversible desasir
de su resuello en el momento de la sutura:
las heridas insondables de la piel, los órganos al borde de la transparencia,
el inexacto mañana en que permanecemos
sin respuesta, por esa misma memoria de silencios
que la niegan al abandonarse, estas voces que la nombran todavía
sorprendidas de su claudicar, y continúan
como hogueras contra el vendaval, hablándome de su ausencia.

***

Vallejo & Co.
 
 
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

Farhad Pirbal (Hawler, Kurdistán, 1961)

 

 Mi juventud fue una guerra


 

Farhad Pirbal, nacido en 1961, es tal vez el mayor innovador de literatura kurda del siglo XX, tanto en poesía como prosa. Su primera colección, Exil, escrita entre 1984 y 1990 en su ciudad natal de Hawler, capital de la región kurda de Iraq, y en sus viajes exílicos por el continente europeo, expone la influencia de los surrealistas franceses y otras escuelas europeas, un vínculo entre literaturas internacionales que Pribal argumenta fue esencial para el desarrollo de la literatura kurda del siglo XX. Un experimentalista empedernido, ha explorado la poesía visual y el caligrama, creando, por ejemplo, un poema con la forma de la Torre Eiffel -una gran hazaña en ortografía kurda-, y experimentando con el borrado y la tachadura de los textos más icónicos del nacionalismo kurdo. Sus innovaciones formales también se extienden hasta su prosa estilizada. Su trabajo deja entrever un agudo sentido de nostalgia por tiempos más simples, el Kurdistán de sus recuerdos infantiles. La poesía es una crónica de exilio y desplazamiento, de añoranza y de la no-pertenencia. Nos recuerda que el retorno al hogar de uno no es un regreso del exilio, porque del exilio no hay regreso. Este poema largo fue escrito en París en 1992, y esta traducción, hecha con Jiyar Homer, el más importante traductor del kurdo al español, viene de una antología poética que lleva el mismo título, que será editada por Gato Negro en la Ciudad de México en el 2022.

 

 

REFUGIADO NÚMERO 33.333

 

En ese tiempo tenía diecinueve años

Aún no había visto diecinueve ciudades

Ni diecinueve pueblos

Ni diecinueve barrios

Incluso ni diecinueve de las calles de mi ciudad,

Así que ninguno de mis poemas, jamás, excedió diecinueve versos.

 

Mi juventud fue una guerra; se me escapó.

Tan temprano empaqué las memorias de mi niñez y me fui

Teherán en ese tiempo, una gran mezquita colorada,

En cada banqueta, una mujer: de luto, sentada.

Estaban adivinando los futuros de los jóvenes y adolescentes exiliados como yo:

“Entonces, como el profeta Moisés,

¿A dónde me dirigirá el mar de la libertad del exilio?’’

 

Estaba pensando irme a pie

Hasta China, la gran China.

A veces también pensaba en Kapoor

Él mismo y su elefante y sus nueces y sus canciones.

Y a veces decía a mí mismo: “voy a bautizarme en los sagrados ríos Indo y Ganges;

Quizás los dioses de allí me presentarán con una fortuna mejor.”

 

En el camino me detuvieron las almas de Avicena y Baba Taher

En el santuario exiliado de aquellos dos me encontré con la hermanastra del tío de mi padre

Que tenía cuarenta y cuatro años, exiliada allí de Hawler como una daga de oro de la era de los asirios:

Como Baba Taher

Como el nombre de una hierba de la zona de Joshnaw

Exiliado dentro del libro El canon de la medicina de Avicena.

 

La hermanastra del tío de mi padre

Deseaba que me casara con su hija de diecisiete primaveras de edad,

Y mis pensamientos se profundizaban hasta las memorias de mi infancia y del camino del exilio ante mí.

República Islámica de Irán

Karaj

Campo de los refugiados kurdos iraquíes

Celda Ayatolá Montazerí

Refugiado número treinta y tres mil trescientos y treinta y tres

Atención: Farhad Pirbal

¡Esta fue la dirección de un año completo de mi juventud!

 

Fue allí que yo, por necesidad, soñaba con Europa, el mar y la libertad.

Allí, en una celda larga de cincuenta y cinco metros

Con cincuenta y cinco camas de cinco ruedas

Solamente se prendía una linterna.

 

Allí, en una cárcel oscura como las de la Edad Media

Donde solamente podíamos ver los ojos de la niebla por siete horas cada semana,

Allí, en una ducha

Donde nos daban solamente una barra de jabón cada tres meses,

Allí, en una tarde cansada y llena de moscas

Donde treinta y tres mil trescientos y treinta y tres personas a la vez

Hicimos cola para un pedazo de carne

O para una gota de sopa llena de mosquitos.

