lunes, 30 de abril de 2018

Leo Ferré (Francia)

Los anarquistas



No hay mas que uno entre cien y sin embargo existen;
la mayoría españoles, vaya a saber por qué,
uno creería que en España no los comprenden: los anarquistas.
Recibieron de todo: bofetadas y adoquines,
gritaron tan fuerte que pueden gritar aún,
tienen el corazón delante y sus sueños en medio,
y luego el alma corroída por dementes ideas.
No hay mas que uno entre cien y sin embargo existen,
la mayoría hijos de nada o hijos de muy poco,
que no se los ve jamás sino cuando se les teme: los anarquistas.
Han muerto ciento diez veces, ¿por cuál cosa y por qué?
Con el amor en el puño sobre la mesa o sobre nada,
con el aspecto terco que da la sangre derramada,
golpearon tan fuerte que pueden golpear aún.
No hay más que uno sobre cien y sin embargo existen,
Y si es necesario comenzar por recibir patadas,
no habrá que olvidar que ellos bajarán a las calles,
los anarquistas.
Tienen una bandera negra que se burla de la esperanza,
y la melancolía para avanzar en la vida,
cuchillos para cortar el pan de la amistad
y las armas enmohecidas para no olvidar
que sólo hay uno entre cien y sin embargo existen,
y que se mantienen firmes, codo a codo,
dichosos y por ello siempre en pie: los anarquistas

Fabián Iriarte (Arg.)


El trolo y la tortillera

Un trolo y una tortillera fundan
la poesía de Estados Unidos de América.
¿Se pusieron de acuerdo?

Conspiran para “destruir desde sus mismos cimientos
la base moral de la sociedad”.

Su obra es desgracia escandalosa.
Cultivan la enumeración, el acertijo,
la circunferencia, cuando no la declaración directa.

Walt se compró un caballo
para repartir el diario por todo Brooklyn.

Emily me pasó la receta de la torta negra,
deslizó un rizo colorado en el sobre con su carta.




Escozor en China

Hay tsunamis en Chile, y sismos en México,
inundaciones en la provincia de Buenos Aires,
y hay escozor en China por las declaraciones
del presidente de Estados Unidos.

Hay frío y calor, y luego fuego, incendios,
y desesperaciones: calma después y antes de la tormenta,
y tormentas, por supuesto, antes y después
de la calma, pero nunca hay calma.

En China hay escozor y porcelana
y las tazas se rompen por los terremotos
y los cuentos chinos son normales, pero son chinos
y hay que estudiar para entenderlos y las mandarinas
no hablan. Las mandarinas solamente se comen.

Es común, es comunal, descomunal,
es corriente que falte la corriente, es
coherente el pensamiento que corre y corre
en su propia sola soledad.

Ahora soy yo quien siente el escozor.
No China.

domingo, 29 de abril de 2018

Baldomero Fernández Moreno (Arg.)


Soneto de tus vísceras



Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus extensas y muchas perfecciones
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos
a la linfa que embellece tus tejidos
al acre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras y besos
vivir dentro de ti con mis sentidos…
Yo soy un sapo negro con dos alas.


 (1922)

sábado, 28 de abril de 2018

EDUARDO CHIRINOS (Perú, 1960-2016)


SIETE VISIONES

(Sobre un grabado al aguafuerte de Kevin Wright)

1

Seis niños juegan a la ronda en el claro del bosque. Tres niños
y tres niñas juegan a la ronda en un patio de escuela. Nadie hay en
el patio de escuela. Nadie hay en el claro del bosque. Olvidados
del mundo tres niños y tres niñas juegan a la ronda en el claro del
bosque. Mientras el lobo está.

2

Sentado sobre la hierba un niño mira jugar a la ronda. El niño
tiene un libro abierto. El libro es azul. El niño no tiene cara. El
libro está sobre hierba. Los árboles escuchan el canto de los niños
sin cara. La hierba oscurece las páginas del libro. Los mandiles de
los niños que juegan junto al niño sin cara.

