viernes, 31 de enero de 2020

Wafi Salih (Venezuela, 1965)


PRONUNCIAMOS EL LATIDO


¿Dime qué batalla
falta en las entrañas
sin Dios de la demencia?
Soles
embriagados
de noche
Enfilan
 hacia otro infierno
 el infierno
Vida
 llegas de vivir
tan lejos
Agrietas
el pecho de la luz
sin nadie.



PLEGARIA


¿Cuántas tumbas hay en el pecho de Dios?
Beirut
deshoja el lenguaje
de la tarde
en el humo
del café
Allí
Soles embriagados de más cielo
Abona
mi silencio
todo lo que se fue
Ancho camino de latidos
donde la hora no muere
Permanece algo
paralelo a la noche.
                                                        (CON EL íNDICE DE UNA LÁGRIMA)




                  He negado mi destino. Plegaria en vuelo, la arena, rasga  las vocales de  la fe,  arrodilladas  en la  sangre. Vértice de un infierno blanco, velo de seda, sacude las cimitarras.
                     Ramo de estrellas en discordia, poblándome el pecho.
                    No sé qué maldición sobre la roca astillada de mi vida, calcina transparencias.
                    Esto que fui, intacto en las paredes aéreas de los siglos brota más allá de la voz, en la noche que jamás termina. Desmorona entre nosotros, espacios sin piel como el insomnio. Soles líquidos sobre las dunas del Golán.
              Recoge Israel, sobre las líneas de mi mano,  el  cuerpo del Líbano en tus muertos.
                                                                                                    (El Dios de las Dunas)



                                 Atemporales los muertos, la brusca ternura de su presencia ida, golpea en el pecho, similar a un Sultán cuando hinca en el lomo blanco de su corcel las espuelas.
                                              Exceso de espesura sobrevive de ellos. Quietud ilimitada, copia el tormento en las ramas de sol. Ritual silencioso de la amargura.
                                              1973. ¿Ha muerto quién dentro de mí?  El desierto tenía la tez húmeda de pólvora, comparable a la grandeza ostentosa de un Califato. Deshace esta tarde de esfiges traídas en el paisaje litúrgico del agua, el simple acto de vivir.  Allí dibuja la borra del café, serpientes de triunfo, en el semblante de ángeles sin reino.
                                             Himnos del país inmolado por las arañas del alba, espejo ausente del devenir, pudre la luz, y el ver una rara propiedad de las arterias, proyecta este otro país sustituido por sus sombras.
                                                                                                      (El Dios de las Dunas)

Rano Raraku

Le dije




Nos conocimos hace
tiempo.

Por esa época lo usual
era emborracharme-

Al amanecer, al atardecer, al anochecer.

Sé que mis delirios
alcohólicos eran considerados poco
gratos ;

pero como estaba lejos de interesarme
por lo grato u ingrato de mis delirios
continuaba emborrachándome de la mejor
manera posible.

En ese momento nos conocimos.

Y ella, ella , por entonces aparentaba tener lo que aun
hoy se encuentra lejos de conseguir.

¿A quién puede interesarle aparentar
lo que se encuentra lejos de conseguir? – quise
saber.

Y añadí: ¡Es estúpido!

¡Pordioseramente estúpido!

¿Acaso no tiene un escritorzuelo por ladero?

Su amorcito colabora con el asunto de proveerle
una tajada de libertad
¿Es esa su desgracia? Quiero decir
¿Le agradaría fuera menos tolerante?

Forman una esplendente pareja -me dije –
Son el uno para el otro.

Si hasta sus amigos comentan:
‘Se los ve bien juntos. Sonríen
al regalarse el placentero
placer de un abrazo viernes en
la noche devoran pizza, corren a consumir
cerveza acompañada con marihuana.

Duermen largo y tendido después del sexo.
Compiten, imitan
e insisten en imitar como es habitual
y normal al
competir – e insistir en imitar…’ etc.

Forman una hermosa pareja-concluí-
cualquier cucaracha
moriría de envidia



De
http://www.alolargodelcaminorevisited.blogspot.com.ar

Jaime Pinos (Chile, 1970)


Documental




Vivir en este país
ha sido aprender a leer entre las mentiras

Se ha mentido mucho en este país
Se ha mentido tanto que las palabras ya no sirven
para llamar a las cosas por su nombre

Los verbos están confundidos
Los adjetivos están desgastados

Las palabras son lo más vivo que hay en nosotros
pero hemos tenido que aprender una lengua muerta
Aprender a usar las palabras para no decir nada
a dejar que el vacío hable en nosotros

El silencio es mejor lugar que ese vacío
Es mejor callar que aprender a mentir

Sólo los hechos permanecen frescos
y brotan desde el estiércol y las víctimas

La realidad tiene un tono
El trabajo de la poesía es encontrarlo




*       *       *




Recuerda


Es de noche
en el patio de la casa
su hija de tres años
salta una y otra vez
para alcanzar la luna
trata de tocarla
Abre sus pequeñas manos
alarga los brazos hacia el cielo

How high the moon

Aún no sabe que existe la muerte
Aún no sabe que existe el dinero

Salta una y otra vez
hacia la luna enorme
como si realmente
pudiera alcanzarla






                                                             2018



(Fuente: Descontexto) 

Rafael Cadenas (Venezuela, 1930)


  / Tres poemas, 2















6. Se creyó dueño
y ella lo obligó a la más honda encuesta,
a preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
y fue formando su rostro
con el mismo material del extravío, sin desechar nada,
y lo devolvió a los brazos del origen
como a quien se amó sin decírselo.

