jueves, 30 de septiembre de 2021

Jacques Roubaud (Caluire, Francia, 1932)

 

2. UN POCO DE SOCIOLOGIA
 

158 santos, 33 santas,
papas, 8 cardenales, 11 abates, 3 abadesas, 1 canonesa, 1 cura,
sacerdotes, predicadores,
capuchinos y carmelitas, celestinos, recoletos,
ursulinas, franciscanos,
1 comendador, 
príncipes, 3 delfines, 1 princesa, 6 condes, 1 condesa, caballeros, amazonas,
1 Lord

4 presidentes

8 mariscales, 64 generales, al menos 14 coroneles, 2 teniente coroneles, 3 comandantes, 8 capitanes, 4 tenientes, 2 suboficiales, 1 cabo,
arcabuseros, 
almirantes

1 agente

más de 3 jueces

1 banquero, empresarios, orfebres
1 sólo negrero,

al menos 41 doctores,

pastores y dos pastoras,
bons-vivants, 2 carniceros, panaderos,
carboneros, cazadores, caleros, vinagreros, 1 panquequero, 1 cubetero, descargadores,
1 cartero, 2 segadores, 1 halconero, granjeros, jardineros, 1 vidriero,
hortelanos, marineros, violinistas populares, molineros, pescaderos, 1 portador de heno, 1 alfarero,

4 profesores,

pintores, poetas,

curiosa, curiosa, ésta repartición
de la población
de las calles
de París
 


3 BOULEVARD ARAGO
 

Boulevard Arago
Bajo los castaños
Un mingitorio
El último quizá
A la antigua,

Al pie del muro
de la Santé
Que no será la última prisión.
 


8 LA GIOCONDA
 

Los verdaderos aficionados
para ver la Gioconda
no van al fin del mundo
ni siquiera al Louvre

Van a la esquina de la calle
de la rochefoucauld y de la calle
notre dame
de lorette
entran en el café
ella está allá

El cuadro está en la pared
beige y crema
el marco es beige y crema y un poco naranja
la tela está firmada
por la mano misma del artista
E.
Mérou.
Es la gioconda
la gioconda de mérou.
¿Mérou Emile? ¿Mérou Eugène? ¿ Mérou Ernest?
¿por qué no Emilie, Eugénie, Ernestine?
¿cómo saber?

detrás de su vidrio bien limpio
La gioconda parece contenta
me mira
sonríe
ni la menor condescendencia
ni un átomo de misterio
placidez
calma
bella
¡la gioconda!

Los verdaderos aficionados
no van al fin del mundo
al Sélect a la Rotonde
al fondo de junglas profundas
ni a las islas del sonda
ni a perú
sino a dos pasos del Sacré Cœur
vienen a ver la Gioconda
la gioconda la gioconda
la gioconda de mérou

Así
cele cele
bremos la gioconda
la gioconda de mérou
 
 

En Poesía francesa contemporánea, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1997. Nueva versión en preparación para Trilce, México
Traducción de Jorge Fondebrider


Foto: Jacques Roubaud, Salón del Libro de París, 2010 Wikimedia Commons
 
 

2 UN PEU DE SOCIOLOGIE

 

158 saints, 33 saintes,/ des papes, 8 cardinaux, 11 abbés, 3 abbesses, 1 chanoinesse, 1 curé/ des prêtres, des prêcheurs,/ des capucines & des carmes, des célestins, des récollets,/ des ursulines, des cordelières,/ 1 commandeur,/ des princes, 3 dauphines, 1 princesse, 6 comtes, 1 comtesse, des chevaliers, des écuyers,/ 1 Lord// 4 présidents,// 8 maréchaux, 64 généraux, au moins 14 colonels, 2 lieutenants, 2 adjudants, 1 caporal/des arquebusiers,/ des amiraux// 1 agent// plus de 3 juges// 1 banquier, des entrepreneurs, des orfèvres,/ 1 seul négrier,// au moins 41 docteurs,// des bergers & deux bergères/ des bons-vivants, 2 bouchers, des boulangers/ des charbonniers, des chasseurs, des chaufourniers, des vinaigriers, 1 crêpier, 1 cuvier, des déchargeurs,/ 1 facteur, 2 faucheurs, 1 fauconnier, des fermiers, des jardiniers, 1 verrier,/ des maraîchers, des mariniers, de ménétriers, des meuniers, des poissonniers, 1 portefoin, 1 potier,// 4 professeurs,// des peintres, des poètes,// curieuse, curieuse, cette répartiton/ de la population/ des rues/ de Paris
 
 


3 BOULEVARD ARAGO

 

Boulevard Arago/ Sous les marronniers/ Une pissotière/ La dernière peut-être/ A l'ancienne,// Au pied du mur/ de la Santé/ Qui ne sera pas la dernière prison. 
 
