sábado, 22 de septiembre de 2018

Matti Rossi (Finlandia, 1934-2017)


 Tragedia finlandesa



Se hartó, se largó,
                 con sus pecados, con sus virtudes, el perro
       aulló mucho tiempo en la tumba, luego murió,
     como mueren los perros, de hambre.

La casa quedó vacía, la mujer
                 se había largado hacía tiempo
       con Fredrikson, los hijos
andaban por el mundo, uno hasta en Estados Unidos.

La familia sufría del pulmón y era propensa
                 a la locura, una de sus tías había visto a
       Jesucristo en el techo del almacén de patatas,
desde entonces esperaba la llegada de un novio.

Un tío suyo fue obrero en Kazajistán,
                 un viejo comunista,
       huyó de los blancos en 1918, se agenció
una chica alemana, construyó una sauna, le pegó
       fuego en plena borrachera y murió.

Los hijos se embarcaron, el uno
                 acuchilló al maquinista del barco en Estocolmo
       y aún está en la cárcel, el otro
perdió el juicio en las Azores, se fue a nado a Finlandia,
       no ha llegado a su destino.

A la hija la vieron por última vez en el Centro finlandés de Fitchburg
       con sus siete hijos; el marido.
       Lobo Cazador, había desenterrado el hacha de guerra,
       había asaltado un tren de whisky y está ahora
                 con Manitú.

Los serbales están en flor. Muchas bayas,
                 será un invierno crudo.
Los rosales silvestres trepan formando arco
por las paredes de la casa. La puerta está abierta, los zarapitos gritan
                 en la ciénaga.










(Fuente: Asamblrea de palabras)

No hay comentarios:

Publicar un comentario