martes, 25 de septiembre de 2018

Francisao Layna Ranz (España)


Hace nada en los sonidos [2]

He visto la pena que ha dado Dios a los
hijos de los hombres para su tormento
(Eclesiastés, III, 10)

Usábamos, hace nada, herramientas y monedas.
Sabíamos las edades de la familia
y teníamos meses y la suerte de la mensurabilidad.
Ahora tan solo caminamos, casi seguro inútilmente.
Fabio: tienes una llaga entre las cejas
¿un estigma, o tal vez un ojo para la humedad de la entraña?
Salimos, hace nada, a buscar sonidos.
Vimos un intento de eclipse, alguna silueta,
cierta fosforescencia en las comisuras de la tarde.
Salimos, hace nada, a buscar sonidos,
el síntoma de un animal jamás nombrado, anterior a Dios.
Fabio reconoció el miedo entre una luz y otra.
Y aulló como lo hacían los condenados a perpetuidad.
Se calmó cuando le mencioné los días de la semana,
la ciudad y el invierno en su primeros cielos.
El perdón, me dijo mirándose las manos, y el rumor de las fuentes.

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