3

El libro canta la canción de los niños sin cara. Canta canciones
azules. Cuando canta se agitan las hojas al viento. Las hojas azules
del libro azul. Las trenzas azules de las niñas sin cara.

4

Olvidados del mundo seis niños juegan en el patio. El patio es
gris. La campana que anuncia el final del recreo es gris. El lobo
que mira jugar a la ronda es gris.

5

Las ramas no dejan ver la casita del árbol. La hiedra cubre el
tronco sin ramas. Los demás árboles tienen ramas. Los niños que
juegan tienen ramas. El libro que cuenta la historia del niño sin
cara. El niño sin cara es mi padre. Está escrito en la pupila del
lobo. En la hiedra que cubre el tronco sin ramas.

6

Nadie sabe la historia del niño sin cara. Se perdió en las hojas
del libro azul. Seis niños azules juegan a la ronda. Un lobo los
contempla. Así es el juego en el claro del bosque. Los árboles agitan
sus ramas. Escuchan el canto de los niños sin cara.

7

La historia está escrita en la pupila del lobo. En las trenzas azules
de las niñas sin cara. Nadie sabe la historia del libro azul. El
libro conduce a la casita del árbol. Al tronco quemado y vuelto a
florecer. El viento canta la canción del lobo. Sus colmillos azules
sobre el niño sin cara.


TRES LECCIONES DE BIOLOGÍA
1

(Raphus cucullatus)
Lujo costoso las alas. Alrededor no
había fieras, el clima era agradable,
no enfrentábamos peligro alguno.
¿Para qué volar? Nuestros antepasados
eran palomas que llegaron de Oriente.
Tal vez pasaban aquí los inviernos
y luego retornaban. O simplemente
las trajo el viento y decidieron quedarse.
Desde hace milenios habitamos
esta isla. Aquí criamos nuestros
pollos, aquí aumentamos de tamaño,
aquí nos olvidamos de volar. Y lo
pagamos caro. Lujo costoso las alas.
En dos siglos nos borraron de la tierra.
Nadie se acuerda de nosotros.

2

(Balaena mysticetus)
Nostalgia del mar. De la llanura
que ninguna montaña duele, que
ningún accidente estorba. ¿ Quién
fue nuestro padre?, ¿quién abandonó
tierra firme y se olvidó de andar?
Nadie ha visto nunca nuestras patas
(las tenemos bien ocultas en el cuerpo)
y galopamos en el agua ondulando
la espina dorsal de arriba abajo,
como lo hacen los caballos. Un día
nuestro padre, acaso un hipopótamo,
tuvo nostalgia del mar. Y volvió
a la llanura que ninguna montaña
duele, que ningún accidente estorba.

3

{Ornythorynchus anatinus)
He vuelto locos a científicos y poetas,
he puesto de cabeza a los filósofos,
ningún naturalista supo bien qué
hacer conmigo. «Un cruce de pájaro
y serpiente», dijeron. «Un pastiche
de mamífero con ave». Nunca entendí
por qué tanto revuelo. Al otro lado
del mar cientos de animales pululan
con retazos de mi especie. He sido
generoso, son ellos quienes deberían
estar agradecidos. Mi única rareza
es vivir lejos. Si me hubieran visto
jugar en el arroyo de su casa,
¿cómo verían los científicos un
pato, un castor, una serpiente?



viernes, 27 de abril de 2018

Patricio Foglia (Argentina, 1985)


la vida está llena de mascotas

 
en la calle en los departamentos en las bibliotecas
hay libros sobre mascotas
sobre cómo alimentar bien a tu mascota
sobre la felicidad de vivir con tu mascota
sobre cómo soportar la pérdida de tu mascota
y la gente ya no se muere
ni se enamora
sin hacerlo por intermedio de una mascota
y la verdad es que yo también
me doy cuenta de que necesito una mascota
un perro un gato una iguana un pez
cualquier mascota
que me haga compañía y que me hable
que me diga pensá en mí
que me diga no existe el mundo exterior
que me diga
con toda claridad
no te enamoraste ni te separaste
no pasaron dos años ya de la muerte de tu vieja
que me diga pensá en mí
que me diga dame comida
dame cariño pensá en mí
acá estoy
te doy mi lomo
te doy mi pelaje
soy el principio y el fin de todos tus problemas

Roberto Juarroz (Argentina)

El poema continuo...