 


8 LA JOCONDE

 

Les vrais amateurs/ pour voir la Joconde/ ne vont pas au bout du monde/ ni même au Louvre// Ils vont au coin de la rue/de la rochefoucauld et de la rue/ notre dame/ de lorette/ ils entrent dans le café/ elle est là// Le tableau est sur le mur/ beige et crème/ le cadre est beige et crème et un peu orange/ la toile est signée/ de la main même de l'artiste/ E./ Mérou./ C'est la joconde/ la joconde de mérou./ Mérou Emile? Mérou Eugène/ Mérou Ernest?/ pourquoi pas Emilie, Eugénie, Ernestine?/ comment savoir?// derrière sa vitre bien propre/ La joconde a l'air contente/ elle me regarde/ elle sourit/ pas la moindre condescendance/ pas un atome de mystère/placidité/ calme/ belle/ la joconde, quoi!// Les vrais amateurs/ ne vont pas au bout du monde/ au Sélect à la Rotonde/ au fond des jungles profondes/ ni aux îles de la sonde/ ni au pérou/ mais à deux pas du Sacré Cœur/ ils viennent voir la Joconde/ la joconde la joconde/ la joconde de mérou// Bref/ célé célé/ brons la joconde/ la joconde de mérou
 
 
***
 
(Fuente: Campo de maniobras)

 

Robert Lowell (Boston, Estados Unidos, 1917-Nueva York, Estados Unidos, 1977),

 

Agua




Era un pueblo langostero de Maine...
Cada mañana botes llenos de trabajadores
partían a las canteras
de granito de las islas,

dejando docenas de lóbregas
casas blancas de madera pegadas
como conchas de ostras
sobre la pedregosa colina,

mientras debajo de nosotros el mar acariciaba
un rudimentario laberinto
de cañas como cerillos,
donde eran atrapados peces para cebo.

¿Te acuerdas? Nos sentábamos en una losa de piedra.
Desde esta distancia en el tiempo
parece del color del iris
pudriéndose y tornándose cada vez más amoratado.

pero era solamente
la típica roca gris
que adquiere el típico verde
cuando es empapada por el mar.

El mar empapaba la roca
a nuestros pies durante todo el día
y continuaba socavándola
capa a capa.

Una noche soñaste
que eras una sirena aferrada a un pilote del muelle
que trataba de sacar
los percebes con sus manos.

Deseamos que nuestras dos almas
pudieran retornar como gaviotas
a la roca. Al final
el agua estaba demasiado fría para nosotros.
 

For the Union Dead, 1964

En  Apuntes autobiográficos y algunos poemas, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2013
Traducción de Sergio Coddou 


Foto: Robert Lowell, Boston, 1964 Steve Schapiro/Corbis/Getty Images
 


Water
 

It was a Maine lobster town—
each morning boatloads of hands
pushed off for granite
quarries on the islands,

and left dozens of bleak
white frame houses stuck
like oyster shells
on a hill of rock,

and below us, the sea lapped
the raw little match-stick
mazes of a weir,
where the fish for bait were trapped.

Remember? We sat on a slab of rock.
From this distance in time
it seems the color
of iris, rotting and turning purpler,

but it was only
the usual gray rock
turning the usual green
when drenched by the sea.

The sea drenched the rock
at our feet all day,
and kept tearing away
flake after flake.

One night you dreamed
you were a mermaid clinging to a wharf-pile,
and trying to pull
off the barnacles with your hands.

We wished our two souls
might return like gulls
to the rock. In the end,
the water was too cold for us.

 

 

(Fuente: Campo de maniobras)

Jack Spicer (EEUU, 1925 - 1965)

 

 

TARDE (una traducción para John Barrow)

 
El cielo le pide a la tarde una palabra.
"Es la 1 y 36. Una nube negra
Ha cruzado una de las nubes blancas.
13 barcas vacías
y una gaviota."
 
La bahía le pide a la tarde una palabra.
"Sopla el viento
del suroeste a nueve millas por hora
Estoy enamorada de un océano
Cuyo corazón es del color de la arena húmeda.
A la 1 y 37
13 barcas vacías
y una gaviota."
 
