A MI GATA CUYA SABIDURÍA GERMINÓ LA LUZ DE ESTE POEMA
Para Marianna.
Mi gata me dijo, hey
julius deja ya de querer
escribir mejor que Verástegui y vamos
a jugar
al parque.
Entonces bajamos las
escaleras negras herrumbrosas
De caracol. Observé
con amor cómo el payco
tímido, aunque absolutamente
restallante y
glauco, crecía. Nadie lo sembró,
pero ahí estaba
Ladeando sus hojas al viento. Mi gata era
filosófica y me explicaba que Dios
es un niño que ama jugar. Le señalé que,
según Goethe, debíamos seguir
a la naturaleza. Ella
se mató de risa. Me dijo que los simbolistas amaban las
nubes
dado
la transitoriedad de todo. “El vacío es
unidad sobre la ceniza
en la que bailan los números y el 1
es
potencia en la ecuación de la belleza” Anoté dos
versos y mi gata
me dijo
que la siguiera detrás de las
Lomas Amarillas. Llegamos al Río
Hablador, y unos niñitos
jugaban pelota
y otros intentaban
arrojar sus cometas al cielo. MI gata se sentó
cruzando las piernas,
arrancó un diente de león
y me
habló de wang wei
y de los poemas
como ejes temáticos
ensamblados
a la virtud del conocimiento. Le expliqué mis
últimas dudas estéticas
Y me ofreció
-moviendo
jeroglíficamente la cola-
tres opciones
para encaminar mi
trabajo. Volvimos a casa.
Le di su comida
Y empecé a escribir
este poema.
(Fuente: lenguaje Perú)
escaleras negras herrumbrosas
De caracol. Observé
con amor cómo el payco
tímido, aunque absolutamente
restallante y
glauco, crecía. Nadie lo sembró,
pero ahí estaba
Ladeando sus hojas al viento. Mi gata era
filosófica y me explicaba que Dios
es un niño que ama jugar. Le señalé que,
según Goethe, debíamos seguir
a la naturaleza. Ella
se mató de risa. Me dijo que los simbolistas amaban las
nubes
dado
la transitoriedad de todo. “El vacío es
unidad sobre la ceniza
en la que bailan los números y el 1
es
potencia en la ecuación de la belleza” Anoté dos
versos y mi gata
me dijo
que la siguiera detrás de las
Lomas Amarillas. Llegamos al Río
Hablador, y unos niñitos
jugaban pelota
y otros intentaban
arrojar sus cometas al cielo. MI gata se sentó
cruzando las piernas,
arrancó un diente de león
y me
habló de wang wei
y de los poemas
como ejes temáticos
ensamblados
a la virtud del conocimiento. Le expliqué mis
últimas dudas estéticas
Y me ofreció
-moviendo
jeroglíficamente la cola-
tres opciones
para encaminar mi
trabajo. Volvimos a casa.
Le di su comida
Y empecé a escribir
este poema.
(Fuente: lenguaje Perú)
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