    Amante (1983)


Disyuntiva

     La naturaleza de la poesía
      es inintencionada.
             Goran Palm

Yo quería escribir
un poema,
luego tuve la intención
de no tener intención
y el poema se quedó allí
detenido,
atrapado,
carbonizado entre la chispa
de las dos intenciones
y aquí
lo dejo.





    Poemas selectos (2004)


Lo que no digo me persigue
se instala en el día,
lo corroe.
Ácido que iba a ser tinta
me azuza hacia adentro
donde se hastían mudeces.



    En torno a Basho y otros asuntos (2016)



(Fuente: Otra Iglesia es imposible)

Yves Bonnefoy (Francia, 1923-2016)


La salamandra III 

 

“¡Mírame, mírame correr hasta ti!”
Estoy cerca de ti, Douve, te alumbro. No hay nada entre nosotros más que esta lámpara de piedra, este poco de quieta oscuridad, nuestras manos que la sombra espera. Te quedas sorprendida, inmóvil salamandra.
Así te quedas, tras vivir el instante en que la carne más próxima transmuta en conocimiento.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

jueves, 30 de enero de 2020

Gabriela Kizer (Venezuela, 1964)


Mi primer novio solía llevarme al cementerio
para hacerse más liviana la compañía de su madre.
Mi primer amante solía llevarme al cementerio
para hacerse más liviana mi compañía.
Mi primer marido solía llevarme al cementerio
sin ninguna razón aparente.
Mi segundo amante manifestó siempre inconformidad
ante mi negativa de hacerle mantenimiento
a su sepulcro predilecto
desde la infancia.
Mi tercer amante enfureció y me llamó puritana
por no haber querido hacer el amor
sobre la losa de la que fuera su mujer.
Mi cuarto amante me echó de la casa tildándome de puta
mientras gritaba delante de toda la vecindad
que yo pertenecía a un tipo de mujeres
que debían haber nacido muertas.
Mi quinto amante jamás pudo comprender
que tuviese que dejarlo con urgencia
al enterarme de que invertía su dinero sobrante
en parcelas equidistantes e iguales.
Sé que aún hoy mantiene la sospecha de algún motivo oculto
y sigue expandiendo sus propiedades por diversos camposantos.
Supongo que yo también mantengo la sospecha de algún motivo oculto
que me ha llevado a heredar una casa propia,
un buen sofá y una habitación pequeña
donde a veces suelo preguntarme por qué los hombres
persisten en buscar mujeres vivas.




(Fuente: La Parada Poética)

Wisława Szymborska (Polonia, 1923 - 2012)


Estoy demasiado cerca



Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.



(Fuente: La Parada Poética)

miércoles, 29 de enero de 2020

Enrique Lihn (Chile, 1929 - 1988 )


Cámara de tortura







Su ayuda es mi sueldo
Su sueldo es la cuadratura de mí círculo,
que saco con los dedos para mantener su agilidad
Su calculadora es mi mano a la que le falta un dedo con
            el que me prevengo de los errores de cálculo
Su limosna es el capital con que me pongo cuando se la pido
Su aparición en el Paseo Ahumada es mi estreno en sociedad
Su sociedad es secreta en lo que toca a mi tribu
Su seguridad personal es mi falta de decisión
Su pañuelo en el bolsillo es mi bandera blanca
Su corbata es mi nudo gordiano
Su terno de Falabella es mi telón de fondo
Su zapato derecho es mi zapato izquierdo doce años después
La línea de su pantalón es el límite que yo no podría franquear aunque
            me disfrazara de usted después de empelotarlo a la fuerza
Su ascensión por la escalinata del Banco de Chile es mi sueño de Jacob
            por el que baja un ángel rubio y de alas pintadas a pagar, cuerpo
            a cuerpo, todas mis deudas
Su chequera es mi saco de papeles cuando me pego una volada
Su firma es mi entretención de analfabeto
Su dos más dos son cuatro es mi dos menos dos
Su ir y venir es mi laberinto en que yo rumiante me pierdo perseguido
            por una mosca
Su oficina es el entretelón en que se puede condenar a muerte mi nombre
            y su traspaso a otro cadáver que lo lleve en un país amigo
Su consultorio es mi cámara de tortura
Su cámara de tortura es el único hotel en que puedo ser recibido
            a cualquier hora sin previo aviso de su parte
Su orden es mi canto
Su lapicera eléctrica es lo que hace de mí un autor copioso un maldito
            iluminado o el cojonudo que muere pollo, según quien sea yo
            en ese momento
Su mala leche es mi sangre
Su patada en el culo es mi ascensión a los cielos que son lo que son
            y no lo que Dios quiere
Su tranquilidad es mi muerte por la espalda
Su libertad es mi perpétua
Su paz es la mía siempre y cuando yo goce de ella eternamente y usted
            de por vida
Su vida real es el fin de mi imaginación cuando me pego una volada
Su mujer es en tal caso mi gatita despanzurrada
Su mondadientes es ahora mi tenedor
Su tenedor es mi cuchara
Su cuchillo es mi tentación de degollarlo cuando me mamo un cogollo
Su policial es el guardián de mi impropiedad
Su ovejero es mi degollador a la puerta de su casa como si yo no fuera
            una maldita oveja extraviada
Su metralleta es mi novia con la que tiro en sueños
Su casco es el molde en el que vaciaron la cabeza de mi hijo cuando nazca
Su retreta es mi marcha nupcial
Su basural es mi panteón mientras no se lleven los cadáveres.