La tarde le pregunta al océano,
"¿Por qué muere el hombre?"
"Es la 1 y 37
13 barcas vacías
y una gaviota."
 
 
_______________
en "After Lorca", White Rabbit Press, San Francisco, 1957 / "The Collected Poetry of Jack Spicer", Peter Gizzi y Kevin Killian, eds., Wesleyan University Press, Middletown, Ct., 2008.
Versión de Jonio González.

N. del T.: "After Lorca" es el primer libro de Spicer. Consiste en su mayor parte en supuestas traducciones de poemas de Lorca, así como en variaciones sobre textos de éste (cambiando o insertando palabras que cambian el sentido de los mismos) y alguna traducción real (como en el caso de "Murió al amanecer").
 
 

AFTERNOON (A translation for John Barrow)

 
The sky asks afternoon for a word.
“ It is 1:36. A black cloud
Has crossed one of the white clouds.
13 empty boats
And a seagull.”
 
The bay asks afternoon for a word.
“ The wind is blowing
Southwest at nine miles an hour
I am in love with an ocean
Whose heart is the color of wet sand.
At 1:37
13 empty boats
And a seagull.”
 
Afternoon asks the ocean,
“ Why does man die?”
“ It is 1:37
13 empty boats
And a seagull.”
 
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Matías José Morales (Talca, Chile, 1988)

 

 

SASHA GREY, FUERON SEMANAS SIN ESCRIBIRTE UN POEMA

 

 
Todo arte
es pornográfico. Se muestra en trozos
lo que podemos hacer:
el genital es una pata
del círculo, pero no más importante
que algo envuelto en llamas.
Muchos hablan de semen
pensando en invierno
y es real que un pensamiento
chorrea para fomentar
el crecimiento de animales pequeños.
Ideas, sillas con patas traseras. Gente
amarilla y no
hay que olvidar al Chupacabras, por favor:
seamos como la luna
cuando se amurra.

 

Tomas Tranströmer (Estocolmo, Suecia, 1931 - 2015)

 

Haikus




El viento mueve
las ramas – la oruga
en mi camisa.
 
Blåsten skakar ner
larverna från träden – en
går på min skjorta.
 
*****
 
Vidas mal leídas
la belleza perdura
como tatuajes.
 
Felstavade liv
skönheten kvarlever som
tatueringar.
 
*****
 
Un camión cruza
la noche. Los sueños de
los presos tiemblan.
 
Natt – en långtradare
gar förbi, internernas
drömmar i darrning. 
 
*****
 
Muros de dudas
Palomas van y vienen
sin ningún rostro.
 
Hopplöshetens vägg…
Duvorna kommer och går
utan ansikte.
 
*****
 
Jaula lóbrega.
Di con una gran sombra –
en unos ojos.
 
Buren av mörkret.
Jag mötte en stor skugga
i ett par ögon.
 
*****
 
Muerte me besa.
Soy tema de ajedrez.
Tengo solución.
 
Dödens lutar sig
över mig, ett shackproblem.
Och har lösningen.
 
*****
 
Y azul, azul
se alza del asfalto
como mendigo.
 
Och blåeld, blåeld
Reser sig ur asfalten
Som en tiggare.
 
 
     Trad. Christian Kupchik
 
 
(Fuente: Christian Kupchik) 

 

Muhsin Al Ramli (Shirqat, Irak, 1967)

 

 

NO A LIBERAR IRAQ DE MÍ

 

Esta tinta derramada en vuestra prensa
es la sangre de mi país.
Esta luz diluviada de vuestras pantallas
es el brillo de los ojos en los niños de Basora.
Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio
soy yo;
huérfano después de que hayáis matado a mis padres: Tigris y Eúfrates;
viudo después de que hubierais crucificado la pareja de mi alma: Irak
¡Por ti, tierra mía: crucificada de entre las regiones!ç
 
Ay de vosotros, señores de la guerra.
Escuchadme:
No a la fiesta de los ejércitos en el tejado de mi casa.
No al verdugo que habéis plantado o al que vais a plantar.
No a vuestra libertad caída sobre las cabezas de mi gente en bombas.
No a liberar Irak de mí o a mí de él.
Yo soy Irak.
 
 
Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi rabel y a vuestra ausencia.
Volved a vuestras películas detrás del océano.
Dejad para mí lo que queda
de los alminares, de los mausoleos de mis ancestros,
de las tumbas de mi familia...
y bebed de las copas del petróleo hasta que os saciéis.
 
