lunes, 31 de mayo de 2021

María Mercedes Carranza (Bogotá, Colombia, 1945 - 2003)

 

 

SI QUIERES AMOR

QUE SIGA SUS ANTOJOS

 

He olvidado los nombres de todos,

los nombres de mis muertos y los de mis hijos.

No reconozco los olores de mi casa

ni el sonido de la llave que gira en la puerta.

No recuerdo el metal de las voces más queridas

ni veo las cosas que mis ojos miran.

Las palabras suenan sin que yo comprenda,

soy extranjera por estas calles íntimas

y no hay dicha ni desdicha que me hieran.

He borrado mi historia de 40 años.

Te amo

 

SOBRAN LAS PALABRAS

 

Por traidora decidí hoy.

martes 24 de junio,

asesinar algunas palabras.

Amistad queda condenada

a la hoguera, por hereje;

la horca conviene

a Amor por ilegible;

no estaría mal el garrote vil,

por apóstata, para Solidaridad;

la guillotina como el rayo,

debe fulminar a Fraternidad;

Libertad morirá

lentamente y con dolor;

la tortura es su destino;

Igualdad merece la horca

por ser prostituta

del peor burdel;

Esperanza ha muerto ya;

Fe padecerá la cámara de gas;

el suplicio de Tántalo, por inhumana,

se lo dejo a la palabra Dios.

Fusilaré sin piedad a Civilización

por su barbarie;

cicuta beberá Felicidad.

Queda la palabra Yo. Para esa,

por triste, por su atroz soledad,

decreto la peor de las penas:

vivirá conmigo hasta

el final.

 

MALDICIÓN

 

Te perseguiré por los siglos de los siglos.

No dejaré piedra sin remover

Ni mis ojos horizonte sin mirar.

Dondequiera que mi voz hable

Llegará sin perdón a tu oído

Y mis pasos estarán siempre

Dentro del laberinto que tracen los tuyos.

Se sucederán millones de amaneceres y de ocasos,

Resucitarán los muertos y volverán a morir

Y allí donde tú estés:

Polvo, luna, nada, te he de encontrar.

 

ÉRASE UNA MUJER A UNA VIRTUD PEGADA


No tenía ganas de nada,

solo de vivir.

Juan Rulfo

 

Yace para siempre

pisoteada,

cubierta de vergüenza,

muerta

y en nada convertida,

mi última virtud.

Ahora soy una mujer

de vida alegre,

una perdida: cumplo

con todos mis deberes,

soy pozo

de bondades, respiro

santidad

por cada poro.

Interrumpo la luz,

le cierro

la boca al viento,

borro las montañas,

tacho el sol,

el cero me lo como

y enmudezco el qué.

Elimino la vida.

 

 

(Fuente: La parada poética)
 

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