lunes, 31 de octubre de 2022

Tim Burton (EEUU, 1958)

 

La pesadilla antes de Navidad

Poema original de El extraño mundo de Jack / Traducción de Juan Carlos Villavicencio





 
 
Era tarde un otoño en la tierra de Halloween
y el aire era bastante escalofriante.
Enfrente de la luna un esqueleto se sentó,
Solo sobre un cerro.
Él era alto y delgado y tenía una corbata con forma de murciélago;
Jack Skellington era su nombre.
Estaba aburrido y cansado en la tierra de Halloween.

“Estoy harto del susto, del terror y del miedo.
Estoy cansado de ser algo que anda violento en la noche.
Estoy aburrido de mirar con lascivia mis horribles miradas
Y duelen mis pies de bailar aquellas danzas de esqueletos.
No me gustan los cementerios y necesito algo nuevo para mí.
Debe haber más vida que sólo dar alaridos como '¡Bu!'”

Entonces desde una tumba, con un rizo y un giro,
Apareció una neblina gimoteando, quejumbrosa y espectral.
Era un pequeño perro fantasma, con un débil y pequeño ladrido,
y una linterna-nariz con cara de calabaza brillando en la oscuridad.
Era el perro de Jack, Zero, el mejor amigo que tenía,
Pero Jack apenas lo notó, lo que puso triste a Zero.

Toda esa noche y durante el próximo día,
Jack vagó y caminó.
Él estaba completamente consternado.
Entonces en lo profundo del bosque, justo antes de la noche,
Jack encontró inesperadamente una asombrosa vista.
No a más de veinte pies del punto donde se encontraba
Habían tres macizas puertas talladas en el bosque.
Él se paró ante ellas, completamente atemorizado,
Fija su mirada quedó atónita por una puerta en especial.
Encantado y emocionado, con una leve sensación de inquietud,
Jack abrió la puerta a una nevisca blanca, ventosa.

Jack no lo sabía, pero había caído
en el centro de un lugar llamado Pueblo de Navidad.
Inmerso en la luz, Jack ya no estaba angustiado.
Finalmente había encontrado el sentimiento que quería.
Y para que sus amigos no pensaran que era un mentiroso,
Tomó las medias llenas de regalos que colgaban junto al fuego.
Tomó dulces y juguetes que estaban apilados en las repisas
Y una imagen de Santa con todos sus duendes.
Él tomó luces y ornamentos y la estrella del árbol,
Y del letrero del Pueblo de Navidad, tomó la gran letra N.

Agarró todo lo que burbujeaba o brillaba.
Tomó incluso un puñado de nieve.
Cogió todo y, sin ser visto,
Se llevó todo a Halloween.

De regreso en Halloween un grupo de pares de Jack
Miraron con asombro los recuerdos navideños.
Para esta maravillosa visión ninguno estuvo preparado.
La mayoría se emocionó, ¡aunque algunos quedaron
            bastante aterrados!

Durante los próximos días, mientras fulguraba y relampagueaba,
Jack se sentó solo y se preguntó obsesivamente.
“¿Por qué ellos esparcen risas y alegría
Mientras nosotros acechamos cementerios, esparciendo pánico
            y miedo?
Bueno, ¡yo podría ser Santa y podría esparcir alegría!
¿Por qué él tiene que hacerlo año a año?”
Ofendido por la injusticia, Jack pensó y pensó.
Luego él tuvo una idea: “Sí... sí... ¡por qué no!”

En el Pueblo de Navidad, Santa estaba haciendo algunos juguetes
Cuando entre el estruendo oyó un suave sonido.
Abrió la puerta y, para su sorpresa,
Vio extrañas pequeñas criaturas en raros disfraces,
Eran completamente feos y más bien pequeños.
Mientras abrían sus sacos, gritaban “¡Truco o trato!”
Luego un confundido Santa fue empujado dentro de un saco
Y llevado a Halloween para ver a Jack el adalid.

En Halloween se reunieron todos una vez más,
Nunca antes habían visto a Santa
Y mientras cautelosamente miraban al extraño viejo
Jack relató a Santa su plan maestro:
“Mi querido Sr. Claus, ¡pienso que es un crimen
Que tú tengas que ser Santa todo el tiempo!
Pero ahora yo daré regalos y esparciré alegría.
Estamos cambiando lugares, yo seré Santa este año.
Seré yo quien diga ¡Feliz navidad para ti!
Así podrás tenderte en mi ataúd , rechinar puertas y gritar: ‘¡Bu!’
Y por favor, Sr. Claus, no piense mal de mi plan,
Porque haré el mejor trabajo de Santa que yo pueda.”

