La voz
Por las avenidas del parque,
como una canica de cristal,
tu voz vibrante
se me adelanta.
Corre por los techos,
entre las hojas,
en el susurro del otoño
encuentra su música.
Frena de golpe
junto a ese banco
donde hay
un farol roto.
La risa de tu canica de cristal
lanza chispas
y de pronto el farol roto
se ilumina.
(1981)
El nacimiento del poema
Son pesados mis poemas:
piedras cuesta arriba.
Las llevaré
hasta el pie del monte,
caeré con el rostro en la hierba
no habrá lágrimas suficientes.
Romperé la estrofa
y llorará el verso.
La ortiga
se clavará con dolor
en mi mano.
La amargura del día
se convertirá en palabras.
(1982)
Mis poemas
Mis poemas se parecen
a un manojo de hilos
enredados por un niño.
Por la mañana intento
separarlos en hermosos ovillos.
¡Pero qué tarea absurda!
Ya al atardecer,
el piso, la pared, la calle, las casas,
todo confundido.
Mis poemas se parecen
a un largo manto de varios colores.
No, al camino
por el que haré rodar
mi ovillo, mi siglo...
Que un niño enrede los hilos,
no es posible ir por un camino recto.
Y con sólo un color no se puede
llenar el mundo entero.
Que mis palabras sean un acroíris.
(1985-1987)
En La infancia huyó de mí.
Trad. Natalia Litvinova
(Fuente: Eterna cadencia)
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