Robad la miel del azufre y la arena del desierto.
Llevad con vosotros a vuestros clientes.
Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi
sangre.
Llevad lo que queráis y marchad,
dejadme solo
con lo derribado de los sueños de mi hermana,
con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia,
con los huesos de mi padre
y el té de la merienda.
 
Dejadme solo
con las canciones tristes del sur,
con la danza degollada del norte
y con el pavo real de los Yasidíes.
Dejadme solo
curando las heridas de mi tierra: Irak.
Solo...
igual que María...
solo con mi soledad...
Mi país: el crucificado de entre las regiones.
Sabré cómo animar su resurrección.
 
Sabrá cómo renacer de su ceniza.
¿Acaso habéis olvidado que él es el creador del Fénix?
 
Un infierno para vosotros, señores de la guerra.
Escuchadme:
No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones.
No sembréis soldados en nuestro jardín.
No quitéis la chilaba a mi madre.
No. Grito "no" a liberar Iraq de mí o a mí de él.
Yo soy Iraq.
Las aldeas han florecido de mi abrigo, y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi familia y a vuestro olvido.
 

     [1]  Poeta iraquí nacido en Shirqat, al norte de Irak, en 1967. Novelista y traductor. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis: Las huellas de la cultura islámica en El Quijote. Vive en España desde 1995. Entre sus publicaciones, destacan: El regalo del siglo que viene (1995), Hojas lejanas del Tigris (1998) y Migajas esparcidas, obra con la que obtuvo el premio Arkansas 2002 a la mejor obra literaria árabe traducida al inglés. Codirige la revista cultural árabe Alwah. Los dos poemas traducidos por el propio poeta, pertenecen a Todos somos viudos de respuestas.

 

(Fuente: Poesía árabe.com)

 

Serge Pey (Toulouse, 1950)

 

 

tres poemas









Poema de protección de los huaraches ante el coyote Tsamirawi



Tengo unos huaraches
cortados de
llantas de camión
y sé que no
podré caminar
mucho tiempo al sol
entre
mis compañeros
de Extremidad

Te lo ruego
dame otros
huaraches
Dame unos
huaraches
de cuero verdadero
porque las
llantas atadas a mis pies
no entrarán en el
vientre del sol

Fuego-Abuelo-Fuego
el día nos
deslumbra con la
luna
bebe primero
y nosotros
beberemos después
de ti

Mira
también puse mis ojos
en la leña
para que bebas
Mis ojos que ven
y que llevan un rostro
sobre el esqueleto de madera

Mira mis ojos
arden en tus
ojos
e inundan la sombra de
millones de piedras

Bebe antes que
bebamos
el agua de la tierra
que pone nuestros pies
en el aire

Wirikuta
Wirikuta

El arco-iris tiene los ojos del
fuego y le doy de beber
a su lluvia
La mariposa incendia la
fuente y le doy de beber
a su color

Y ustedes también todos ustedes
denle sus huaraches
para que Él los bendiga

para que aparten a
escorpiones y serpientes
todos los demonios del
camino

para que nos lleven
a la velocidad del águila
a la tierra de Wirikuta
hacia la sangre verde y
la Estrella

Somos los hermanos
del coyote Samuravi

Quemamos mucho
viento y el camino
es el seguir infinito
de nuestros huaraches

Así lo hicimos
al comienzo
del Mundo
y quemamos mucha
leña

Benditos por el fuego
nuestros huaraches que van
por el camino

Aquí está mi huarache derecho
Aquí está mi huarache izquierdo

Escucha la canción del
coyote
Samuravi
que reza toda la noche y se
salva en el viento

Yo sé enumerar
el color

Camino sobre la punta de
mis ojos
Canto con la lengua de
mis pies

Las estrellas en el cielo son los
ojos visibles del rostro
invisible que nos devora

Escucha al que respira la
visión Samuravi

Canto ritual de la bendición de los huaraches de los peyoteros y poema personal. Noviembre de 1985.