Y aunque Jack y sus amigos pensaban que harían un buen trabajo,
Su idea de Navidad era bastante macabra aún.
Estaban preparados y listos en vísperas de Navidad
Cuando Jack amarró sus renos a su lustroso trineo-ataúd,
Pero en vísperas de Navidad cuando estaban a punto de empezar,
Una niebla de Halloween lentamente llegó.
Jack dijo, “No podemos irnos; esta niebla es demasiado espesa.
No habrá Navidad y no podré ser San Nicolás.”
Después una pequeña luz incandescente atravesó la niebla.
¿Qué podría ser?... ¡Era Zero, el perro de Jack!

Jack dijo, “Zero, con tu nariz tan brillante,
no guiarías esta noche mi trineo?”

Y era el gran sueño de Zero ser tan necesitado,
Así es que voló alegremente a la cabeza del equipo.
Y conforme el esquelético trineo comenzaba su viaje fantasmal
Jack carcajeaba, “Feliz Navidad a todos y a todos una buena noche!”

Ésa fue la pesadilla antes de Navidad y, por toda la casa,
Ni una criatura tuvo paz, ni siquiera un ratón.
Colgadas todas las medias en la chimenea con cuidado,
¡Cuando se abriesen esa mañana causarían un pánico total!
Los niños, todos abrigados tan cómodos en sus camas,
Tendrían pesadillas de monstruos y cráneos.
La luna que colgaba sobre la nieve recién caída
Arrojó un fantasmagórico velo mortuorio allá abajo sobre la ciudad
Y la risa de Santa Claus ahora sonó como gemidos,
Y las campanas tintinearon como huesos charlatanes.
Y qué aparecería ante sus ojos pensativos,
Si no un ataúd como trineo con el esqueleto de un ciervo.
Y un esquelético conductor tan feo y macabro
Que ellos supieron enseguida, ¡ése no puede ser San Nicolás!
De casa en casa, con una sincera alegría,
Jack felizmente repartía cada juguete y regalo.
De tejado en tejado él saltaba y brincaba,
¡Dejando regalos que parecían traídos de una cripta!
Ignorando que el mundo estaba en pánico y aterrado,
Jack felizmente desplegaba su estilo propio de alegría.

Visitó la casa de Susie y Dave;
Obtuvieron un “Gumby y Pokey” de la tumba.
Luego en el hogar de la pequeña Jane Neeman;
Obtuvo una muñeca por un demonio poseída.
Un monstruoso tren con tentáculos como vías,
Una morbosa marioneta empuñando un hacha,
Una planta come hombres disfrazada de guirnalda
Y un oso/vampiro de peluche con dientes del todo afilados.

Había gritos de terror, pero Jack no los escuchó
¡Estaba demasiado comprometido con su propio espíritu Navideño!
Jack finalmente miró hacia abajo desde sus oscuros y
            estrellados miedos
Y vio el alboroto, el ruido y la luz.
“Por esta razón están celebrando, ¡se ve tan divertido!
Están agradeciéndome por el buen trabajo que he hecho.”
Pero lo que pensó eran fuegos artificiales significando bondad
Eran balas y misiles que intentaban matar.
Luego en medio de la cortina de fuego de artillería,
Jack instó a Zero a ir más y más alto.
Y volaron lejos todos ellos como tormenta de un cardo
hasta que fueron golpeados por un bien teledirigido misil.
Y mientras caían en el cementerio, fuera de cualquier vista,
Fue escuchado: “Feliz Navidad a todos, y a todos una buena noche.”

Jack se subió a una gran cruz de piedra
Y desde ahí revisó su increíble pérdida.
“Pensé que podía ser Santa, tenía tanta fe”.
Jack estaba confundido y lleno de una gran pena.
No sabiendo hacia donde voltear, miró hacia el cielo
Y luego se desplomó sobre la tumba y comenzó a llorar.

Y mientras Zero y Jack permanecían deshechos en el suelo
De pronto oyeron un sonido familiar.

“Mi querido Jack,” dijo Santa, “aplaudo tu intento.
Sé que haber causado tales estragos no era lo que querías
Y por eso estás triste y sintiéndote bastante deprimido,
Pero arrebatar Navidad fue algo equivocado.
Espero que te des cuenta que Halloween es el lugar adecuado para ti.
Hay mucho más, Jack, que me gustaría decir,
Pero ahora debo apurarme, porque ya casi es Navidad.”
Después saltó dentro de su trineo y con el guiño de un ojo,
Dijo: “Feliz Navidad,” y les ofreció un buen adiós.

De vuelta a casa, Jack estuvo triste, pero luego, como en un sueño,
Santa trajo la Navidad a la tierra de Halloween.