 

Allí, junto al Edificio de los derechos humanos,

Allí, donde fue una cárcel durante los años de la guerra,

Allí fue donde yo por primera vez

¡Soñé con Europa, el mar y la libertad!

 

Allí,

de vez en cuando, recibimos los mensajes de las almas exiliadas:

Estocolmo recientemente devolvió a seis refugiados,

Berlín Este nos echaban los perros policía desde el aeropuerto,

Berlín Oeste nos usaba para limpiar sus cementerios,

Londres: sus metros,

Florencia: nos otorgaba a las garras sangrientas de Bagdad

Chicago: nos privaba hasta la muerte,

París: no nos daba ningún lugar menos las banquetas,

¡Y en ese tiempo aún ninguno de nosotros había escuchado los nombres de Oslo, Viena y Zúrich!

 

Copenhague fue, para mí, la única puerta.

Aunque sabía: mi aislado hermano del alma Søren Kierkegaard,

Hace ciento treinta y tres mil años

Se murió en su ciudad de miseria y vagabundeo:

Cada tarde cuando regresaba a su casa con sí mismo y su bastón babeante

Los niñitos del barrio le apedreaban y se burlaban;

Y aunque yo sabía:

Ibn Battuta el marroquí

Hace siete siglos y siete años

Se hundió en el interior de este queso apestoso y escribió:

Dinamarca

Su clima apestoso

Su lengua apestosa

Su moraleja apestosa

Pero a pesar de esto

Copenhague fue, para mí, la única puerta.

 

En ese tiempo tenía diecinueve años.

Aún no había visto diecinueve ciudades,

Incluso ni diecinueve de las calles de mi ciudad.

 

Las grandes guerras del ’74 y ’80 azotaron la primera mitad de mi vida.

Quería salvar la otra mitad de mi vida en el exilio.

Estaba preguntándome a mí mismo con tristeza:

“¿Crees que en esta segunda mitad de la vida

podré salvar mi primera imagen?”

Cuándo te marchabas de Teherán

La seguridad del aeropuerto no dejaba que los refugiados kurdos iraquíes

¡Sacaran ni una sola tira de un billete de cinco dólares!

Y… ¿sin dólares ni dinero qué se puede hacer en el exilio?

Había algunos que lo escondieron en los calzones, la mano sobre el corazón hasta cruzar.

Había algunos que lo escondieron en los calcetines, la mano sobre el corazón hasta cruzar.

Había algunos que lo escondieron en el cuello de la camisa, la mano sobre el corazón hasta cruzar.

Incluso había algunos que lo escondieron en el ojete,

La mano sobre el corazón hasta cruzar.

Y yo: solamente

Algunos libros y algunas memorias;

Y la mano sobre el corazón hasta que crucé.

 

Cuando llegué a Estambul quería escribir una novela sobre el Muertestán de Teherán.

Cuando llegué a Damasco quería escribir una novela sobre el Doloristán de Estambul.

Cuando llegué a Ostbahnhof quería escribir una novela sobre el Kurdistán de Damasco.

 

Fue en Ostbahnhof que por primera vez me enteré

¡Que vine de un siglo tan viejo e insensato!

¡Lo pobre que soy, lo pequeño!

 

Fue en Ostbahnhof que me enteré:

Mi perspectiva ya se está ensanchando, mi poesía ya se está alargando.

 

Remordimiento de apatridia y el taconear de las memorias sobre mis hombros,

Desde esta ciudad a esa ciudad y desde este tren a ese tren

Me encontré en la isla de Mitte Grand;

Y el mundo, como el reloj tan alto del barrio judío en la ciudad de Praga

Circulaba frente a mis ojos y

A veces, en las tardes

Resonaba en la profundidad de la herida de mi exilio.

 

Me quedé seis meses y seis días en la isla de Mitte Grand,

La isla donde Hitler mismo se escondió por seis meses durante los tiempos de guerra,

La isla donde ya no vivía otra criatura más

menos yo y sesenta refugiados y una gallina de cola corta.

 

Ciudad a ciudad seguí los pasos de los piratas:

Skagen,

Aalborg,

Aarhus,

Roskilde,

Y finalmente Copenhague,

Copenhague:

Ese frío queso apestoso

¡Que parecía una groenlandesa muerta y congelada!

 

¡Qué raro!

Estaba pensando en Copenhague:

Estoy a diecisiete mil sitios

Y dieciocho mil horas de lejos de mi patria.

