miércoles, 1 de enero de 2020

Ezra Pound (EEUU)


Balada del Buen Compañero


Simón de Zelote pronuncia esto un tiempo después de la Crucifixión.
 
¿Hemos perdido al mejor compañero de todos
Por culpa de sacerdotes y el árbol del ahorcado?
Sí, amante era él de hombres fuertes,
Del mar abierto y de los barcos.
Cuando vinieron con soldados a buscar a Nuestro Hombre
Era agradable ver su sonrisa,
“¡Primero dejen que estos se vayan!”, dijo nuestro Buen Compañero,
“O los veré condenados”.
Sí, él nos liberó de las altas lanzas cruzadas,
Y el desprecio de su risa resonó libre,
“¿Por qué no me apresaron cuando caminaba
Sólo por la ciudad”, les preguntó.
Bebimos a su “Salud” el buen vino tinto
Cuando le hicimos compañía por última vez,
No era un sacerdote castrado el Buen Compañero,
Un hombre entre los hombres era él.
Lo he visto conducir a cientos de hombres
A su voluntad con un azote de sogas,
Para tomar la alta casa sagrada
Como posesión y tesoro.
No lo atraparán en un libro me parece,
Aunque ellos lo escriban astutamente;
Ningún ratón de los pergaminos fue el Buen Compañero,
Sino un amante del mar abierto.
Si creen que han atrapado a nuestro Buen Compañero
Son unos tontos hasta el último grado.
“Iré a la fiesta”, dijo nuestro Buen Compañero,
“Aunque termine en el árbol del ahorcado”.
“Ustedes me han visto curar ciegos y lisiados,
Y despertar a los muertos”, dijo,
“Verán algo que todo la ha de superar:
Así es cómo un hombre valiente muere en el árbol”.
Un hijo de Dios era el Buen Compañero
Nos pidió que fuéramos sus hermanos.
Lo he visto acobardar a miles de hombres.
Lo he visto sobre el árbol.
No lanzó ni un grito cuando le penetraron los clavos
Y la sangre se derramó libre y cálida,
Los sabuesos del rojo cielo aullaron
Pero él no lanzó ni un grito.
Lo he visto acobardar a miles de hombres
En las colinas de Galilea,
Ellos gemían mientras él caminaba tranquilo,
Con sus ojos grises como el océano.
Como el mar que no admite travesías
Con los vientos libres y desencadenados,
Como al mar que acobardó a Genereset
Cuando él de repente pronunció dos palabras.
Un maestro de los hombres era el Buen Compañero,
Amigo del viento y del mar,
Si creen que han matado a nuestro Buen Compañero
Son tontos para la eternidad.
Lo he visto comer miel de los panales
Luego de que lo clavaran al árbol.


Traducción de Juan Arabia.



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