~
 
 

Poema de los nombres



A veces se encuentran
niños huérfanos
wixárikas
que los maestros de escuela bautizan Pancho Villa o Lázaro
Cárdenas
o Víctor Hugo
o Insurgentes
como un nombre de calle

Cuando nací me bautizaron dos veces

La primera por el padre
de mi padre que me llamó
´Etsíekame
"Maíz-sembrado-cuando-llueve"

La segunda por el padre de mi madre
que me llamó
Hairtsi Matsiwa
"El Rocío"

En mi primer
viaje a la Tierra del Peyote
fui investido con el nombre de Tutumakuyane
"Flor-espinosa-que-crece-en-el-Cerro-Quemado"

Luego otra vez aún
durante mi segundo peregrinaje
cuando me llamaron
Hiri Manakuxaure
"Cerro-de-color-que-se-ve-a-lo-lejos"

Cuando la policía me arrestó
en mis papeles escribieron
mi nombre público
Guadalupe González Carrillo

Así que ya conoces
todos mis nombres

Pero ahora que estoy muerto
si quieres venir a rezar a mi tumba
llámame como quieras
o escoge entre los nombres
que vinieron y los que vendrán
porque el sol en que habito
me bautiza todos los días
con su fuego
y en las grandes tierras donde cazo
mis compañeros
no tienen que hablar para hallarme

Soy un wixárika del Tercer Valle
del Sol

Palabras escuchadas y puestas en escena. 1979.

~
 
 

Canto visión de los desmembrados



De sus quijadas
nacieron las sandías y el nanche
-sí lo sé

De su lengua
nacieron el maíz amarillo y el maíz azul
-sí lo sé

De su cerebro
nacieron la calabaza y el xepái
-sí lo sé

De sus ojos
nacieron el tuxú y el tsaakuxa
-sí lo sé

De su piel
nacieron los mangos y los chabacanos
-sí lo sé

De sus nervios
nacieron el chile y el catamuchi
-sí lo sé

De sus ijares
nacieron los tomates y las nueces
-sí lo sé

De su corazón
nacieron la caña de azúcar y el camote
-sí lo sé

De su hígado
nacieron los higos el maye tapiri y el tetuí
-sí lo sé

De sus pulmones
nacieron el tabaco y el chicle
-sí lo sé

De su vejiga
nacieron el teu y el cuyaute
-sí lo sé

De sus riñones
nacieron las manzanas y el gualamo
-sí lo sé

De su médula
nacieron las ciruelas las peras y el xiu
-sí lo sé

De sus genitales
nacieron la piña y la papaya
-sí lo sé

De su colon
nacieron el mamey y el pepino
-sí lo sé

De su aparato digestivo
nacieron los hongos y los muitles
-sí lo sé

De sus dientes
nacieron el ecotal y el pimiento verde
-sí lo sé

De sus cejas
nacieron el limón y la naranja
-sí lo sé

De su bazo
nacieron la pitahaya y la guayaba
-sí lo sé

De sus senos
nacieron el durazno y el zapote
-sí lo sé

De sus nalgas
nacieron las tunas y el aguacate
-sí lo sé

De sus piernas
nacieron el chilacayote y la huwaixa
-sí lo sé

Takutsi
Nakawé
Nuestra Bisabuela
Crecimiento
creó el Mundo
-sí lo sé

Después su cuerpo
cayó en pedazos
-sí lo sé

Y cada
pedazo de su cuerpo
se volvió
una nueva
especie de flor y
de árbol
-sí lo sé

Llamamos a
Takutsi Nakawé
la Desmembrada
-sí, sí lo sé

Todos los días
nos comemos su
cuerpo
con el Watákame
-sí, sí lo sé

Canto-cuento para Takutsi Nakawé y Watákame. Las Latas, 1989.

***
 
 
En Nierika. Cantos de visión de la contramontaña. Ciudad de México: UNAM/Conaculta, 2012. 
Versiones de Enrique Flores y Adán Medellín
 
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

e.e. cummings (EEUU, 1894 - 1962)

 

 


 
en algún lugar donde nunca fui,alegremente más allá
de cualquier experiencia,tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil hay cosas que me encierran,
o que no puedo tocar porque están tan cerca
 
tu mirada más ínfima fácilmente me descierra
aunque yo me haya cerrado como dedos,en algún lugar
siempre me abres pétalo a pétalo como la Primavera abre
(tocando con arte, misteriosamente)su primera rosa
 
o si tu deseo fuera verme cerrado,yo y
mi vida nos cerramos muy bella,repentinamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve descendiendo en todas partes cuidadosamente;
 
nada de lo que hemos de percibir en este mundo iguala
la potencia de tu intensa fragilidad:cuya textura
me compele con el color de sus comarcas,
entregando muerte y siempre con cada aliento
 
(yo no sé qué es lo que hay en ti que cierra
y que abre, solo que algo en mí entiende que
la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia,tiene esas manos tan pequeñas
 
