Instrucciones útiles para el duelo
Mantenedlo domado en el patio.
Algunas noches dejad la puerta abierta.
Subirá a la cama,
manchas densas en las sábanas
bocados en el pecho, en el cuello.
Lo oiréis aullar.
No lo encadenéis jamás.
Os conoce.
De manera más profunda de lo que jamás entenderéis.
Lo conocéis.
Es el cordón umbilical que os ata a la memoria.
Dormía bajo la mosquitera.
Cortaba en trozos las carnes de la muñeca
cuando se peleaban los padres
desgarraba las almohadas
cuando se retiraban los amados.
Con un único movimiento os come el corazón.
Jamás luchéis contra él,
ni durmáis con educados desconocidos en hoteles baratos
únicamente por no aguantar el ladrido rabioso.
Acariciadlo tiernamente, exponedlo públicamente.
Un paseo por el parque con la grieta abierta,
el cráter horizontal que borbotea, ayuda.
Y, sobre todo, no escribáis poemas.
Lo irritan:
Luego se revuelca en rosas negras.
En general, permaneced serenos y agradecidos.
No olvidéis.
El duelo existe para cubrir el vacío absoluto.
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