miércoles, 28 de mayo de 2014

Philip Larkin (Reino Unido, 1922 - 1985)




Que éste sea el verso

© Traducción de Juan Carlos Villavicencio





Te cagan, tu mamá y papá.
Quizás no tengan la intención, pero lo hacen.
Te llenan con los defectos que tenían
Y agregan algo extra, sólo para ti.

Pero ellos fueron cagados a su vez
Por idiotas con sombreros y abrigos pasados de moda,
Que la mitad del tiempo eran sentimentaloides-severos
Y la otra mitad se tenían del cogote.

El hombre transmite miseria al hombre.
Se va ahondando como una placa costera.
Lárgate tan pronto como puedas,
Y no tengas tus propios niños.






1971



(Fuente: Descontexto)



domingo, 25 de mayo de 2014

Poemas de Fernando Pessoa


"No basta abrir la ventana...", de Alberto Caeiro

© Traducción de Juan Carlos Villavicencio



No basta abrir la ventana
Para ver los campos y el río.
No es suficiente no ser ciego
Para ver los árboles y las flores.
También es preciso no tener filosofía alguna.
Con filosofía no hay árboles: apenas hay ideas.
Hay sólo cada uno de nosotros, como una fosa.
Hay sólo una ventana cerrada, y todo el mundo allá afuera;
Y un sueño de lo que se podría ver si la ventana se abriese,
Que nunca es lo que se ve cuando se abre la ventana.


(Alberto Caeiro, uno de los heterónimos de Fernando Pessoa)








Não basta abrir a janela/ Para ver os campos e o rio./ Não é bastante não ser cego/ Para ver as árvores e as flores./ É preciso também não ter filosofia nenhuma./ Com filosofia não há árvores: há idéias apenas./ Há só cada um de nós, como uma cave./ Há só uma janela fechada, e todo o mundo lá fora;/ E um sonho do que se poderia ver se a janela se abrisse,/ Que nunca é o que se vê quando se abre a janela.//





viernes, 23 de mayo de 2014

Un poema de Fernando Pessoa


"Autopsicografía", de Fernando Pessoa

© Traducción de Juan Carlos Villavicencio




El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y los que leen lo que escribe,
En el dolor que leen sienten bien,
No los dos que él tenía,
Sino sólo el que ellos no tienen.
Y así en los rieles de la rueda
Gira, distrayendo la razón,
Ese tren a cuerda
Que se llama corazón.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Roque Dalton (Poeta salvadoreño)


Acta

En nombre de quienes lavan ropa ajena
(y expulsan de la blancura la mugre ajena).
En nombre de quienes cuidan hijos ajenos
(y venden su fuerza de trabajo
en forma de amor maternal y humillaciones).
En nombre de quienes habitan en vivienda ajena
(que ya no es vientre amable sino una tumba o cárcel).
En nombre de quienes comen mendrugos ajenos
(y aún los mastican con sentimiento de ladrón).
En nombre de quienes viven en un país ajeno
(las casas y las fábricas y los comercios
y las calles y las ciudades y los pueblos
y los ríos y los lagos y los volcanes y los montes
son siempre de otros
y por eso está allí la policía y la guardia
cuidándolos contra nosotros).
En nombre de quienes lo único que tienen
es hambre explotación enfermedades
sed de justicia y de agua
persecuciones condenas
soledad abandono opresión muerte.
Yo acuso a la propiedad privada
de privarnos de todo.

Un poema de Ezra Pound

Encargo


Vayan, canciones mías, al insatisfecho y al solitario,
vayan también al neurótico, vayan al esclavo de toda convención,
llévenles mi desprecio por sus opresores.
Vayan como una gran ola de agua fresca,
lleven mi desprecio por los opresores.

Hablen contra la opresión inconsciente,
hablen contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablen contra las ataduras,
vayan a la burguesa que está muriendo de hastío,
vayan a las mujeres de los barrios residenciales,
vayan a las horrorosamente casadas,
vayan a aquellas que disimulan su fracaso,
vayan a las desafortunadamente emparejadas,
vayan a la esposa comprada,
vayan a la mujer comprometida.

Vayan a aquellos que tienen una delicada lujuria,
vayan a aquellos cuyos delicados deseos se frustraron,
vayan como una plaga sobre lo que es insulso en todo el mundo;
vayan con su filo contra esto,
refuercen las sutiles cuerdas,
traigan confianza a las algas y tentáculos del alma.

Vayan de manera amistosa,
vayan con un discurso transparente.
Estén ansiosos de encontrar nuevos males y un nuevo bien,
estén en contra de todas las formas de opresión.
Vayan a quienes se han complicado con la mediana edad,
a quienes han perdido el interés.
Vayan a los adolescentes a quienes asfixia la familia…
¡Oh, qué horroroso es
ver tres generaciones de una Casa reunidas!
Es como un viejo árbol con brotes
y algunas ramas podridas y cayendo.

Salgan y desafíen la opinión,
vayan contra este vegetal cautiverio de la sangre.
Estén contra toda clase de perpetua herencia.
n Personae, 1926




 

jueves, 1 de mayo de 2014

César Vallejo (Perú, 1892 - París, 1938)


Mayo


Vierte el humo doméstico en la aurora
su sabor a rastrojo;
y canta, haciendo leña, la pastora
un salvaje aleluya!
Sepia y rojo.

Humo de la cocina, aperitivo
de gesta en este bravo amanecer.
El último lucero fugitivo
lo bebe, y, ebrio ya de su dulzor,
¡oh celeste zagal trasnochador!
se duerme entre un jirón de rosicler.
Hay ciertas ganas lindas de almorzar,
y beber del arroyo, y chivatear!
Aletear con el humo allá, en la altura;
o entregarse a los vientos otoñales
en pos de alguna Ruth sagrada, pura,
que nos brinde una espiga de ternura
bajo la hebraica unción de los trigales!
Hoz al hombro calmoso,
acre el gesto brioso,
va un joven labrador a Irichugo.
Y en cada brazo que parece yugo
se encrespa el férreo jugo palpitante
que en creador esfuerzo cuotidiano
chispea, como trágico diamante,
a través de los poros de la mano
que no ha bizantinado aún el guante.
Bajo un arco que forma verde aliso,
¡oh cruzada fecunda del andrajo!
La zagala que llora
su yaraví a la aurora,
recoge ¡oh Venus pobre!
frescos leños fragantes
en sus desnudos brazos arrogantes
esculpidos en cobre.
En tanto que un becerro,
perseguido del perro,
por la cuesta bravía
corre, ofrendando al floreciente día
un himno de Virgilio en su cencerro!
Delante de la choza
el indio abuelo fuma;
y el serrano crepúsculo de rosa,
el ara primitiva se sahúma
en el gas del tabaco.
Tal surge de la entraña fabulosa
de epopéyico huaco,
mítico aroma de broncíneos lotos,
el hilo azul de los alientos rotos!