 
.
trad. Jan de Jager

Draupadí de Mora (México, 1984)

 

 

Obeliscos





Dos poemas


24
 
un obelisco robado
la letra que apuntala el cielo
una letra dolorosa
también
duele el obelisco
sus aristas se clavan
hacen orificios     surcos
apergaminan la carne
nos sostienen de pie
inscrito el movimiento en piedra
olvidada la memoria
queda solo una cúspide
punzante



30

nada
como tropezar con la lengua
el dulce retorno de lo inconsciente
se me enrosca en la prominencia anal
cada quien tiene su rama
su piedra esperando ser lanzada
su hueco en la tierra
desencanto en cada mano
aun así
se nos enreda al cuello
la lengua
como a los fetos el cordón
o a la duncan su larga chalina
asfixiante



en Obeliscos, 2021



Obeliscos en Dharma Books
 
 
 
(Fuente: Descontexto)

 

Roberto Juarroz (Pcia. de Buenos Aires, 1925 - 1995)

 

 


.....
Roce del tiempo con el tiempo,
roce de una mirada con su objeto
o con otra mirada,
roces de los cuerpos que vagan
como extrapolaciones del vacío,
roce de un pensamiento con otro
o con su propia sombra.
 
Los roces constituyen la vida
y quizá la calientan levemente
ante el invierno sin roces de la muerte.
La unión y el encuentro
son blancos demasiado netos
y el frío los abate
como a troncos fácilmente localizables.
 
Vivir parece sólo un roce con el ser.
Pero tal vez sea posible
detenerse en un roce,
como una canción en una rama,
para saludar al sol o a los pájaros.
 
 
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

 

Lucas Margarit (Buenos Aires, 1966)

 


Telesio



el ángel es el peor de los dragones 
J.E. Cirlot     

pasé toda mi vejez reuniendo 
formas ácidas y plantas acuáticas 
observando, cada tanto, en cada ocaso 
la forma cerrada del mar
 
toda la vejez de los hombres hermosos como el cactus 
cada vez que los golpes acariciaban los quiebres de la orilla 
 
pasé mi vida buscando entre las biblias oscuras 
la vida disimulada de Bernat 

a la sombra de la vela de resina oscura vi las primeras ciencias
cinceladas con imperturbabilidad por una mano que todavía no temblaba
leí las primeras lecturas del mito y de los objetos
vi los primeros dibujos que contenían el límite entre esto y aquello,
el límite que formaban las fibras del pergamino mohoso


de Bernat Metge (Buenos Aires Poetry, 2018)



IV




¿has visto desplazarse el océano inclinado 
cuando cada martirio se abre sobre el horizonte? 
¿has podido leer en mis visiones el nombre de la llanura y del vicio?

has inclinado la balanza hacia el norte y hacia el sur
y viste en mi cara de niño terrible la infancia más anónima
y observaste mi tristeza elegante como la piel que se abraza a los árboles
para reunir parte de la historia de los olvidos

vi en las montañas que rodean el óxido
tus brazos alzándose en la tristeza
y seguí el recorrido de los arbustos de oro hasta
llegar a la ciudad de los huérfanos
he visto a eneas desnudo corriendo detrás de los disturbios del fuego
y realizamos el primer sacrificio de la distancia

así inclinaste el invierno hacia la sabiduría y el amparo
y crecí otra vez en el refugio del mundo que ofreciste
mientras elegías el nombre más preciso para el aire
entonces, estaremos tentados de vengar la última insolencia de un dios confuso


de Elis o teoría de la distancia (Suri Porfiado, 2020)



si pongo una célula en un calidoscopio 
se desintegra para ser el átomo del destierro

en un calidoscopio
una célula azul como el cielo que protege el límite
entre el aire y el viento
y entre la selva y la pradera

cuando Telesio observa a través de esos cristales 
con borde de óxido
se desintegra la célula para aparecer 
nuevamente entre el fuego y su naturaleza

ahí, en ese linde estaba la razón 
entre la niebla y su templanza


de Telesio. Brevissimo tratado sobre el asombro (Leteo, 2021)




Enlaces: Entrevista / Letralia | Eterma Cadencia | Otra iglesia es imposible
Imagen: Fb Lucas Margarit

 

(Fuente: El poeta ocasional)

Marisa Zoni (Italia, 1935-2011).

