UN POEMA DE ENTRE TEMPORAL Y FRENTE
FRENTE DEL SILENCIO
Esta tarde te pido, compañero del trente antitético,
que no rompas mi condón con tus palabras,
que no dejes que tu espada negruzca atraviese
mi límpido pecho virgen todavía.
Te suplico
que no tientes a mi voz desnuda con morfemas,
que no permitas
que tus tinteros violen mis labios a cañonazos,
mucho menos hasta que la conjunción
de su temblor y mi miedo
haga que se me corran los versos.
Te suplico, además,
que no traspases mi silencio al comienzo del escrito.
Tan solo reclamo una elipsis,
una tierra de nadie donde acampar,
y a ser posible,
una ínfula de respeto que impida
que la ofensiva del bando corporal
arranque a mi piel
esa pueril postilla albina recién asentada
para teñir de sangre derramada
la ventana transparente del tiempo.
Te lo suplico,
y lo seguiré haciendo aunque ya haya sucedido;
aunque haga meses que mis poemas
hayan recorrido la desgarrada laringe de papel
para continuar con su lucha.
Aunque lleve semanas consintiéndoles revivir
cada noche
el dolor del combate original
y el placer del poema primogénito,
siempre en la búsqueda del afecto
en el circular campo de batalla.
Del goce de la literatura
a caballo entre la vida y la muerte:
en el encabalgamiento de armonías
entre temporal
y frente.
En: Entre temporal y frente
Papeles de Trasmoz
Olifante. Ediciones de Poesía
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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