El poema continuo,
la escritura continua,
el texto que nunca se termina
y nunca se interrumpe,
el texto equivalente a ser.
La vida se convierte
en una forma de escritura
y cada cosa es una letra,
un signo de puntuación,
la inflexión de una frase.
Inaugural metabolismo
de una filología
que ha descubierto un nuevo verbo:
el verbo siempre.
La poesía se escribe siempre,
vivir se vive siempre,
algo despierta siempre:
poema-siempre.
El ser es escritura.
Y una palabra es suficiente
para toda la acción:
siempre.
El otro verbo,
nunca,
es tan sólo su sombra.




(Undécima poesía vertical, 1988)

jueves, 26 de abril de 2018

Rubén Darío (Nicaragua)


Lo fatal


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente. 


Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...

Gonzalo Rojas (Chile, 1916-2011)


LOS DÍAS VAN TAN RÁPIDOS 


Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación
se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure en mis pulmones
una semana más, los días van tan rápidos
al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro
y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas.
Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera
nadie allá, voy corriendo a la materna hondura
donde termina el hueso, me voy a mi semilla,
porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas
y en el pobre gusano que soy, con mis semanas
y los meses gozosos que espero todavía.
Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírse
de haber entrado en este juego delirante,
pero el espejo cruel te lo descifra un día
y palideces y haces como que no lo crees,
como que no lo escuchas, mi hermano, y es tu propio sollozo allá en el fondo.
Si eres mujer te pones la máscara más bella
para engañarte, si eres varón pones más duro
el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,
y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:
así es que lo mejor es ver claro el peligro.
Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Ardamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora.

martes, 24 de abril de 2018

Muin Basisu (Gaza 1927 - Londres 1984)





Tres muros para la sala de tortura

Al alba
Yo resistiré...
Mientras haya en el muro una página en blanco
y no se derritan los dedos de mi mano.
Aquí, alguien pulsa
un mensaje a través del muro.
Nuestros hilos se han convertido en nuestras venas,
las venas de estos muros.
Toda nuestra sangre se derrama
en las venas de estos muros...
Un mensaje a través del muro:
Ellos han cerrado una celda,
han matado a un prisionero,
han abierto otra celda
y han llevado a un prisionero...

A mediodía
Ellos me han puesto delante el papel,
me han puesto delante el lápiz,
me han puesto en la mano la llave de mi casa.
El papel que han querido manchar
ha dicho: ¡Resiste!
El lápiz cuya frente han querido mancillar en el barro
ha dicho: ¡Resiste!
La llave de la casa ha dicho:
En nombre de cada piedra
de tu humilde casa ¡Resiste!
Un golpe en el muro
es el mensaje de una mano rota
que dice: ¡Resiste!
Y la lluvia cae
golpeando el techo de la sala de tortura.
Cada gota grita: ¡Resiste!

Al ponerse el sol
Nadie está conmigo,
nadie oye la voz de este hombre,
nadie lo ve.
Cada noche, cuando los muros
y las puertas se cierran...
él sale de mis heridas sangrantes
y camina por mi celda.
Soy yo.
Es como yo.
Le veo de niño
y con veinte años.
Es mi único consuelo,
mi único amor.
Es la carta que escribo cada noche
y el sello para el amplio mundo
y el pequeño país.
Esta noche lo he visto
saliendo de mis heridas
sombrío, torturado, triste,
caminando en silencio, sin decir
nada, como si dijera:
No me volverás a ver si confiesas,
si escribes...





(Traducción María Luis Prieto)

(Fuente: Caína bella blog)
 

Hugo Padeletti (Santa Fé, 1928 - 2018)


La elocuencia



Dijo Emerson:
-' Odio
las citas'
Yo no, hervimos
a grados diferentes.