 

 

LA CUCHARA

 

La vida
tan estricta como
un cinturón
de cuero correcto
al que le falta
un agujero
la vida parece
un ancla
separada del muelle
arrastrada sobre
un fondo de
fango milenario
yo soy la cuchara
de barro de 4000
años que cuenta
las sopas:
su mango
es negro
su condición
un misterio.
 
 
 
_____________
de "La quota rovente" (1990) en "El segundo Novecento. Poesía italiana contemporánea", Ediciones En Danza, 2020. Selección y versiones de Jorge Aulicino
 
 

IL CUCCHIAIO

 

La vita
così stretta come
una cinta
di cuoio corretta
cui manca
un buco
la vita pare
un’ancora
svitata dal molo
trainata sul
fondo da una
melma millenaria
io sono il cucchiaio
di coccio di 4000
anni che racconta
minestre:
il suo manico
è nero
la sua condizione
un mistero.

 

 

(Fuente: Jonio González)

Elisa Díaz Castelo (México, 1986)

 

 

ODA A LOS ANCESTROS

 

 

 

No hablo del abuelo y su breve lozanía,

de sus manos ariscas. No hablo

de su longevo padre ni de la tía solterona

que ordeñaba las vacas

ni de aquella cuya muerte a la mitad del otoño

interrumpió el cultivo de las zarzas. Tengo

demasiados huesos en la boca. Hablo

de mis otros ancestros: Lucy, la chimuela,

sus cincuenta y dos huesos,

su muerte milenaria

de veinte años,

todas sus fracturas.

Hablo de sus hijos,

no sabemos cuántos, dónde

de sus hallegados:

Ardi, la de las largas manos,

hallada junto a un río, su cadáver

recogido por partes y sus huesos

constelados sobre un fondo negro

son apenas el gesto borroso, movido

de un cuerpo. Hablo de ese carnal agradable

que primero encontró en su cara la sonrisa

e hizo de la amenaza de los dientes

una señal ambigua de afecto, y de una zarigüeya

con nombre de tía, Juramaia sinensis, escasa

ascendienta de apetito fúnebre, animalia chordata,

rápida, trepadora, dúctil,

eutheria, la primera bestia verdadera.

Y también de los otros, ese

de nombre y vocación heroica, Hynerpeton,

el primero en dejar el agua. Hablo del reino

Animalia, celebro con ardor y arrebato

a ese antecesor fogoso que inauguró el sexo

un buen día hace millones de años,

pero también a los ancianos platelmintos,

hermafroditas, parásitos, parcos,

con su acumulación humilde de neuronas.

Hablo de la simbiosis parasitaria

de eucariotas y procariotas,

de la incipiente mitocondria.

Celebro, al fin,

a esa primera célula organizada,

a la primera huérfana

y a la última, a ella, inmaculada madre unicelular,

sin pecado concebida, bendita

entre toda la materia estéril.

A ella, he olvidado su nombre,

Melusina, Laura, Isabel, Perséfona, María,

y bendito es el fruto de su vientre.

 

 

          

              En:  Principia

 

              Ediciones Liliputienses

 

             (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

Hans Magnus Enzensberger (Alemania, 1929)

 

 

/ de El hundimiento del Titanic

 

Canto XXI

 

Después, como siempre, todo el mundo lo había visto venir,
excepto nosotros, los muertos. Después abundaron
los presagios, los rumores y las versiones cinematográficas.
Alguien mencionó las carreras de perros
celebradas en la cubierta C, deporte bastante raro
para un barco; habían preparado liebres metálicas
con pintura brillante, movidas por un ingenioso mecanismo,
para incitar a los galgos a realizar esfuerzos ilícitos;
se cuenta que muchos pasajeros menesterosos perdieron
sus últimas guineas en este monótono pasatiempo. Y qué decir
de la grieta en la campana del barco, y del hecho
de que se había tornado agrio el burdeos Château Larose del 88
utilizado en el bautismo del barco; la conducta misteriosa
de las ratas en Queenstown, última escala del viaje;
y el silenciado caso de la furia sanguinaria
en la capilla del barco. Ominosos accidentes,
vicios innombrables; pero ¿por qué hemos de cargar
con la culpa? ¿Cómo sospechar que se daban latigazos
a las duquesas debajo de las mesas de juego? ¿Que las niñas
menores de edad pedían auxilio por los conductos
de ventilación y que en los baños turcos había hermafroditas
mostrando sus orificios? Ahora, retrospectivamente,
todo el mundo alega haber oído el sonido de un órgano,
sin que lo tocaran manos humanas, y que pasó la noche
emitiendo profanas tonadas, como última advertencia
a todos nosotros.
«Divina Némesis» ¡Fácil decirlo una vez ocurrido!
Las penúltimas palabras de un grave caballero
poco antes de hacernos a la mar:
¡Ni Dios mismo podría hundir este barco! Bueno,
no lo oímos. Estamos muertos. Nada sabíamos.
......
 
