viernes, 7 de septiembre de 2018

Juan del Encina (España, 1468-1529)


Mi libertad en sosiego


mi corazón descuidado,
sus muros y fortaleza
amores me la han cercado.
Razón y seso y cordura,
que tenía a mi mandado,
hicieron trato con ellos,
¡malamente me han burlado!
Y la fe, que era el alcaide,
las llaves les ha entregado;
combatieron por los ojos,
diéronse luego de grado,
entraron a escala vista,
con su vista han escalado,
subieron dos mil sospiros,
subió pasión y cuidado.
diciendo «¡Amores, amores!»,
su pendón han levantado.
Cuando quise defenderme,
ya estaba todo tomado;
hube de darme a presión
de grado, siendo forzado.
Agora, triste cativo,
de mí estoy enajenado;
cuando pienso libertarme,
hállome más cativado.
No tiene ningún concierto
la ley del enamorado;
del amor y su poder
no hay quien pueda ser librado.
 
 
 

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