Enfermedad de jardín
Nunca dejaré de hacerlo;
sin embargo, inútil será cuánto lave la seda.
Perpetuamente me embestirá su borde amarillo.
Es otoño y las hojas del árbol de mi jardín,
tienen el color que corresponde a su tiempo.
No obstante, algo que no es normal
y repta sigiloso, me perturba.
Es convulso y pequeño, díficil de ver,
roto desde siempre
y altera el concierto de las cosas.
El otro amarillo, el que no es imperial.
(Fuente: La tinta)
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