martes, 30 de octubre de 2018

Antonio Cisneros (Perú)


“El día de los santos inocentes de Bay Fu”


El día de los santos inocentes fueron acuchillados más
de quinientos niños
y unas doscientas madres más o menos.
Y casi una semana duró el día.
“Viejo rey, tu corona rodará hasta la cabeza de algún
recién nacido”.
Mas Herodes sabía que los muertos no gobiernan.
Y eso lo sabe Johnson.
El día de la guerra del Vietnam tiene ya muchos años.
Mis abuelos nunca oyeron el canto de los niños muertos
en el siglo primero
ni podían tener la rabia y los cuchillos del rey de Judea
-rey de muerte en catorce kilómetros cuadrados.
Mas los hombres de Johnson
recuestan su trasero sobre todos los campos de la tierra,
y ninguna lengua les es desconocida.
Y yo puedo escuchar
fuera y dentro de mi largo pellejo el canto de los muertos
de Bay Fu.
Alacrán que me llenas como el aire a los pulmones, cuántos muertos.
Más tiernos que las hojas de mora. Más pequeños.
Giran las hélices del Norte sobre las cuatro estaciones
del país de los Viet.
Los muertos se arremolinan bajo las grandes aspas.
Y los sobrevivientes de este invierno no lo serán
más en la nueva primavera.
Veo a Johnson el rey entre su blanco trono
“los Gigantes tuvieron su mala temporada”
y la ducha gotea y todo huele como el culo del diablo
a 12 kilómetros de Hanoi caen lluvias de fuego
en medio del verano y el estadio de los Yankees es pequeño
para los pequeños muertos de Bay Fu
Spellman el Siervo del Señor escoge las mejores carnes
y en las noches es la madreposafauno de los hombres del rey
Glenn Ford les canta una balada y espera a su turno.
Giran las hélices del Norte sobre las cuatro estaciones
del país de los Viet.
Cien de nuestros caballos más gordos poco alimento son
para un piojo enemigo.
Qué fiero suena el canto de los muertos. Qué largo suena
entre los pistones del viejo Ford, la batidora Kenwood,
el trío de las flautas.
Alacrán de Bay Fu cómo me llenas.
Giran las hélices veloces y oxidadas.
Y es verdad sostenida
que no tendremos más fortuna aquí en el Sur.
“Montaré mi pequeño caballo, el de las crines largas,
y antes del almuerzo
he de afilar mis púas, mi lanza de hueso amarillo”.




(Fuente: El hombre aproximativo)


Jack Kerouac (Estados Unidos, 1922-1969)


Es tu amigo, déjalo soñar...

Es tu amigo, déjalo soñar;
No es tu hermano, no es tu padre,
No es San Miguel, es un chico.

Está casado, trabaja, va a dormir
Al otro extremo del mundo,
Va a pensar en la Gran Noche Europea.

Le explico a él, a ti, mi camino no es el vuestro,
Niño, Perro —escucha: vete a buscar tu alma,
Vete a oler el viento, vete lejos.

La vida es una pena. Acerca el libro, vamos,
No escribas más en las paredes, en la luna,
La del Perro, en el mar, en el fondo nevado.

Vete a buscar a Dios en la noche, también en las nubes.
Cuándo se detendrá este gran círculo en el cráneo
¡oh Neal!; hay hombres, cosas, afuera que hacer.

Enormes tumbas tremendas de Actividad
En el desierto de África del corazón,
Los ángeles negros, las mujeres en la cama
con sus hermosos brazos abiertos para ti
en su juventud, suplicando algo de
Ternura en el mismo sudario.

Las grandes nubes de nuevos continentes,
Pies cansados en climas tan misteriosos,
No bajes hasta la otra parte para nada.

Czeslaw Milosz (Polonia, 1911-2004)

Una canción sobre el fin del mundo


En el día del fin del mundo
Una abeja circunda un trébol,
Un pescador remienda una red resplandeciente.
Felices saltan delfines en el mar,
Por canaletas jóvenes gorriones juegan
Y la serpiente tiene piel de oro, como siempre debe ser.

El día del fin del mundo
Las mujeres caminan por los campos bajo sus paraguas,
Un borracho se vuelve somnoliento en el borde de un prado,
Vendedores ambulantes de vegetales gritan en la calle
Y un bote de vela amarilla se acerca a la isla,
La voz de un violín perdura en el aire
Y conduce hacia una noche estrellada.
Y aquellos que esperaban rayos y truenos
Están decepcionados.
Y los que esperaban señales y trompetas de arcángeles
No creen lo que está sucediendo ahora.
Mientras el sol y la luna estén arriba,
Mientras la abeja visite la rosa,
Mientras niños rosados nazcan
Nadie cree lo que está sucediendo ahora.
Sólo un viejo de cabello blanco, quien podría ser un profeta
Pero no es un profeta, porque está muy ocupado,
Repite mientras empaca sus tomates:
No habrá otro fin del mundo,
No habrá otro fin del mundo.




Traducción de León Blanco

Susana Thénon (Argentina)

Ella



De madrugada
(ella se tocó las manos).
De madrugada, apenas.
Ella recuerda que nada importa
aunque su sombra siga corriendo
alrededor de la noche.
Algo se detuvo en algún momento,
algo marchaba débilmente
y se detuvo en algún momento.
Ella tembló como un sonido
congelado entre los labios de un muerto.
Ella se deshizo como un recuerdo
convocado hasta la saciedad.
Ella se inclinó sobre su respiración
y comprendió que aún vivía.
Se tocó la libertad
y la dejó escurrirse como una pequeña noche.
Se anudó la angustia alrededor del cuello
y recordó su color extraviado.
Ella mordió a ciegas en la oscuridad
y escuchó gritar al silencio.
Y aprendió a reírse
del olor a tiempo que despedía su sangre.
De noche
(ella se cortó las manos).
De noche, apenas.
Ella recoge su pequeño crepúsculo.
Ella sueña en la erección de la rosa.

En Habitante de la nada


(Fuente: Biblioteca Ignoria)

domingo, 28 de octubre de 2018

David Vogel (Rusia 1891 –Auschwitz 1944)


Vi a mi padre ahogarse


Vi a mi padre ahogándose
en los días turbulentos.
Su mano exhausta hizo un último aleteo blanco  
en la distancia
y se fue.

