viernes, 24 de septiembre de 2021

Estela Zanlungo (Pcia. de Buenos Aires, 1958)

 

 

LA PRESA


El gato acaba de llevarse
a la paloma entre los dientes.
Su amor de carne blanca se irá saciando
a medida que horade
la seda de la pluma que envuelve el corazón.
Nosotras, la jardinera y yo,
sólo atinamos a gritar
antes de hacer el ademán inverosímil
de disuadirlo
con esa lentitud de las estatuas
postradas en el sueño.
Volvamos al principio,
la mujer y su gato, cada uno en lo suyo. Ella
que se retira el pelo de la cara,
mi ojo atrás del ventanal
va del gato que se lame
al gesto de la mano sucia de barro.
¿Qué fue primero,
el estallido del pecho contra la trampa de los vidrios,
la confianza del pájaro sesgada por la luz
de la hora del ángel
que desdibuja los contornos?
Querida, en el mínimo cielo de tu patio
pasan las mismas cosas
que en el vasto universo,
sólo que la distancia
mitiga las secuelas de la ferocidad.
 
 
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

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