Hay dicursos
sobre dragones y hay dragones
de corazones.
¿Qué argumento
vale aguardar?
(Subamos
al trampolín.)
Las frases que se apoyan
mutuamente
duermen juntas; la cosa
-la elocuencia
perfecta-
no es su presa.
(Saltemos
del trampolín.)
La 'herida
de una mancha', los ' tridentes
de un pájaro', hasta 'el gato
que accede al rey'
son pelos
en la trampa.



HUGO PADELETTI, La tentación, Obra reunida, poemas verbales-poemas plásticos, tomo II.

lunes, 23 de abril de 2018

Manuel Rico (España, 1952)

El paréntesis
       
Adoro cada noche al dios que persevera
en el imprescindible oficio
de inventar el paréntesis, el hueco
donde llenar la voz
con las huellas del día, con palabras
bien dichas, con espejos donde tu piel proyecta
caricias milenarias, despedidas y dudas.
Lo adoro en ese tiempo del final de la tarde,
cuando todo se vence a la lenta marea de las sombras
y vuelven viejas sílabas a encontrar el sentido
que olvidamos:
                         nos ronda
la lectura remota de un libro de Pavese,
rescoldos de veranos  y domingos,
devociones ajadas por la labor del tiempo
pueblos que idealizamos en paréntesis
como el que cada tarde inventa
ese dios tan extraño que vive en nuestra casa.
   
 
 
 
 
 
 
Del libro De viejas estaciones invernales. 2006.
 
 
 
 
 
 

 Igitur.

viernes, 20 de abril de 2018

Héctor Berenguer (Argentina, 1948)


Pasión y muerte de Paolo PaSolini
                                                                                         (Bolonia, 5/3/1922- Ostia (2/11/75)


I
     Era día de todos los santos y no había mucha gente,
él le ofreció veinte mil liras. Amaba a esos muchachos de la vida que ofrecen sexo con un nombre de guerra. El elegido se llamaba Pino Rana, como podía llamarse Rocco, que ahora debe andar por la Vía Ostiense que conduce a la costa, o cualquier otro de los tantos, con falso cinturón D&amp, falso Rolex, falsos Rayband  y falsa identidad y que aún caminan con amor homicida,junto a la basílica de San Pablo o al Capitolio, en la cercanías del templo de Júpiter o como tu amor ocasional, donde el Tíber se convierte en la Fiumara Grande.
     Ahora debes volver a morir en la desolada Ostia, donde pensabas y escribías las últimas cosas, en las luminosas terrazas que dan a la costa, a donde el lagarto se funde con la arena sucia y el todo se hace nada en una línea de agua negra . “Vuelvo a ti, muerte y te redescubro, como el emigrado que ha hecho fortuna.”
II
 
   Aún la noche no te será revelada, la noche de los malditos que son benditos y no quieren serlo, pero los sigue el peso del deseo de una muerte inmaculada. Como los “accattone” o la última cena con la boca sedienta junto al Tíber. Los “Ciento veinte días de Gomorra” ya se han cumplido, la enemistad de los fascistas, católicos confesos, comunistas, brigadistas, demócratas mafiosos. 
   Edipo Rey tiene los ojos puestos en vos, te está mirando, Medea te espera sigilosa. Pero sobre todo, te llama la  humilde campesina que llora eternamente en “Il Porcile” y cuyas lágrimas aún lastiman la tierra que somos y seremos.   Gente normal / me condena al temblor/  a ocultarme/  a desaparecer… Ya los sicarios te esperan como centuriones en el desolado páramo de Ostia. Agitador de conciencias impuras. Te espera el camino al otro mar, el mar de los gentiles, esa Galilea indescifrable donde Mateo desató el ansia imposible de probar la muerte.
   La sangre de la justa muerte y a favor de los  muchos, pero muy pocos.  Mateo Leví  el recaudador arrepentido, el publicano que “vio la destrucción del templo”. Lo que antes fue en el momento y que ya es después, hasta el día de hoy.  El campo de alfarero, el campo de sangre.
   Deja que los indecisos entierren a sus muertos Ya nadie añade un codo a su vida  porque miran y no ven, oyen pero ni escuchan ni entienden : “Sporco comunista”, “Mascalzone”, “Frocio” “Fetuso”.
   Ya no siento delante de mi toda la vida /  Ahora tengo poco tiempo por culpa de la muerte/  Por culpa de este mundo inhumano.
III
 