He seguido solo
a lo largo de lo orilla,
un niño todavía
de piernas consumidas y pequeñas,
que ha crecido hasta ser esto.

Y ahora soy mi padre,
y todas aquellas olas
se han roto sobre mí,
entumeciendo mi alma.

Pero todo cuanto quise
se ha perdido en el desierto
y a nadie puedo ya tender la mano.

Ahora descanso feliz
en la cuna negra de la noche,
salpicado de plata
bajo la lona del cielo….
____________________________

Trad. del hebreo al inglés, A. C. Jacobs en
 The Dark Gate. Selected Poems of David Vogel” (1976).
Versión del inglés al castellano,  Carlos Morales del Coso






(Fuente: Poesía de El Toro de barro)

sábado, 27 de octubre de 2018

Carlos Morales (España)



 El viejo
A Ángel Crespo

Cuando las cosas se van, cuando las cosas
recogen sus cosas del armario,
y dicen que se van,
y por última vez en la puerta se vuelven,
y sus ojos te dejan -llamándote- en los ojos,
y tú no les contestas
porque hay lluvia en el pecho,
porque una voz te llama
pasando su lengua por tu mano,
y ese viento
con su rabo feliz ahuyentando la vida,
y esa luz de pronto, esa luz airada
golpeando de pronto
la ventana con sus dientes -llamándote-,
luz que entra
y al llegar a la cama se detiene
y te observa en medio de lo oscuro
como águila al conejo que asustado bajo una zarza llora.
Es inútil levantar la mano. La mano no se mueve.
Inútil es también abrir la boca.
La boca no puede cantar, la boca no sabe cantar
cuando las cosas te miran
y no te reconocen y dicen que se van,
que nada queda ya que las retenga en la casa,
nada de todo cuanto hubo, nada que no sea
ese viejo austero y recostado como un bronce
que mirando al Sur bajo la salicaria duerme,
y en cuyos ojos fríos los pájaros vienen a morir,
y no lo saben.

 De
Valdepeñas, 2000
 
 
 
 

Rowena Hill (Gran Bretaña, 1938)


Elementos

 

El inicio es luz,
la luz engendra sus paquetes
sol, célula del cerebro,
se alarga en música.
Luz ¡toma tus cuchillos radiantes
templa y afílalos
raja y acribilla los materiales inertes
los desechos cuajados,
revienta los sinapses oxidados!

El espacio es el entorno vacío
que nos recibe
donde se estiran los dedos
y se ensanchan los ojos
hasta las estrellas más remotas.

Aire aliado invisible
la piel lo conoce por sus caricias
sus embates,
penetrándonos asegura la continuidad,
es base de la alquimia,
lleva los significados hacia afuera
rugido murmullo
voz múltiple.

La vida es flujo,
lo líquido es tiro onda filón
urgencia en venas y arterias,
ríos grandes y gotas de lluvia responden a la sed.
¡Riéguenme!
Soy mi propia sequía
mi propio aljibe.

El fuego es recuerdo remoto
sepultado en las tripas
- allí trabajan sus descendientes -
o cicatrices en la fe por la selva en llamas.
Sólo como metáfora somos salamandras.
¿Y el sol?
¡Te saludo mi dios!

La tierra es escombro excrementa
cría de muchas generaciones
de roca que nace del fuego,
arde rojiza negra amarilla
invitando las semillas alimento para las semillas,
las lombrices intercambian con ella su sustancia.
En mí la tierra es carne
elementos en una estructura casual
henchida y táctil
ansiando allá donde su tiempo se agota
descomponerse en humus.


(Fuente: Asamblea de palabras blog)

viernes, 26 de octubre de 2018

José Kozer (Cuba)


ODA A LA AMISTAD


Bienestar, ésa es la realidad, y no la idea demasiado
abstracta de la felicidad.
Sentarme al atardecer al pie del Espantapájaros, a
lo lejos deje de dar
vueltas el catavientos,
haya amistad
(distributiva) entre
semillas de cebada
(actividad razonada)
y los gorriones.

Y tener un vientre equino (rumiante) poder digerir
el heno y la fajina.
El rascón a saltos avanza por el espigón, piedras
asimétricas, atrás el
diente de perro,
penetra la bahía: se
conoce que el pájaro
husmea la presencia
de una mancha de
pejerreyes, llegan en
son de paz, treguas
del hambre y su
saciedad: pactar,
concluir con los
mandatos ineludibles
de la Naturaleza,
demasiado se semejan
a las órdenes de Dios,
sus ordenanzas: el león
y el cordero duermen
abrazados, vías de
agua y vías de fuego
por senderos paralelos
con sus funciones
inalteradas, nazca
de la liebre y el halcón
la Quimera.

En tardes de otoño se cierne la primera nevada
del año, un resplandor:
la madre supera la
presencia de la harina
tamizada, el pulso es
perfecto, en el harnero
entre sus manos: la
artesa al horno, agua
y fuego compaginan,
a la mesa el gorrión
y el cordero riendo
pellizcan el pico de
un pan.  




IMAGO MUNDI I

Walt Whitman (EEUU)


¡Durante cuánto tiempo nos engañaron!
Trasmutados ahora, nos apresuramos a huir como huye la Naturaleza,
Somos la Naturaleza, durante mucho tiempo estuvimos lejos, pero ahora volvemos,
Nos convertimos en plantas, en troncos, en follaje, raíces y cortezas, Estamos asentados en la tierra, somos peñascos,
Somos encinas, crecemos juntos en los claros del bosque,
Pastamos, somos dos en medio de la hacienda bravía, tan espontáneos como los otros,
Somos dos peces que nadan juntos en el mar, Somos lo que son las flores del algarrobo, derramamos fragancia en los caminos de mañana y de tarde,
Somos también lo sucio de las bestias, de las plantas, de los minerales,
Somos dos aves de rapiña, nos elevamos por el aire y miramos la tierra,
Somos dos soles que deslumbran, somos nosotros dos los que giramos, cósmicos y estelares, somos como dos cometas,
Merodeamos, cuadrúpedos y feroces, por la espesura, y saltamos sobre la presa,
Somos dos nubes que se desplazan en lo alto cuando amanece o atardece,
Somos dos mares que se unen, somos esas olas felices que se revuelcan y se juntan, mojándose,
Somos lo que es la atmósfera, transparentes, hospitalarios, permeables, impermeables,
Somos nieve, lluvia, frío, tinieblas, somos lo que el planeta engendra y protege,
Hemos descrito círculos hasta volver los dos al hogar,
Hemos vaciado todo, salvo la libertad y nuestra alegría.