1993






Traducción dedicada a Ignacia Viñes







The Nightmare before Christmas


It was late one fall in Halloweenland,/ and the air had quite a chill./ Against the moon a skeleton sat,/ alone upon a hill./ He was tall and thin with a bat bow tie;/ Jack Skellington was his name./ He was tired and bored in Halloweenland.// “I'm sick of the scaring, the terror, the fright./ I'm tired of being something that goes bump in the night./ I'm bored with leering my horrible glances,/ And my feet hurt from dancing those skeleton dances./ I don't like graveyards, and I need something new./ There must be more to life than just yelling, 'Boo!'"// Then out from a grave, with a curl and a twist,/ Came a whimpering, whining, spectral mist./ It was a little ghost dog, with a faint little bark,/ And a jack-o'-lantern nose that glowed in the dark./ It was Jack's dog, Zero, the best friend he had,/ But Jack hardly noticed, which made Zero sad.// All that night and through the next day,/ Jack wandered and walked./ He was filled with dismay./ Then deep in the forest, just before night,/ Jack came upon an amazing sight./ Not twenty feet from the spot where he stood/ Were three massive doorways carved in wood./ He stood before them, completely in awe,/ His gaze transfixed by one special door./ Entranced and excited, with a slight sense of worry,/ Jack opened the door to a white, windy flurry.// Jack didn't know it, but he'd fallen down/ In the middle of a place called Christmas Town!/ Immersed in the light, Jack was no longer haunted./ He had finally found the feeling he wanted./ And so that his friends wouldn't think him a liar,/ He took the present filled stockings that hung by the fire./ He took candy and toys that were stacked on the shelves/ And a picture of Santa with all of his elves./ He took lights and ornaments and the star from the tree,/ And from the Christmas Town sign, he took the big letter C.// He picked up everything that sparkled or glowed./ He even picked up a handful of snow./ He grabbed it all, and without being seen,/ He took it all back to Halloween.// Back in Halloween a group of Jack's peers/ Stared in amazement at his Christmas souvenires./ For this wondrous vision none were prepared./ Most were excited, though a few were quite scared!// For the next few days, while it lightninged and thundered,/ Jack sat alone and obsessively wondered./ “Why is it they get to spread laughter and cheer/ While we stalk the graveyards, spreading panic and fear?/ Well, I could be Santa, and I could spread cheer!/ Why does he get to do it year after year?”/ Outraged by injustice, Jack thought and he thought./ Then he got an idea. “Yes. . .yes. . .why not!”// In Christmas Town, Santa was making some toys/ When through the din he heard a soft noise./ He answered the door, and to his surprise,/ He saw weird little creatures in strange disguise./ They were altogether ugly and rather petite./ As they opened their sacks, they yelled, “Trick or treat!”/ Then a confused Santa was shoved into a sack/ And taken to Halloween to see mastermind Jack.// In Halloween everyone gathered once more,/ For they'd never seen a Santa before/ And as they cautiously gazed at this strange old man,/ Jack related to Santa his masterful plan:/ “My dear Mr. Claus, I think it's a crime/ That you've got to be Santa all of the time!/ But now I will give presents, and I will spread cheer./ We're changing places I'm Santa this year./ It is I who will say Merry Christmas to you!/ So you may lie in my coffin, creak doors, and yell, 'Boo!'/ And please, Mr. Claus, don't think ill of my plan./ For I'll do the best Santa job that I can.”// And though Jack and his friends thought they'd do a good job,/ Their idea of Christmas was still quite macabre./ They were packed up and ready on Christmas Eve day/ When Jack hitched his reindeer to his sleek coffin sleigh,/ But on Christmas Eve as they were about to begin,/ A Halloween fog slowly rolled in./ Jack said, “We can't leave; this fog's just too thick./ There will be no Christmas, and I can't be St. Nick.”/ Then a small glowing light pierced through the fog./ What could it be?. . .It was Zero, Jack's dog!// Jack said, “Zero, with your nose so bright,/ Won't you guide my sleigh tonight?”// And to be so needed was Zero's great dream,/ So he joyously flew to the head of the team./ And as the skeletal sleigh started its ghostly flight,/ Jack cackled, “Merry Christmas to all, and to all a good night!”// 'Twas the nightmare before Christmas, and all though the house,/ Not a creature was peaceful, not even a mouse./ The stockings all hung by the chimney with care,/ When opened that morning would cause quite a scare!/ The children, all nestled so snug in their beds,/ Would have nightmares of monsters and skeleton heads./ The moon that hung over the new-fallen snow/ Cast an eerie pall over the city below,/ And Santa Claus's laughter now sounded like groans,/ And the jingling bells like chattering bones./ And what to their wondering eyes should appear,/ But a coffin sleigh with skeleton deer./ And a skeletal driver so ugly and sick/ They knew in a moment, this can't be St. Nick!/ From house to house, with a true sense of joy,/ Jack happily issued each present and toy./ From rooftop to rooftop he jumped and he skipped,/ Leaving presents that seemed to be straight from a crypt!/ Unaware that the world was in panic and fear,/ Jack merrily spread his own brand of cheer.// He visited the house of Susie and Dave;/ They got a Gumby and Pokey from the grave./ Then on to the home of little Jane Neeman;/ She got a baby doll possessed by a demon./ A monstrous train with tentacle tracks,/ A ghoulish puppet wielding an ax,/ A man eating plant disguised as a wreath,/ And a vampire teddy bear with very sharp teeth.// There were screams of terror, but Jack didn't hear it,/ He was much too involved with his own Christmas spirit!/ Jack finally looked down from his dark, starry frights/ And saw the commotion, the noise, and the light./ “Why, they're celebrating, it looks like such fun!/ They're thanking me for the good job that I've done.”/ But what he thought were fireworks meant as goodwill/ Were bullets and missiles intended to kill./ Then amidst the barrage of artillery fire,/ Jack urged Zero to go higher and higher./ And away they all flew like the storm of a thistle,/ Until they were hit by a well guided missile./ And as they fell on the cemetery, way out of sight,/ Was heard, “Merry Christmas to all, and to all a good night.”// Jack pulled himself up on a large stone cross,/ And from there he reviewed his incredible loss./ “I thought I could be Santa, I had such belief”/ Jack was confused and filled with great grief./ Not knowing where to turn, he looked toward the sky,/ Then he slumped on the grave and he started to cry.// And as Zero and Jack lay crumpled on the ground,/ They suddenly heard a familiar sound.// “My dear Jack,” said Santa, “I applaud your intent./ I know wreaking such havoc was not what you meant./ And so you are sad and feeling quite blue,/ But taking over Christmas was the wrong thing to do./ I hope you realize Halloween's the right place for you./ There's a lot more, Jack, that I'd like to say,/ But now I must hurry, for it's almost Christmas day.”/ Then he jumped in his sleigh, and with a wink of an eye,/ He said, “Merry Christmas,” and he bid them good bye.// Back home, Jack was sad, but then, like a dream,/ Santa brought Christmas to the land of Halloween.//