                                       en El Paseo Ahumada, 1983


(Fuente: Descontexto)

César Seco (Venezuela, 1959)



MALDOROR

 


Aparece
en una esquina de la página
sostenido por el humo del tabaco.
Detenido
aspirando consonantes
y expirando vocales con un silbo.
Una esdrújula emoción vuelta
en la frente pensamiento.
Cala hondo la mano en el suave
temblor del pantalón.
Acontecido de rayos surcando
el blanco de la hoja
y de vocablos encenderla.
Le veo en el instante de guardar
su libreta en el saco verde alga
que oculta sus harapos.
Su corazón toca en movimiento.
Le pide que apaciente deseos
que lo trizan y devoran en el súbito.
Lo he visto (antes de esto)
decir que le circunda gusano de tinta
milagroso dibujando incesante.
Lo he visto volverse atrás de espaldas
gendarme alquímico con sus manos
apartando el aire: borrado
en un breve zumbido hecho luz
en un cruel pan desmigajado.
No espera haber dicho otro algo
que lo no dicho y no obstante dado.
Solo por una esquina hacia la calle
que le circunda a vuelta de hoja,
por el enlozado de su presencia misma
sigue por la noche su ascendente sombra
que va a mi lado. -¿Eres tú Maldoror?-,
pregunta mi pupila ocupada
por su espanto. Y responde
el neblinoso diluir que en el pliegue
de la Nada asevera: -Estás hombre
en otro entorno de la página escrita-.
Orbe constelado de cifras se hunden
tus dos alas en el lodo.
Voluntad de pájaro aniquilada
en la piel subversiva de muchacho
dilatada en una nube.
Querube metamórfico, febril mirada
de cangrejo, letánico verbo,
tú, palabreado, caminando a un costado.
La palidez de tus arrugas, grito ahogado.
El pulpo y sus ventosas aprehendiendo
el instante de la tinta en el claro.
Abandonas la página despacito,
desnuda provisión vuelta colmo
del tintero acaecido.
Esbelta piedra, pan letrado.
Vuelo de águila en la promesa.
Escindida hoja en el espacio
anonímia celebrada en el paisaje
del sujeto recorrido vuelve a ser hoja,
sin una letra, todo silenciado.


para Ender Rodriguez

martes, 28 de enero de 2020

Julio Cortázar (Argentina, 1914 - 1984)






Las buenas conciencias


Sos así: inteligente, clara, refinada,
vivís en armonía con las gentes, las cosas y las plantas
que has elelgido despaciosamente,
rechazando sin ruido lo que quebraba el ritmo diurno,
la calma de tus noches.

Eso no significa que ignores este caos,
este fragor de sangre que llaman siglo veinte.

Al contrario, seguís muy de cerca
cosas como el racismo, el apartheid y las transnacionales,
la sangre en Argentina y Chile y Paraguay y etcétera.

Cada tarde a las seis comprás Le Monde
y te indignás sinceramente
porque todo es violencia, violación y mentira
en Dublín en Beirut en Santiago en Bangkok.

Y después cuando vienen Paulita y Juan y Pepe
les explicás con té y tostadas que esto no puede ser,
que cómo puede ser que esto sea así, y la mesa
se llena de protestas democráticas,
de migas humanísticas y Derechos Humanos (cf. Unesco).

Todos están de acuerdo, y todos sienten
que están del justo lado, que hay que aplastar a Pinochet,
pero curiosamente
ni ellos ni vos han hecho nunca nada
para ayudar (digamos, dieron plata, se solidarizaron
algunos con campañas periodísticas),
porque les lleva lo mejor del tiempo
aplastar al fascismo con perfectas razones silogísticas
y sentimientos impecables.
Es evidente que leer Le Monde
es ya un combate frente a los que leen el Figaro.

Lo importante es saber dónde está la verdad
y repetirlo y repetirlo cada día
a los mismos amigos en el mismo café.

Casi una militancia o poco menos,
casi un peligro porque en una de ésas
te oye un fascista y ahí nomás te fichan.

Oh, querida, ya es tarde,
andá a dormir pero antes, claro,
las últimas noticias. Mataron
a Orlando Letelier. Qué horror, verdad.

Esto no puede ser, esta violencia
tiene que terminar.

(Suena el teléfono, es Paulita
que acaba de enterarse).

Da gusto ver
cómo vos y tu gente paticipan
de la historia.

Vas a dormir tan mal, verdad, mejor quedarse oyendo música
hasta que venga el sueño de los justos.



(Papeles Inesperados, Ed. Alfaguara,2009)  

Francisco de Terrazas (México, 1525-1600)


¡Ay basas de marfil, vivo edificio... 

 

¡Ay basas de marfil, vivo edificio
obrado del artífice del cielo;
columnas de alabastro, que en el suelo
nos dais del bien supremo claro indicio.

¡Hermosos capiteles y artificio
del arco que aun de mí me pone celo!
¡Altar donde el tirano dios mozuelo
hiciera de sí mismo sacrificio!

