miércoles, 24 de mayo de 2023

A. L. Guillén

 

2 fragmentos de LAS NOCHES CAMPESINAS QUE PERDISTE 

 



 

I

Hay un mundo nuevo germinando en nuestra cotidiana experiencia

de censura. Nada que decir en la sobremesa. Nada que decir

frente al Dragón de la Ideología de la Depredación del siglo.

 

El cardo siempre grita, pero en la introversión la flor que calla

–o es callada por el Poder–, imagina un mundo nuevo. La trompeta del

Nuevo Ángel es silenciosa, pero crea un mundo nuevo sólo con imaginar.

El Reino de Dios es su imaginación disparada en un ruido quedo y sacro.

 

Ensimismado posteo. Padre digital, única pantalla, único

control, no responde. Miedo y silencio. Silencio y miedo. Átomos urbanos

confinados contra el frontón pantalla simulacro: única, sin respuesta.

 

El silencio cotidiano es el silencio de todos los otros en nuestro

tiempo. De la Otra Sociedad. El silencio de todos los que la habitaron

hoy y siempre. En cada confesión silenciosa, no revelable ante el Padre,

el hijo traza una genealogía de lo que siempre es nuevo contra lo viejo.

Mostrar las cualidades de la semillas de la revuelta para contraponerlas al

mundo que acaba: el mundo del capitalismo caníbal. Este es el programa

de cada silencio del Nuevo Ángel. De todo lo que callamos pero nos hace

vivir. Pequeño absoluto.

 

Nuestro mundo es precario, deuda e incertidumbre han sido incrustadas

en nuestro presente, separados de nuestro trabajo y obligados a

violar repetidamente a nuestra Madre. Pero hay dialéctica negativa que

supura desde los fantasmas espectaculares de la información: nuestra capacidad

de imaginar quimeras de una potencia de cualidad Bestial boicoteadora

no vista se multiplica en red. El padre no puede ya ni contemplar

de lejos lo que yo imagino, ni con quién lo voy a hacer. Ni con quién voy

a sonar. Abandonar la discusión es dar bienvenida al sabotaje con mis

Hermanos de las Islas del Espíritu en el mar de cerdos utilitarios. Utopía:

leer fuera de su aparato de datos. Fuera de su control.

 

No solo la semilla de la destrucción del Padre yace en su vientre,

sino que nuestra capacidad de imaginar, ya ilimitada por el Medium

Noosférico, tan caliente está que la realización del Tercer Evangelio ya

prende, como despiertos estamos. Como muertos estamos y en gratitud.

Pues morir es abrazar de nuevo a Madre. Reino es muerte y abrazo. Es

abrazo y Madre. Es Madre Religión Siamesa de la Revuelta. Estamos en

el Reino y el Reino nos provee. Imaginar es realizar. Nada más Real que

la Imaginación.

 

Y la flor es la Mujer.

 


 

III

 

En la noche joven, texto compartido, resonante, común escucha,

mecha del acto compartido de la invocación, has escuchado la Fecunda

en las púrpuras alas de Gabriel, en la noche antigua campesina, sin fantasmagoría,

sin imagen, tierra húmeda llena el bozal, política sacra del

libro heredado, contra el mudo global, a través del rumor de las noches

de las ruedas del año, que ya no se desangra en la historia, ni se diseca en

mercancía, ni se humilla en literatura, cada estrella de las doce, cada mes

de los doce, un beso suena para la acción-negación de su imagen, beso

a viva alta voz llena de texto Ahora ya inbocado, nuestra palabra en la

noche campera.

 

Nuestra.

 

Quedaron nuestras bibliotecas vaciadas por tierra y sangre.

Quedó su pantalla cegada por nuestras estrellas.

 


A. L. Guillén. Las noches campesinas que perdiste. Ed. Fantasma, 2023

 

(Fuente: Voces del extremo)

 

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