sábado, 25 de septiembre de 2021

Astrid Fugellie (Punta Arenas, Chile, 1949)

 

 



EL LABERINTO 

 
Por las veredas,
las bailarinas paren un canto que a nada
conduce, salvo
al laberinto. 
 
Las mozas penden, las unas
las otras,
de esa calle rara y carente de embrujos.
 
Ventea el misterio,
apaga la calle
y hay manchas andando sus lutas esquinas
por momentos: -¡voces!
y el magnolio demacra
y los títeres desangran. 
 
Se percibe el riesgo,
la calle está en negro, y
un cuerpo camina la vía desierta,
entre musgo viejo cadencia
su alma
y a nadie le importa, salvo
al laberinto. 
 
Todo pende de hilos confusos,
todo, alma y destino: -¡como si no
padeciéramos el mismo castigo!
 
 
 
Astrid Fugellie
Libro del mal morir

 

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