lunes, 24 de octubre de 2022

Laura Klein (Buenos Aires, 1958)

 

El poema de la leche

 




 
 
 
ningún aleteo propiamente en los occipitales : arrancada
la leche del vaso : no logra beber
el pequeño con pies en la arena dobla gasas
limpios pechos aguados por espinillas mal puestas
golpéanse : ningún rocío para la lengua
así creen calmar : por el vaso roto y la pulpa
sobre el maldito mosaico frío sin madre
ha hecho descendencia
así creen aplastar : la leche en la arena
ningún grito propiamente en el esfuerzo
agrega dolor : al esparcirse sobre tetillas secas
para los labios

la pesadumbre joven multiplica las arenas

creen callar : oh cosa ridícula
su temblor es una muletilla : desterrado el líquido
de la boca arrancado hacia el abandono corre
la leche fuera de los sacos ruines para labios
ninguna enfermedad propiamente : hinchados
de pequeños también sino se quedan solos : creen beber
cavan en la arena maestra una ubre llena
por los vidrios rotos vil de chupar
grita lo que grita : al volcarse sin éxito el alimento
se ve la mugre y atrás

dormidos y despiertos enloquecen las arenas

el músculo gris
ha hecho descendencia : ningún hijo propiamente
logra dormir : arrancados los lieder del aire guardado amargo
en pechos primerizos ineptos por curas de pie
en lugar de leche gasas blancas : así creen cobrar
el tiempo preso : de miedo de cervato : es el esfuerzo
mismo caldo de interiores? sobre tacañas tetas
ninguna risa exactamente enseña lo que da
hasta el dolor de encías : oh fina estulticia

si la promesa se cumple confunde las arenas

el diente del cabrito en el reparto
crea dolor : estropeada la leche : al servirse
de pechos coléricos en el esfuerzo
no provee : no logra ir : ningún alivio
para el pequeño con cabeza en la arena apila tazas
por el destete : así creen vengar
la decepción del cervato ante la cal nutricia
se llama leche propiamente : el líquido
insomne : pone en el yermo una voz : hacia el anidamiento
recupera lo que da : la impresión facial en la costura
ha hecho descendencia

el trigo falso multiplica las arenas

descarriada la leche de su taza : hacia el monte
por caerse de labios propiamente abiertos
vean lo que da : gasas grises
en lugar de blancas capaces de hartar
críanse : ningún pecho tutela el descanso
el ímpetu de amor influye : al menos si hubiera una barca
para quedarse absortos
oh cosa minúscula fecunda arriba de la arena
hasta que el líquido amanezca : sobrio y solo
repite lo que da : ningún lamento
al recoger la vigilia de los ojos

cuando la hierba crece imita las arenas

ningún placer de enanos
trenzando gasas escolares a la madrugada
logra reir : agriada la leche en su cuna
ha hecho descendencia
oh bonanza ciega : nadie apacigua
pueden echar su consuelo a las malezas : creen merecer
el cántaro y la fruta : en lugar del odre
encuentra : pechos narcóticos : al perdurar
el líquido en su bolsa
percude

también el tedio del sol en la rama llama a multiplicarse

así creen divertir : cayendo y empujando
tirándose arena en el plato limpio para el higo
escuchan : cómo tiembla el cervato
por el almíbar sin curso
pequeños labios rotos puestos juntos
ninguna alegría propiamente en el líquido bebido
a tiempo : ha hecho descendencia
así creen devolver : la leche a su pote original
al vaciar el balde
y rociar un poco la pesada carne
uno se maravilla

siempre que el mundo se arruina se multiplican las arenas
 

En  La bruta luz, Casi Incendio la Casa, 2009; La comedia de los panes, Hilos Editora, 2011


Foto: Edgardo Gómez/Laura Klein
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

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