lunes, 5 de noviembre de 2018

Alejandro Rubio (Argentina, 1967)


Iron Mountain
1.
Mi montaña de cobre,
mi montaña de zinc,
mi montaña de hierro,
sobre tu nube más alta descansa la cabeza mi señor
masticando.

1.
Crepúsculos salvajes de mi montaña,
sobre tus rosas y naranjas se ve flotar un globo
amarillo dependiente que no es un globo
sino una señal:
UNA GRAN TORMENTA ESTÁ POR LLEGAR.

0.
Mi montaña de oro,
en tus laderas trabajé y trabajé
en desmonte y caza menor
hasta que llegaron ellos.
Sos el corazón recóndito de mi terruño
y por eso me enfrenté, sacando fuerzas febles me enfrenté
a sus dragones y demonios del infierno
que cavaban y tragaban y expelían
tu propio tesoro.
Entre esos horrores yo corría
y me alborotaba, la melena hecha un fuego,
corriendo peligro mortal, estorbándolos,
hasta que en medio de puteadas y brazos en alto y silbatos
comprendí que eran máquinas, máquinas manejadas por hombres,
y por lo tanto frágiles:
pasibles de derrota.
Ha venido ayer el comisario a casa.
Es el progreso, dijo.
¿Progreso? ¿Progresa
el corazón recóndito de mi terruño?

1.
Montaña de litio,
el indiecito que te camina desde abajo
no te comprende.
Te comprende la Ciencia de la Geología,
te comprenden los que hacen cálculos.
El indiecito solo sabe
que a tu pie nació
lo mismo que sus padres y abuelos.
Ese es un conocimiento sobre él,
no sobre vos.
Si estuvieras de alguna forma animada,
¿a quién le darías la razón?

0.
Mi montaña de polietileno,
ya no crecerás más:
así lo ha dictaminado
un decreto municipal.
Eras ya muy alta,
hay que admitirlo.
Dicen que el suelo se desprecia con tu peso.
Nosotros no lo sabemos,
solo que eras fuente de pitanza y diversión
a nuestra manera.

0.
Mi montaña cuya cima solo toca
el cóndor proverbial, qué aplanada te veo.
Siglos de siglos han pasado desde la primera vez
y la erosión ha hecho su justa labor.
Ahora parecés un castillito de arena
amarronada, el próximo viento te llevará
lejos, hacia el mar.

1.
Mi montaña de escombros y ceniza,
ayer visité tu santuario
y puse una rosa junto a la foto
de una valiente bombera.
Te incendiaste como la biblioteca de Babel
y hoy vecinos y parientes rinden homenaje
a los uniformados muertos,
salvación de algunas viviendas.
Dicen que sos un misterio.
A mí que no me vengan con misterios.
-
-

No hay comentarios:

Publicar un comentario