(Fuente: Descontexto)



 

Jack Spicer (EEUU, 1925 - 1965)

 

Poema sin un sólo pájaro en él

 

 
 
 
 
¿Qué puedo decirte, cariño,
cuando me pides ayuda?
Ni siquiera conozco el futuro
o qué poesía
vamos a escribir.
Suicidarse. Enloquecer. Personas
mejores que tú y que yo lo han intentado
Te amé una vez pero
no conozco el futuro.
Sólo sé que en mis amigos amo la fuerza
y la grandeza
y odio la forma en que sus cuerpos se quiebran cuando mueren
y son comidos por imágenes.
Se acabó la diversión. Se acabó el picnic.
Enloquecer. Suicidarse. No quedará nada
después de que mueras o enloquezcas,
salvo la calma de la poesía.
 
(Fuente: El hombre aproximativo) 

 

Diego Colomba (Provincia de Buenos Aires, 1972)

 

 

Un cielo incierto
 

Hay que dejarle tierra a los pastos. Y vino a los meses tardos.
Pensás mientras truena el tractor y el viento se lleva el olor
a combustible. La mala tierra se satura de excrementos.
Muge el toro bajo el sol. Crispa el aire el yuyal espontáneo.
Soñás con quitarle la maleza al campo ocioso (quemarla
para que ardan los defectos). Con ahuyentar las pestes
que habitan por doquier. Si ya está el ganso haciendo daño
en la neblina. El pájaro insaciable que se espanta con el ruido.
Y el cuis parecido. La liebre. El sapo. El ratón que vive
bajo tierra y el topo ciego. Los gorgojos y las hormigas.
Como sombras que convergen en el fuego humildísimo
de un futuro en común.
.

 

Manuel Bandeira (Recife, Brasil, 1886 - Río de Janeiro, 1968)

 

El cactus

 

Ese cactus recordaba los gestos desesperados de las estatuas:

Lacoonte inmovilizado por las serpientes,

Ugolino y sus hijos famélicos.

Evocaba también la sequedad del Nordeste, carnaúbas, caatingas…

Era enorme, hasta para esta tierra de fecundidades excepcionales.


Un día una ventolera furiosa lo abatió de raíz.

El cactus cayó atravesado en la calle,

quebró los aleros del caserío de enfrente,

impidió el tránsito de los tranvías, los autos, las carretas,

reventó los cables eléctricos y durante veinticuatro horas

privó a la ciudad de iluminación y energía:


era hermoso, áspero, intratable.

