martes, 30 de octubre de 2018

Czeslaw Milosz (Polonia, 1911-2004)

Una canción sobre el fin del mundo


En el día del fin del mundo
Una abeja circunda un trébol,
Un pescador remienda una red resplandeciente.
Felices saltan delfines en el mar,
Por canaletas jóvenes gorriones juegan
Y la serpiente tiene piel de oro, como siempre debe ser.

El día del fin del mundo
Las mujeres caminan por los campos bajo sus paraguas,
Un borracho se vuelve somnoliento en el borde de un prado,
Vendedores ambulantes de vegetales gritan en la calle
Y un bote de vela amarilla se acerca a la isla,
La voz de un violín perdura en el aire
Y conduce hacia una noche estrellada.
Y aquellos que esperaban rayos y truenos
Están decepcionados.
Y los que esperaban señales y trompetas de arcángeles
No creen lo que está sucediendo ahora.
Mientras el sol y la luna estén arriba,
Mientras la abeja visite la rosa,
Mientras niños rosados nazcan
Nadie cree lo que está sucediendo ahora.
Sólo un viejo de cabello blanco, quien podría ser un profeta
Pero no es un profeta, porque está muy ocupado,
Repite mientras empaca sus tomates:
No habrá otro fin del mundo,
No habrá otro fin del mundo.




Traducción de León Blanco

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