¡Ay puerta de la gloria de Cupido,
y guarda de la flor más estimada
de cuantas en el mundo son ni han sido!,

sepamos hasta cuándo estáis cerrada
y el cristalino cielo es defendido
a quien jamás gustó fruta vedada.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Ursula K. Le Guin (EEUU, 1929 - 2018)




Invocación

 


Devuélveme mi lengua,
déjame hablar la lengua que me enseñaste.
Diré las grandes mentiras en tu honor,
alabándote sin nombrarte,
obedeciendo las leyes de la oscuridad y de la métrica.
¡Sólo déjame hablar mi lengua
en tu alabanza, silencio de los valles,
ribera norte de los ríos,
tercera cara esquiva,
vacío!
Déjame hablar la lengua materna
y cantaré tan fuerte que
las recién casadas y las viejas
bailarán al ritmo de mi canto
y las ovejas dejarán de pastar y las máquinas
se unirán en rueda para oír
en ciudades arrojadas al silencio
como un anillo de piedras erguidas:
¡Oh déjame tumbar las paredes cantando, Madre!


lunes, 27 de enero de 2020

Rainer María Rilke ((Praga, 1875 - Valmont, 1926)


A ti, oscuridad de la que vengo,
te amo más que a la llama
que limita el mundo
y brilla sólo
para algún círculo
fuera del cual ningún
ser sabe de ella.
Pero la oscuridad lo retiene todo:
formas y llamas, animales y a mí,
tal como los atrapa,
personas y poderes.
Y puede que una gran fuerza
cerca de mí se agite.
Creo en las noches.


Jorge Meretta (Uruguay, 1940 )


El tiempo…

el tiempo
se deviene en su reloj de polvo
agujas enloquecidas que no atinan
al número
igual
que esa muchacha que ha dejado su sombra
tendida
sobre la tierra para arropar al mundo

deletrea
en un charco de pájaros
sílabas de lluvia

y es
la suerte de un cuerpo repartido en gotas
que nadie junta


un pájaro…

un pájaro
en una rama abre cierra su pico
se esculpe en sucesivos golpes de pluma
y no le alcanzan

tiembla
en el apocalipsis de sus alas

y lo sigue intentando hasta que duerme


Praxis

1

Para Miguel Ángel, maestro, era sencillo:
detenerse al llegar a la piel
desamordazando un cuerpo del mármol.

En eso estoy contigo a oscuras.

2

Pero
cuando un beso se enlabia
no hay cuerpo
que resista su desnudo
ni desnudo
que a piel pueda llegar a cuerpo.

La sangre umbría.
El pulso fábula.

3

Nada se dice.
Nada se responde.

Te estoy mirando desnuda
(perdón el parpadeo)
esperando de tu cuerpo esa palabra
a la intemperie
con que golpear el ojo del silencio
que nunca pestañea.

Pero cuando mira, pesa, es mármol.


La hora exacta

No conozco otra espalda más deseada
que la de mi vecina
donde tiembla una larga trenza negra.

Todas las mañanas
sube por Juan Carlos Gómez a las 7
a trabajar
y aunque la iglesia aturde a campanadas
en el reloj
que cuelga de su espalda es
siempre las 6 en punto.



Edmundo Camargo Ferreira (Bolivia, 1936-1964)


Fantasma 

 

Aunque un día el ciego capitán
levante su nombre en un chorro de barba enmohecida
entre el polvo sacudiendo su crin
su osamenta de caballo invadiendo caminos
o la coraza huela a campanada lóbrega
desde las carabelas sulfúricas del pantano
sus voces se enroscarían en la punta
de torres agujereadas por la lluvia
se hundiría su seca espuela
en horizonte rojo como culebra venenosa
se clavaría su estrella roída
entre pájaros de cuencas saltadas
y él
destrozando las páginas del incunable
llegaría
coronando los cuervos
como un santo siniestro...


en Del tiempo de la muerte (1964), incluido en Poesía boliviana. Donde la nieve y los ríos son míticos. Antología esencial (Visor Libros, Madrid, 2015, selec. de Homero Carvalho Oliva).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

domingo, 26 de enero de 2020

Jacques Prévert (Francia, 1900 - 1977)


El tiempo perdido

Traducción de Juan Carlos Villavicencio






Frente a la puerta de la fábrica
el trabajador se detiene de repente
el buen tiempo le ha tirado la chaqueta
y cuando se vuelve
y mira al sol
todo rojo todo circular
sonriendo en su cielo plomo
le hace un guiño
con familiaridad
Dime camarada Sol
¿no encuentras
que es bastante imbécil
regalarle a un patrón
un día como este?


         en Paroles, 1946
(Fuente: Descontexto) 

Nicanor Parra (Chile, 1914 - 2018 )


Qué gana un viejo con hacer gimnasia


qué ganará con hablar por teléfono
qué ganará con hacerse famoso
qué gana un viejo con mirarse al espejo
Nada
hundirse cada vez más en el fango
Ya son las tres o cuatro de la madrugada
por qué no trata de quedarse dormido
pero no – déle con hacer gimnasia
déle con los llamaditos de larga distancia
déle con Bach
…………………..con Beethoven
………………………………………..con Tchaikovsky
déle con las miradas al espejo
déle con la obsesión de seguir respirando
lamentable – mejor apagara la luz
Viejo ridículo le dice su madre
eres exactamente igual a tu padre
él tampoco quería morir
Dios te dé vida para andar en auto
Dios te dé vida para hablar por teléfono
Dios te dé vida para respirar
Dios te dé vida para enterrar a tu madre
¡Te quedaste dormido viejo ridículo!
pero el anciano no piensa dormir
no confundir llorar con dormir

Bashar ibn Burd (Iraq, 714-783)


Salma

 