 

(Fuente: Ezequiel Zaidenwerg)


Ángel Ortuño (México, 1969 - 2021)

 

El juicio final

 
 
Todo era cierto y yo
sólo hice el ridículo.
Por supuesto que había
platillos voladores e incluso jardineros
extraterrestres que
con exquisito gusto hacían esos diseños que nosotros,
neandertales
irredentos,
llamábamos
agrogramas, con uno de los muchos y torpísimos idiomas que tenemos pero 
que no merecen
ser considerados ni siquiera un estornudo
al lado de su música celeste.

Sigo.

Al fondo de ese lago escocés sí vivía un dinosaurio
que salía a pasear con Elvis por las noches, al amparo de ese
dispositivo de invisibilidad
que les regaló Margarita de Inglaterra feliz
por haberse follado a Mick Jagger cuando era joven y no ahorita, qué
asco!

(¿Podría, Señor Juez, pedirle a la reina Isabel que guarde compostura?)

Para no entretener con idioteces a Su valiosa eternidad, Señores
del Jurado,
en resumen no sé ni lo que dije y creo que sí creía pero me dediqué
a otras cosas.

Sólo espero clemencia.
Muchas gracias.

Me llega un mensaje: “Soy fulano, y quiero ser tu diputado…”.
Agoté las consultas a glosarios sadomaso (impresos y en línea) y todavía no 
entiendo qué placer obtendré haciéndole caso.
 
(Fuente: El hombre aproximativo) 

 

Adrienne Rich (Baltimore, EUA, 1929-Santa Cruz, EUA, 2012)

 

 

SUEÑO QUE SOY LA MUERTE DE ORFEO

 

Camino rápidamente a través de estrías de luz y oscuridad arrojadas bajo unos soportales.
Soy una mujer en la plenitud de la vida, con ciertos poderes
y esos poderes seriamente limitados
por autoridades cuyo rostro rara vez veo.
Soy una mujer en la plenitud de la vida
llevando a su poeta muerta en un Rolls-Royce negro
por un paisaje de crepúsculos y espinas.
Una mujer con cierta misión
que si obedece al pie de la letra la dejará intacta.
Una mujer con nervios de pantera
una mujer con contactos entre los Hell's Angels
una mujer que siente la plenitud de sus poderes
en el momento preciso en que no debe usarlos
una mujer que ha jurado ser lúcida
que ve a través del caos, del humeante fuego
de estas calles subterráneas
a su poeta muerta aprender a caminar hacia atrás contra el viento
en el lado equivocado del espejo
 
 
 
 
__________________
de "The Will of Change" (1971) en "Collected Poems 1950-2012", W. W. Norton, Nueva York, 2013. Versión de Jonio González. 




I DREAM I'M THE DEATH OF ORPHEUS

 

I am walking rapidly through striations of light and dark thrown under an arcade.
I am a woman in the prime of life, with certain powers
and those powers severely limited
by authorities whose faces I rarely see.
I am a woman in the prime of life
driving her dead poet in a black Rolls-Royce
through a landscape of twilight and thorns.
A woman with a certain mission
which if obeyed to the letter will leave her intact.
A woman with the nerves of a panther
a woman with contacts among Hell’s Angels
a woman feeling the fullness of her powers
at the precise moment when she must not use them
a woman sworn to lucidity
who sees through the mayhem, the smoky fires
of these underground streets
her dead poet learning to walk backward against the wind
on the wrong side of the mirror
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

Roque Dalton (El Salvador, 1935 - 1975)

 

 

ESTUDIO CON ALGO DE TEDIO


Clov: llora
–Hamm: Luego vive.
(Diálogo de Fin de Partida de Beckett.)
 

Tengo quince años y lloro por las noches.
 
Yo sé que ello no es en manera alguna peculiar
y que antes bien hay otras cosas en el mundo
más apropiadas para decíroslas cantando.
 
Sin embargo hoy he bebido vino por primera vez
y me he quedado desnudo en mis habitaciones para sorber la tarde
hecha minúsculos pedazos
por el reloj.
 
Pensar a solas duele. No hay nadie a quien golpear. No hay nadie
a quien dejar piadosamente perdonado.
Está uno y su cara. Uno y su cara
de santón farsante.
Surge la cicatriz que nadie ha visto nunca,
el gesto que escondemos todo el día,
el perfil insepulto que nos hará llorar y hundirnos
el día en que lo sepan todo las buenas gentes
y nos retiren el amor y el saludo hasta los pájaros.
 
Tengo quince años de cansarme
y lloro por las noches para fingir que vivo.
En ocasiones, cansado de las lágrimas,
hasta sueño que vivo.
 
Puede ser que vosotros no entendáis lo que son estas cosas.
 