¡Qué lejos estoy,

Y mi infancia qué cerca está! ¡Qué tragedia es!

 

En Copenhague, como sus piratas bisabuelos,

Solía ratear y viajar.

O como los navegantes y meteorólogos viejos,

Tuve que mantener los ojos siempre en el termómetro

Para saber cuando la temperatura se elevara un poquito y pudiera ver al sol.

 

Europa es Europa, ¿no ven?

¿Cuál es la diferencia entre las gågade, las calles peatonales de Copenhague y Estocolmo?

¿Cuál es la diferencia entre las sonrisas mentirosas de la playa de Snekkersten y

las sonrisas frías de la costa de Helsinki?

¿Cuál es la diferencia entre los paseos por el parque cerca de Vesterport

Y los mismos paseos por los jardines de Hyde Park?

¿O viajar en un crucero hacia Varsovia

comparado con viajar en un crucero hacia Folkestone?

La cerveza Tuborg es el mismo Tuborg,

¡Y el refugiado… solo es refugiado!

 

Pero a pesar de todo esto, No:

Cada viaje es como conocer a una chica nueva,

Cada viaje es como estar con otra mujer, ¡al menos para tomar un té!

 

Di la espalda al Mar Báltico y, desobediente, en algunos trenes perdidos

Me perdí como Kokoschka en sus pinturas,

En algunos caminos vagabundos

Vagaba como el chico calvo en el camino mítico.

Con muchísimo deseo y pobreza

Me morí como Luigi Pirandello con su mujer paralizada.

Seguí algunas gitanas húngaras

Que en las fronteras ricas de Alemania y Suecia

Jugaban al circo y recogían monedas como tapones de rosca en un sombrero profundo.

 

En mis ojos el mundo se estaba alargando más y más como un acordeón escocés,

Y el cable de telégrafo de las llanuras vacías transportaba mis ojos,

Y yo siempre encomendaba mi alma a los lindos pájaros,

Sabía, como Natali, que jamás los volvería a ver.

 

Aaagh; comparado con el mío, los exilios de Haji  y Nali  ¡Eran pan comido!

 

Poco a poco

Llegué a distinguir entre el olor de un país y otro,

Llegué a distinguir entre

Las oraciones cortas de Hemingway de las largas de Proust,

Llegué a distinguir entre los colores de cada puerto,

Llegué a distinguir

Los ojos de los retratos de Modigliani de los ojos de Chagall,

Llegué a distinguir entre los estilos de cada aeropuerto,

Como las notas tristes de Vivaldi de las notas enfadadas de Wagner,

Llegué a distinguir entre los olores de las mujeres de cada ciudad,

Como los cuerpos de las mujeres de Gauguin

De los cuerpos de las mujeres de Giacometti.

 

Como un lobo que siente su sangre derramándose

Sentía que mi poesía

Se alargaba día tras día.

Como la salud y el confort

De las ancianas judías portuguesas de París,

Como el exilio acuoso y desesperado de Sharif Pasha en Montecarlo,

Sentía que se alargaban más y más: cada verso que escribía…

 

En ese momento cuando deje Hawler, aún

No había visto diecinueve ciudades,

Incluso ni diecinueve de las calles de mi ciudad;

Así que ninguno de mis poemas, jamás,

Excedió diecinueve versos.

París: 1992

 

Nota introductoria y traducción del kurdo por Jiyar Homer y David Shook

 

 

 

فەرهاد پیرباڵ Farhad Pirbal nació en Hawler, la capital del Sur de Kurdistán, en 1961. Es un galardonado escritor, poeta, pintor, crítico, cantante y académico. Estudió literatura y lengua kurda en la Universidad de Slemani, fue admitido en la Unión de Escritores Kurdos en 1984 y poco después publicó su primer libro, una obra de teatro titulada Despedida a mi país. Se emigró a Europa en 1986, eventualmente continuando sus estudios en el Sorbonne. Al terminar su PhD regresó a Kurdistán y dio clases de literatura kurda en la Universidad Salahaddin. En 1994 fundó el Centro Cultural Şerefxan Bedlîsî en Hawler. Hasta ahora ha publicado más de 70 libros de sus escrituras y traducciones, incluyendo una antología de su poesía, El Refugiado número 33.333, y su primer libro de cuentos, Los Comedores de papa.

