sábado, 6 de octubre de 2018

Sebastián Diez Casares (Chile, 1988)


ornamento y delito
no querrás mostrar
los atributos
de este poema
reserva
un jardín de malvarrosas
en el que no entre
nadie más
que tú
no hay comunicación
sin un secreto
acorazado
inefable
y aunque des pistas
de eso mentado
en la provenza
este invierno
no servirá sino
para podar
o cortar algunos
esquejes
de tu lengua.
*
por lo visto
no conoces a nadie
tan sólo hilas túneles
con ellos
la sombra es su túnica
su labia puro misterio
el túnel es peculiar
pues sin conocer
las afueras
sigue una trayectoria
de un aquí a un allá
a ciegas
como gusanos
o topos.
*
en tu jardín
de malvarrosas
no tocas las palabras,
las bordeas
ejecutas cortes
en los troncos
para leer sus vetas,
el tiempo vertical
o las líneas de tiza
en el piso
donde te acuclillas
y rezas
*
¿qué verás después,
cuando mueras?
el mismo patio pero sin mí
el árbol deshojado
que es tu esqueleto
como esta nieve
que cubre la entrada,
anuncia una tormenta
un aleteo de ramajes
un pelaje empolvado
sacudido por unas manos
como la gente
que emigra
poco a poco
de sus casas
por la mañana
y que a su modo
se baten
se dispersan
así también
el sonido y la electricidad,
replegados
entubados en frío
el silbido del afilador
de cuchillos en tu oreja
como un colibrí
que succiona el néctar
de las caléndulas
y la calle que se inunda
poco a poco
el trabajo y los días
se reanudan.
*
hace un tiempo
que imaginas
una fisura
en un cerámico
mahometano
o un desprendimiento
de ventisqueros
este es un arquetipo:
si unes dos puntos
resulta una diagonal
temblorosa
una fisura
un poema
*
veamos esta fisura en el mapa
o en la dermatitis del paisaje:
la ciudad es una costra
la provincia es piel
los centros neurálgicos
son fuentes de dolor
¿cuál sería la frontera
de este dolor?
en aquel viaje
de la polis al borde
viste un umbral
una quebrada
que la distinguía
viste árboles eremitas
en medio de pastizales
quizás algunos cm²
siguieran vírgenes
de la polinización
del pie humano
lugares que nadie
ha pisado jamás
sin rastro ni ausencia
tiene sentido,
pues, dedicarse
no a conquistar lo inhóspito,
sino a dejarlo en paz
las altas montañas,
los polos,
los manantiales
los pasos gastan,
el tránsito genera vacío
*
prefieres el jugo del caqui
a la textura del poliuretano
los palosantos
rompen la roca
y no la pómez
las liparitas
son sólidas
pero tan pausadas
que fingen elasticidad
rupículas
abrojos
ajonjolí
valeriana
si miraras una roca con un microscopio,
verías una superficie poblada de grietas
si perforaras un roquerío
hallarías allí pozas
de agua subterránea
que emergen
a través de él,
como los poros
de una esponja que sorbe
al revés
desbordando
acuíferos
diáklasis
limo
fidias
principios capilares de la naturaleza
muchas cordilleras,
como las rocosas o los alpes,
están cubiertas de frondas y bosques
alta humedad en el subsuelo
que emerge a la superficie
a través de la roca fisurada
veamos cómo funciona:
la parte superior de la grieta
está seca, y aunque los árboles
desprendan sus semillas en otoño
—precisamente al comienzo de las lluvias
éstas caen sobre los peñascos,
húmedos de goterones o nieve
sólo de junio a septiembre
las semillas incrustadas
en los poros de la roca
expulsan su primera
y pequeñísima raíz,
a la que llaman radical
ella penetra el granito
en busca de agua
como las escaramuzas
que se disipan por la mañana
al encuentro con el enemigo.
*
una malvarrosa
crece por milagro
en una grieta
el sol de invierno
parece helarla
más de lo que la alumbra
así se ve el cielo
en provincia:
un campo de hielo sur
o un caleidoscopio
cubierto de granizo
verás,
las cosas aquí son más difíciles
el jardín está helado
tan diminutas y tan frágiles somos
dicen las malvarrosas
que parecemos desempleadas
o en un paro general demasiado largo
cuyas demandas ya todas olvidamos
esa nieve oscurecida de lodo
que barre el vecino por la mañana
es la misma pátina helada y melancólica
de tu mente a esta hora
llena de ropa de cama tendida
que ondula al viento frío de un cráneo
bajas a colgar la ropa
a un sitio mortal
para recogerla luego
endurecida por el frío
ahora,
sobre esa nieve
caen los pétalos
del durazno en flor
*
si la nieve de la dinastía tang
pareciera levitar
la de provenza, en cambio, es un relave
pesado y albino
que se acumula en los pórticos
de caserones
basta cubrir la nieve con sal
para recrear un sitio habitable
y continuar con la performance
hacer de toda tu vida
una puesta en escena
no estaría mal
aunque actuar canse
―y vivir no menos―
la idea es administrar
el cansancio
descansar fatiga
el ocio es agotador
estas cosas inmóviles
se cansan por ti
o eres tú el que las cansa
allí las ves, impasibles
quietas en el alfeizar
*
si en la polis
se suda distinto
y la hora va
tres veces
más a prisa,
en provincia,
en cambio,
el poema se espuma
se pone camino de tierra
tan calle vacía
tan cerrado al almuerzo
el movimiento
del trabajo y los días
destiñe el metraje
como el cloro
refregado
el olvido, las arrugas
las genuflexiones
por cansancio
nos encanecen
las sienes y las cejas
envejecemos
y todo desaparece
menos los huesos
lo último en caer
serán las encías
*
lees enamorado a tanizaki
y piensas en el amor sucio
o al que no se le desprende la piel
el amor acumulativo, hacinado
¿por qué será que cloramos los elementos?
básicamente los nipones no pulen
sino cultivan esa capa de suciedad
las superficies oscuras y de ébano
son el aura material de los objetos
resina de tiempo
que se adhiere como un cebo
a las cosas
hay palabras similares
cubiertas de grasa y ácaros
y que al pronunciarlas
suenan puras
como
escaramuza
―jerga
militar
previa
a la guerra
a distancia
*
la propiedad privada
es intrascendente
a este tipo de amor
por la mañana
en la vulcanización
el metal sucio
hela y cala el hueso del maquinista
hasta electrificarle las venas
cubierto de petróleo
de noche nadie lo ve
al final del día
el descanso es luto:
silencio y vapor
el trabajo hecho:
un cadáver ornamentado
y a su alrededor
tazas humeantes de té
llegada la noche se contraen
se acumulan
como un vaso de leche
que se quiebra y al revés
en cámara lenta
―vemos cómo los mil pedazos
se reencarnan en el original
y lo blanco toma forma
de una dentadura o de fósil
retornan así a sus casas
poco a poco
y se comprimen
juntan sus cuerpos
los tapan con frazadas
algunos cubren
sus párpados
otros no duermen
sino meditan
a ojos cerrados
leen este poema
o hacen el amor


(Fuente:  Jámposter)
-
-

No hay comentarios:

Publicar un comentario