viernes, 26 de abril de 2024

Carmen Luz Bejarano (Acarí, 1933-Lima, 2002)

 

imagen sideral









Nos pueblan los antiguos
Lovecraft
tus pingüinos del alba casi ciegos
las nebulosas del terror
tus cangrejos asmáticos
las simas donde el hombre
se acuclilla con la muerte
las garras de los bosques
sus dislocados árboles
y lo invisible
ataca
golpea
desde el ojo del pez
o el tentáculo de agua

Sólo un sueño fugaz distrae las esferas
el horror de los tiempos
acecha las estrellas

permanece

desboca las montañas
se retuerce en los vientos

cae el color del cielo
y un tiempo sin agujas
acuchilla el espacio

A través de las sombras
las cerebrales pulpas
la red de los insomnios
sólo huella y latido

Pululan los antiguos
Lovecraft

y no en tus ojos perfil de las montañas
ni en tu soledad acerada de espejos
ni en las rutas del mar
que abrasaron tus algas

sus huellas contenidas
en un clamor de estrellas
más allá de tus pasos recorrieron caminos

Pululan los antiguos
y sus huellas atacan
la diaria condición del espejo
y su faz de reflejos
sus faros invisibles
fotografían gestos y silencios
Lovecraft
Lovecraft
tus antiguos distantes
agazapados en cáscaras astrales
de vez en cuando tan sólo
sus pezuñas hendían en celo el universo

Ahora nos habitan

Corpúsculos de luna amasijan la arcilla
y las algas trascienden
y el pez lunar aguarda

Ahora
invernaderos de cristal donde las vísceras
son universos de espera
Atado el cordón umbilical de los cohetes
alguien se bebe a sorbos las noches
del espacio
descascara los astros

Se derrumban los cielos en espirales
diáfanas
pero no hay inocencia en el color del cielo
nadie pone en el fuego su mano
por la hierba
por el río
o la imagen
por la silla
o el pez

En los frutos del árbol se alimentó
la especie
y el fuego de la espada
nos abre el infinito

escama el aire
un ovni
la sibila espacial
quién sabe
una gaviota
tal vez
sólo el silencio
que talla sus cristales

Lovecraft
Lovecraft
nos pueblan los antiguos
la medusa innombrable

mientras Narciso bebe en aguas siderales

(1970)

***

Noticias del interior
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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