ژیار هۆمەر Jiyar Homer (1996) es un traductor y editor kurdo. Trabaja entre español, inglés, árabe y persa. Sus traducciones se han editado en: Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, Afganistán, Armenia, Dinamarca, Suecia, México, Chile, Colombia, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Kurdistán, Irak, Irán y Turquía, en publicaciones como: World Literature Today, Buenos Aires Poetry, Círculo de Poesía, Álastor, Literariedad, Carajo, The Brooklyn Rail. Ha traducido a autores como: Borges, Cortázar, García Márquez, Bolaño, Rulfo, Paz y Neruda, para su publicación en varias revistas de Kurdistán. Sus proyectos actuales incluyen la traducción al inglés con Alana Marie Levinson-LaBrosse de los cuentos de Farhad Pirbal, que pronto aparecerán bajo la editorial estadounidense Deep Vellum. Junto a David Shook trabaja en una selección de poesía de Pirbal al español, para su publicación en la editorial mexicana Gato Negro Ediciones. También realiza la primera traducción de Juan Carlos Onetti al kurdo y La Ciudad de Vapor de Carlos Ruiz Zafón por پەیک (Peyk) Ediciones. Actualmente reside en Slemani, donde es miembro del colectivo کەشکۆڵ (Kashkul), el Centro de las artes y la cultura de la Universidad Americana de Irak, Sulaimani (AUIS), y también contribuye como editor a la revista literaria kurda ئیلیان (Îlyan).

دەیڤد شووک David Shook (1986) es un poeta y traductor de California. Sus veinte traducciones al inglés incluyen libros de Mario Bellatin, Jorge Eduardo Eielson y Conceição Lima. Su poemario Lenguas de obsidiana, traducido al español por Pablo Jofré, fue editada por Los Perros Románticos (Santiago, Chile) a finales del 2019, y sus poemas más recientes se han publicado en Periódico de Poesía (México), en la traducción de Tedi López Mills. Está por salir un breve libro sobre la edición de libros artesanales con Barba de Abejas (Buenos Aires). Shook ha vivido por varios años en Kurdistán, donde ha colaborado para traducir a 18 escritores de la región al inglés y español. Proximamente sus co-traducciones de Farhad Pirbal serán editadas por Gato Negro Ediciones (México).

 

 

(Fuente: Santa Rabia Poetry)

 

Daniel M. Fara (Buenos Aires)

 

PARQUE RIVADAVIA


Hubo una vez un parque
y ese parque creía que era una isla
una isla que flotaba
en el licor de un bombón viejo.
El parque miraba la Rivadavia
desde sus árboles más altos:
pasaban tranvías, autos, motos
pero él veía transatlánticos,
yates,
botes a remos.
 
Un día un chico que se soñaba héroe
desembarcó
ató la canoa en el amarradero
cruzó la playa
y se internó por el sendero de las avispas
hasta dar con la estatua de Simón Bolívar.
 
Bolívar sufría de vértigo
y desde hacía un siglo
tenía terror de caerse del caballo.
 
“David y Goliat”, gritó el pibe, y sacó una gomera porque honda no encontró ninguna.
Aunque desde tan alto como estaba no había visto al chico ni lo había escuchado, Simón tuvo un ataque de pánico como todos los días, por el asunto de la caída.
“¡Cobarde!”
y se colgó la gomera.
 
“¿Y ahora que hago?”
De pura bronca
se puso a volar
y las estampillas volaron con él.
Después le robó minutos amarillos
al reloj de sol
y quiso llevarse todos los cocos
pero ni cocotero había.
 
Un rato después vino a buscarlo su abuela.
 
Lo encontró hechizado
por el mascarón de bronce
del Escupeagua,
por su trombón de vidrio
que llenaba la fuente
donde esa noche
irían a bañarse las estatuas.
 
 
Daniel Fara, 1976 (retocado nov.21)

 

Francisco "Pancho" Muñoz (Buenos Aires, 1945)

 

Tres poemas












 
 
 
Pascua porteña

  Podrá hoy, abril de 2016, Zappa tocar
"Watermelon in Easter Hay", grabado en vivo en el 88,
con los huesos que le queden de sus manos -a esta altura-
o cenizas que brillen o algo parecido;

podrá hacerlo, es decir

podrá tocar
de nuevo y como aquella vez.
 



Goya a perpetuidad

La fatalidad no es buena herencia, pero es algo.

Usted pinta el paisaje que anticipa y sospecha, y esa es su guerra
y mi medalla.



Todo

  Todo ocurre de
noche; la
perspectiva y las
estrellas y las
sombras dándole forma
a todo lo que ocurre
en la noche clavada y su
campo iluminado de venganza.

Todo lo que necesito
es un poco más de tiempo,
involcable como la vida.

