miércoles, 24 de julio de 2019

Audre Lorde (EEUU)




PODER


La diferencia entre poesía y retórica
es estar lista para matar-
se una
en vez de matar a los hijos.
Estoy presa en un desierto de heridas de bala abiertas
y un nene muerto arrastra su cara negra
en pedazos hasta el borde de mi sueño
la sangre de sus mejillas agujereadas y de sus hombros
es el único líquido en kilómetros
y el estómago
se me revuelve de imaginar el sabor mientras
la boca se me parte en dos detrás de los labios secos
sin lealtad ni motivo
sedienta de la humedad de esa sangre
que se hunde en la blancura
del desierto en el que estoy perdida
sin imaginario ni magia
tratando de sacar poder del odio y la destrucción
tratando de curar con besos a mi hijo moribundo
solo que el sol le va a blanquear antes los huesos.
Un policía que en Queens abatió a un chico de diez años
se quedó parado al lado con las botas cubiertas de sangre infantil
y una voz decía “morite pendejo hijo de puta”
hay grabaciones que lo prueban. En el juicio
ese policía declaró en defensa propia
“No me di cuenta del tamaño ni de nada
más que el color”. Y
hay grabaciones que prueban eso también.
Hoy ese hombre blanco de 37 años
con 13 en la fuerza policial
quedó libre
gracias a once blancos que dijeron que ya estaban satisfechos
que se había hecho justicia
y a una Mujer Negra que dijo
“Me convencieron” queriendo decir
que arrastraron sus 4' 10'' de fotograma de mujer negra
por las brasas
de cuatro siglos de aprobación de macho blanco
antes de que soltara
el primer poder verdadero que había tenido
y se llenara de cemento el útero
para hacerle un cementerio a nuestros hijos.
No pude tocar la destrucción
que llevo adentro.
Pero a menos que aprenda a usar
la diferencia entre poesía y retórica
mi poder también se va a volver corrupto y venenoso como un moho
o a quedar laxo e inútil como un cable desconectado
y un día voy a agarrar mi enchufe adolescente
para conectarlo a la toma más cercana
y violar a una mujer blanca de 85 años
que es la madre de alguien
y mientras le pegue hasta dejarla inconsciente y le prenda fuego la cama
un coro griego va a cantar en ritmo de 3 por 4
“Pobrecita. Nunca le hizo mal a nadie. Qué bestias son”.







DÍA DE AÑO NUEVO


El día parece armado a las apuradas
como un regalo para mendigos agradecidos
aunque mejor eso que nada de atención
pero suenan las campanas
en ciudades que nunca visité
y mi nombre está grabado sobre puertas
que nunca vi
mientras extraía un carozo
o cualquier cosa tierna o fructífera
del centro de los días indistintos
me olvidé
de la caricia del sol
al abrirse paso en las mañanas sin compromisos
La noche está llena de mensajes
que no puedo leer
estoy demasiado ocupada olvidando
el aire como un pelaje sobre mi lengua
y estas lágrimas
que no provoca la tristeza
sino la arenilla de un viento ocasional
La lluvia me cae como brea en la piel
mi hijo agarra de la cena un corazón de pollo
y pregunta
¿esto ama?
los dedos diestros y sin maldad de los fantasmas
entresacan mi sueño y esconden
lo que sea de la tristeza
que algo me hubiera redituado
actúo con premeditación
y no le tengo miedo
a nada.



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(Traducción: Sandra Toro Smith en su blog "El Placard")


(Fuente:  Meta poesía blog)

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