Vi a mis compañeros en Junasirat
paciente, una vez que el día estuvo alto,
y casi el corazón, de puro arrobo,
y por el largo enamoramiento, echó a volar.
Cuando apareció la boyada, recordé a Salma,
vino a mis labios cuando se esparció el almizcle.
Entre las gentes vi que era una moza
de maneras correctas, chica discreta,
de dientes refrescados por sonrisas, como si su boca,
un poco después del sueño,
hubiese sido abrazada por el vino.
Era como si nunca visitaras dientes pujantes,
ni tu amor en ellos encontrara jamás morada,
como si su corazón fuese una bola que rebota
por miedo a la separación,
¡si valiese de algo el cuidado!
Le aterroriza confiar cualquier secreto
por miedo a que las murmuraciones se ceben en él,
y es como si sus párpados hubieran sido picados
por espinas y el sueño no pudiera aposentarse.
Cuando el pregonero llama, casi ha pasado
la ansiedad de la separación, ¡si sirviese de algo!
Y las noches quisieron seguirse de otras noches
y que nunca jamás sea el día creado.
Y yo digo, mientras mi noche se hace eterna,
¿pero a la noche no le seguía el día?
Mis ojos se han vuelto extraños al sueño,
hasta tal punto que parecen sus párpados
demasiado pequeños para poder cerrarlos.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Jorge Nájar ( Pucallpa, Perú, 1946 )




Le pont au change
 

Qué hago aquí desnudo temblando
de frío / de calor
frente a las murallas de Lutecia
después de haber cruzado tantas llanuras
a pie a mano / riendo llorando.
Qué hago aquí con una ganas locas
de escribir una postal a mis amigos
y decirles el sol del mediodía
resplandece sobre el Sena
mientas un paraíso de alcohol
invade mi visión penetra en mi vida.
Y Le Pont au Change se desmorona
y caigo / y caigo
en brazos de la locura de la gendarmería
que exige el oro y el moro el sudor y el semen
y yo sonrío y fumo sin nada
salvo el fondo de una visión
en la que vuelo con las patas ardiendo
de tanto caminar con la boca abierta
observando el avance de las aguas
que devoran mi paraíso corroen
mi conciencia nuestros ritmos latinos
cuyos resplandores no dejan dormir
a los tunantes a los prósperos
tristes que ni las bestias soportan
Y tú / y yo
amigo César
estamos aquí a punto de creer
que en estos pantanos alguna vez
haya alumbrado faro más luminoso
que la candela natural el fuego
que nos protege y nos pone radiantes
frente a este pálido fulgor
que de lejos quema centenas de ojos
y de cerca sólo es artificio.
Oh Dios
no quiero cambiar mi luz en falsía
ni permanecer encendiendo faroles
en el invierno / en el verano
no quiero contar garbanzos toda la vida
sueño con un gorro multicolor
con el aire una colina en mis cabellos
un castillo embarcarme para no volver
a tropezar con vacía de barbero
suponiendo yelmo de Mambre
otra vida y no la pestilencia
que dejan las carrozas mientras resuena
el galope de los bárbaros que bajan
por la colina de Sainte Genevieve
Y me voy con ellos alucinado
mezclándolo todo el infierno
el cielo la tierra sin un sol
en los bolsillos la vida en blanco
mis pobres alas desplumadas quemadas
después de haber cruzado tantas llanuras
a pie a mano / riendo llorando
qué hago aquí desnudo temblando?

(Finibus terrae)




(Fuente: La Caína)

sábado, 25 de enero de 2020

Armado Uribe Arce (Chile, 1933 - 2020)