Tiempo, tiempo, tiempo...
Se mueve para acá...
     se mueve para allá...

y no sale de la noche.


En  Huella de perro en el cemento fresco. Poemas (2016-2019), Milena Caserola, Buenos Aires, 2019

Milena Caserola/Facebook - Pancho Muñoz/Facebook - Otra Iglesia Es Imposible - De Sibilas y Pitias - Aromito - Página 12 - Radio Cut - Romanticismo y verdad

Foto: Jorge Larrosa/Página 12
 
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

Francisco "Pancho" Muñoz (Buenos Aires, 1945)

 



TODO

 
Todo ocurre de
noche; la
perspectiva y las
estrellas y las
sombras dándole forma
a todo lo que ocurre
en la noche clavada y su
campo iluminado de venganza.
 
Todo lo que necesito
es un poco más de tiempo,
involcable como la vida.
 
Tiempo, tiempo, tiempo...
Se mueve para acá...
se mueve para allá...
 
y no sale de la noche.
 
............................................................
 
 

PURTROPO

 

Sufre
por no poder sufrir
lo que tendría
que sufrir
si hubiese
sido
amada.


 
 
 
(Fuente: Meta poesía)

 

Celia Carrasco Gil (Navarra, España, 2000)

 

UN POEMA DE ENTRE TEMPORAL Y FRENTE

 


 

 

 

FRENTE DEL SILENCIO

 

 

 

Esta tarde te pido, compañero del trente antitético,

que no rompas mi condón con tus palabras,

que no dejes que tu espada negruzca atraviese

mi límpido pecho virgen todavía.

Te suplico

que no tientes a mi voz desnuda con morfemas,

que no permitas

que tus tinteros violen mis labios a cañonazos,

mucho menos hasta que la conjunción

de su temblor y mi miedo

haga que se me corran los versos.

 

Te suplico, además,

que no traspases mi silencio al comienzo del escrito.

Tan solo reclamo una elipsis,

una tierra de nadie donde acampar,

y a ser posible,

una ínfula de respeto que impida

que la ofensiva del bando corporal

arranque a mi piel

esa pueril postilla albina recién asentada

para teñir de sangre derramada

la ventana transparente del tiempo.

 

Te lo suplico,

y lo seguiré haciendo aunque ya haya sucedido;

aunque haga meses que mis poemas

hayan recorrido la desgarrada laringe de papel

para continuar con su lucha.

 

Aunque lleve semanas consintiéndoles revivir

cada noche

el dolor del combate original

y el placer del poema primogénito,

siempre en la búsqueda del afecto

en el circular campo de batalla.

Del goce de la literatura

a caballo entre la vida y la muerte:

en el encabalgamiento de armonías

entre temporal

y frente.

 

 

 


En: Entre temporal y frente

 

Papeles de Trasmoz

Olifante. Ediciones de Poesía

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)




 

Héctor Giuliano (Piamonte, Italia, 1947)

 

El ojo
describe
la forma.
No es preciso
hacerlo.
Definir
un entrelazado
es tarea
que se muere
en acequias y pantanos.
Es prueba indirecta
y trazado numeral.
 
El ojo
no es el espacio,
es común a él,
atomístico,
recostado.
Gracia y opulencia
perturbadas,
contraste irreductible.
Mecánica exterior,
redoble y hastío.
 
El ojo,
mejor fuera de él,
como una mañana
que crece
al paso de la posibilidad
de convertir límites
y cualidades del calor.
 
El ojo
es Goebbels,
segundo de lo primero.
 
 

- Inédito -

 

Gary Snyder (EEUU, 1930)

 

CUATRO POEMAS

 

Flores de cerezo en el río Hood
arena herrumbrosa cerca de Tucson
lodazales de la bahía de Willapa.
 
***
Un gran camión de carga
iluminado igual que un pueblo
a través del oscuro y pedregoso desierto
 
***
Bebiendo sake caliente
asando pescado a la brasa
la motocicleta fuera
estacionada bajo la lluvia
 
***
Perdida yegua blanca
la cuerda le cuelga del cuello
a cuarenta millas de las granjas
 
 
______________
en "The Back Country", New Directions, Nueva York, 1971. Versiones de Jonio González. 
 
 

Cherry blossoms at Hood river
rusty sand near Tucson
mudflats of Willapa Bay 
 
***
A great freight truck
lit like a town
through the dark stony desert 
 
***
Drinking hot saké
toasting fish on coals
the motorcycle out
parked in the rain.
 
***
Stray white mare
neck rope dangling
forty miles from farms.
 
 
(Fuente: Jonio González)