En Hojas de hierba
Traducción: Jorge Luis Borges


(Fuente: Biblioteca Ignoria)

Enrique Verástegui (Perú, 1950-2018)


Salmo

Yo vi caminar por las calles de Lima a hombres y mujeres
carcomidos por la neurosis,
hombres y mujeres de cemento pegados al cemento aletargados
confundidos y riéndose de todo.
Yo vi sufrir a estas pobres gentes con el ruido de los claxons
sapos girasoles sarna asma avisos de neón
noticias de muerte por millares una visión en la Colmena
y cuántos, al momento, imaginaron el suicidio como una ventana
a los senos de la vida
y sin embargo continúan aferrándose entre
marejadas de Válium
y floreciendo en los maceteros de la desesperación.
Esto lo escribo para ti animal de mirada estrechísima.
Son años-tiempo de la generación psicótica,
hemos conocido todas las visiones de Kafka y Gregory Samsa
pasea con Omar recitando silbando fumando mariguana
junto al estanque en el parque de la Exposición – carne
alienada por la máquina y el poder de unos soles
que no alcanzan para leer Alcools de Apollinaire.
Recién ahora comprendo mañana reventaré como esos gatos
aplastados contra la yerba
y las cosas que ahora digo porque las digo ahora
en tiempos de Nixon – malísimos para la poesía
- corrupción de los que fueron elegidos como padres - gerentes
controlando el precio de los libros
de la carne y toda una escala de valores que utilizo
para limpiarme el culo.
Yo vi hombres y mujeres vistiendo ropas e ideas vacías
y la tristeza visitándolos en los manicomios.
Y vi también a muchos gritando por más fuego desde los autobuses
y entre tanto afuera
el mundo aún continúa siendo lavado por las lluvias,
por palabras como estás que son una fruta para la sed.








(Fuente: Caína bella blog)

jueves, 25 de octubre de 2018

Antonin Artaud (Francia, 1896-1948)


Noche

 

Los mostradores de cinc pasan por las cloacas,
la lluvia vuelve a ascender hasta la luna;
en la avenida una ventana
nos revela una mujer desnuda.

En los odres de las sábanas hinchadas
en los que respira la noche entera,
el poeta siente que sus cabellos
crecen y se multiplican.

El rostro obtuso de los techos
contempla los cuerpos extendidos.
Entre el cielo y los pavimentos
la vida es una pitanza profunda.

Poeta, lo que te preocupa
nada tiene que ver con la luna;
la lluvia es fresca,
el vientre está bien.

Mira como se llenan los vasos
en los mostradores de la tierra
la vida está vacía,
la cabeza está lejos.

En alguna parte un poeta piensa.
No tenemos necesidad de la luna,
la cabeza es grande,
el mundo está atestado.

En cada aposento
el mundo tiembla,
la vida engendra algo
que asciende hacia los techos.

Un mazo de cartas flota en el aire
alrededor de los vasos;
humo de vinos, humo de vasos
y de las pipas de la tarde.

En el ángulo oblicuo de los techos
de todos los aposentos que tiemblan
se acumulan los humos marinos
de los sueños mal construidos.

Porque aquí se cuestiona la Vida.
y el vientre del pensamiento;
las botellas chocan con los cráneos
de la asamblea aérea.

El Verbo brota del sueño
como una flor o como un vaso
lleno de formas y de humos.

El vaso y el vientre se chocan:
la vida es clara
en los cráneos vitrificados.

El areópago ardiente de los poetas
se congrega alrededor del tapete verde,
el vacío gira.

La vida pasa por el pensamiento
del poeta melenudo.

En la calle sólo una ventana,
las canas batidas suenan.
En la ventana la mujer sexuada
somete su vientre a discusión.



(Traducción: Aldo Pellegrini)

Marguerite Yourcenar (Bélgica, 1903 - EEUU, 1987)





El poema del yugo


Las mujeres de mi país llevan sobre los hombros un yugo;
Su corazón pesado y lento oscila entre esos dos polos;
A cada paso, dos grandes baldes de leche chocan
Uno con otro contra sus rodillas;
El alma materna de las vacas, la espuma del pasto masticado,
Brotan en olas nauseosas dulces.

Soy igual que la sirvienta de la granja;
A lo largo del dolor me avanzo de un paso firme;
El balde del lado izquierdo está lleno de sangre;
Puedes beber y saciarte de ese pujante jugo.
El balde del lado derecho está lleno de hielo;
Puedes inclinarte y contemplar tu rostro laso.
Así voy entre mi destino y mi suerte,
Entre mi sangre caliente y líquida y mi amor límpido muerto.
Y cuando esté segura que ni espejo ni bebida
Pueden ya distraer o sosegar tu corazón salvaje,
No quebraré el espejo resignado,
No volcaré el balde donde sangró toda mi vida.
Iré llevando mi balde de sangre en la noche negra
Allí donde están los muertos que en él a beber vendrán.
Iré donde están las olas con mi balde de hielo;
El breve gemido de la orilla será menos dulce que mi llanto;
Un rostro pálido grande se asomará a la duna
Y ese espejo, que ya no quieres, reflejará la faz calma de la luna.






