/ Animula
"Brota de la mano de Dios el alma simple"
hacia un mundo chato de luces cambiantes y de ruido,
hacia la luz, la oscuridad, lo seco y lo húmedo, lo frío o lo caliente;
moviéndose entre patas de mesas y de sillas,
levantándose o cayéndose, tendiendo la mano hacia besos y juguetes,
avanzando audazmente, pronta a alarmarse,
refugiándose en el ángulo del codo y la rodilla,
ansiosa de ser calmada, complaciéndose
en el fragante esplendor del árbol de Navidad,
en el viento, el sol y el mar;
estudia el soleado diseño del piso
y los siervos corriendo en torno de una bandeja de plata;
confunde lo real y lo fantástico,
contenta con naipes y reyes y reinas,
con lo que hacen las hadas y dicen los sirvientes.
La pesada carga del alma que crece
desconcierta y agravia más de día en día;
de semana en semana desconcierta y agravia más
con los imperativos del "es y parece",
del se debe y no se debe, del deseo y la censura.
El dolor de vivir y la droga de los sueños
acurrucan el alma pequeña en el asiento adosado a la ventana
tras la Enciclopedia Británica.
Brota de la mano del tiempo el alma simple
indecisa y egoísta, deforme, tullida;
incapaz de avanzar o retirarse,
teniendo la cálida realidad, el bien ofrecido,
negando la porfía de la sangre,
sombra de sus propias sombras, espectro de su propia tiniebla,
dejando papeles desordenados en un cuarto polvoriento;
viviendo por primera vez el silencio después del Viático.
Rogad por Gutiérrez, ávido de velocidad y poder,
por Boudin, despedazado,
por el que amasó una gran fortuna,
y el que hizo lo que le dio la gana.
Rogad por Floret, destrozado por el mastín entre los tejos,
rogad por nosotros ahora y en la hora de nuestro nacimiento.
[Ariel Poems, 1927]
hacia un mundo chato de luces cambiantes y de ruido,
hacia la luz, la oscuridad, lo seco y lo húmedo, lo frío o lo caliente;
moviéndose entre patas de mesas y de sillas,
levantándose o cayéndose, tendiendo la mano hacia besos y juguetes,
avanzando audazmente, pronta a alarmarse,
refugiándose en el ángulo del codo y la rodilla,
ansiosa de ser calmada, complaciéndose
en el fragante esplendor del árbol de Navidad,
en el viento, el sol y el mar;
estudia el soleado diseño del piso
y los siervos corriendo en torno de una bandeja de plata;
confunde lo real y lo fantástico,
contenta con naipes y reyes y reinas,
con lo que hacen las hadas y dicen los sirvientes.
La pesada carga del alma que crece
desconcierta y agravia más de día en día;
de semana en semana desconcierta y agravia más
con los imperativos del "es y parece",
del se debe y no se debe, del deseo y la censura.
El dolor de vivir y la droga de los sueños
acurrucan el alma pequeña en el asiento adosado a la ventana
tras la Enciclopedia Británica.
Brota de la mano del tiempo el alma simple
indecisa y egoísta, deforme, tullida;
incapaz de avanzar o retirarse,
teniendo la cálida realidad, el bien ofrecido,
negando la porfía de la sangre,
sombra de sus propias sombras, espectro de su propia tiniebla,
dejando papeles desordenados en un cuarto polvoriento;
viviendo por primera vez el silencio después del Viático.
Rogad por Gutiérrez, ávido de velocidad y poder,
por Boudin, despedazado,
por el que amasó una gran fortuna,
y el que hizo lo que le dio la gana.
Rogad por Floret, destrozado por el mastín entre los tejos,
rogad por nosotros ahora y en la hora de nuestro nacimiento.
[Ariel Poems, 1927]
En Retrato de una dama y otros poemas. Versión y notas de Alberto Girri y Enrique Pezzoni, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1983
De la nota de Girri y Pezzoni: El verso famoso del emperador Adriano: O Animula vagula, blandula es, obviamente, el origen del título, pero el texto se inspira sin disimulo en Dante: Esce di mano a lui che la vagheggia / prima che sia, a guisa di fanciulla / che piangiendo e ridendo pargolleggia, // l'anima semplicetta che sa nulla (Purgatorio XVI: 85-88)*
* Sale de la mano de aquel que la contempla / antes que sea, como muchacha / que llorando y riendo balbucea, // el alma simplísima que no sabe nada (N. del Ad.)
Animula
'Issues from the hand of God, the simple soul' / To a flat world of changing lights and noise, / To light, dark, dry or damp, chilly or warm; / Moving between the legs of tables and of chairs, / Rising or falling, grasping at kisses and toys, / Advancing boldly, sudden to take alarm, / Retreating to the corner of arm and knee, / Eager to be reassured, taking pleasure / In the fragrant brilliance of the Christmas tree, / Pleasure in the wind, the sunlight and the sea; / Studies the sunlit pattern on the floor / And running stags around a silver tray; / Confounds the actual and the fanciful, / Content with playing-cards and kings and queens,/ What the fairies do and what the servants say. / The heavy burden of the growing soul / Perplexes and offends more, day by day; / Week by week, offends and perplexes more / With the imperatives of 'is and seems' / And may and may not, desire and control. / / The pain of living and the drug of dreams / Curl up the small soul in the window seat / Behind the Encyclopædia Britannica. / Issues from the hand of time the simple soul / Irresolute and selfish, misshapen, lame, / Unable to fare forward or retreat, / Fearing the warm reality, the offered good, / Denying the importunity of the blood, / Shadow of its own shadows, spectre in its own gloom, / Leaving disordered papers in a dusty room; / Living first in the silence after the viaticum. / / Pray for Guiterriez, avid of speed and power, / For Boudin, blown to pieces, / For this one who made a great fortune, / And that one who went his own way. / Pray for Floret, by the boarhound slain between the yew trees, / Pray for us now and at the hour of our birth.
Foto: Keystone Pictures/Poetry Foundation
(Fuente: Campo de maniobras)
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