Os habla, más que yo, mi primer vino mientras la piel que
sufro bebe sombra
 
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

Antonio Rigo (Palma de Mallorca, 1957)

 

Árboles (Fragmentos)


 

 

delicadamente

nada más tengo que hacer

en todo el día

corto la alcachofa

 

 

¿qué pájaro es ese que canta mi silencio?

¿qué árbol me vuela entre sus alas?

¿son ellos o soy yo el que está atento?



bajo la luna

el caracol

pinta de plata

las uñas

del acebuche



el mirlo

bebe un buche de agua

cuando no miro

 

 


mientras acontece

la abubilla

las malas hierbas

limpian las hierbas

malas de mi cuerpo



sin pretenderlo

salirse del mundo

tras su vuelo

¡mariposa!




¿qué me estará

diciendo el jazmín

que me deja

desnudo sin quererlo

aturdido de belleza

a las puertas

de no sé qué

misterio?







sentado bajo el algarrobo

antes de beberse la luna

oh lugares vacíos!




ahí está

pequeña, morada y pálpito.

este huerto, esa luz

procura armonía

a la cocina de nuestro estómago.

tú berenjena, catedral de la tierra







por un instante

la luna

la aceituna y

el avión

penden del mismo árbol



llueve

y así como llueve

se despoja

de sus ropajes

: piedra desnuda

entre dos árboles



¿qué me estará

diciendo el pájaro

que me arranca

el sueño de los dedos

y me pone alas

en los ojos y

me deja sin volar

a las puertas

de todo vuelo?




el gorrión

sobre la caña

de la tomatera

transformado

en cigüeña



qué oficio hermoso este

: a media mañana

cojo a Beryl en brazos

y nos vamos a hablar

con los árboles



después del tractor

la tierra

ensortijada de garzas



lo que no ocurre

es lo que sucede

todo el tiempo

: cómo no quererte

si eres luz

que camina







árboles

al sol,

hojas

de oro.

cómo juega

la luz conmigo



árboles

: oscura llama inflamada,

lengua cierta de la noche,

cuerpo de mi cuerpo

cuando no soy y

me dejo

entra la invisible luz

de su silencio




trastornado por la belleza

debo sentarme

para seguir escuchando

oh mirlo!

en tu negrura

toda la luz de este mundo





¿cuánto dura la lentitud?

la poesía: estar preparado

para no sé qué





debo haber estado

más de una hora

detenido entre los árboles.

después, de lejos

he venido a buscarme

y he regresado,

cabizbajo,

como avergonzado

de estar de nuevo

entre los hombres



en las ramas

más altas

el sol escribe

crepúsculo

de otoño





no sé si los pájaros

están llenos de vacío

o el vacío lleno

de pájaros,

en cualquier caso

la montaña y yo

estamos volando



acabo de nadar

sobre la luna llena

en el pequeño estanque



todavía de noche

te vistes tan lentamente

en el silencio

de la sala,

la camiseta interior

con tirantes de seda

oh el sujetador negro,

en tu rostro de madre

aún el sueño y

la nana de la luna,

después, las medias

y el vestido

e igual que al campo

calzan las flores,

los zapatos.

amanece el miércoles

y comienza el sol

a desliar la oscuridad

de los rincones.

y yo, atónito,

mudo en el museo

del asombro,

no a alcanzo entender

lo insólito

de toda esa belleza






en flor

bajo el ciruelo

la niña y el pájaro

son la misma cosa

: desmigan el sol

comparten el canto







salgo de casa

y entro en la luna







Antonio Rigo (Palma de Mallorca, 1957)

Escribe poesía. Ha publicado los siguientes libros: Luces de posición, Mujer triple, Poemas del polígono industrial (versión inglesa Lucía Graves), Página par, Parpadea y me habré ido, Poemas del aeropuerto, Días de radio y niebla, Pan con aceite y otros poemas, Poemas del bosque y de la lluvia, Poemas de la otra orilla, Masticando adelfa (poesía reunida 1991-2011), Álbum blanco, Poemas de la nevera, Elogio de lo cotidiano (aula literaria Jesús Delgado Valhondo) y aparece en numerosas antologías (Feroces, Voces del extremo, Antología universal de poemas de los árboles y el bosque, La casa del poeta, Hey Jack Kerouac…)

Árboles (fragmento) es una pequeña parte del libro en el que está trabajando los últimos cuatro años.

 

Ilustración de Teresa Chacón 

(Fuente: Voces del extremo)

 

Joao Cabral de Melo Neto (Brasil, 1920 - 1999)

 

 

El perro sin plumas

 
La ciudad es atravesada por el río
como una calle
es atravesada por un perro;
una fruta
por una espada.
 
El río a veces parecía
la mansa lengua de un perro,
a veces el vientre triste de un perro,
a veces el otro río
de acuoso paño sucio
de los ojos de un perro.
 