   Dos de noviembre de mil novecientos setenta y cinco: dice “El Corriere della Sera”.
Asesino confeso: Giuseppe Pelosi, entonces tenía diecisiete años. Vivían  Moravia, su esposa Elsa Morante, el poeta Darío Bellezza. Entre tantos amigos nadie vio nada porque nadie miraba para ese lado y si miraban no te hubieran visto….
Oyeron pero no escucharon. Ahora se sabe que fue una conspiración. Ya lo había profetizado. Oriana en su desierto como Miriam, cuando vio a Jesús y nadie le creyó.
   Giorgio Napolitano “amigo de las artes” tampoco vio nada anormal.  Las Brigadas Rojas se ahogaron en otras sangres. El pueblo dijo: “Algo habrá hecho”… “Se muere como se vive”…   Derecha de la izquierda, izquierda de la derecha…
   Que solo que está el hombre que está sólo consigo.
                                                   
(Fuente: Poesía del Toto de Barro)


jueves, 19 de abril de 2018

Evaristo Carriego (Arg. 1883-1912)


"Por el alma de Don Quijote”





Con el más reposado y humilde continente,
de contrición sincera, suave, discretamente,
por no incurrir en burlas de ingeniosos normales,
sin risueños enojos ni actitudes teatrales
de cómico rebelde, que, cenando en comparsa,
ensaya el llanto trágico que llorará en la farsa,
dedico estos sermones, porque sí, porque quiero,
al único, al Supremo Famoso Caballero,
a quien pido que siempre me tenga de su mano,
al santo de los santos Don Alonso Quijano
que ahora está en la Gloria, y a la diestra del Bueno:
su dulcísimo hermano Jesús el Nazareno,
con las desilusiones de sus caballerías
renegando de todas nuestras bellaquerías.
Pero me estoy temiendo que venga algún chistoso
con sátiras amables de burlador donoso,
o con mordacidades de socarrón hiriente,
y descubra, tan grave como irónicamente,
a la sandez de Sancho se la llama ironía,
que mi amor al Maestro se convierte en manía.
Porque así van las cosas, la más simple creencia
requiere el visto bueno y el favor de la Ciencia:
si a ella no se acoge no prospera y, acaso,
su propio nombre pierde para tornarse caso.
Y no vale la pena (No es un pretexto fútil
con el cual se pretenda rechazar algo útil)
de que se tome en serio lo vago, lo ilusorio,
los credos que no tengan olor a sanatorio.
Las frases de anfiteatro, son estigmas y motes
propicios a las razas de Cristos y Quijotes
no son muchos los dignos de sufrir el desprecio,
del aplauso tonante del abdomen del necio
en estos bravos tiempos en que los hospitales
de la higiénica moda dan sueros doctorales
Sapientes catedráticos, hasta los sacamuelas
consagran infalibles cenáculos y escuelas
de graves profesores, en cuyos diccionarios
no han de leer sus sueños los pobres visionarios
¡De los dos grandes locos se ha cansado la gente:
así, santo Maestro, yo he visto al reluciente
rucio de tu escudero pasar enalbardado,
llevando los despojos que hubiste conquistado,
en tanto que en pelota, y nada rozagante,
anda aún sin jinete tu triste Rocinante!
(Maestro, ¡si supieras!, desde que nos dejaste,
llevándote a la Gloria la adarga que embrazaste,
andan las nuestras cosas a las mil maravillas:
todas tan acertadas que no oso describillas.
Hoy, prima el buen sentido. La honra de tu lanza
no pesa en las alforjas del grande Sancho Panza.
Tus más fieles devotos se han metido a venteros
y cuidan de que nadie les horade los cueros.
Pero, aguarda, que, cuando se resuelva a decillo,
ya verás qué lindezas te contará Andresillo,
aunque hay alguna mala nueva, desde hace poco:
aquel que también tuvo sus ribetes de loco,
tu primo de estas tierras indianas y bravías,
¡Lástima de lo añejo de tus caballerías!
Tu primo Juan Moreira, finalmente vencido