 

Canto XXIII

 

Calado hasta los huesos, diviso gentes con baúles chorreantes.
Los veo, de pie sobre un plano inclinado, recostados al viento.
Bajo una lluvia oblicua, borrosos, al borde del abismo.
No, no es un sexto sentido. Es el tiempo,
el mal tiempo el que los empalidece. Les advierto,
les grito, por ejemplo,
señoras y señores, andáis por mal camino, estáis al
borde del abismo.
Pero sólo me otorgan una débil sonrisa y responden altivos:
Gracias, lo sabemos.
 
Me pregunto si se trata de unas cuantas docenas de personas,
¿o está allí todo el género humano, sobre un barco
decrépito, digno de la chatarra, dedicado tan sólo
a una causa, el naufragio?
Lo ignoro. Yo chorreo y escucho. Es difícil
decir quiénes son estas gentes asidas a un baúl,
a un talismán de color puerro, a un dinosaurio, a una corona
de laurel.
 
Les oigo reír y les grito palabras incomprensibles.
Aquel desconocido con la cabeza envuelta en periódicos mojados
supongo que sea K, un viajante vendedor de galletas;
de aquel barbudo no tengo la más ligera idea; el hombre del
pincel se llama Salomón P, la dama que estornuda sin cesar
es de seguro Marylin Monroe;
pero el hombre de blanco, el que sostiene un manuscrito
envuelto en una tela negra, encerada, seguramente es Dante.
Esas gentes rebosan esperanzas, están llenas de una energía criminal.
Bajo la lluvia a cántaros, se ponen a pasear sus dinosaurios,
abren y cierran sus maletas mientras cantan a coro:
«El trece de mayo el mundo se hundirá,
todo acabará, todo acabará.»
Es difícil decir quién se ríe, quién me observa, quién no,
en esta niebla, a no sé qué distancia del abismo.
 
Los veo hundirse poco a poco y les grito:
Veo cómo os hundís poco a poco.
Y no hay respuesta. En lejanos barcos, leves y corajudos,
suenan las orquestas. Todo es tan lamentable; no me gusta mirar
como mueren empapados en la lluvia y la niebla. Es tan penoso.
Les podría gritar, les grito: «Pero nadie sabe
en qué año acabará el mundo; ¿no es maravilloso?»
 
¿Pero a dónde fueron los dinosaurios? ¿Y de dónde provienen
aquellas miles y decenas de miles de maletas empapadas,
flotando a la deriva, sobre las aguas?
Nado y gimo.
Todo, como de costumbre, gimo, todo bajo control,
todo sigue su curso, todos, sin duda, se habrán ahogado
en la lluvia sesgada, es una pena, ¿y qué? ¿por qué gemir?
Lo raro, lo difícil de explicar, es: ¿por qué sollozo
y sigo nadando?
......
 
 
H. Magnus Enzensberger,
de El hundimiento del Titanic [der Untergang der Titanic]
traducción de Heberto Padilla
 
 
(Fuente: Gerardo Gambolini)

 

Hermann Hesse (Alemania, 1877 - Suiza, 1962)

 

Lamento

 

 
El ser no nos ha sido dado. Somos un río solo
Y dócilmente en toda forma confluimos:
Tanto la noche como el día, catedral o caverna,
Todo lo atravesamos, pues nos arrastra la sed por existir.
 
Así llenamos forma tras forma sin descanso,
Y ninguna llega a ser patria, ni dicha, ni necesidad,
Siempre de viaje, huéspedes para siempre,
No nos llaman el campo ni el arado, tampoco crece el pan para nosotros.
 
Desconocemos lo que Dios piensa de los hombres.
Él juega con nosotros, somos arcilla entre sus manos,
Enmudecida y maleable, ni ríe ni solloza,
Es realmente dúctil, pero tampoco se calcinará.
 
¡Ser convertido en piedra alguna vez!
Siempre viva por ello está nuestra nostalgia,
Mas también queda siempre un temeroso escalofrío
Y nunca se hace pausa en nuestro sendero.
 
 
 
(Fuente: Arte y Literatura)