lunes, 3 de septiembre de 2018

Miyó Vestrini (Francia, 1938 - Venezuela 1991)


La mayoría

Es cierto que en abril los lirios se pudren,
el trigo crece
y se manchan de sangre las dormilonas infantiles.
Todos nacimos en abril:
niños,
supimos que obedecer implicaba paz.
Adolescentes,
descubrimos el valor de la rendición condicionada.
Finalmente,
no morimos en el intento.
Ahora somos sumisos y secretos,
gordos de ojos saltones
y carnes blandas.
Preparamos palabras suculentas
que pasan por el molinillo de carne,
y un perro, bien educado,
espera para engullirlas.
Recién cogidos desafiantes,
meados a destiempo
y solemnes imberbes
ocupamos el primer lugar en las encuestas.
Somos lo que llaman
la mayoría.





Los viajeros

Agitamos la ternura anclada en los parques
como un insecto en una caja de plomo.

Nuestros caminos han perdido sus lagartos que
partían de los ríos hacia el asfalto rojo.
En algún lugar remoto
las fronteras juegan con los perros hambrientos.

Amamos los bancos devorados de piernas y el
muchacho negro que le silba a la niebla.

No obstante el grito se estrangula en nuestros dedos.
No obstante las iguanas cargadas de miel
se devoran en los surcos.

He aquí el llanto de los trenes que cruzan las
estaciones sin detenerse.

Y queremos partir sobre la cubierta de un monstruo.
Sobre las manchas de petróleo que flotan en el agua.
Sobre los halcones que no crecen en las esquinas.
Y nos quedamos,
aferrados silenciosamente al silbido del muchacho negro.




(Fuente: El Malpensante)

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