Aquel río
era como un perro sin plumas.
Nada sabía de la lluvia azul,
de la fuente de color de rosa,
del agua de la copa de agua,
del agua del cántaro,
de los peces de agua
de la brisa en el agua.
 
Sabía de los cangrejos
de lodo y herrumbre.
Sabía del barro
como de una mucosa.
Debía saber de los pulpos.
Sabía seguramente
de la mujer febril que habita en las ostras.
 
Aquel río
nunca se abre a los peces,
al brillo,
a la inquietud de navaja
que hay en los peces.
Nunca se abre en peces.
 
Ábrese en flores
pobres y negras
como negros.
Ábrese en una flora
sucia y más mendiga
que los mendigos negros.
 
Ábrese en mangles
de hojas duras y rizos
como un negro.
Liso como el vientre
de una cachorra preñada,
el río crece
sin reventar nunca.
 
Tiene el río
un parto invertebrado y fluente
como el de una cachorra.
 
Y nunca lo vi hervir
(como hierve el pan que fermenta).
En silencio,
el río carga con su fecundidad pobre,
grávido de tierra negra.
 
En silencio se da:
en capas de tierra negra,
en botas o guantes de tierra negra
para el pie o la mano
que moja.
 
 
(traducción: Pablo de Barco)
 
(Fuente: Hugo Toscadaray)

 

Joaquín O. Giannuzzi (Buenos Aires, 1924 - 2004)

 

.

TEXTO PARA UN CUARTO DE HOTEL

 

 

Señor pasajero:
No arroje preservativos por el inodoro.
Sea responsable después del amor,
evite un coágulo en las arterias de la Nación.
Llévelos consigo colmados de su jugo
y dónelos al banco de semen general.
Allá sabrán qué hacer con tanta
energía germinal, su derecho
a desmentir la muerte propia. Mientras tanto
confíe en su continuación personal
y en el porvenir de la especie.
Gracias por la colaboración: su gesto aplazará
el sollozo terminal que se atribuye al mundo.

 

 

 

JOAQUÍN O. GIANNUZZI (Buenos Aires, 29 de julio de 1924​ – Campo Quijano,​ 26 de enero de 2004). El poema pertenece al libro “Obra completa” Ediciones del Dock.

 

(Fuente: Aire nuestro)

Solmaz Sharif (Estambul, Turquía, 1983)

 

ahora qué 

 










 
 
 
Y entonces me senté en una mesa alta
en un hotel de Ohio
comiendo comida para llevar:
pan de queso

con mantequilla de ajo, sólo que no era
mantequilla sino, parcialmente,
soya hidrogenada,
aceite de frijol

y aceite regular de soya
y venía en un pequeño contenedor parecido
a una crema que tampoco es
lácteo.

Estados Unidos en 2019
significa un poema que tendrá que
tener lácteos que, en realidad,
no es

un lácteo. En Instagram: un hombre
ha comprado una foto que mide
diez pies por cuatro, del puente
que está a un costado

de donde vive, puente que puede ver afuera
desde su ventana, ventana que sirve como
un marco de diez pies
por cuatro.

No puedo sacudir mi
mente materialista. Dentro de la perfecta
y pequeña barra de mantequilla
de ajo,

sustitutos de obreros, de hoces,
campos de soya. Éramos curtidores
alguna vez empujados hasta el borde de
la ciudad,

por el hedor, las burbujas del recipiente
de carne y piel desprendiéndose,
antes cuando la ciudad tiró,
cubo

de cuero por cubo de cuero, su propia
agua de los pozos. Entonces trabajamos
en las cafeterías
de las

oficinas petroleras de
British. Entonces, la revolución—

Sencillo.

***

Versión de Adalberto García López
Círculo de Poesía

/

Now What


And so I sat at a tall table
in an Ohio hotel,
eating delivery:
cheese bread

with garlic butter, only it was
not butter, but partially
hydrogenated soy
bean oil

and regular soybean oil and it
came in a little tub like
creamer that’s also not
dairy.

America in 2019
means a poem will have to
contain dairy that is,
in fact,

not dairy. On Instagram: a man
has bought a ten foot by four
foot photo of a bridge
he lives

beside, bridge he can see just outside
his window, window which serves
as a ten foot by four
foot frame.

My materialist mind, I can’t
shake it. Within a perfect
little tub of garlic
butter,

a relief of workers, of sickles,
fields of soy. We were tanners
pushed to the edge of the
city

once, by the stench, the bubble of vats
of flesh and loosening skin,
back when the city pulled,
leather

bucket by leather bucket, its own
water from wells. Then we worked
the cafeterias
at the

petroleum offices of the
British. Then, revolution—

Simple.
 
