martes, 25 de mayo de 2021

María Codes (España)

 

 

El asesino del chico que se movía demasiado

 

 

 

«Nunca he sido detenido antes

ni sancionado, ni procesado.

Vivo con mis tíos y cuatro primas.

La situación económica de mi familia

es desahogada.

Sí, claro, estoy estudiando

el graduado escolar.

No, no milito

en ningún partido político

ni central sindical.

 

Estuve en Fuerza Joven,

rama juvenil de Fuerza Nueva.

Aquel 13 de septiembre acudí al Retiro

junto a otros nueve conocidos

a una acción de hostigamiento.

 

En varias ocasiones

habíamos sido asaltados

por gentuza que nos robaba

lo que llevábamos encima.

 

Los bateadores nos habíamos unido

por nuestras ideologías de derechas

pero no teníamos ningún fin político.

Cuando acudimos al Retiro

a realizar la limpieza

no pensamos que pudiera resultar muerta

una persona, y supongo

que, debido al nerviosismo,

nos cegamos y no llegamos a ver

el alcance de nuestro acto.

 

Era como los mangos

de los instrumentos de labranza.

Los teníamos ocultos

bajo el balcón de un primer piso

en unos bloques de viviendas

de la calle Poeta Esteban Villegas.

Subimos por una rampa

y avanzamos hacia la cuesta

que da al paseo de Coches del Retiro.

 

Cuando yo llegué

el chico ya estaba en el suelo

recibiendo golpes de todos.

Ignoro en qué sitio del cuerpo le pegué

se movía continuamente.

 

Hubo un golpe final

no sé si mío o de otro

hizo que se convulsionara

repentinamente

y quedara inmóvil.

 

Llevo guantes negros hasta en verano.

Las manos me sudan.»

 

La noche se ata alrededor

de las farolas del Retiro

su aurea nívea retiene el vuelo

de los insectos infernales.

 

 

 


En  Conservar al vacío

 

               Ediciones Trea

 

               (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

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