Traducción: Silvia Barón-Supervielle




(Fuente: Biblioteca Ignoria)

miércoles, 24 de octubre de 2018

Lew Welch (EEUU)


Se despide de sus pájaros y animales




Más rico que el más rico de los Cetreros,
sostengo mis halcones y cañones ligero como tiempo.
“Cosas que pasan”, como suele decirse
            por un aleteo
            por una aterradora caída
            en picado
(¡una pequeña explosión en el suelo!)
            polvo & plumas
            chillido de roedor
(¡su cena colgando!)
Farewell to his birds and animals

Richer than the richer Falconer, / I hold my hawks and canyons light as time. // “Just happening along”, as they say // for a flutter / for a wing-fold terrifying / drop // (a small explosion on the ground!) / dust & feathers / rodent squeek // (his dinner’s dangling down!)
en Círculo de hueso (Antología), 2013

Traducción de Benito del Pliego y Andrés Fischer
(Fuente: Descontexto blog)

Mario Montalbetti


Fin desierto

Fragmento





sobre tu cuerpo que son los nimbos oscuros

debo dejar todo lo que poseo / los cantos
que canté para nadie ahora son tuyos

porque no puedes ser lo que eres / amor
porque no puedes sentir lo que sientes

sin la incomparable belleza de lo que no eres
de lo que no sientes

asómate al borde de tu corazón y observa
la inmunda danza de las neoplasias
festejando la debacle de las oraciones en ese lugar
la vida late como late la piedra golpeando la piedra

he aprendido en todo esto a no mirar
con desprecio al virus o al verano
porque también ellos de incomprensible manera
armonizan con todo lo que calla y así se expresa








en Fin desierto y otros poemas
Komorebi Ediciones, 2018




(Fuente: Descontexto)














ODYSSEAS ELYTIS (Grecia, 1911-1996)


EL MONOGRAMA

IV

Es temprano todavía en este mundo, me oyes
No se han domesticado los monstruos, me oyes
Mi sangre derramada y el afilado, me oyes
Cuchillo
Como un cordero que corre por el cielo
Y quiebra las ramas de los astros, me oyes
Soy yo, me oyes
Te amo, me oyes
Te tengo y te llevo y te visto
Con el blanco vestido nupcial de Ofelia, me oyes
Dónde me dejas, dónde vas y quién, me oyes

Te toma la mano sobre los cataclismos
Las enormes lianas y la lava de los volcanes
Llegará un día, me oyes
En que habrán de sepultarnos y miles de años después, me oyes
Nos convertirán en resplandeciente roca petrificada, me oyes
Para que brille sobre ella la crueldad, me oyes
De los hombres
Y nos arroje en mil pedazos, me oyes
A las aguas uno por uno, me oyes
Cuento mis amargos guijarros, me oyes
Y el tiempo es una gran Iglesia, me oyes
Donde a veces las imágenes, me oyes
De los santos
Lloran lágrimas verdaderas, me oyes
Las campanas abren en el cielo, me oyes
Un hondo vado para que pase
Aguardan los ángeles con cirios y salmos fúnebres
No voy a ninguna parte, me oyes
Los dos juntos o ninguno, me oyes
Esa flor de la tormenta y, me oyes
Del amor
La cortamos de una vez para siempre, me oyes
Y no volverá a nacer de otra forma, me oyes
En ninguna otra tierra, en ninguna otra estrella, me oyes
No existe la tierra, no existe el aire
que tocamos, el mismo, me oyes
Y ningún jardinero fue tan felíz en otros tiempos
Por tanto invierno y tantos vientos, me oyes
Azotando flores, sólo nosotros, me oyes
En medio del mar
Por la sola voluntad del amor, me oyes
Elevamos una isla entera, me oyes
Con cuevas y cabos y floridos acantilados
Oye, oye
¿Quién habla en el agua y quién llora –oyes?
¿Quién busca al otro, quién llama –oyes?
Soy yo que llamo y soy yo que lloro, me oyes
Te amo, te amo, me oyes.




(Traducción de Horacio Castillo)

Montserrat Álvarez (Zaragoza, España, 1969)


Electroshock








Osea, en un electroshock hay harta poesía
Yo no computo aún por qué nadie le ha escrito un poema al electroshock
Al principio, claro, es una mierda, pero todo principio es una mierda
la primera vez que lo haces, por ejemplo, cuando eres hembrague
o la primera vez que te zambulles desde el trampolín en una piscina
Inclusive, piensa en el infierno: al principio debe ser insoportable
ese incendio eterno que jamás te consume para que tu dolor sea infinito
pero luego tiene que ser bacán moverte indestructible en todas
            esas llamas sorprendentes,
lenguas de fuego de textura incógnita igual que un baño de cristales rojos
Y, si lo piensas bien, en el fondo el infierno debe de ser de lo
            más placentero del mundo
Entonces, yo te digo que un electroshock es tan placentero como
            el mismo infierno
El primer momento es espantoso: sentir cómo te están separando
            tus huesos hasta hacerte perder tu forma humana
o cómo te destruye poco a poco por dentro una fuerza sin cara
Pero luego detienes tu consciencia, una vez que ya estás adentro de la cosa
Primero es como si una serie de telones que nunca habían sido levantados
se empezaran a alzar en tu cerebro, igual que en un teatro que
            al mismo tiempo fuera muchos otros teatros sucesivos
―si bien estos telones no son rojos, sino de un azul furiosamente rojo,
y su tacto no es el del terciopelo, sino helado y marítimo, como el de
            una malagua de ultratumba―
Entonces te comienza a parecer que los límites de tu caja craneana
            son los límites del Cielo y de la Tierra
y tus ojos se estiran sin romperse hasta llegar al borde superior de todo
            el universo conocido
―osea, hasta la punta de tu frente―
Ta que en ese momento tienes omnipotencia, omnipresencia,
            todas esas huevadas teológicas
Si dices fiat lux, te apuesto plata a que la luz se hace
Y eso hice yo, pues, Adán, entre otras muchas cosas ―tú, por ejemplo―





en Zona dark, 1991






(Fuente:  Descontexto blog)
















martes, 23 de octubre de 2018

Alejandro Cesario (Argentina)

 

Tiempo



Casi en la igualdad.

Hay cicatrices,
calles con prosodia.

 

Yo leo las escrituras ignoradas,
los paréntesis,
regreso a las arterias del potrero,

a la antigua palangre de mi barrio
en óbito creciente.




Así de simple


A Manuel, mi bisabuelo

Vino desprovisto,
trajo la espera entre sus manos.

Rescoldo que lo desgarra.

Pulgar amputado.
No lee.
Alma cuarteada.
Boca empastada.

Conato descienden sus fornidos brazos
con los últimos rayos del poniente,
sus gruñidos, su voz acémila,
su cuerpo cernícalo,
hollado en la morriña.