 
(Fuente: La comparecencia infinita)


 

Gabriel Chávez Casazola (Sucre, Bolivia, 1972)

 

Dos poemas




 
Se busca   
 

Si alguien hubiera encontrado
un libro de los Cantos de Ezra Pound color verde
eléctrico, extraviado en la carretera antigua entre el valle
central y el altiplano
una noche de julio de 1992. 

Si alguien tuviera ese ejemplar
con poemas preciosamente traducidos
como aquél en que habla de los dedos de una mujer
que parecían una servilleta japonesa de papel o aquel otro
de Rihaku sobre la vieja esposa del mercader del río. 

-Tú viniste con zancos de madera jugando a los caballos,
caminaste junto a mi asiento, jugando con ciruelas azules… 

Si estuviera en la biblioteca de alguna persona
ese volumen con una fotografía de Ezra
con todas las arrugas, comisuras, todas las cicatrices
de la incomprensión
cuyo reverso es la locura. 

Si lo tuvieras tú, jamás lo hubieras abierto y al leer esto
decidieras hacerlo y encontraras adentro,
entre dos páginas,
tal vez marcando Portrait d’une femme,
que me recordaba a una novia de entonces,
una ingenua estampa de la Virgen niña con su Niño
en monocromo azul cerúleo
con una oración al dorso
que repetía cuando era feliz o estaba triste
en la edad de la alegría verdadera
y de la vera tristeza. 

Si encontraras ese libro habrías hallado
el muñón de un alma,
algo que se me extravió. 

No sabes lo que vale para mí ese ejemplar de los Cantos.
Si lo encuentras puedes quedártelo. Pero la estampa
-si aún está ahí-
remítemela, por favor. 

Los libros se extravían y se encuentran
pero el asombro (o la fe, que es lo mismo)
se pierden para siempre. 

-Hubo una hora iluminada por el sol, y los más altos dioses
no pueden jactarse de nada mejor
que de haber contemplado su paso a esa hora.
 
En esta u otras vidas tendrás tu recompensa.
 
 
 
El trabajo en lo echado a perder 
 

Veo el rostro de mi padre
-llamémoslo así-
figurado en una moneda

china, de esas de tirar el I King. 

Su rostro está delimitado por el perímetro de la
moneda, su cabello se
confunde con los trazos y arabescos
-¿o chinescos?-
de la parte superior, su bigote
con las volutas de la parte inferior. 

Dicen que lo fundamental en estas monedas,
su valor,
está en el centro
hueco como en la rueda del Tao,
donde lo importante no son los radios sino el vacío del eje
que permite a la rueda girar. 

En eso también esta moneda se parece a mi padre
-sigamos llamándolo así-
o al rostro de mi padre.
 
 

En Multiplicación del sol, Los Torreones, Bogotá, 2017 Vía Círculo de Poesía


Foto: Stéphane Chaumet/Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

Diane Wakoski (California, EEUU, 1937)

 

UN POEMA DE ESPERANDO AL REY DE ESPAÑA

 

 

 

 

LLEGA UN CARGAMENTO DE MANZANAS

DE GEORGE WASHINGTON

BAJO UNA TORMENTA DE NIEVE

 

para Steve Brown

 

Rosas en la nieve

que me sangran de los dedos me he cortado con una botella rota de clarete

y un vago recuerdo,

de ayer apenas,

de todos los azafranes de primavera,

el azul claro,

el blanco,

la genciana,

el amarillo,

cuya cabeza es mucho mayor que el cuerpo

porque apenas tienen tallo;

se mantienen así mucho más cerca del suelo,

por si nieva en abril.

 

Debo de haberme imaginado las rosas,

pero la sangre no.

La carne crujiente y blanca de las manzanas se revela en la mejilla colorada,

 

¿Y qué ha pasado esta noche en la montaña Thunder?

El Rey de España, al calor de la fogata,

pensaba en salmones, en truchas,

mientras el fuego se avivaba,

las judías hervían en el pote

y la nieve rodeaba también su abril.

 

Me pregunto cómo llevar todo eso a mi vida:

rosas,

la sangre de las rosas,

las primeras flores de la primavera y,

en la nieve de abril, el Rey de España, con su dorado jubón

y un diente de oro, al calor de la fogata,

en los bosques de América.

La montaña Thunder.

Oigo ese nombre a lo lejos

Y, aunque no me revela nada,

suma otra voz.

 

¿Y dónde está George Washington en todo esto?

¿Comiéndose una manzana en alguna parte?

¿Evitando así

la visita del médico?

 

 

 

Diane Wakoski

Esperando al Rey de España

 

Traducción de Eduardo Moga

 

               Bartleby Editores

 

              (Fuente: Papeles de Pablo Müller)