Silencio
He conocido el silencio de las estrellas y el mar
y el silencio de la ciudad cuando descansa
y el silencio de un hombre y una joven
y el silencio para el que sólo la música encuentra la palabra
y el silencio del bosque antes de que empiecen los vientos de primavera
y el silencio de los enfermos
cuando su mirada vaga por el cuarto.
Y me pregunto, ¿de qué sirve el lenguaje
para las profundidades?
Los animales del campo gimen varias veces
cuando la muerte se lleva sus crías.
Y nosotros enmudecemos delante de realidades —
no podemos hablar.
Un niño curioso pregunta a un soldado viejo
sentado en la puerta de la despensa,
“¿Cómo perdió la pierna?”
Y el viejo soldado se queda en silencio,
o su mente echa a volar
porque no puede concentrarse en Gettysburg.
Regresa jocosamente
y dice, “Me la arrancó un oso”.
Y el niño se asombra, mientras el viejo soldado,
en silencio, revive débilmente
los fogonazos de las armas, el estruendo de los cañones,
los gritos de los caídos —
y él mismo tendido en el suelo,
los cirujanos del hospital, los cuchillos
y los largos días en cama.
Pero si pudiera describirlo todo
sería un artista.
Pero si fuera un artista habría heridas más profundas
que no podría describir.
Existe el silencio de un gran odio
y el silencio de un gran amor,
y el silencio de una amistad agriada.
Existe el silencio de una crisis espiritual
por la que el alma, exquisitamente torturada,
descubre visiones que no cuadran
con un reino de vida superior.
Y el silencio de los dioses que se entienden sin hablar,
existe el silencio de la derrota.
Existe el silencio de los castigados injustamente
y el silencio del moribundo cuya mano
aprieta de golpe la nuestra.
Existe el silencio entre padre e hijo,
cuando el padre no puede explicar su vida
aun si por eso es malentendido.
Existe el silencio que surge entre los esposos.
Existe el silencio de aquellos que fracasaron,
y el vasto silencio que cubre
a naciones arruinadas y líderes vencidos.
Existe el silencio de Lincoln
pensando en la pobreza de su juventud.
Y el silencio de Napoleón
después de Waterloo.
Y el silencio de Juana de Arco
diciendo entre las llamas, “Bendito Jesús” —
revelando en dos palabras todos los dolores, todas las esperanzas.
Y está el silencio de la edad,
demasiado lleno de sabiduría para que la lengua lo exprese
en palabras entendibles para quienes no han hecho
el largo recorrido de la vida.
Y está el silencio de los muertos.
Si nosotros que estamos en la vida no podemos hablar
de las experiencias profundas,
¿por qué nos asombra que los muertos
no nos cuenten de la muerte?
Su silencio será interpretado
al acercarnos a ellos.
......
de Songs and Satires (1916)
[Trad. Gerardo Gambolini.]
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