Los anarquistas
No hay mas que uno entre cien y sin embargo existen;
la mayoría españoles, vaya a saber por qué,
uno creería que en España no los comprenden: los anarquistas.
Recibieron de todo: bofetadas y adoquines,
gritaron tan fuerte que pueden gritar aún,
tienen el corazón delante y sus sueños en medio,
y luego el alma corroída por dementes ideas.
No hay mas que uno entre cien y sin embargo existen,
la mayoría hijos de nada o hijos de muy poco,
que no se los ve jamás sino cuando se les teme: los anarquistas.
Han muerto ciento diez veces, ¿por cuál cosa y por qué?
Con el amor en el puño sobre la mesa o sobre nada,
con el aspecto terco que da la sangre derramada,
golpearon tan fuerte que pueden golpear aún.
No hay más que uno sobre cien y sin embargo existen,
Y si es necesario comenzar por recibir patadas,
no habrá que olvidar que ellos bajarán a las calles,
los anarquistas.
Tienen una bandera negra que se burla de la esperanza,
y la melancolía para avanzar en la vida,
cuchillos para cortar el pan de la amistad
y las armas enmohecidas para no olvidar
que sólo hay uno entre cien y sin embargo existen,
y que se mantienen firmes, codo a codo,
dichosos y por ello siempre en pie: los anarquistas
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