Olisqueo en el rastro.
Late el carbón debajo de la tierra
aquel que se extraía arrancando la roca
cavando zanjas minas explotando las grietas
hasta partir en dos los cerros.
No hay compasión alguna en el despojo,
Olisqueo en el rastro.
El cerdo sí sabe de la trufa
la rebusca en su hocico
mugriento y exquisito
remueve el barro respirando la greda, se la traga
sin asco.
Olisqueo en el rastro.
Yo sé que la poesía sabe de esto
que nos ocurre.
Me enfango en la tarea cruda y descomunal
de exhumar la palabra precisa.
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Escribo este poema
como si recogiera los pelos de la ducha
como si me estuviese triturando
como si no supiera pronunciar la palabra escondite
o pensara que así
se podría aliviar este dolor de estómago
esta oquedad de aquí, en el centro de todo.
Sabes lo que nos pasa?
que no tenemos ni la menor idea de las cosas
que vamos por ahí pegando tumbos
riéndonos cuando todo nos daña
buscando precipicios por lo que todo esto nos merezca la pena.
Ahora
miradme
miradme en el intento de decir algo útil
en el fracaso permanente de mis dedos
que os buscan
a tientas
como si de verdad estuvieseis aquí
como si cada verso fuese alguien que escucha
en vez de posos de café
líquido que se estanca
restos de lagartijas moribundas.
Escribo este poema
como si no tuviese nada que contaros
como si me estuviese deshaciendo.
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La poesía mira al campo
la poeta mira al campo
al campo de trabajo
al campo de exterminio
campo de fresas
campo de minas
o de concentración
al campo de batalla
al campo de cultivo
campo de refugiados
campo
de
tiro
La poesía mira al campo
la poeta
dispara.
Edificio Nautilus
Ediciones de Baile del Sol
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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