Pañuelo de cendal sostiene su estampa.

Pico y pala… pico y pala…
nunca pudo terminar
el bruto muro de la casa propia.


Pelón


Se alumbra
con sesgo de luz ambarina.

Ropa harapienta,
manos ajadas curtidas,
borsalino de fieltro negro,
cerilla en la boca.

Carro pelado
en búsqueda de chorra,

penco que bostea,
relincho que humilla,

botella escorada.


Zapala


Respiro sediento sobre las vías muertas, enmohecidas.
Yuyos crecidos granan a los hierros despreciados.
Voces otrora resuenan en la estación acallada.
Vagón de carga sobre rieles amnésicos.
La virgen de Luján en beatitud excelsa tapada por el polvo térreo.
El sol que se urde incinerando la fugaz esperanza.

Me siento sobre un durmiente prístino.
Es todo mutismo, soledad, sequía.

Es la Patagonia.


Agonía


A mi abuela

Lentamente la peino.
Suspira sus postreros pesares
que se desploman sobre mí.

Hediondez que viene de la cama de al lado.
Ojitos pegoteados.
Ósmosis de calma y desesperación.
Oxígeno hueco.

La vuelvo a atusar con mucha timidez.

Lo único que sobreviven
son los bártulos que velan en la memoria.

Aguardo que el cielo linde sobre ella,
que se vaya por la cánula de su puericia.

lunes, 22 de octubre de 2018

Gerog Trakl (Austria, 1887 - 1914)

  Cantar de Kaspar Hauser



Georg Trakl - Cantar de Kaspar Hauser


Para Bessie Loos

El amaba sin duda el sol que por la colina bajaba purpúreo,
los caminos del bosque, el negro pájaro cantor
y el verdor alegre del follaje.

Gravemente moraba a la sombra del árbol
y era puro su rostro.
Dios habló, dulce llama, a su corazón:
¡Oh criatura!

Al caer de la tarde encontraron en calma sus pasos la ciudad;
el oscuro reclamo de su boca:
Quiero ser un jinete.

Lo seguían empero el árbol y la bestia,
la casa, el jardín vespertino de hombres blancos
y su asesino iba en su busca.

Primavera y verano y hermoso el otoño
del justo, su leve paso
al lado de las oscuras alcobas de los hombres que sueñan.
De noche se quedaba solo con su estrella;

vio que caía la nieve en la rama desnuda
y en la sombra vespertina del zaguán la sombra del asesino.

Plateada cayó la cabeza del que no nació.



Kaspar Hauser Lied          

Für Bessie Loos

Er wahrlich liebte die Sonne, die purpurn den Hügel hinabstieg,
Die Wege des Walds, den singenden Schwarzvogel
Und die Freude des Grüns.

Ernsthaft war sein Wohnen im Schatten des Baums
Und rein sein Antlitz.
Gott sprach eine sanfte Flamme zu seinem Herzen:
O Mensch!

Stille fand sein Schritt die Stadt am Abend;
Die dunkle Klage seines Munds:
Ich will ein Reiter werden.

Ihm aber folgte Busch und Tier,
Haus und Dämmergarten weißer Menschen
Und sein Mörder suchte nach ihm.

Frühling und Sommer und schön der Herbst 
Des Gerechten, sein leiser Schritt
An den dunklen Zimmern Träumender hin.
Nachts blieb er mit seinem Stern allein;

Sah, daß Schnee fiel in kahles Gezweig
Und im dämmernden Hausflur den Schatten des Mörders.

Silbern sank des Ungebornen Haupt hin.


Versión de Américo Ferrari








(Fuente: Biblioteca Ignoria)

Georg Trakl


 Canción del solitario

Georg Trakl - Canción del solitario

A Karl Borromaus Heinrich


Pleno de armonías es el vuelo de las aves. Los verdes bosques.
se han reunido al atardecer en cabañas silenciosas;
las praderas cristalinas del ciervo.
Lo oscuro atenúa el murmullo del arroyo, las húmedas sombras

y las flores del estío, que suenan bellas al viento.
Ya anochece sobre la frente del hombre pensativo.

Y alumbra una lamparilla, lo bueno, en su corazón,
y la paz de la cena; porque benditos son pan y vino
por las manos de Dios, y te contempla desde ojos nocturnos
silencioso el hermano, que pueda descansar del peregrinaje espinoso.
Oh, vivir en el azul animado de la noche.

Amoroso abraza también el silencio en el cuarto las sombras de los antepasados,
los tormentos purpúreos, queja de una magna estirpe,
que piadosamente se extingue ahora en el nieto solitario.
Porque siempre más resplandeciente despierta de los negros minutos de la locura
el paciente en el umbral de piedra;
y lo abrazan poderosamente la frescura azul y el luminoso fin del otoño,

la casa silenciosa y las leyendas del bosque,
medida y norma y las sendas lunares de los solitarios.



Gesang des Abgeschiedenen

Voll Harmonien ist der Flug der Vögel. Es haben die grünen Wälder
Am Abend sich zu stilleren Hütten versammelt;
Die kristallenen Weiden des Rehs.

Dunkles besänftigt das Plätschern des Bachs, die feuchten Schatten
Und die Blumen des Sommers, die schön im Winde läuten.
Schon dämmert die Stirne dem sinnenden Menschen.

Und es leuchtet ein Lämpchen, das Gute, in seinem Herzen
Und der Frieden des Mahls; denn geheiligt ist Brot und Wein
Von Gottes Händen, und es schaut aus nächtigen Augen
Stille dich der Bruder an, daß er ruhe von dorniger Wanderschaft.

O das Wohnen in der beseelten Bläue der Nacht.
Liebend auch umfängt das Schweigen im Zimmer die Schatten der Alten,
Die purpurnen Martern, Klage eines großen Geschlechts,
Das fromm nun hingeht im einsamen Enkel.

Denn strahlender immer erwacht aus schwarzen Minuten des Wahnsinns
Der Duldende an versteinerter Schwelle
Und es umfangt ihn gewaltig die kühle Bläue und die leuchtende Neige des Herbstes,
Das stille Haus und die Sagen des Waldes,
Maß und Gesetz und die mondenen Pfade der Abgeschiedenen.


