viernes, 26 de abril de 2024

Ariel Williams (Trelew, Chubut, Argentina, 1967)

 

1
No siempre supe de mí como una sombra. Una vez usé zapatos
puntiagudos de cuero. Una vez vestí camisas blanquísimas
como una luz. Una vez conduje un automóvil reluciente.
Y aunque tampoco entonces los pelos se detenían, había
cortadores de pelos. Se les pagaba. Había iluminadores. Había
peladores de naranjas. Se les pagaba. Yo iba de persona en persona. Dormía en la oscuridad, pero no había cansancio. El cansancio era un invento de la pérdida. Mis zapatos sonaban en el aire del mundo. Podía dar zancadas ágiles. Estaba en el centro más
liviano de la vida.
 
2
Aprendí a nadar en un río verde que avanzaba por pozos de luz y
silencio. Los peces eran visiones repentinas en el barro.
Braceaba desde un puente rodeado de árboles de ramas negras
hasta donde el río daba al mar. Me acercaba con lentitud
a los sonidos de los pájaros marinos. Movía los brazos como
aspas. Me acercaba al olor a sal y había ahí como un cielo
moviéndose, avanzando y retrocediendo. Una tarde me pareció
ver en el fondo un pez con mi cara. El animal se detuvo un
instante a mirarme con sorpresa. Después dio un coletazo y
desapareció en la oscuridad.
 
 
(Fuente: Mario Nosotti)
 
3
Manejé a la luz de las estrellas. Colgaban sobre mí como astillas
quietas y frías de mica. A veces apagaba las luces del automóvil y
recorría la ciudad. Acelerando. Había fondas abiertas donde se podía
tomar vino o licor y seguir. No sé si buscaba la muerte o la vida.
Salía a la noche, al campo, a la ruta, a playas vacías. Aceleraba.
Las ruedas levantaban piedras del tamaño de una mano.
Si le pegaban a alguien, podían vaciarle la cara. No había nadie.
Tomaba ginebra. Volvía a la ciudad y entraba por las calles.
Hundía el acelerador en el vacío. Al desvestirme, sentía la camisa
empapada, como si me hubiera zambullido en un mar.
*
de "Notas de una sombra" (2014)

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