Críticas de la vida política





      1
Henos aquí, en la ratonera
del país que es un gato arestiniento
a la espera de vernos
acercarnos al queso y roerle la cáscara
para el zarpazo darnos en el cuello
y en seguida comernos, y al osario.
      2
Estamos no pertenecemos
al país donde estamos ¡esta no es Norteamérica!
y sin embargo hay edificios de Wall Street
(se pronuncia güólstrit), este es el caso:
se produjo la quiebra de todo, el golpe universal
de Estado, estamos entre los escombros
que quedaron, las féminas con cintas de colores
se pasean con tacos aguja, sus abuelas con palillos
tejen cartílagos y sus amantes de camisa con rayas
ya no usan pantalones y lucen espinillas atractivas
y los sexos se creen carismáticos.
      3
La dictadura
no fue un error, tiene apellidos,
como colas de rata o lagartija,
y su elenco de honor para asesinos
los regocija todavía, y dura
indefinidamente; no fue un malentendido
sino la voluntad de pasar una lija
de hierro por encima de los niños.
      4
El siniestro, el grotesco, el que conjuga
palabras al revés, y convierte a los hombres
en mujercitas asustadas de las sombras
de la noche, en siluetas recortadas
con tijeras negruzcas homicidas,
y las mujeres en mujer con barba,
ése no muere. Mueren los poetas, los artistas
y los adolescentes inocentes. Posan
para su pésima posteridad los torpes
ridículos y sórdidos malvados con su murga.
      5
Pellejos de testículo en la cara
cayendo en pliegues de mejillas
tiemblan mientras conversa el benemérito
con el agente al que le sobran
nalgas floridas de entre los cachetes
de su borroso rostro de rastrero.
      6
Ganaron los pederastas, dirigidos
por el tirano, y los homosexuales
se retiraron a sus retretes
derrotados, donde plegaron sus pañuelos
de narices, se soplaron los mocos,
bebieron sus orinas, los orines
en placas les cubrieron de la nuca a las nalgas,
y los grandes pederastas se cerraron el marrueco.
      7
Viejas atrocidades: novedosas
ex abominaciones: las componen:
latigazos del muslo al coxis: bandas
de acero al rojo blanco en los tobillos:
tatuajes de ideogramas en los senos:
sean de hombre o mujer: así se hicieron
las fortunas que hoy sirven a los hijos
de los torturadores y a las santas
madres para las lápidas que ponen
sobre sus tumbas repletas de rosas.
      8
Los políticos gesticulaciones
y taparse los ojos con las manos
torcer la boca en rictus o en sonrisa
y con los dedos de los pies poruña.
Dar de codazos y sus corpulencias
aplastar a los moros y cristianos
hermanos suyos y elevarse encima
de todos presidente papa jibia.
      9
Cuando se bota la ceniza
del cigarrillo si se mira
la brasa brota un monstruo
de fuego transitorio
pero feroz que quema
los ojos la garganta
las alfombras la casa
y el bosque y la pradera.
      10
La alcahueta política le saca punta al lápiz
jurídico, se lava los dientes y las uñas se escarba
y toda se adonosa, con enaguas
de encajes en el rodeo de abajo y en el margen
del escote. Toma su cartapacio con escritos
en defensa del monstruo psicópata político
y asiste a las sesiones de la Cámara.
Pasa tarjeta donde dice: Madama P., su casa.
      11
A los que se declaran católicos cristianos,
se hacen capillas en sus casas,
a ustedes los muy vanos,
que tienen experiencias místicas pero públicas,
nosotros les decimos, los pobres que retrucan
en el silencio: espérense no más
algunos años y verán, verán.
      12
Es un pañuelo de narices
mal doblado y arrúgase y aríscase
como las vísceras las víscidas
barbadas de los interiores
una modesta prótesis del hombre
arréase al bolsillo, están vencidas
sus tropas y lo reconocen.
      13
Pasa una infinidad de tiempo en las escuadras
proletarias y un día, viejo gastado, se percata
que siempre fue un burgués pequeño y dócil,
se afeita como todas las mañanas
con máquina gillete mellada y en el cutis
se hace una infinidad de cortes y no estanca
la sangre, y se da cuenta de que todo fue un equívoco.
      14
Tenía treinta y nueve
y se acabó mi vida.
Resucitado hacia clases
de lo que no sabía.
En país extranjero Extranjerías
visitaba, y compases
parecían las calles por las que uno se mueve
después de muerto, lejos, calles desconocidas.
      15
La mujer puerperal y el niño apenas
niño: ella se reclina y él se deja
acariciar sin saber quién es quiénes;
se oyen unos gruñidos: son las flemas
que lo dominan ya; su vida entera
recordará sin saberlo los tales parabienes.
      16
Los inmundos se ufanan
se refocilan los carnales
psíquicos, se abutagan,
se dicen que no hay Dios, que toda carne
es mortal y que muera el inocente
(pero ellos están vivos y envejecen
cortando flores y mandando
matar o con sus manos
limpiándose o rezando) a un dios de pana.
      17
Dicen los necios en su corazón
«no hay Dios», y es un descubrimiento
que en sí los regocija en el secreto
del corazón. Piensan los necios
-si tienen pensamiento- que no hay Dios
y se frotan las manos de contento.
en Las críticas de Chile, 1999 



(Fuente: Descontexto)

Adonis (Siria, 1930)


Espejo de una pregunta

 

Pregunté y me dijeron:
la rama cubierta de fuego es un pájaro,
y me dijeron que mi rostro era una ola
y el rostro del mundo espejos,
suspiros de marinero y faro.
Y vine.
Tinta era el mundo en mi camino
y cada estremecimiento una frase.
No sabía que entre nosotros
había un puente de hermandad,
de pasos de fuego y profecía.
No sabía que mi rostro
era un barco navegando en una chispa.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

Armando Uribe Arce (Chile, 1933 - 2020)


No te amo


No te amo, amo los celos que te tengo
son lo único tuyo que me queda,
los celos y la rabia que te tengo,
hidrófobo de ti me ahogo en vino.

No te amo, amo mis celos, esos celos
son lo único que me queda.

Cuando desaparezca en esos cielos
de odio te ladraré porque no vienes.

viernes, 24 de enero de 2020

Dylan Thomas (Gales, 1914 - 1953)



No entres suavemente en esa amable noche


No entres suavemente en esa amable noche,
La vejez debería arder y desvariar al acabarse día;
Rabia, rabia contra la luz que agoniza.
Aún cuando los sabios en su final reconozcan que la oscuridad es justa,
Porque sus palabras no atraparon relámpagos, ellos
No entran suavemente en esa amable noche.
Los buenos, que a último momento lloran por el brillo
Con que sus frágiles obras pudieron haber bailado en una verde bahía,
Rabian, rabian contra la luz que agoniza.
Los rebeldes, que atraparon y cantaron al sol en su vuelo,
Y aprenden muy tarde que llenaron de tristeza su camino,
No entran suavemente en esa amable noche.
Los severos, cercanos a la muerte, que ven con visión cegadora
Que los ojos ciegos podrían arder como meteoros y estar contentos,
Rabian, rabian contra la luz que agoniza.
Y tú, mi padre, allá en la altura triste,
Maldíceme ahora, bendíceme con lágrimas feroces, te suplico.
No entres suavemente en esa amable noche.
Rabia, rabia contra la luz que agoniza.


