miércoles, 3 de octubre de 2018

Blanca Varela (Perú, 1926-2009)

Camino a Babel


I

un alma sí un alma que anduvo por las ciudades
vestida de perro y de hombre
un alma de gaznápiro

pájaro errante que acostumbra anidar
a la intemperie a la hora precisa de
las catástrofes y de las grandes migraciones

pájaro de la urbe
pájaro de la cocina
escoria azul de la mañana que interrumpe
nuestras meditaciones nocturnas

un súbito un impensado un imperioso cacareo
de pajarraco solar encaramado en el árbol mañanero
que destila café instantáneo
y angustia
hiel áurea amarga conciencia ausencia
automática de dios inminencia de la mirada
extraña y delimitadora
orfandad amorosa



II

si yo encontrara un alma como la mía
eso no existe
pero sí la musiquilla dulzona y apocalíptica
anunciadora del contoneo atávico
sobre el hueco y el tembladeral

y la carne dormida
sobresaltada
mar perseguido mar aprisionado mar calzado
con botas de 7 leguas
7 colores 7 colores 7
cuerpo arco iris
cuerpo de 7 días y 7 noches
que son uno
camaleón blanco consumido en el fuego
de 7 lenguas capitales

mar settimana

cuerpo orilla de todo cuerpo

pentagrama de 7 notas exactas

repetidas constantes invariables

hasta la consumación del propio tiempo

ergo
1     detén la barca florida

2     hunde tu mano en la corriente

3     pregúntate a ti mismo

4     responde por los otros

5     muestra tu pecho

6     da de tu mar sediento

7     olvida

amén



III

pero sucede que llegó la primavera y decidimos echar
abajo techos y paredes sitio sitio para el cielo para
sus designios dormidos con los animales a campo raso
juntos el uno sobre el otro el uno en el otro.
soledad infinita del amor bajo toda luz.

y desperté a la mañana siguiente con su cabeza sobre mis
hombros ciega por sus ojos       bianca alucinatta tutta.

a césar lo que le pertenece y al cielo la espalda sacudida
por el amor y el temor y el tedio y la esperanza, etc.
pasó a toda máquina la primavera    pintando

la casa estaba intacta ordenada por sus fantasmas habituales.

el padre en el sitio del padre la madre en el sitio de la madre
y el caos bullendo en la blanca y rajada sopera familiar
hasta nuevo mandato



IV

y sucedió también que
fatigados los comediantes
se retiraron hasta la muerte
y las carpas del circo se abatieron ante el viento
implacable
de la realidad cotidiana.

y si me preguntan diré que he olvidado todo
que jamás estuve allí
que no tengo patria ni recuerdos
ni tiempo disponible para el tiempo.

que a veces
me despierta una mirada
que ávidamente se traga la oscuridad
y que esos ojos azules son restos de alguna luz
restos de algún naufragio
signos del deseo
y de la agonía del deseo.

y que nosotros
los poetas los amnésicos los tristes
los sobrevivientes de la vida
no caemos tan fácilmente en la trampa
y que pasado presente y futuro
son nuestro cuerpo
una cruz sin el éxtasis gratificante del calvario
y que no hay otra salida
sino la puerta de escape que nos entrega
a la enloquecedora jauría de nuestros sueños
nosotros o ellos
acertijo joker moneda perdida en el aire.
tibios temblorosos nonatos
sin estirpe ni prole
dispuestos siempre.



V

aquí un alto en la jornada al escoger una marcha militar
un sorbo de cualquier bebida gaseosa de preferencia
cerveza cualquier necesidad física al aire libre      cigarrillos
abandono y goma de mascar


VI

y cuando ya
en el piso del vértigo como una tórtola de ojos dulces y rojos
empollas
meciéndote en el andamio que cruje
qué puede importarte.
nada te toca
ni la nube cargada de eléctrica primavera
que envidiabas no hace mucho
ni el recuerdo satinado obsesivo
del pecho que te hechizaba desde lejos
ni los pregones callejeros
de la putañera fortuna
que te invitaba a bailar
algunas noches de ronda.
harta de timo y de milagros
de ensayar el trapecio hasta la parálisis
de la iniciación de cada día
de haberte tragado el sapo con la sopa
el sapo de la náusea pura
y el sapo de la náusea práctica
et alors.
ya no te queda nada
de los dones de las hadas
sino tu hipo melancólico
y tu ombligo pequeño y negro
que todavía no se borra
centro del mundo     centro del caos y de la eternidad
como las líneas de tu mano
por donde corren ríos inmemoriales
y cataratas de tus ojos al firmamento
como única urdimbre de la realidad
oro de lágrimas
y grima de oro
y tu lengua de mil traiciones
cerrada y dulcísima
como un dátil o una aceituna
como en las coplas de los ciegos
hay un relente obcecado de eternidad y miseria.



VII

ayúdame mantra purísima
divinidad del estómago y el píloro.

si golpeas infinitas veces tu cabeza
contra lo imposible
eres el imposible
el otro lado
el que llega
el que parte
el que entiende lo indecible
el santo del desierto que se traga la lengua
el que vuelve a nacer forzando a la madre
de su madre
el nadador contra la corriente
el que asciende de mar a río
de río a cielo
de cielo a luz
de luz a nada.



© herederos de Blanca Varela
de: El libro de barro y otros poemas. Instituto Nacional de Cultura. Lima. 2005

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