En Poemas
Traducción de: Rodolfo Modern



(Fuente: Biblioteca Ignoria)

Nicanor Parra (Chile)

Las manchas en la pared



Antes que caiga la noche total
Estudiaremos las manchas en la pared:
Unas parecen plantas
Otras simulan animales mitológicos.

Hipogrifos,
                  dragones,
                                 salamandras.

Pero las más misteriosas de todas
Son las que parecen explosiones atómicas.

En el cinematógrafo de la pared
El alma ve lo que el cuerpo no ve:
Hombres arrodillados
Madres con criaturas en los brazos
Monumentos ecuestres
Sacerdotes que levantan la hostia.

Órganos genitales que se juntan.

Pero las más extraordinarias de todas
Son
       sin lugar a duda
Las que parecen explosiones atómicas.




(Fuente: Biblioteca Ignoria)

domingo, 21 de octubre de 2018

León de Greiff (Colombia, 1895-1976)


Sonatina 

Todavía irrumpir, irrumpir otra vez, echar
más favilas al viento,
más guijarros, más lascas, más jacillas al mar,
más sueños al azar,
más azar al soñar,
más líneas de tangencias y de evasión al cavilar.
Todavía irrumpir, irrumpir otra vez, otra vez dar
de beber al sediento,
de yantar al hambriento,
de atesorar al avariento…
Otra vez dar de amar y de yogar al sediento, avariento y hambriento del liento
surco del taladrar, del singlar, del arar, del navegar, del sembrar, del fecundar, del germinar, del cosechar…
Yo siempre digo como siento.
Yo siempre digo lo que siento,
yo siempre vivo como siento,
yo siempre escribo lo que siento,
yo siempre escribo cuando siento cuánto siento, sin cesar, sin cejar,
y siempre con aromas y ritmos, melodías y pasmos del soñar –al azar-,
siempre con ácidos y sales y heces y posos del pensamiento.
Yo siempre escribo lo que siento,
lo que siento o presiento sentir, rudo, hasta muy más –a lo hondo-
del lacerar y el lancinar mi corazón. Y lo que siento y presiento sentir, duro, cuando el cogitar
-pensieroso- hasta muy más –hacia el ápex- del meditar,
del cavilar hecho martirio, lacra, estigma, tormento.

Todavía irrumpir, ogaño. Todavía. Otra vez. Otra vez echar
más pavesas, vilanos, más briznas de bazofias de basuras al viento,
más cenizas y escorias y zurrapas al mar,
más abalorios y falaciosos oropeles y espejismos falenciosos al soñar –al azar-.
Más azar, más albures y suertes, más mitos delusorios y fábulas ficticias al soñar.

Todavía irrumpir, irrumpir otra vez, para dar
de yogar y de amar y se herir, de folgar y extasiar y yacer, al aún turbulento;
de beber, de placer y soñar –pero nunca en jamás le saciar-,
al de solo de ensueños y fervor y furor y de ardor y de amor y de sedes opulento.

Yo siempre siento lo que doy en pensar.

Yo siempre siento lo que doy en pensar.
Yo siempre pienso lo que doy en sentir. Siempre siento
lo que doy –al azar- en trovar e idear, en soñar y ensoñar e imaginar
y, -juglar,
ministril, minnesinger, trovador y poeta-, en fabular…
En fabular y fabular
con heces y color de fantasía, nébulas irisadas de ficción, sombras del divagar;
en fabular y fabular
con ácidos y sales y tósigos y tóxicos y filtros y heces y posos del pensamiento virulento.

Yo siempre siento lo que doy en pensar.
Yo cuento siempre como siento:
como siento y presiento sentir y presentir entre las venas, entre su red tentacular
hasta muy más –en lo profundo- de lo anímico y medular,
y como pienso cogitar, pensieroso-trascendente y soñar, ensoñar y vagar
-infraconsciente- hasta muy más allende (a la cima, a la sima) del befar, del zaherir,
de la locura en serio, del disparate, la bufonada, el esperpento.

Yo siempre pienso como siento,
yo siempre siento como cuento el invento y el intento y el portento del momento.

Todavía irrumpir, irrumpir otra vez, derramar,
emanar, dimanar, y –con ello- aromar. Aromar:
de zábila es, de sándalo, de amomo, la savia que me resta dispender…
Otra vez reverter,
con ello deterger, derruír, corroer: son ponzoñas letales las hieles que me falta propinar,
las hieles que me falta consumir…
Todavía irrumpir, irrumpir otra vez, otra vez irrumpir:
solo cuenta el minuto, sólo vale el momento en movimiento.
Sólo importa el instante del catar:
sólo importa el instante en que se toma, se posee y se goza al pasar:
y el efímero instante catar, saborear, gozar y disfrutar y poseer…
Todavía irrumpir.

Todavía irrumpir. Irrumpir otra vez… No ciar.
Todavía irrumpir. Siempre izar, no amainar.
Todavía irrumpir, irrumpir otra vez. No anclar en el recuento
de fazañas, proezas, de éxtasis y deliquios de dulce memorar,
de capitoso retrotraer,
de deleitable revivir…
Todavía irrumpir.
Irrumpir otra vez. No amainar. No ciar. Jamás anclar…:
menos –al pairo y en carena- enmohecer.
Aún menos, incurrir en el recuento de lo que pudo ser,
ni en el de empeños vanos y fallidos conatos, hechas de delinquir o de perder,
delusorias estancias, aciagas estadías, embaidores mirajes –de sollozo y lamento…-
Todavía irrumpir. No cejar. Todavía irrumpir.
Todavía, todavía irrumpir: si todo ha de finar,
todo de se abolir,
si todo ha de finar, de caducar y de periclitar y de parar
-memento- en el Memento.
Si todo ha de caer
en el no ser,
si todo ha de finar y concluir
en el se ir:
sabio es vivir viviendo a toda hora, toda hora, sabio es vivir, vivir.
Vivir el día ya, vivir al día desde la albada hasta el atardecer.
Vivir al día el día hasta el se echar
en cómodo decúbito y yacer.
Vivir al día el día sin cesar, sin cejar.
Sin cesar, sin cejar y erigir:
y erigir a lo efímero, de lo efímero, con lo efímero, perenne monumento.