      Versión Isaías Garde


(Fuente: Altazor, Revista Lit.) 

Michel Houellebecq (Francia, 1956)



Se gime de sufrimiento o de placer
El grito es, así mismo, una síntesis.
Finalmente lo esencial es no dormir;
Unas veces nos destripamos, otras follamos.
En realidad, siempre supe que yo era menos resistente que tú; los recientes acontecimientos dan perfecta prueba de ello. Finalmente, lo más vulgar de ti, sigue siendo tu risa. Es el último rasgo que le faltaba a la abyección de tu personaje, pobre idiota.
Naturalmente, no sabemos amar
Como le escribía tu hermana a su hija
Tras su tercer aborto.
Es algo así como una especie de secreto
Perdido. Sin embargo, el sol brilla
Y los obispos pierden los dientes.
Para mí es evidente desde hace algunas semanas que las experiencias no enriquecen al ser humano, sino que lo merman, o más exactamente, lo destruyen. La gente reflexiona, saca la media, naturalmente, ésta tiende a cero, e incluso bastante rápido. Finalmente el mayor éxito de mi periplo terrestre habrá sido el no poder aprender, en ningún caso, nada de la vida.



***



Debemos desarrollar una actitud de no-resistencia al mundo;
Lo negativo es negativo,
Lo positivo es positivo,
Las cosas son.
Las cosas aparecen, se transforman.
Y luego cesan simplemente de existir;
El mundo exterior, en cierto modo, viene dado.
El ser perceptivo es parecido a un alga,
Una cosa repugnante y muy blanda,
Fundamentalmente femenina
Y es eso lo que debemos alcanzar
Si es que queremos hablar del mundo
Simplemente, hablar del mundo.
No hemos de parecernos a quien trata de plegar el mundo a sus
deseos,
A sus creencias
Pese a ello nos está permitido tener deseos,
E incluso creencias
En número limitado.
Después de todo, formamos parte del fenómeno,
Y, a título de ello, somos eminentemente respetables.
Como los lagartos.
Como los lagartos, nos calentamos al sol del fenómeno
Esperando la noche
Pero nosotros no nos batiremos,
Nosotros no debemos batirnos,
Nosotros estamos en la posición eterna del vencido.



***



Las antenas de televisión,
Como insectos receptivos,
Se enganchan en la piel de los cautivos
Los cautivos vuelven a sus casa.
Si tuviera ganas de ser feliz
Aprendería bailes de salón
O me compraría un balón
Como esos autistas maravillosos
Que sobreviven hasta los sesenta
Rodeados de juguetes de plástico
Experimentan alegrías auténticas,
No sienten ya el paso del tiempo.
Romanticismo de televisión,
Sexo caridad y vida social
Efecto de realidad integral
Y triunfo de la confusión.
(Fuente: El hombre aproximativo)

José Kozer (Cuba, 1940)


ARTE POÉTICA


Los
requisitos son precisos:
leer mil libros (cada
cinco años) vivir fuerte
en corta juventud,
morigerado (longevo)
el resto del tiempo,
conocer la sintaxis
(desbaratarla) dinero
suficiente (peliagudo
asunto) siendo que
dinero llama a dinero,
si mucho, acapara,
si poco agota (lo
exiguo, como todo
exceso, agobia).
Escabullirse, saber
(tras largo aprendizaje)
plagiar (mentir) (ocultar)
sentado o de pie se
hará obra completa...

Ósip Mandelshtam (Rusia, nacido en Polonia, 1891-1938)


Insomnio

Insomnio. Homero. Velas tersas.
He leído la lista de barcos hasta la mitad:
Esta larga manada, tren de grullas,
Que antaño se alzó sobre Hélade.
Como cuña de grullas en límites ajenos
Espuma divina en cabezas de reyes.
¿Adónde vais, aqueos? De no ser por Elena,
Decidme, Troya, ¿de qué os iba a servir?
El mar, Homero: todo lo mueve el amor.
¿A quién debo escuchar? Homero está callado;
Con elocuencia rebuscada suena el Mar Negro
Y se acerca a mi almohada con un pesado estruendo.

                                                                                    1915


  incluido en Poesía acmeísta rusa (Visor Libros, Madrid, 2013, ed. de Diana Myers, trad, de Amaya Lacasa y Rafael Ruiz de la Cuesta).


(Fuente: Asamblea de palabras)

jueves, 23 de enero de 2020

Bob Kaufman (EEUU, 1925 - 1986)


