Gacela
¿El exilio empieza al nacer? Viví a la orilla de un río
muy ancho tanto tiempo que dejé de oírlo.
Como cuando peleamos y se rompe algo de vidrio
nos alegramos en secreto: deseábamos el quiebre.
Algo le falta siempre ahora al grito de un solo pájaro,
las alas un destello contra el bosque.
Pero todo lo único tiene nombre:
la piedra, el canto, el temblor, la cintura, la nieve, Me acuerdo
de un psiquiatra que tuve, que se pellizcaba la nariz
con el dedo gordo y el índice, me miraba y suspiraba.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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