Yo siempre vivo lo que siento,
yo siempre pienso como siento, yo siempre siento lo que cuento,
como invento y de intento:
con aromas y ritmos, melodías y pasmos del soñar –al azar-;
como invento y de intento:
con ácidos y sales, heces y posos y ponzoñas del pensamiento…
Como invento y de intento…
Para echarlo a volar y a danzar, a danzar y girar,
para echarlo a danzar,
a danzar y bogar y vagar,
a danzar y volar, parabolar, cabriolear y revolar
con el viento,
con el viento –que es viento para el viento,
por el viento, en el viento…
























(Fuente: Caína bella blog)

sábado, 20 de octubre de 2018

Gary Snyder


En cuanto a los poetas


En cuanto a los poetas
Los Poetas Tierra
Que escriben pequeños poemas,
No necesitan ayuda de nadie.

Los Poetas Aire
Dominan los vendavales más veloces
Y a veces se mecen en los torbellinos.
Poema tras poema,
Giran en el mismo impulso.
A cincuenta bajo cero
El gasóleo no fluye
Y el propano se queda en el tanque.
Los Poetas Fuego
Arden a cero absoluto
Amor fósil bombeado de nuevo.
El primer
Poeta Agua
Se quedó abajo seis años;
Estaba cubierto de algas.
La vida en su poema
Dejó millones de huellas
Pequeñas y distintas
Entrelazándose en el barro.
Con el Sol y la Luna
En el vientre,
El Poeta Espacio
Duerme.
No hay final para el cielo
Pero sus poemas,
Como gansos salvajes
Vuelan desde el confín.
Un Poeta Mente
Se queda en casa.
La casa está vacía
Y no tiene paredes.
El poema
Se ve desde todos los lados,
En todas partes,
A la vez.




(Fuente: Degeneración literaria)

viernes, 19 de octubre de 2018

Laura M. Coronel (Uruguay)




EN EL NOMBRE DE DIOS




El árbol vuelve al océano con su corteza que tiembla
Gime arrojado en un fósil de mamparas transparentes
Hay corales arrebatados al intenso calor de la humareda
El agua es un enigma de piel inalcanzable
Un largo aprendizaje de bronce y de madera
Un signo que asciende como una cabellera terrible
Un cuervo alejado del olor de la muerte

Un caballo surge a través de la pared
El espejo se oculta de miradas carnívoras
Solo puede escucharse el temblor de la luz
Con una viscosidad de ternura en cuclillas
Mientras peina mandrágoras de cabezas que viajan
En el nombre de dios y sus dados atroces.


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"Toda alegría es imposible"

jueves, 18 de octubre de 2018

Anne Carson


Ciudad Apóstol

Traducción de Juan Carlos Villavicencio






Después de tu muerte.
Todos los días corría el viento.
Todos los días.
Nos puso en contra como un muro.
Fuimos.
Gritando de lado el uno al otro.
A lo largo del camino.
Fue inútil.
Los espacios entre nosotros.
Se puso difícil.
Ellos son espacios vacíos.
Y sin embargo son sólidos.
Y negros y severos.
Como espacios entre los dientes.
De una anciana.
Lo sabías hace años.
Cuando ella estaba.
Hermosos los nervios que fluyen dentro de ella
            como un palacio de fuego.






en Plainwater, 1995



(Fuente:  Descontexto blog)









miércoles, 17 de octubre de 2018

Léo Ferré, (Mónaco, 1926 – Italia, 1993)




Con el tiempo

Con el tiempo...
con el tiempo va, todo se va.
Olvidamos la cara y olvidamos la voz.
Cuando el corazón ya no late,
no vale la pena seguir buscando,
hay que dejarlo ir... y así está bien.

Con el tiempo...
con el tiempo va, todo se va.
La otra, a la que adorábamos, que buscábamos bajo la lluvia.
La otra, a la que adivinábamos al desviar la mirada,
entre palabras, entre líneas y bajo la sombra de los ojos
de un juramento maquillado que va por la noche.
Con el tiempo todo se desvanece.

Con el tiempo...
con el tiempo va, todo se va.
Incluso los recuerdos más divertidos.
“Qué cara tenés...” —balbuceó en el gran almacén,
en los pasillos de la muerte, un sábado a la tarde,
cuando la ternura se va, por sí sola.

Con el tiempo...
con el tiempo va, todo se va.
La otra, a quien le creíamos los resfríos y cualquier cosa,
la otra, a la que dábamos el viento y las joyas,
por quien vendimos el alma a cambio de unos centavos,
y ante quien nos arrastramos como se arrastran los perros.
Con el tiempo... va… todo va bien.

Con el tiempo...
con el tiempo va, todo se va.
Olvidamos las pasiones y olvidamos las voces,
que nos decían en voz baja, las palabras de la gente:
“No vuelvas tarde a casa, y sobre todo, no tomes frío”

Con el tiempo...
con el tiempo va... ¡todo se va!
Y uno se siente canoso, como un caballo rendido,
y uno se siente congelado en un lecho de azar,
y uno se siente solo, pero tranquilo,
y uno se siente engañado por los años perdidos.
Entonces, en realidad, con el tiempo...
ya no se vuelve a amar.




Traducción Juan Luis Moreno Rojo



(Fuente: Caína bella blog)

Sakutarō Hagiwara (Japón, 1886-1942)


Enamorado del enamoramiento

Con la boca pintada, yo
besé el tronco de un tierno abedul blanco.
Yo, por más guapo que sea,
no tengo pechos como pelotas.
Mi cutis no esparce la fragancia de polvos finos.
Soy un infeliz marchitado.
Ay, ¡qué hombre tan pobre!
En este campo de estío temprano aromado,
en la arboleda fulgurante,
me puse ajustados guantes de color del cielo.
Me puse en la cadera algo parecido a un corsé,
me enhariné la nuca con polvo.
Así coqueteando sigilosamente
como hacen las muchachas
incliné la cabeza levemente,
besé el tronco de un joven abedul blanco.
Pintada la boca con el color de las rosas
abracé al alto árbol blanco.

Sakutarō Hagiwara, incluido en Antología de la poesía moderna del Japón (1868-1945) (UNAM, México, 2010, selec. y trad. de Atsuko Tanabe).