Memoria del jazz y la guerra: jazz, no lo escuches bajo tu propio riesgo


En el principio, en el húmedo,
Cálido y oscuro lugar
Se esfuerza por salir, arañando cables extraños
Al escuchar sus gritos, riendo
«Luego nos perdonamos, no lo sabíamos»
Algo de jazz secreto
Gritó, espera, no te vayas.
Impaciente, vinimos corriendo, inocentes
Riendo gotas de sangre & fe.
Para esta madre, padre mundo
Donde la risa parece fuera de lugar
Entonces aprendimos a llorar, complacidos
de que se pronunciaran humanos.
El secreto Jazz lanzó un suspiro
Algún sonido familiar gritó espera
Algunos son malvados, algunos odiarán.
«Solo Jazz, volviendo locamente a sonar»
Entonces nos apuramos & nos reímos.
Mientras empujábamos & agarrábamos
Mientras el jazz soplaba en la noche
De repente estaban demasiado ocupados para escuchar un sonido simple.
Estaban ocupados metiendo barro en la boca de los hombres,
Que estaban ocupados muriendo en la tierra viva
Ocupados ganando medallas, por matar niños en las esquinas desiertas
Ocupando a sus padres, violando a sus madres, humanos ocupados, nosotros
Ocupados quemando japoneses en coloratómicocinemascope
Con gritos estereofónicos,
Qué un salvaje cien por ciento sangre roja desperdiciaría el preciado tiempo
Escuchando jazz, con tantas cosas importantes sucediendo
Pero incluso los asesinos más aptos deben descansar
Así que se sentaron en nuestras prendas empapadas de sangre,
y escucharon jazz
Perdidos, inmersos en nuestros sueños de muerte
Estaban conmocionados por el sonido de la vida, desaparecido hace mucho de los nuestros
Estaban indignados al silbar, pensar, cantar, golpear, bailar,
Lo lloraron, lo abrazaron, lo besaron, lo amaron, lo unieron, lo bebimos,
Lo fumamos, comimos con él, dormimos con él
Hicieron que nuestras chicas lo vistieran para hacer el amor
En lugar de tontos vestidos de encaje,
Ahora en esos momentos terribles, cuando llegan los recuerdos oscuros
Los momentos secretos que no le admitimos a nadie
Cuando culpablemente nos arrastramos en el tiempo, alejándonos de nosotros mismos
Escuchan un sonido familiar,
Jazz, rascarse, cavar, azularse, jazz oscilante,
Y escucha,
Y siente, & muere.


*


En


En prisioneras esquinas de esperanzas embrionarias, ahogado en una lágrima de heroína.
En prisioneras esquinas de vuelos-de-parker para sonar los bolsillos llenos en el espacio.
En neuro-esquinas de cerebros desnudos & electrocirujanos desesperados.
En esquinas alcohólicas de discusión sin sentido & resacas históricas.
En esquinas de copos de maíz de televisión & la imponente América de rockwell.
En esquinas universitarias de intelecto a medida & abrecartas griegos.
En esquinas militares de megathon, muertes & anestesia universal.
En esquinas religiosas de limericks teológicos y
En esquinas de radio de grabaciones de un siglo & eventos estáticos.
En esquinas publicitarias de helado con punta de filtro & instantes instantáneos
En esquinas adolescentes de la seducción del cómic y guitarras corruptas,
En esquinas políticas de candidatos forajidos & mentiras rituales.
En esquinas cinematográficas de lassie & otros símbolos.
En esquinas intelectuales de la terapia conversacional & el miedo analizado.
En esquinas de periódicos con titulares sexys & cómics académicos.
En el amor las divididas esquinas del muera ahora pagan servicios mortuorios más tarde.
En las esquinas filosóficas de los desesperados semánticos & traficantes de ideas.
En las esquinas clase media de la pubertad escuela privada & las revueltas anatómicas.
En las esquinas ultrarreales de amor en montañas rusas abandonadas
En las esquinas solitarias del poeta con hojas caídas & ojos enmohecidos de profeta.


*


Poemas de la prisión, III


En un universo de celdas –Quién no está preso? Los carceleros.
En un mundo de hospitales –Quién no está enfermo? Los doctores.
Una sardina dorada está nadando en mi cabeza.
Oh, sabemos algunas cosas, hombre, sobre ciertas cosas
Como el jazz y las prisiones y Dios.
El sábado es un buen día para ir a prisión.




       Versiones de Diego L. García



(Fuente: Jampster)

Albert Tuges (España, 1947)



Estrategias para brindar en el cementerio



Con tantas flores en la boca, es imposible hablar y brindar, señala la novia muerta.

Por otra parte, ella no puede florecer si no tiene flores frescas en la boca.
El novio le extrae algunas de las flores, aquellas que ya se han marchitado. Merced a este vacío alrededor de las flores frescas, pueden hablar de sus cosas y brindar otra vez con un botellín de champán.
Ella bebe de la copa de cristal a pequeños sorbos, para que las flores no se mojen con el champán. Un poco de lluvia y agua de la fuente refrescan más las flores frescas.
Las flores que nacen en el cuerpo de la novia muerta, sólo necesitan un lugar de luz, unas gotas de lluvia y el eco del sonido de las palabras ausentes.

Y que alguien, de vez en cuando, corte les flores marchitas de la boca y abra un hueco entre las flores frescas para que el brindis sea bien aprovechado, y que no gotee la copa de champán fuera de los labios de la novia muerta.

De todos modos, no se pierde nada. Si alguna gota resbala burbujeando y se escapa al suelo, al día siguiente habrá en la tierra otra flor al lado de los labios de la novia muerta.
Ella, también, por delicadeza perdió la vida. La hojas y las flores lo adivinan, se inclinan sobre sus labios y perfuman el silencio. Las palabras ausentes repican en árboles y rocas. Resuenan más allá de los bosques, y los pájaros las cantan en el mar.




(Fuente: Poesía de El Toro de Barro)


Margarita Azurdia (Guatemala, 1931-1998)


Despertar en el paraíso...

 

Despertar en el paraíso
pero sin Adán
sola yo
reina
única dueña de mi ser
como debería ser
para soñar
y crearme
una imagen diferente
de mi serpiente.
 


  incluida en Para conjurar el sueño. Poetas guatemaltecas del siglo XX (Univ. Rafael Landívar, Guatemala, 1998, selec. de Anabella Acevedo y Aída Toledo). 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)