miércoles, 29 de septiembre de 2021

Marianne Moore (EEUU, 1887 - 1972)

 

La poesía



Sí, a mi también me disgusta: hay cosas importantes más allá
de toda esa tramoya.
Leyéndola, no obstante, con perfecto desprecio, uno descubre en
ella, después de todo, algún espacio para lo genuino.
Manos capaces de agarrar, ojos que pueden dilatarse, cabellos que se erizan
si es preciso, esas cosas son importantes, no porque
 
las imponga una enunciación grandilocuente sino porque son
útiles. Cuando eso deriva hacia lo ininteligible,
lo mismo puede ser dicho con respecto a nosotros, que
no admiramos aquello
que no podemos entender: el murciélago
colgando hacia abajo o en procura de algo
 
para comer, el empuje del elefante, la rodada de un caballo salvaje, un
lobo infatigable bajo un árbol, el critico impertérrito sacudiendo su piel como un caballo
picado por una pulga, el fanático del beisbol, el estadístico.
Ni es válido
discriminar los “papeles comerciales
y libros escolares”; todos esos fenómenos son importantes. Sin embargo, hay una distinción que
 
podemos hacer: cuando esto es expresado por poetas mediocres, el
resultado no es poesía,
hasta que nuestros poetas no sepan ser
“literalistas de la imaginación” por encima
de la insolencia y la trivialidad y puedan presentar a
 
examen “jardines imaginarios cuyos sapos sean reales”
no tendremos poesía.
Mientras tanto, si por un lado reclamás
la materia prima poética en toda su crudeza,
y por otro lado lo genuino, quiere decir que estás interesado en la poesía.

 

      Versión: Isaías Garde

 

 

(Fuente: Basta de texto) 

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