(Fuente: Asamblea de Palabras blog)

martes, 16 de octubre de 2018

Carlos Soto Román


Washington Square / La Plaza Sureste





El primer cementerio afroamericano de la ciudad guarda los restos de los desconocidos. Bautizada en honor a un revolucionario, sus finas hierbas y pastos tiernos fueron alguna vez amables con la fauna existente.
En el subsuelo, la tierra todavía esconde los secretos más oscuros de la fiebre amarilla, mientras que, en la superficie, el sitio del primer vuelo en las Américas será recordado como el lugar de mi último aterrizaje.
No creo que exista otro punto en la ciudad que sepa más sobre carne y los hedores de la putrefacción que solo el tiempo trae.
Arrojo las delgadas capas de mi piel en la llama eterna.
De pronto recuerdo a Kathy Change.
Dejar que el ego se consuma en la oscuridad para que otros puedan ver. Dejar que el cuerpo arda para iluminar.
en Estrategia de salida, 2018  
 
 
 
Fuente:  Descontexto
 
 
 










Osvaldo Lamborghini


Canción de la Madre Hogarth

Cuando más limpias te parezcan
Las aguas del lago
Y aún cuando creas
Rebosar de plenitud
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga

Cuando contemples
Con mirada ascendente y pura
El triunfo de los pájaros
Y la derrota de las olas
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga

Cuando vayas al encuentro
De la amada o el amado
Sintiéndote seguro
Del esplendor de sus pupilas
Igual recuérdame
Yo soy tu proveedora de droga

Y no me abandones
Prematuramente
No te comportes
Como un ingrato
Recuérdame siempre
Yo soy tu proveedora de droga.

Horacio Aige


HUGO PADELETTI


Nadie sabe
de aquellas cosas
que ahora
son otras cosas.
De su algo
en abstención y estruendo.
Días claros
donde cada hormiga
cala toda hoja.
Y si es una vejez
en juventud,
…donde
toda tarde es ritornello,
en para cuándo…,
(¿y quién interroga,
y quién es el interrogado?)
si aquellas manos piensan,
que la rosa es para la rosa.
Difícil entonces
cada muerte vivir
porque nadie pone
estos versos al poeta
en sus límpidas desiertas manos,
de estaciones inciertas
dentro de las cuales,
todo tiempo es duro,
en la espera del poema
para el poeta.
Pero en duro recuerdo, certeza
o rareza,
crece, vasta la noche,
de raíz, horizontal,
o de muda voz, que desciende
mineral,
al origen del agua, inicial
y sobre el retorno, en tumulto,
multánime,
todo es espera,
regreso, aire,
vocal.
Por tu nombre,
campo plano, música,
yuyal
y para aquellas tardes últimas,
de ojos de tu madre meditando,
vuelve a pensar esa armonía Keats
por la tarde de Hampstead.
Todas meras cosas que dijiste,
digo, o se dicen
de antiguos plenos rumbos
ya casi extraños,
si te acercas o alejas
a las simples tenazas
que sostienen el anhelo
a todos los rostros
del futuro
en transición terrible
a lo más ajeno.

Paul Verlaine

Arte Poética


Prefiere la música a toda otra cosa,
persigue la sílaba impar, imprecisa,
más ágil y más soluble en la brisa,
que –libre de lastre– ni pesa ni posa.

Que vuestra palabra tenga un indeciso
y equívoco paso, si lo decidís.
Nada más hermoso que la canción gris,
donde lo indeciso se une a lo preciso.

Detrás de los velos, las miradas bellas.
En el mediodía, una luz que oscila.
Un cielo de otoño templado perfila
un confuso azul de claras estrellas.

Matiz, claroscuro, veladura sola.
Nada de color. Sólo los matices.
El matiz compone parejas felices
entre sueño y sueño, entre flauta y viola.

Aleja de ti la punta asesina,
la gracia cruel y el rictus de hielo,
que harían llorar los ojos del cielo
con todo ese ajo de mala cocina.

Coge la retórica y amordázala.
Sujeta la rima, y dale sentido
a esa carambola de vano sonido,
que, si la dejamos, ¿hasta dónde irá?

¡Ah, la sinrazón de la pobre rima!
¿Qué párvulo sordo, qué negro mochales,
nos forjó esa joya de cuatro reales
que suena a oropel hueco con la lima?

La música siempre, y en tono menor.
Que tu verso sea fugaz y suave,
sutil y ligero, como vuelo de ave
que busca otros cielos y otro nuevo amor.

Que tu verso sea la buena ventura
esparcida al aire de la madrugada,
que huele a tomillo y a menta granada…
Todo lo demás es literatura.





Traducción de Esteban Torre



Art poétique
 

De la musique avant toute chose,
Et pour cela préfère l'Impair
Plus vague et plus soluble dans l'air,
Sans rien en lui qui pèse ou qui pose.

Il faut aussi que tu n'ailles point
Choisir tes mots sans quelque méprise :
Rien de plus cher que la chanson grise
Où l'Indécis au Précis se joint.

C'est des beaux yeux derrière des voiles,
C'est le grand jour tremblant de midi,
C'est, par un ciel d'automne attiédi,
Le bleu fouillis des claires étoiles !

Car nous voulons la Nuance encor,
Pas la Couleur, rien que la nuance !
Oh ! la nuance seule fiance
Le rêve au rêve et la flûte au cor !

Fuis du plus loin la Pointe assassine,
L'Esprit cruel et le Rire impur,
Qui font pleurer les yeux de l'Azur,
Et tout cet ail de basse cuisine !

Prends l'éloquence et tords-lui son cou !
Tu feras bien, en train d'énergie,
De rendre un peu la Rime assagie.
Si l'on n'y veille, elle ira jusqu'où ?

O qui dira les torts de la Rime ?
Quel enfant sourd ou quel nègre fou
Nous a forgé ce bijou d'un sou
Qui sonne creux et faux sous la lime ?

De la musique encore et toujours !
Que ton vers soit la chose envolée
Qu'on sent qui fuit d'une âme en allée
Vers d'autres cieux à d'autres amours.

Que ton vers soit la bonne aventure
Eparse au vent crispé du matin
Qui va fleurant la menthe et le thym...
Et tout le reste est littérature.


(Fuente: Biblioteca Ignoria)