del vestiglo Telégrafo, para siempre ha caído,
mas sin tornarse cuerdo: tu increíble Pecado
¡Si supieras, Maestro, cómo lo hemos pagado!
¡Tu increíble Pecado! ¡Caer en la demencia
de dar en la cordura por miedo a la Conciencia!).
Para husmear en la cueva pródiga en desperdicios,
no hacen falta conquistas que imponen sacrificios:
sin mayores audacias cualquier tonto con suerte
es en estos concursos el Vencedor y el Fuerte,
pues todo está en ser duros. El camino desviado
malograría el justo premio del esforzado.
Por eso, cuando llega la tan temida hora
del gesto torturado de una reveladora
protesta de emociones, el rostro se reviste
de defensas de hielo para el beso del triste,
y porque ahogarse deben, salvando peores males,
las rudas acechanzas de las sentimentales
voces de rebeldía quijotismo inconsciente
también se fortalecen, severa, sabiamente,
los músculos traidores del corazón, lo mismo
que los del brazo, en sanas gimnasias de egoísmo,
donde el dolor rebote sin conmover la dura
unidad necesaria de la férrea armadura:
quien no supere al hierro no es del siglo, no medra.
¡Qué bella es la impasible cualidad de la piedra!
El ensueño es estéril, y las contemplaciones
suelen ser el anuncio de las resignaciones.
El ensueño es la anémica llaga de la energía,
la curva de un abdomen toda una geometría
es quizás el principio de un futuro teorema,
cuyas demostraciones no ha entrevisto el poema
En la época práctica de la lana y del cerdo
hoy, Maestro, tú mismo te llamarías cuerdo
se hallan discretamente lejos los ideales
de los perturbadores lirismos anormales.
El vientre es razonable, porque es una cabeza
que no ha querido nunca saber de otra belleza
que la de sus copiosas sensatas digestiones:
fruto de sus más lógicas fuertes cerebraciones.
Por eso, honradamente, se pesan las bondades
del genio, en la balanza de las utilidades,
y si a los soñadores profetas se fustiga
hay felicitaciones para el que echa barriga.
Y esto no tiene vuelta, pues está de por medio
la razón, aceptada, de que ya no hay remedio
Como que cuando, a veces, en el Libro obligado,
la Biblia del ambiente, de todos manoseado,
hay un gesto de hombría traducido en blasfemia,
Por asaz deslenguado lo borra la Academia
La moral se avergüenza de las imprecaciones,
de los sanos impulsos que violan las nociones
del buen decir. El pecho del mejor maldiciente
que se queme sus llagas filosóficamente,
sin mayor pesar, antes de irrumpir en verdades
que siempre tienen algo de ingenuas necedades,
porque quien viene airado, con gestos de tragedia,
a intentar gemir quejas aguando la comedia,
es cuando más un raro, soñador de utopías
que al oído de muchos suenan a letanías
Por eso, remordido pecador, yo me acuso
preciso es confesarlo de haber sido un iluso
de fórmulas e ideas que me mueven a risa,
ahora que no pienso sino en seguir, aprisa,
la reposada senda, libre de los violentos
peligros que han ungido de mirras de escarmientos
las plantas atrevidas que pisaron las rosas
puestas en el camino de las rutas gloriosas.
Pero ya estoy curado, ya no más tonterías,
que las gentes no quieren comulgar insanías
¡En el agua tranquila de las renunciaciones
se han deshecho las hostias de las revelaciones!
Ya no forjo intangibles castillos cerebrales,
de románticos símbolos de torres augurales.
Sobre el dolor ajeno ni siquiera medito,
porque sé que una frase no vale lo que un grito,
y, sin ser pesimista, no caigo en la locura
de buscar una página de serena blancura,
donde pueda escribirse la canción inefable
que ha de cantar el Hombre de un futuro probable.
en Misas herejes, 1908










No hay comentarios.: