DEBAJO DEL CIELO
está el fuego,
lo circunscribe, casi lo lame,
está muy cerca y sin embargo
el cielo nunca sufre el fuego.
El fuego son imágenes,
pequeños demonios negros
vistos en Jerusalén, en Babel,
en el respaldo de los tronos,
en la extesión de los cetros,
en la nuca de los arrodillados,
en las epístolas áureas del docto,
en el que tiende a lo perfecto,
en el que se ofrece como mucho,
en los que crían para nada,
en el que adquiere y pone precio,
en los que se sientan a la mesa,
en los que se niegan a servir,
en los que escriben de este fuego
escribiendo de consuelos y castigos.
Debajo del cielo está el fuego;
somos la madera, la sequedad,
el soplo que mantiene el fuego.
de LA PENITENCIA Y EL MÉRITO de Alberto GIRRI, 1957.
pequeños demonios negros
vistos en Jerusalén, en Babel,
en el respaldo de los tronos,
en la extesión de los cetros,
en la nuca de los arrodillados,
en las epístolas áureas del docto,
en el que tiende a lo perfecto,
en el que se ofrece como mucho,
en los que crían para nada,
en el que adquiere y pone precio,
en los que se sientan a la mesa,
en los que se niegan a servir,
en los que escriben de este fuego
escribiendo de consuelos y castigos.
Debajo del cielo está el fuego;
somos la madera, la sequedad,
el soplo que mantiene el fuego.
de LA PENITENCIA Y EL MÉRITO de Alberto GIRRI, 1957.
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